martes, 6 de enero de 2015

MAGNUS LITERATURE

Si cierro los ojos y pienso en la Literatura, la de verdad, la que se estudia, encuentro un nexo común en todas las obras: la marca de su tiempo, del momento en el que fueron escritas. Aunque a veces la fantasía se cuele en el argumento, como es el caso de El Quijote, el paisaje donde se mueve la novela es real, un reflejo de esa sociedad en la que vivió Cervantes, que permanece enganchado en cada línea. Una manera de hablar, de sentir, de conducirse en la vida que supo plasmar, más allá de la locura de un hombre que había leído demasiados libros de caballerías.

Claro que no todo lo que se escribe con ese poso de realidad se quedará, porque influyen más factores: capacidad del autor para transmitir, profundidad de sus reflexiones, habilidad para convertir las palabras en música, facilidad para atrapar la atención de quien lee, maestría para emocionar… Cuando estas y otras muchas cosas confluyen en un libro el lector, el buen lector, lo siente. La pócima que se empezó gestando en la mente del novelista recibe la gota del último ingrediente y la magia fluye.

Encontramos Literatura. Enorme. Magnífica.

Quizá nunca se pueda decir de mí que he escrito literatura. Es más que posible que no escriba nada que aporte algo al mundo, pero lo reflejaré a través de mi espejo. Tal como lo siento. No sé si sabré transmitir, profundizar, que las palabras se conviertan en notas musicales y de ellas surja una melodía que atrape las emociones del lector. No sé si lograré mantener su atención y removeré sus sentimientos.

Seguro que nada de lo que escriba trascenderá más allá de los muros invisibles de mi pequeño mundo, pero viviré mucho más tranquila si permito que las palabras no se me atraganten dentro, si dejo que salgan sin el miedo que a veces me acompaña. Voy a emocionarme.

Otra cosa será descubrir si escribo literatura.


O no.

lunes, 5 de enero de 2015

LA TRIBU MALDITA DE VÍCTOR FERNÁNDEZ CORREAS.


Sinopsis

Anar teme por su clan. Todo lo que los rodea se ha vuelto hostil: los animales han desaparecido, los frutos escasean y varios compañeros han sido devorados por las fieras. Además, el implacable y violento invierno se cierne sobre ellos. Todos los miembros de la tribu desean emigrar. Todos menos unos pocos. Entre ellos, Kamu, el líder de los cazadores. Ellos prefieren esperar a la siguiente primavera. Pero Anar, el chamán de la tribu, insiste en buscar una tierra maravillosa y pacífica, un valle donde el agua fluye, donde abundan los frutos y donde megaceros y manadas de caballos pastan. Un valle en el que el grupo podría establecerse de forma permanente y al resguardo de las amenazas de la naturaleza y de otros homínidos. Con sus compañeros, y pese a la infinidad de riesgos que habrán de afrontar durante el trayecto —entre ellos el encuentro con tribus rivales—, Anar emprenderá un azaroso y peligroso viaje en busca del mágico lugar. La llegada de otra tribu permite al líder de los cazadores, Kamu, cumplir su deseo de fortalecer el clan con nuevos y poderosos miembros. Sin embargo, el nuevo grupo trae consigo a una extraña y atractiva hembra pelirroja que amenaza la supervivencia de todos aquellos que decidan acogerla. Ocurrió hace 400000 años y La tribu maldita lo narra en esta excelente primera novela sobre el mundo de Atapuerca. Anar, Kamu y Numu, junto al resto de la tribu y a la extraña pelirroja Kanai, vagaron por la península en busca de una tierra soñada. Fue una travesía repleta de amenazas que finalizó en la fatal Sima de los Huesos.

Mis impresiones

Los libros ambientados en la Prehistoria ejercen una especial fascinación sobre mí. Supongo que tiene que ver con que la profesora que tuve en la universidad, Primitiva Bueno Ramírez, que vivía todo lo que nos contaba en clase. Su manera de transmitir conocimientos la recuerdo repleta de pasión y, quizá por ello, desde el principio se convirtió en mi asignatura de Historia favorita. Coincidió además que leí en aquel momento El clan del oso cavernario y la novela terminó de despertar mi interés por nuestros primeros pasos por el planeta.

