Sinopsis:
El alquimista impaciente inicia su acción con un cadáver desnudo que aparece atado a una cama en un motel. Por la situación en que se halla, sin marcas de violencia, puede ser un criemn, o no. El sargento Bevilacqua, atípico investigador criminal de la Guardia Civil, y su ayudante, la guardia Chamorro, han de resolver el enigma. La investigación que sigue no es una mera pesquisa policial. El sargento y su ayudante habrán de llegar al lado oculto de la víctima y de las personas que la rodeaban, y deberán desentrañar un complejo entramado de dinero e intereses. Pero la clave, como en la alquimia, está en la paciencia.
El alquimista impaciente fue una adquisición en papel. Una de esas de última hora, cuando estás de viaje y sospechas que te queda muy poco tiempo con el libro que te llevaste. En realidad en mi kindle quedaban muchos por leer y algunos podría incluso releerlos, pero no me apetecía ninguna de las dos opciones. Su precio, 5,95€ y el tamaño de las letras (bueno para una cegata como yo) hicieron el resto para que me lo llevase conmigo.
Al empezara a leer me llevé la sorpresa de que la acción empezaba en Guadalajara, más concretamente en un motel de la A-2, a una altura kilométrica que hizo innecesario que me dijera el nombre (no lo menciona) porque es de sobra conocido para una alcarreña viajera como yo. Y que mi amigo Julito fue el cocinero durante muchos años del sitio en cuestión, como para no conocerlo… También la central nuclear, a la que Lorenzo Silva nunca llama por su nombre, es probablementeTrillo II. Cuando la recorren no necesitaba imaginarme nada, sino tirar de recuerdos. Si mi memoria no falla, creo que he estado cuatro veces dentro. Cada detalle de los que tenían que ver con mi tierra me eran cercanos y la única vez que algo me ha chirriado es cuando, desde Madrid, tardan "poco más de una hora" en llegar a la central. Volando, quizá. En coche… lo dudo. Pero bueno, Chamorro conduce muy bien, será eso.
Bevilacqua sigue siendo uno de mis personajes favoritos. No me creo sus "antecedentes" de psicólogo, pero es muy común en mí. Todavía no me he conseguido creer a ningún protagonista psicólogo de los que he leído. Manías mías, qué le voy a hacer. Sin embargo, su filosofía, su inteligencia, su agilidad mental, ese deje de amargura que a veces se cuela entre sus palabras y las reflexiones certeras con las que interrumpe el relato, eso sí que me cautiva.
El juego de tensión sexual entre los protagonistas también me gusta mucho. Vila siente algo que no consigue entender del todo por Chamorro (a quien no entiendo muy bien yo) y la mantiene en ese limbo indefinido en el que algunos hombres cabales ponen a la mujer que mueve sus días: lo suficientemente cerca pero sin rozarla, no sea que la confundan con una cualquiera con la que se puede tener una relación complemento, de esas que ya no son la primera que nos marcó como personas. De esas que se tienen para no transitar solo y para compartir facturas. Vila concede a Chamorro la importancia que se le da a una compañera pero para él es tan grande que no se atreve a banalizarla. Tampoco es que Chamorro esté muy por la labor, creo yo, aunque me faltan algunos libros de la saga para entenderla a ella del todo.
Mi ejemplar tiene heridas. Mis libros me sufren en silencio (menuda jauría de gritos tendría si tuvieran capacidad de gritar). Si tengo lápiz a mano, subrayo pasajes para releerlos en cualquier momento. Si estoy fuera, doblo sus esquinas sin piedad, para recordarme que en esa página hay algo que me movió a pensar. Este tiene bastantes esquinas que apuntan a frases certeras de Lorenzo Silva.
De sus múltiples heridas, de eso es de lo que me apetece hablar y esa es la razón última por la cual esta será una reseña diferente a las que suelo hacer. Esto estará lleno de spoilers.
"Tal vez deba preguntárselo usted mismo como hombre. ¿Por qué una persona como Trinidad, cariñoso, responsable, sensato como pocos, pierde de pronto la cabeza y se va con una zorra a hacer todo tipo de disparates, que terminan por costarle la vida?" Blanca Díez, esposa de Trinidad Soler, la víctima que aparece asesinada en el motel.
