lunes, 29 de julio de 2024

TE DEJÉ UNA RESEÑA ESCRITA

 



Los domingos Amazon le pone música de expectación a mi perfil de autora. Es los domingos cuando, de sopetón, aprueban las valoraciones que le han ido llegando a mis novelas a lo largo de la semana.

Con cuentagotas, no os vayáis a pensar que esto es la pera.

No hago trampas porque tengo ya edad suficiente para saber que con ellas a la única persona a la que consigues engañar es a ti mismo. Tengo ya edad para no hacerlas, pero hace quince años, cuando empecé en esto pensé lo mismo y no las he hecho jamás.

Tengo edad y dos neuronas que hacen bien la sinapsis, que ya es una más que las que tienen algunos autores.

A lo que voy, los domingos de aprobar reseñas, yo me imagino que hay un señor de Murcia llamado Ramón teletrabajando bajo la atenta mirada de su perro Jacinto, que abre en su ordenador una carpeta con mi nombre y dice:

Venga, a ver esta semana cuántas valoraciones tiene esta mujer y cuántas le apruebo. Pocas, para que cuando le lleguen los royalties se los explique todavía menos, que se crea que desde la editorial le dan dinero porque es guapa.

(Ahora que es verano, me lo imagino en bañador, con el portátil en una mesita al lado de la piscina de su cuñado, perro, cerveza y patatas fritas de bolsa al lado, pero como a mí no me gusta que me tenga en esta tensión, en mi mente le pongo barriga y con el poco pelo que le queda blanco).

Religiosamente, porque es domingo, claro, aprueba las valoraciones que le parece y, cuando termina, se lanza a la piscina para darse un bañito antes de comer paella con su familia.

Yo, todos los domingos, miro a ver si Ramón a atinado a aprobar alguna reseña escrita de esas que me dicen los lectores que me han puesto, pero domingo tras domingo veo que no. Ahí sigue Tus primeras veces conmigo, atascada en una que dice que es la peor novela de la historia (aunque también confiesa que se la leyó saltándose las páginas) y que data de agosto del año pasado, aunque desde ese momento tenga un montón bastante considerable de valoraciones.

Me he entretenido en mirar cuándo le han llegado reseñas escritas al resto de novelas (tanto autoeditadas como de editorial) excepto a la última.

He descubierto que en todo 2024, en todas las novelas (insisto, excepto la última que se acaba de publicar) solo tengo 5. Y diréis, pues no te habrán leído, hija, qué cosas tienes. El caso es que valoraciones sí llegan. Algunas de las novelas llevan más de un año sin ninguna reseña, pero tienen más de cien valoraciones en ese mismo período. 

Por supuesto, tengo montones de mensajes de lectores diciéndome: yo te dejé una reseña escrita, pero no me la publican.

Es más, me llega también una cantidad nada desdeñable de royalties de la editorial cada año, digo yo que es porque estoy vendiendo libros.

Eso me ha hecho pensar. Me he levantado con la duda de si Ramón realmente no tiene barriga, y es un pobre hombre haciendo bien su trabajo en un cuartucho sin ventilación, o es que en esta plataforma las cosas van según les venga bien. Y si les viene bien que destaques, te destacan, y si no, pues no.

O si pagas publicidad, que también cuenta. Pero eso es como todo, si a un bar entras a mear solo, el dueño te acaba poniendo mala cara. Si consumes, no solo te deja, por menos de nada te habla de usted.

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