Por eso, cuando tropecé con una reseña de La tribu maldita en el blog El búho entre libros, comenté que me apetecía mucho leerla. La sinopsis me resultaba atractiva y la valoración que se hacía del libro también. Lo que no me esperaba es que Víctor leyera mi comentario y la novela acabase en el buzón de mi casa. Me hizo tanta ilusión que se saltó toda la lista de pendientes y a punto estuvo de pasarle por encima al libro que estaba leyendo en esos momentos. Tuve que contenerme porque ya no soy capaz de simultanear lecturas; si lo intento alguna acaba abandonada.

Así que, cuando finalmente pude empezar, descubrí algo que me he guardado, que no le he comentado a él todavía: ¡no había visto la dedicatoria! ¡Muchas gracias! A veces parezco idiota y otras lo soy directamente. Menos mal que la evolución humana no dependió de mí, apañada estaba la especie con mi despiste monumental… Tenía que haberme imaginado que el libro llegaría personalizado.

La historia que plantea Víctor está situada cronológicamente en el Pleistoceno medio, una época que coincide con el Paleolítico en el desarrollo humano. Es un momento en el que los homínidos que habitan el planeta son nómadas que se desplazan constantemente en busca de recursos para su supervivencia. El autor elige precisamente este período porque coincide con la datación de los restos que existen del homo heidelbergensis, los individuos que poblaron la Sierra de Atapuerca, en Burgos, hace más o menos cuatrocientos mil años.

La tribu maldita pretende ser un reflejo del modo de vida de una tribu y para ello el autor hace una profunda investigación de su modo de vida, pero no se conforma con eso, sino que crea una trama de novela que nos va llevando de la mano. La realidad se pone el traje de la ficción pero no la perdemos nunca de vista porque estos personajes no viven vidas extraordinarias, más allá de lo extraordinario que es sobrevivir en las tremendas condiciones en las que lo hacen. Y es que, un elemento clave para subsistir es el fuego. En La tribu maldita, el clan protagonista no ha alcanzado aún su dominio, lo que convierte la supervivencia en algo todavía más sorprendente. Cazan, pero sobre todo viven de la carroña, de los restos de animales abandonados por los lobos o leones. Sienten frío, hambre, dolores que no son capaces de calmar. Nacen y mueren, completando el ciclo de la vida sin apenas dilemas morales. No entienden por qué morimos, pero tampoco les preocupa demasiado cuando ocurre. Hay un pasaje que a mí me produjo un tremendo desconcierto. Unas hembras recolectoras están en su tarea cuando aparece una pantera (una especie que habitaba la península). Se ven rodeadas y una de las hembras sufre su ataque. La pantera se lanza a su cuello y la arrastra para llevársela como alimento mientras los demás… no sienten nada… salvo que tienen hambre. Es la misma sensación que el autor logra transmitir cuando mueren niños tras el parto o los primeros años de vida: no hay dramas, hay supervivencia de los más fuertes y la vida que sigue adelante completando su ciclo.

Víctor Fernández Correas documenta los escenarios, los animales, las herramientas, las formas de caza, la vestimenta, el paisaje y lo hace tan bien que escribe una novela rigurosa, sin dejar de ser una historia de ficción. Da un paso más y elige fabular sobre seres humanos concretos, reales, que habitaron en la Sierra de Atapuerca. Así, el conocido como Miguelón, el cráneo número 5 que podemos contemplar en el Museo de la Evolución humana de Burgos, se convierte por obra y gracia de su pluma en Kamu, líder de esta tribu. Sabemos la causa de la muerte de este individuo y Víctor la usa para recrear una hipotética situación sobre cómo se pudo producir (tomándose alguna licencia narrativa). Y no solo él. El dueño de la pelvis mejor conservada que existe aquí se llama Anar, un anciano que ha sido líder de su tribu hasta que sus achaques le impiden seguir siéndolo y cede el mando a Kamu. Y así, unos cuantos personajes más son construidos a partir de lo que sabemos de los restos fósiles encontrados en la Sima de los huesos. A su vez, se permite también imaginar sobre excalibur, un bifaz de cuarcita roja encontrado en Atapuerca, extremadamente raro  por la poca frecuencia de ese material en la zona.



