-Quiero ser cantante.
La afirmación me pilla tan
desprevenida que hago un apunte sin pararme a pensar. Cuando las palabras
abandonan mi boca es cuando empiezo a intuir lo absurdo de la conversación que
se aproxima.
-Ya, pero es que desafinas.
-Bueno, pero quiero ser cantante
porque es lo que más me ilusiona en la vida.
-Desafinas mucho. –La crítica
viene cargada de la sinceridad que sólo te brindan las personas que te quieren.
-Pero quiero ser cantante, sueño
con ello todos los días.
Respiro, resignada: por este
camino no llegamos a ninguna parte. Cambio de estrategia antes de que el bucle
en el que hemos entrado se retuerza tanto que acabemos mareados.
-¿Tú escuchas música?
-No, nunca escucho música. No
tengo tiempo. La vida es maravillosa y ofrece tantas cosas que acaparan mi
atención que no me da tiempo a escuchar música.
Pestañeo. ¿Alguien que quiere ser
cantante no escucha música?
-¿Cantas a diario? –pregunto sin
acabar de recuperarme del desconcierto.
-Tampoco, sólo de vez en cuando,
si me apetece.
-Me temo que para ser cantante
hace falta ensayar. –No quiero ser cruel, todavía sigue hablando el cariño por
mí.
-Tengo un oído fabuloso, no me
hace falta.
-No es cierto, desafinas... un
poco. –Me voy suavizando, ya estoy segura de que no escucha nada de lo que le
digo.
-Pero yo quiero ser cantante.
Nada te da derecho a robarme la ilusión.
Es verdad.
Tiene toda la razón.
Nada me da derecho a robarle a
nadie sus sueños. Ni siquiera el intentar servir de colchón para el desencanto
que no tardará en hacer su aparición.
-Pues canta…
Bueno, ya ha recibido su primera crítica. No es robarle los sueños. Es prepararla para que sepa enfrentarse al mundo real. Que en este mundo de la canción, como en todo, no hace falta saber cantar, a veces. Que se escucha cada uno... Pero siempre encontrará quien critique... Y hay que estar preparado. Que conseguir cumplir los sueños no es tarea fácil.
ResponderEliminarBesotes!!!
( y no sé si recomendarte tapones en los oídos...)
Genial, Mayte. Me gustaría ser escritor. Ya, pero es que...
ResponderEliminarOhhhhh le veo un doble sentido a esto que me encanta. Palabras muy sabias las tuyas, tonta o tonto... el que no quiera escucharlas. Un besazo!!!
ResponderEliminarjajajajaja!!! Genial. Seguiremos soñando mientras respiremos, claro que sí. Besos!
ResponderEliminarY tanto que no, Margari. Los sueños no se cumplen porque llega un hada y rocía polvo mágico, necesitan de cierto esfuerzo detrás.
ResponderEliminarEso es necesario ir aprendiéndolo.
Besos
Es verdad, Enrique, se puede aplicar a más ámbitos y encaja a la perfección con ese ejemplo pero supongo que no te atreverás a decir que tú no sabes escribir. Ni siquiera que no practicas. Escribes en el blog, correos... y todo suma. Y me consta que lees, a tu ritmo, pero más de un libro en dos años.
ResponderEliminarMuchos besos!!!
Mel, el día que tú no veas dobles sentidos en mis palabras me preocuparé e iré corriendo a ver si te has puesto mala.
ResponderEliminarYo solo he escrito un micro. Un poco raro.
Besotes
Mónica, nunca hay que dejar de soñar, aunque a veces conviene pararse a escuchar. Yo estoy esperando escucharte!!!
ResponderEliminarBesos, escritora!!!
Perteneces a una generación de escritoras que me vuelve loca.. Desde luego, no sé de qué pasta estáis hechas, hija mía...
ResponderEliminarBesos mil
Cita
Cita, pertenecemos, no te escapes que tú tienes mucho talento!!
ResponderEliminarBesos