Este mundo de los blogs, que apenas acabo de descubrir, es fascinante para alguien curioso como yo. Navegando de uno a otro, sin más criterio dejarte llevar, te hace descubrir que hay un mundo mil veces más interesante que los programas de televisión, esos en los que se gritan como deporte y que siguen ahí por la "calidad" de sus audiencias. Detrás de cada página hay personas, jóvenes que tienen inquietudes más allá de salir de botellón cada fin de semana, o de estrenar un modelito de una de esas multinacionales de ropa con precios de escándalo y calidad más que sospechosa. Y eso teniendo en cuenta que, por lo menos en España, son "hijos de la ESO".
Un día pensé que, si esto hubiera existido cuando yo era adolescente, hubiera disfrutado como una enana. Inmediatamente después me dije que existe y estoy viva, así que no vi ningún inconveniente en abrir mi espacio. Y cada día me alegro más. No me siento mayor porque tenga algún añito más que la media (a lo mejor porque trabajo con adolescentes y no he crecido del todo). Me encantan los libros y he descubierto que, a pesar de los esfuerzos que se hacen en secundaria para que no lean (recomendando libros para los que no se prepara a los alumnos, perdiendo la oportunidad inmensa de que se conviertan en lectores) hay chicos y chicas que lo hacen, y mucho. Lo que les apetece, que en realidad es lo que hay que leer.
Desde aquí, lo único que me he propuesto ha sido compartir con quienes miren en este espejo, es mis lecturas, las reflexiones (simples la mayoría de las veces) que me sugieren. Elijo los libros con el único criterio que me vale: lo que me apetece en cada momento. Y si me gusta, bien. Si no, a otra cosa. Es cierto que, para mí, La Celestina es genial, pero no me parece descabellado que alguien considere genial, qué se yo, Crepúsculo. Si te empuja a leer...
Hace unos días leí El Bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno, y hoy he encontrado un comentario del mismo Eloy, diciéndome lo que le ha parecido mi reseña (nunca crítica, el siete que pone en el comentario es una clave con mi hijo, que hay que contarlo todo) y que ha creado un enlace con el blog desde su página web. Me encanta. El mundo real es enorme y en comparación el virtual es inmenso pero, por alguna razón, a mí cada vez me parece más cercano. Gracias por tu tiempo, Eloy. Y no cambies.
El bolígrafo de gel verde. Eloy Moreno.
Otro enlace que me he encontrado, que esta vez me afecta, es el que ha creado Súcubo en su blog, De lectura y otras cosas, donde ha subido las portadas de mis libros y el resumen de las contraportadas. Muchas gracias desde aquí. Para mí es muy gratificante ver como mis "hijos" se lanzan a conocer mundo y los empujoncitos con reseñas son siempre muy bien recibidos.
Estas es la página.
Su chico de alquiler y La arena del reloj
También mi amiga Bárbara, de La Magia de los libros, hizo dos reseñas que generaron muchos comentarios, todos ellos muy gratificantes, y que han sido claves para conoceros a muchos de los que os pasáis de forma asidua por el blog. Gracias otra vez, Barby. Cuenta conmigo.
Su chico de alquiler
La arena del reloj
El otro día tuve un bajón de ánimo que os encargásteis de que no fuera nada más que un tropezón. También gracias por ello.
¿Qué hacéis leyendo esto? ¿No tenéis algún libro pendiente?
Millones de gracias por estar ahí.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
miércoles, 11 de mayo de 2011
lunes, 9 de mayo de 2011
CURSO ON LINE DE ESCRITURA: MONOGRÁFICO SOBRE NOVELA HISTÓRICA.
Para quienes tengan tiempo y les apetezca, dejo aquí un enlace que me ha llegado por correo. Se trata de un curso de escritura, centrado en la novela histórica. Me ha parecido interesante compartirlo.
curso de escritura. monográfico sobre novela histórica.
Y hablando de cosas interesantes, enredando, como siempre, he encontrado esta página en la que un autor novel se lo ha currado con su primera novela, El enigma de los vencidos. Para leerla hay que ir desvelando claves. Hay gente que le pone a esto muchas ganas y muchísima imaginación. Por cierto, el autor se llama Armando Rodera Blasco. Todavía no me he puesto con ella, pero pinta muy bien. Si alguien lee algo, que deje su reflejo.
Ahí dejo este enlace:
El enigma de los vencidos, Armando Rodera Blasco.
curso de escritura. monográfico sobre novela histórica.