Me asaltó una pregunta. ¿Por qué, de vez en cuando, perdemos la cabeza de esa manera por algo? No pensaba necesariamente en que nos liemos la manta a la cabeza y dejemos nuestra vida de lado a cambio de ponerle vidilla a nuestra cama, sino a las razones por las que, teniéndolo todo bien organizado, de pronto nos da por embarcarnos en aventuras que nos quedan demasiado grandes y que acaban costándonos la salud, cuanto menos. ¿Insensatez? ¿Locura transitoria? ¿Crisis existencial mal llevada? Aún estoy pensando en ello, y en el regusto amargo que la palabra zorra me dejó.
"La curiosidad es el sentimiento más volátil. Sólo dura mientras queda algo por descubrir. Cuando apartas el último velo, antes incluso, se agota y necesitas otro enigma. Las mujeres no deberían sentirse demasiado halagadas por los hombres curiosos, y me temo que casi todas tienen propensión en incurrir en ese error". Bevilacqua.
Esta es la razón por la que me gusta tanto este personaje. De pronto, en medio de una investigación que no avanza, se lanza con una teoría propia, una que tiene mucho de negativa, y con la que estoy de acuerdo. O no. La palabra clave para que la señalase es halagada. Me repatea las tripas como si una bailaora de flamenco estuviera dándolo todo encima de mi abdomen. "Me halagas". Prefiero que me llamen hija de puta, me suena menos falso. Yo y mi cara B, deslenguada, insolente y un poco caustica.
"¿Ha leído usted Guerra y Paz? Una lástima. Siempre pregunto esto porque tengo la pequeña manía de dividir a la gente entre quienes han leído y quienes no han leído este libro. Hay una raya divisoria entre quienes soportan mil quinientas páginas de sabiduría continua y quienes se rinden a medio camino." León Zaldivar, sospechoso del asesinato de Trinidad Soler.
Curiosa manera de dividir a la gente. Para leer Guerra y Paz hay que tener tiempo, más que nada. Para hacerlo con calma. Yo soy de los que tienen la tarea sin terminar, demasiados compromisos tontos que me he forjado y que trato de deshacer. No pienso dejarlo que corra mucho tiempo. El príncipe Andrei, muy al principio de la novela, dice: Querido, no puede decirse en cualquier parte lo que uno piensa. Y no puedo estar más de acuerdo.
"Mientras la veía alejarse en aquella atmósfera ligeramente otoñal, me asaltó una nostalgia indefinida, como la que se siente por todo lo que uno ha deseado una y otra vez, sin llegar a poseerlo nunca. Por algún mecanismo perverso, eso es lo que termina añorándose, más que lo que de verdad se tuvo". Bevilaqua con respecto a Chamorro.
Es cierto. A veces algo que nunca hemos tenido se queda prendido a nosotros y nos acompaña de por vida, y de pronto alguna otra cosa se nos borra, aunque en su momento fuera clave. Se me ha olvidado casi todo de gente que se suponía que era importante en mi vida y, sin embargo, nítida y para siempre, tengo la imagen de un niño del que me enamoré en el cole y que nunca se fijo en mí.
"¿Sabes lo único que no tiene precio? Quien ha aprendido a no necesitar nada. Esa es la única gente que un hombre como yo se siente capaz de admirar. Si es que existe". Zaldivar a Chamorro.
Pues es cierto, si es que existe. Mi objetivo en un tiempo lejano fue ese, no necesitar a nadie, no depender de nadie. Ni económica ni emocionalmente, no encontrarme un día vacía porque me había quedado sin bastones en los que apoyarme. Reconozco que he fracasado en lo segundo.
"Por fortuna para quien quiere mantener oculta su verdadera personalidad, la gente tiende a manejar respecto de los demás un puñado de burdos retratos robot, que resulta preferible dejar creer al otro y al que uno se ajusta sin desviaciones". Vila a Patricia Zaldivar, amante de Trinidad Soler.
A veces hacemos eso, nos construimos personajes que resulta cómodo manejar, caretas con las que salimos a escena en la vida y que nos permiten resguardarnos de nuestro verdadero yo.