No os voy a contar cómo acaba, qué hipótesis elige el autor para hablar sobre la causa de la muerte de todos estos individuos, cómo acabaron todos en esa Sima de los Huesos, porque quiero que, si podéis, la descubráis vosotros mismos. Lo que sí os diré es que toda la novela transmite la dureza de un tiempo en el que la mayor preocupación era seguir vivo.

La novela se sustenta en descripciones, tanto de paisajes como de sentimientos, teniendo el diálogo escasísima importancia. Cuando aparece no son más que palabras muy cortas, gruñidos que incluyen ideas muy básicas (hay una lista al final para no perderse pero no hace falta, la vi después de haber terminado la novela y deduje siempre qué significaban los términos por el contexto). A pesar de la ausencia de diálogos se lee muy rápido porque está muy bien escrita. El epílogo es una auténtica clase de historia (prehistoria).

Ah, y además esta novela está prologada por Eudald Carbonell, prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo,  así que supongo que tratando el tema que trata no puede traer mejor aval.

Hace años visité Atapuerca. Me gustó la visita guiada por el yacimiento, pero me gustó mucho más el parque arqueológico, la explicación in situ de técnicas de pintura, el tallado de herramientas o cómo encendían fuego. Creo que una vez que has leído la novela la explicación sobre el terreno cobra otra dimensión. Entre mis planes está volver. No creo que tarde, cuando haga un poco mejor en Burgos, que ahora hace un frío que pela.



Sobre el autor, para quienes no le conozcáis, Víctor Fernández Correas nació en Saint Denis (Francia) en 1974 mientras sus padres trabajaban allí; una familia de tantas, de emigrantes que buscaban ganarse la vida. Sin embargo él se declara extremeño casi por los cuatro costados. En la actualidad vive en Getafe (Madrid).

Comenzó a escribir a mediados del año 2000, animado al ganar un certamen de relato corto en Valverde de la Vera (Cáceres). En el Primer Certamen de Relato Corto ‘Princesa Jariza’ de Jaraíz de La Vera, en 2001 se alzó con el premio, con una historia de templarios y semana santa en Jerez de los Caballeros.

Un relato escrito en 2001, Epílogo imperial, se transformó, ampliado y documentado, en La conspiración de Yuste, su primera novela, editada por La esfera de los libros en 2008. Cuatro años después, en 2012,  reapareció en el mercado literario con La tribu maldita, editada por Temas de hoy.
Actualmente trabaja en su tercera novela, mientras que escribe cada mañana efemérides con las que nos da los buenos días en Facebook y que yo, particularmente, disfruto como una enana. Tengo que decir que si en esta novela muestra grandes dotes narrativas, en los textos que ha escrito últimamente ha evolucionado hasta encontrar una voz personalísima que a mí, particularmente, me tiene enganchada. 

No hay que perderle la pista.


Con esta novela inicio mi reto 2015 en el apartado de novela histórica. Prehistórica no hay. ¡Sólo me quedan 19 para conseguirlo!

sábado, 3 de enero de 2015

RETO SEMI GENÉRICO 2015: A LEER SE HA DICHO.



Después de ver el reto genérico que planteaba Laky, y pensar que nuestro tiempo es bastante limitado para alcanzar los cuarenta libros que ella plantea, Pilar Muñoz nos retaba en Facebook a uno bastante menos ambicioso, la mitad de novelas.

La verdad es que fue una conversación muy divertida en la que nos fuimos picando las unas a las otras y al final tanto ella, como María José Moreno y yo misma decidimos que estábamos casi seguras de que podríamos con él. Dejamos a Pilar que escribiera la entrada y aquí está su propuesta.

Reto semi genérico 2015

En esta entrada iré apuntando las novelas a medida que las vaya leyendo y enlazaré las entradas del blog en las que pondré un comentario sobre cada una de ellas.

1. Novela negra/policíaca. Los crímenes azules. Enrique Laso. Julio.

2. Thrillers o suspense. Asesinato en el Orient Express, Agatha Christie. Enero

3. Histórico. La tribu maldita de Víctor Fernández Correas. Enero. La luz que no puedes ver. Anthony Doerr. Julio.

4. Guerrero. Khimera de César Pérez Gellida. Marzo

5. Humor.

6. Romantico/amoroso. Amanecer contigo de Noelia Amarillo. Febrero. Entre dos bandos de Laura Nuño. Abril.


7. Infantil. El misterio Velázquez. Eliacer Cansino. Febrero.

8. Juvenil.

9. Familiares.

10. Terror.

11. Landscape. La dama del paso. Marisa Sicilia, Abril.

12. Exóticos. En tierra de fuego. Mayelen Fouler. Octubre.

13. Libro de relatos. Café y cigarrillos para un funeral. Roberto Martínez Guzmán. Julio. La librería a la vuelta de la esquina. Varios autores. Noviembre.