Y hablando de cosas interesantes, enredando, como siempre, he encontrado esta página en la que un autor novel se lo ha currado con su primera novela, El enigma de los vencidos. Para leerla hay que ir desvelando claves. Hay gente que le pone a esto muchas ganas y muchísima imaginación. Por cierto, el autor se llama Armando Rodera Blasco. Todavía no me he puesto con ella, pero pinta muy bien. Si alguien lee algo, que deje su reflejo.
Ahí dejo este enlace:
El enigma de los vencidos, Armando Rodera Blasco.
DEJAR DE ESCRIBIR
En estos meses he tenido mucho trabajo, más clases de las normales que han ido sumando cansancio y, poco a poco, he ido dejando de escribir. No sé cómo ha pasado pero me acabo de dar cuenta de que, últimamente, enciendo el ordenador, me siento delante y, cuando voy a abrir el archivo... me despisto. A lo mejor es una foto que me grita que necesita unos retoques urgentes, o un problema de trigonometría cuya solución, si no me pongo con él, no me va a dejar hacer la digestión. La verdad es que las excusas se acumulan y la desgana vence a la disciplina. Y abandono. El libro en el que trabajo lleva semanas atascado en la página ochenta. Tengo a los personajes en un camino lleno de polvo, exhaustos por un viaje, a punto de llegar a casa, pero ahí. Abandonados. Espero que me perdonen.
Creo que no tengo nada que contar o, quizá, no tengo a nadie a quien contarle nada. Hasta ahora mis historias tenían un destinatario principal, yo misma, pero si no me apetece oírme, ¿para qué? Quizá es que hoy es un día raro en el que he tropezado con algún que otro espejo o, a lo mejor, es que he descubierto que no sé nada de lo que creía saber. Es una mierda enfrentarte al reflejo en tu habitación de siempre. Te hace recordar por qué saliste corriendo de allí. Es odioso ser tan diferente por dentro y por fuera...
Mañana me lo pienso. Después de dormir un poco. Mañana decido si me queda algo dentro o dejo de escribir.
Creo que no tengo nada que contar o, quizá, no tengo a nadie a quien contarle nada. Hasta ahora mis historias tenían un destinatario principal, yo misma, pero si no me apetece oírme, ¿para qué? Quizá es que hoy es un día raro en el que he tropezado con algún que otro espejo o, a lo mejor, es que he descubierto que no sé nada de lo que creía saber. Es una mierda enfrentarte al reflejo en tu habitación de siempre. Te hace recordar por qué saliste corriendo de allí. Es odioso ser tan diferente por dentro y por fuera...
Mañana me lo pienso. Después de dormir un poco. Mañana decido si me queda algo dentro o dejo de escribir.
miércoles, 4 de mayo de 2011
EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE. Eloy Moreno.
Hace tiempo que había oído (y leído) mucho sobre esta novela. Lo que encontraba, en cada eco que se producía en la red, era que se trataba de un autor que había decidido dar el paso de autoeditarse y, después de un tiempo, el cuento de hadas se había hecho realidad: una editorial se interesaba por la obra y en solo cuatro meses, nueve ediciones. En todas esas críticas, ni una sola vez, atisbé ni una palabra sobre el argumento de la novela que pudiera darme una pista de lo que iba. Ni me lo imaginé, porque el título desconcierta. Así que empecé a leer como deber empezarse todo libro: sin expectativas, sin prejuicios.
La novela, escrita en primera persona, narra un fragmento de la vida del protagonista, un hombre en plena crisis de los cuarenta, del que nunca sabemos el nombre que empieza reflexionando sobre caminos, aquellos que ha ido tomando y que, de alguna manera, le han conducido al lugar en el que se encuentra.... Le abruma haberse convertido en esa persona que se asoma cada mañana al otro lado del espejo, a la que a duras penas reconoce. Un día, un hecho absurdo, la desaparición de un bolígrafo verde de gel, lo cambia todo porque él convierte esa historia insignificante en importante.
Este libro me ha hecho pensar. Sin querer, de manera inconsciente, con el avance de la lectura vas haciendo paralelismos con tu propia experiencia. Me gustan las novelas como esta, que hurgan en las heridas, que las provocan incluso, las novelas peligrosas porque te hacen pararte a pensar en tu propia vida. (Ciorán)
Eloy Moreno distribuye el libro en cuatro partes, a las que titula por separado. La primera, Tesoro, es la más breve. El principio de su vida, de las circunstancias que sentaron las bases de la persona que es. La segunda, el bloque de la novela, se llama La Huida y está escrito a modo de diario. El personaje se deja arrastrar por los fantasmas que viven en su mente y construye una realidad que le da miedo, de la que planea escapar. No se para a pensar si es real o sólo es lo que quiere ver. A la tercera parte la ha llamado El despertar de la esperanza o la esperanza de despertar. Si de las otras partes he contado algo, de esta me niego. Descubridlo. A mí, personalmente, es la que más me ha gustado. Si con las otras era complicado abandonar el libro, en esta última parte del relato no he podido soltarlo. Es todo lo que voy a decir de este fragmento de la novela. La última parte, Ahora, es el epílogo, apenas dos páginas para cerrar el círculo.