El libro me ha gustado. Ahora tengo esperando La marca del meridiano. Quería seguir un orden pero me parece que en mi vida, últimamente, el desorden es el mejor orden que encuentro.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
lunes, 13 de mayo de 2013
domingo, 5 de mayo de 2013
MUCHAS GRACIAS
Hay un refrán que dice que es de bien nacidos ser agradecidos, así que yo quiero desde aquí, desde mi rincón, darle las gracias a Antonia Romero, autora del best seller digital La tumba compartida, por este regalo que me hizo el otro día: un vídeo que en apenas treinta segundos resume mis cuatro libros.
No sé si sabré ponerlo para que aparezca una imagen o solamente saldrá el enlace, ruego perdonéis mi torpeza. Poner vídeos en el blog lo suspedí en primero de blogosfera y todavía no he sido capaz de recuperar la asignatura. Al final, llegaré al final de la carrera de blogs y me quedaré sin la licenciatura por culpa de esto, lo estoy viendo.
Nada, prometo que lo he intentado pero soy incapaz, así que tendréis que fiaros de mí y creer que detrás de esa palabra hay unas imágenes.
* Esto lo escribí antes de recibir clases particulares de Pilar Palel. ¡Gracias! ¡Al final me saco la carrera! Ahí está el video!!!!!!!!!
Tengo que decir que el vídeo me hizo mucha ilusión. Es una de esas cosas que dices que harás algún día, pero que vas dejando aparcadas y que de pronto alguien se tome la molestia de hacerlo por ti... te quedas con la boca abierta y sin saber qué decir, salvo muchas gracias.
Otra vez.
Aprovecho el día que es hoy para felicitar a todas las madres, a la mía, a las vuestras... A esas mujeres que nos enseñan a ser personas con su ejemplo, que no nos fallan.
A todas, un beso de hija.
No sé si sabré ponerlo para que aparezca una imagen o solamente saldrá el enlace, ruego perdonéis mi torpeza. Poner vídeos en el blog lo suspedí en primero de blogosfera y todavía no he sido capaz de recuperar la asignatura. Al final, llegaré al final de la carrera de blogs y me quedaré sin la licenciatura por culpa de esto, lo estoy viendo.
Nada, prometo que lo he intentado pero soy incapaz, así que tendréis que fiaros de mí y creer que detrás de esa palabra hay unas imágenes.
* Esto lo escribí antes de recibir clases particulares de Pilar Palel. ¡Gracias! ¡Al final me saco la carrera! Ahí está el video!!!!!!!!!
Tengo que decir que el vídeo me hizo mucha ilusión. Es una de esas cosas que dices que harás algún día, pero que vas dejando aparcadas y que de pronto alguien se tome la molestia de hacerlo por ti... te quedas con la boca abierta y sin saber qué decir, salvo muchas gracias.
Otra vez.
Aprovecho el día que es hoy para felicitar a todas las madres, a la mía, a las vuestras... A esas mujeres que nos enseñan a ser personas con su ejemplo, que no nos fallan.
A todas, un beso de hija.
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Antonia Romero,
Mayte Esteban
jueves, 2 de mayo de 2013
UNA LUCHA DIARIA
No sé
si antes de que se impusiera la publicación digital, escribir una novela era eso, escribirla, conseguir que se publicase y
esperar que la leyeran. Que no era poco... Sé lo que es ahora: una lucha diaria. Cada día te
levantas con el objetivo de serle útil, de empujarla todo lo que dé de sí tu
imaginación, inventando campañas de marketing (sin tener ni idea de lo que es
el marketing) o interactuando con los lectores que se acercan a ti para
compartir su experiencia de lectura.
Reconozco
que esto tiene un componente muy interesante, te abre la mente, te ofrece otros
puntos de vista sobre lo que tú mismo has hecho pero, por otro lado, agota.
Requiere de ti una energía que diluye la que te hace falta para escribir o para
el resto de tus actividades cotidianas.