14. Libro sobre libros (metaliteratura) Mientras escribo. Stephen King. Junio.

15. Obra de teatro, poesía o ensayo. Herido diario. Rayden. Julio.

 16. Narrativa contemporánea. El nadador en el mar secreto. Abril.

17. Clásicos. El lazarillo de Tormes. Anónimo. Abril.

18. 3 libros autoeditados/independientes. Descubriendo a Valentina. Mara MacBell. Mayo. La librería a la vuelta de la esquina. Varios autores. Noviembre. La novelista fingida. Rafael R. Costa. Agosto.

Para facilitároslo aún más, ofrecemos la posibilidad de usar un comodín, es decir, en aquel género que se os resista podéis incluir una novela de cualquier otro género para completar los veinte libros.

Estamos pensando en un aliciente para quienes se animen con él y lo cumplan, aunque en principio está pensado para que seamos nosotras mismas las que nos saquemos de encima la pereza y nos pongamos a leer.

jueves, 1 de enero de 2015

¿SERÉ CAPAZ?

Me llevo preguntando un rato si seré capaz de cumplir un solo propósito para este nuevo año. El que usé para arrancar 2014 se quedó colgado, no lo cumplí y eso que bastaba con leer un solo libro, Nada, de Carmen Laforet. Ahí lo dejé, con el marcapáginas puesto; es una novela que tengo atragantada, que he empezado varias veces y siempre se ha quedado e medias. Quiero pensar que tiene que llegar su momento, y que ese no es ahora, pero reconozco que, a medida que pasan los años voy perdiendo la esperanza de averiguar qué es lo que no le pasa a Andrea.

Este año quería retarme con algo sencillo: conocer autores a los que todavía no he leído. Autores consagrados, de esos que entran en las listas de libros que van marcando vidas, pero no sé yo si seré capaz, visto el exitazo de mi propósito del año pasado.

Uno que tengo ahí, a mano en la biblioteca, es Mientras agonizo, de Faulkner. Podría empezar por él.

Pero no quiero ceñirme a estos libros, también pienso leer de estos otros (como los que escribo yo) que son para pasar el rato, que te entretienen y te duran un suspiro. Y los que se apilan en mi mesilla, en papel, que estoy ya aburrida de limpiarles el polvo y mirarlos con cara de deseo, mientras espero a que les llegue su momento. Y el que me van a traer los Reyes, que me hace muchísima ilusión. Y algunos del kindle que llevan tiempo ahí. Y las lecturas cero que es casi lo que más me apetece.

Me estoy empezando a poner nerviosa, ya me estoy presionando yo solita.

Menos mal que el resto de planes para 2015 son escasos. Después de un año lleno de eventos entro en otro con la agenda despejada: 364 días (ya me he cargado uno), para hacer lo que quiera. Y lo único que quiero este año es leer.

¿Seré capaz?

miércoles, 31 de diciembre de 2014

SED FELICES, SI OS DEJAN.



Hoy es uno de esos días en los que hacemos una muesca en la memoria. Echamos la vista atrás para averiguar qué ha sido de nosotros desde aquella vez que nos sentamos, cerramos los ojos, tomamos aire y nos dejamos llevar a otros momentos que nos dejaron huella.

Marcamos un final y otro principio, sin pararnos a pensar si ha ocurrido algo hoy realmente importante.

Es absurdo, en realidad. Yo tengo etapas que empezaron y acabaron un 11 de julio; otras un 13 de febrero o un 6 de septiembre. Verdaderos cambios que sí hubieran merecido un resumen pero que, en su momento, pasaron desapercibidos ante mis ojos. Hoy, salvo que tengo unas agujetas espantosas por haberme pasado el día de ayer caminando, no hay nada y a pesar de todo aquí estoy, rindiéndome a la costumbre, amoldándome a ella con la misma docilidad con la que meteré una docena de enormes uvas en mi boca cuando el reloj de la Puerta del Sol dé las doce de la noche.