MIS SENSACIONES
Siempre que abordo un libro me suelo quedar con lo que me aporta, más que con lo que cuenta. Reflexiono sobre lo que he aprendido de él o lo que me ha hecho disfrutar. Este libro, cuya prosa en muchos momentos es casi poesía, me lo pone difícil. Me ha gustado muchísimo. Las sensaciones que me deja son positivas, sacudidas a la conciencia, momentos de reflexión necesaria en esta sociedad tan acelerada, aunque no he podido empatizar demasiado con el protagonista. No sé si porque se trata de un personaje masculino, pudiera ser, aunque sospecho que se trata de otra cosa: mi vida es la antítesis de la suya.
El bolígrafo de gel verde me ha hecho pensar en el tiempo y en las decisiones. En la contraportada dice que si se quiere saber el argumento de la novela hay que mirarse la muñeca izquierda. Yo, con un esguince desde hace dos semanas y una muñequera por compañera, me miré la mano y quedé un tanto perpleja. Sonreí por lo estúpido del pensamiento. Hace años que no llevo reloj. Me oriento por el sol, por el ruido del patio, por el sonido de los cierres de las tiendas, por el timbre de la puerta, por la lavadora de la vecina... No llevo reloj, no sé cuándo me lo quité y lo abandoné. Después, una amiga polaca me dijo que en su tierra, si una persona no lleva reloj se dice que es feliz. Pues a lo mejor es cierto. A lo mejor ese gesto simple es lo que en mí ha ido marcando la diferencia, el abismo enorme que hay entre ese personaje atormentado y mi forma de enfrentarme al mundo.
Sabía desde el principio que iba a escribir sobre el libro así que tomé notas (con un boli verde, claramente). Al revisarlas me he dado cuenta de que no eran notas aprovechables para una reseña. Eran, más bien, reproches al protagonista, al recorrido que hace a finales de abril de 2002. Sinceramente, no era capaz de entenderle del todo. Al final, cuando llegué a las últimas páginas, me di cuenta de que, por otro camino, al final había llegado a la misma conclusión que yo, cuando hace ya unos años abandoné el mundo urbano para vivir entre pinos. Para Vivir, así, con mayúsculas.
Me ha hecho mucha gracia leer en los agradecimientos que su madre siempre lleva un libro suyo en el bolso para enseñarlo en cuanto puede... ¡Mi madre hace lo mismo! No sé si llevan genes de agente literario o es que el amor es el motor más poderoso. Para ellas dos, desde aquí, un beso enorme. Por creer en nosotros.
Mi recomendación: leedlo. No os vais a arrepentir.
La novela, escrita en primera persona, narra un fragmento de la vida del protagonista, un hombre en plena crisis de los cuarenta, del que nunca sabemos el nombre que empieza reflexionando sobre caminos, aquellos que ha ido tomando y que, de alguna manera, le han conducido al lugar en el que se encuentra.... Le abruma haberse convertido en esa persona que se asoma cada mañana al otro lado del espejo, a la que a duras penas reconoce. Un día, un hecho absurdo, la desaparición de un bolígrafo verde de gel, lo cambia todo porque él convierte esa historia insignificante en importante.
Este libro me ha hecho pensar. Sin querer, de manera inconsciente, con el avance de la lectura vas haciendo paralelismos con tu propia experiencia. Me gustan las novelas como esta, que hurgan en las heridas, que las provocan incluso, las novelas peligrosas porque te hacen pararte a pensar en tu propia vida. (Ciorán)
Eloy Moreno distribuye el libro en cuatro partes, a las que titula por separado. La primera, Tesoro, es la más breve. El principio de su vida, de las circunstancias que sentaron las bases de la persona que es. La segunda, el bloque de la novela, se llama La Huida y está escrito a modo de diario. El personaje se deja arrastrar por los fantasmas que viven en su mente y construye una realidad que le da miedo, de la que planea escapar. No se para a pensar si es real o sólo es lo que quiere ver. A la tercera parte la ha llamado El despertar de la esperanza o la esperanza de despertar. Si de las otras partes he contado algo, de esta me niego. Descubridlo. A mí, personalmente, es la que más me ha gustado. Si con las otras era complicado abandonar el libro, en esta última parte del relato no he podido soltarlo. Es todo lo que voy a decir de este fragmento de la novela. La última parte, Ahora, es el epílogo, apenas dos páginas para cerrar el círculo.