Cuando
recibes buenas críticas, o al menos constructivas, la misma sensación que te
provocan te empuja y desdibuja el agotamiento, pero cuando te encuentras que no
han entendido nada de lo que pretendías transmitir con tu historia, que se
quedan en la superficie de la anécdota sin profundizar lo más mínimo… te
provoca un desgaste brutal.
Menos
mal que siempre me queda la imaginación, cerrar este mundo virtual y volver a
ese otro que es menos real, el de los personajes que cobran vida entre
palabras, que creo cuando el silencio de la habitación sólo lo interrumpe el
sonido del teclado combinando las letras de nuestro alfabeto.
lunes, 29 de abril de 2013
¿EXISTES? ENEMIGOS EN UNA GUERRA QUE NOS UNIÓ DE IVÁN HERNÁNDEZ
Sinopsis:
En un futuro cercano
las encuestas de opinión serán de vital importancia. Tanto, que incluso
decidirán los exterminios étnicos. Todas las personas será aptas para
participar en la toma de decisiones... excepto las imperfectas. Edel Doowan es
una de ellas. A pesar de ser hija de un importante coronel, su vida de niña
rica en Dubai se resiente cuando, al cumplir los 17 años, descubre que la
realidad no es tal y como se la cuentan.
Intriga, misterios, acción y amor, mucho amor, esperan a Edel en esta aventura cibernética, en la que dará con la respuesta correcta a la pregunta:
«¿Existes?»
Intriga, misterios, acción y amor, mucho amor, esperan a Edel en esta aventura cibernética, en la que dará con la respuesta correcta a la pregunta:
«¿Existes?»
Mis impresiones:
Leer a
Iván es un placer. Siempre plantea historias de esas que te obligan a seguir
leyendo por dos razones: el interés que suscitan en ti y la manera que tiene de
contarlas. Cuando acabé La protegidaWittman me costó mucho encontrar un libro que me dejase tan buenas
sensaciones, estuve vagando por las páginas de media docena hasta dar con uno
interesante, así que cuando leído este me volví a plantear una nueva lectura
jugué a lo seguro: volví a él.
En ¿Existes? Iván plantea una distopía, un
mundo dentro del nuestro en el que han cambiado las normas que, normalmente,
rigen nuestra sociedad. Edel Doowan, de 17 años, es la protagonista, la hija de un militar que no se
siente cómoda con el mundo perfecto en el que ha crecido, tal vez porque ella
misma es una anomalía dentro del sistema. No es perfecta, ha nacido del amor
que un día se tuvieron sus padres y no de una inseminación artificial que
señalase el embrión del que venía como el ideal. Tiene problemas para controlar
su peso y tampoco es guapa.
Edel, con
quien más se relaciona es con Marjorie, un androide, tal vez porque su familia
está rota debido al alcoholismo de su madre y a la nula empatía con su padre, que
la controla a través de una pulsera ACC (descubrid qué significa). Es feliz
entre ordenadores viejos, tratando de hacer que funcionen las reliquias de otro
tiempo que se ha evaporado. Porque aunque nunca se mencione el momento
temporal, esta historia transcurre en un futuro que tampoco parece demasiado
lejano. Es la única que sigue asistiendo al instituto, donde ya no hay alumnos
ni profesores, pero que se mantiene abierto porque las autoridades se
comprometieron a que así siguiera mientras uno solo de los alumnos quisiera
asistir a las clases (por cierto, impartidas con un profesor virtual). Edel,
desde ahí, nos va mostrando su rebeldía. Ella sola mantiene en funcionamiento un
colegio vacío, silencioso, y lo hace porque aún cree que las cosas pueden
cambiar y sueña con el día en el que esos pasillos se llenen de risas y de
adolescentes como ella.
El día
de su cumpleaños, su padre le regala un ordenador descatalogado, un Hangar del
52, y Edel hace que funcione una antigua aplicación para comunicarse a través
de mensajes de texto (¿os suena?). Logrará así, por casualidad, contactar con
Alexander, un líder de la resistencia, representante de los imperfectos que
está luchando porque ese mundo anterior al que devastan las neo personas no
desaparezca y no se cansa de buscar a alguien que quizá no existe.
