jueves, 6 de junio de 2024

DESGUARNECER

La palabra desguarnecer es un verbo que significa quitarle la defensa a algo o alguien.

Algo que se queda desguarnecido se vuelve vulnerable, está desprotegido y desamparado, sin las medidas necesarias para su seguridad o mantenimiento. Por ejemplo, un lugar puede quedar desguarnecido si no tiene vigilancia o defensas suficientes, y una persona puede sentirse desguarnecida si no cuenta con el apoyo o recursos necesarios en una situación determinada.

Este verbo se puede descomponer morfológicamente de la siguiente manera:

Prefijo: des-, que indica negación, privación o inversión del significado original de la palabra base.
Raíz: guarn-, que proviene del verbo guarnecer, cuya raíz es guarn-, relacionada con la idea de protección o defensa.
Sufijo: -ecer, que indica la acción de realizar lo que la raíz indica, en este caso, hacer o proveer.

Y también se puede sufrir. 

Uno puede sentirse desguarnecido cuando pierde el amor o la amistad, y sentir que el mundo es aún más hostil y desolador.


jueves, 30 de mayo de 2024

LA LECTORA DE BÉCQUER Y LOS PREMIOS BRITT

Esta mañana, las Chicas Britt han publicado una reseña de La lectora de Bécquer en su podcast y, al final, he escuchado que estará nominada a los premios Britt de este año. La verdad es que me hace ilusión que un grupo de lectores que se compran sus propios libros consideren tan bien mis novelas, y me haría también ilusión ganarlo, pero este año la competencia es durísima (y queda medio año) y no me veo yo ahí.

Muchas gracias.

Aquí me guardo el podcast que puedes encontrar en YouTube.

domingo, 26 de mayo de 2024

15 DE JUNIO, FERIA DEL LIBRO DE MADRID


Esta próxima Feria del Libro de Madrid, por décimo año consecutivo, estaré firmando en el Retiro.

Cartel de Mikel Casal


¿No es extraordinario que lo haya conseguido una autora chiquitita?

A mi yo de hace doce años, esta noticia le habría parecido una chaladura, un imposible, un sueño loco de niña que, desde pequeña, imaginó que había nacido para poner historias en palabras. Hoy, sin embargo, es una realidad que puedo tocar y que he logrado con mi esfuerzo y mis medios.

¡Y sin agente literario!

¿No es extraordinario que no haya parado de ir ni siquiera el año de la pandemia?

Este año llevo una novela maravillosa, un caramelo que espero que endulce los primeros días de verano a los lectores que decidan que sea ella la novela que se llevan de la Feria. Se llama La lectora de Bécquer y está ambientada en Segovia, una de las ciudades más bonitas del mundo. Yo no quiero contar detalles, quiero que me los contéis a mí, que me digáis qué os parecen Ana, Mateo, Alvarito, Ramona, Lucía o Pinar.


Os espero en la caseta 208 entre las cinco y las siete de la tarde.



miércoles, 17 de abril de 2024

¡TENEMOS PORTADA!

Por fin ha llegado el día de mostrar la portada de La lectora de Bécquer. Voy a dejar que os hable ella misma, que os transmita emociones, antes de que llegue el día en el que hablemos de la sinopsis, de la historia que contiene entre sus páginas.

Quiero dar las gracias a las personas que están reaccionando a ella de manera positiva, por los cientos de mensajes que están llegando a mi teléfono desde que la puse visible a primera hora de la mañana de hoy, a los buenos deseos que vienen con ellos y a la inyección de ánimo que esto supone para mí.

DOY LAS GRACIAS POR TENER LECTORES TAN EXTRAORDINARIOS.


OS PRESENTO A ANA CRESPO, LA LECTORA DE BÉCQUER.


sábado, 13 de abril de 2024

DIEZ O QUINCE...

Más o menos son los años y los kilos que me sobran. Los kilos, por supuesto, me preocupan más que los años, porque por ellos me echa la bronca el endocrino cada vez que voy, como si yo estuviera de acuerdo con mi tiroides en lo que le hace a mi cuerpo.

Digo que los años no me preocupan, al fin y al cabo, son experiencia. Cada uno me ha enseñado algo, me ha dejado una huella que forma parte de quien soy ahora, y no querría volver atrás... salvo por un par de detalles. El primero, que mi tiroides no haría de las suyas aún, y pesaría quince kilos menos, y que saldría bien en las fotos sin tener que recurrir a subterfugios.

Odio que me hagan fotos. Nunca he sido ni guapa ni fotogénica, así que, para salir bien en alguna fotografía, se tiene que dar una alineación de planetas. Disparo una tras otra, desespero a quien está al otro lado de la cámara (un fotógrafo profesional, en una presentación, me aseguró que él me iba a sacar guapísima, fue incapaz de hacer una medio buena) y aun así, siempre hay algo que falla.

Pero para eso está Tiktok. Yo no podré adelgazar quince kilos (ni cinco soy capaz, dos como mucho y lo recupero antes de darme cuenta), pero me puedo quitar un par de décadas de un plumazo solo con poner un filtro. Uno de los suaves, por supuesto, con los que se supone que te dejan una cara glamurosa yo parezco Carmen de Mairena en una mala noche.

Así que hoy, después de llenar la tarjeta de la cámara réflex, la buena, la de las fotos profesionales, de tomas que no valen ni para mirarlas de refilón, he decidido poner un filtro y hacerme una foto en el coche. Oye, ni tan mal...

No soy yo del todo, es solo mi juvenil espíritu el que se ve, pero qué más da. Ayer mismo escuché a un señor en Tiktok que decía que las mujeres de más de cincuenta lo tenemos chungo para gustarle a nadie, porque a los hombres de nuestra edad les gustan más jóvenes y los jóvenes ni nos ven. No tengo que estar guapa nada más que para salir en la foto de la solapa de mis libros y, si lo piensas bien, escribo ficción.

¿Por qué no ser también una ficción?


No voy a ser mala, este es mi yo real sin trampas. Llevo hasta la misma ropa.