MIS SENSACIONES
Siempre que abordo un libro me suelo quedar con lo que me aporta, más que con lo que cuenta. Reflexiono sobre lo que he aprendido de él o lo que me ha hecho disfrutar. Este libro, cuya prosa en muchos momentos es casi poesía, me lo pone difícil. Me ha gustado muchísimo. Las sensaciones que me deja son positivas, sacudidas a la conciencia, momentos de reflexión necesaria en esta sociedad tan acelerada, aunque no he podido empatizar demasiado con el protagonista. No sé si porque se trata de un personaje masculino, pudiera ser, aunque sospecho que se trata de otra cosa: mi vida es la antítesis de la suya.
El bolígrafo de gel verde me ha hecho pensar en el tiempo y en las decisiones. En la contraportada dice que si se quiere saber el argumento de la novela hay que mirarse la muñeca izquierda. Yo, con un esguince desde hace dos semanas y una muñequera por compañera, me miré la mano y quedé un tanto perpleja. Sonreí por lo estúpido del pensamiento. Hace años que no llevo reloj. Me oriento por el sol, por el ruido del patio, por el sonido de los cierres de las tiendas, por el timbre de la puerta, por la lavadora de la vecina... No llevo reloj, no sé cuándo me lo quité y lo abandoné. Después, una amiga polaca me dijo que en su tierra, si una persona no lleva reloj se dice que es feliz. Pues a lo mejor es cierto. A lo mejor ese gesto simple es lo que en mí ha ido marcando la diferencia, el abismo enorme que hay entre ese personaje atormentado y mi forma de enfrentarme al mundo.
Sabía desde el principio que iba a escribir sobre el libro así que tomé notas (con un boli verde, claramente). Al revisarlas me he dado cuenta de que no eran notas aprovechables para una reseña. Eran, más bien, reproches al protagonista, al recorrido que hace a finales de abril de 2002. Sinceramente, no era capaz de entenderle del todo. Al final, cuando llegué a las últimas páginas, me di cuenta de que, por otro camino, al final había llegado a la misma conclusión que yo, cuando hace ya unos años abandoné el mundo urbano para vivir entre pinos. Para Vivir, así, con mayúsculas.
Me ha hecho mucha gracia leer en los agradecimientos que su madre siempre lleva un libro suyo en el bolso para enseñarlo en cuanto puede... ¡Mi madre hace lo mismo! No sé si llevan genes de agente literario o es que el amor es el motor más poderoso. Para ellas dos, desde aquí, un beso enorme. Por creer en nosotros.
Mi recomendación: leedlo. No os vais a arrepentir.
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miércoles, 27 de abril de 2011
ANA MARÍA MATUTE, PREMIO CERVANTES.
Hoy he visto a Ana María Matute, recogiendo el premio Cervantes. La oía hablar y, a la vez que ella, me emocionaba. Sentada en su silla, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, lanzaba su discurso con los ojos emborronados y el corazón pletórico: "La única verdad es todo lo que me he inventado en la vida". Eso es lo que son los escritores, inventores de vidas. Sólo con palabras, mezclando verbos con adjetivos, adverbios con sustantivos, subordinadas de causa con coordinadas copulativas, añadiéndole un toque de determinantes y alguna que otra conjunción y... ¡magia! Aparecen personajes con alma, capaces de despertar nuestras emociones humanas. A Ana María Matute le han dado otro premio pero creo que no se acerca, ni de lejos, a lo que nos ha regalado ella.
Viéndola a ella me venía a la cabeza otra grande que se marchó hace poco: Josefina Aldecoa. Su desaparición, el 16 de marzo, nos pilló mirando a Japón y el desastre del tsunami. Si cae en vuestras manos Historia de una maestra, leedlo. Es una pequeña joya literaria. Lo leí hace mucho pero no he podido olvidarlo.
Viéndola a ella me venía a la cabeza otra grande que se marchó hace poco: Josefina Aldecoa. Su desaparición, el 16 de marzo, nos pilló mirando a Japón y el desastre del tsunami. Si cae en vuestras manos Historia de una maestra, leedlo. Es una pequeña joya literaria. Lo leí hace mucho pero no he podido olvidarlo.
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