Iván
aprovecha la excusa que le brinda esta historia para reflexionar sobre el contraste
entre dos mundos muy próximos, que en la actualidad comparten espacio incluso
en una misma ciudad. Uno es ese en el que el dinero y el poder han eliminado
cualquier rastro de miseria (y por qué no, gran parte de humanidad) y otro ese
en el que se lucha por la supervivencia día a día, barrios marginales en los
que las carencias más absolutas de lo básico nos gritan fuerte en cuanto
posamos la vista sobre ellos.
No
cuento más, siempre hay que dejar que el lector se sumerja en las historias y
las descubra por sí mismo (no quiero describiros lo que más me ha gustado de la
novela), pero sí quiero hacer hincapié en un aspecto de la lectura que a nadie
se le va a escapar. Iván, a lo largo de esta novela corta, va reflexionando
sobre el rumbo que están tomando nuestras vidas, hacia donde nos lleva esta
dependencia de la tecnología y, sobre todo, se pregunta dónde llegaremos si
dejamos de luchar por las cosas en las que creemos, si dejamos que nos
gobiernen y nos controlen sin oponer ninguna resistencia.
La
novela se me ha hecho corta y no porque lo sea. Creo que tiene una manera de
construir historias adictivas en las que quieres dejarte llevar y que se acaben
tan pronto sólo lo compensa el hecho de que todavía me quedan más novelas
aliadas que descubrir.
¿Os
animáis?
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Iván Hernández
viernes, 26 de abril de 2013
MIS JUEGOS, PARADOJAS Y ACERTIJOS FAVORITOS de ENRIQUE OSUNA VEGA
Hace
unos días os recomendaba el libro de Enrique
Osuna Vega. Acababa de ser publicado en Amazon y apenas había tenido tiempo
de empezar con los acertijos que nos
propone, sin ningún éxito, por cierto, porque Enrique me retó a que descubriera
el secreto que escondía el acertijo del gusano
antes de publicarlo y no fui capaz. ¡Si es que soy muy torpe!
Hoy os
digo que ya lo he leído entero.
Me ha dejado… sin palabras.
Donde
tú esperas encontrar un simple libro de acertijos, resulta que encuentras algo
que va mucho más allá. Enrique maneja las palabras como quiere, sabe llevar al
lector, mantener su atención todo el tiempo y el libro se convierte en algo más que un mero pasatiempo.
Escrito alternando las tres personas
gramaticales,
la implicación que logra con quien
se sumerge en sus páginas es increíble porque no plantea un acertijo y luego
otro, y otro… No. Es Enrique, el novelista, el que convierte algo trivial en un
juego que se acerca mucho a lo literario. ¿Cómo? Sencillo y difícil a la vez,
porque no creo que todo el mundo sea capaz de manejarse como él lo hace. Primero, lanza un acertijo. Luego, antes de
dar la solución, pasa a otro, dejándonos tiempo para pensarlo, pero a la vez
incitándonos a que sigamos recorriendo las páginas de este ensayo.
El
resultado es una lectura fluida, cohesionada en todo momento, en la que
el lector se siente partícipe de una
conversación imaginaria con el autor, que le va desvelando los acertijos poco a
poco. Hace sugerencias sobre dónde
usarlos, para que el libro trascienda ese momento íntimo de lectura y se
convierta en nuestro cómplice para noches entre amigos, después de una cena, o
sobremesas interminables que estoy segura se plagarán de risas y de caras de
asombro cuando nos animemos a ponerlos en práctica.
Pero no
se acaba aquí, hay más. Enrique completa este libro hablando de los acertijos
que aparecen en su primera novela, El eterno olvido. Habla de la verdadera
historia de Kamduki, el juego de internet que es protagonista junto con Samuel
y Lucía de su novela. Al principio recomienda que se haya leído previamente la
novela porque si no se perderá parte de su encanto, al saber las soluciones de
antemano, pero creo que es una buena idea, siempre, leer El eterno olvido. Yo
lo hice ya y os vuelvo a animar.
En
conclusión, este libro es altamente
recomendable.
Como
entretenimiento y como lectura.
Felicidades, Enrique, me quito el sombrero y te hago una
reverencia porque cuando creía que ya no podías sorprenderme más, lo has hecho.
Otra
vez.
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enrique osuna
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