Aunque sepa que no soy capaz de tragarlas a tiempo y no necesite recordármelo año tras año.

Mi 2014 ha sido uno de esos años que será difícil que olvide. No ha sido muy bueno, en general. Demasiados problemas cotidianos se acumulaban día a día, demostrando eso que dice que si algo puede ir mal… irá peor. Una despedida de las de para siempre, de las que sabes que llegarán, pero que llegó por sorpresa una madrugada. El trabajo que escasea. La paciencia que no necesita más pruebas, pero que se ve obligada a pasar una tras otra, cada día. Ha sido el año de la corrupción,  de los demagogos que huelen a rancio, de casta y de caspa discutiendo en su eterno discurso de “y tú más”, cuando no creo que a estas alturas quede nadie que dude que en cuanto puedan, los perros nuevos se acabarán poniendo el mismo collar. Y cansancio por todo esto, por constatar que la Historia se repite y lo que vino tras los Felices Años Veinte, tras la Crisis del 29, tras el ascenso al poder de quienes le decían a la gente lo que quería oír, fue algo salvaje que no quiero que se repita mientras los míos y yo sigamos vivos. Nunca.

Pero no os quiero aburrir; éste es un blog que se centra en los libros, y es precisamente un libro lo que dejará su muesca en mi memoria de este 2014. Detrás del cristal. Ha sido el año en el que ha visto la luz en papel, en el que por primera vez he pisado la Feria del Libro de Madrid como autora, en el que he recibido un premio por ella (Mejor novela sentimental para la web RNR) y estoy nominada para los premios DAMA 2014 en la categoría de Mejor novela romántica sentimental.

En el que ha sido reseñada, leída, comentada, disfrutada… En el que a través de ella he conocido a lectores de todas partes. Para mi sorpresa, han sido muchos los hombres que han descolgado prejuicios y se han dejado llevar de la mano para que les contase mi historia. Y ellos, quizá porque no son madres, son los que mejor han entendido ese artificio de ficción que empleo para poner a mi personaje entre la espada y la pared, para que me dejase llegar donde quería llegar con ella.

No sé nada de sus ventas, ya me lo dirán cuando sea. Sé que he firmado cientos de ejemplares. Sé que he visto muchísimos. Sé que ya no se encuentra en bastantes librerías. Sé que en algunas distribuidoras aparece con la etiqueta de agotado.

También, cómo no, este año he leído.

En el blog hay referencia de 26 novelas, diez de ellas consumidas el mes de enero. Estaba tan nerviosa por la salida en papel de Detrás del cristal el 12 de febrero, que cambié comerme las uñas por leer. Si hubiera seguido ese ritmo quizá hubiera batido mi propio record, pero no. Se quedó en un ataque de hiperactividad producto del estrés. Para compensar, el resto del año me lo tomé con calma.

Con mucha calma.

Estas han sido mis mejores lecturas de este año; no siguen un orden de preferencia, simplemente según he ido recordándolas. Está bastante equilibrado entre novelas escritas por un hombre o por una mujer. A mí eso me da lo mismo, la verdad. Igual que veo que hay mujeres bastante misóginas en sus blogs, que no dan ni media oportunidad a autoras, yo elijo en función de la novela. Creo es más inteligente.

¿A qué llamas tú amor? De Pilar Muñoz Álamo. El éxito en las redes con su anterior novela, Los colores de una vida gris, provocó que enseguida una editorial, Palabras de agua, se interesara por su trabajo y quisiera publicarlo. Pude acompañar a Pilar en su presentación en Madrid, algo muy emocionante para mí, porque a pesar de los años de complicidad en las redes no nos habíamos visto nunca. En esta novela hace una reflexión sobre lo que consideramos que es el amor; ¿sexo? ¿complicidad? ¿compañía? Enfundada dentro de un género llamativo, como es el erótico, pero manejada con todo el talento que falta en este tipo de novelas en estos días, Pilar Muñoz se marca una novela que se desmarca de la vulgaridad que ha presidido el estante de romántica de las librerías en este año.

Los muertos no aceptan preguntas, de Antonia Romero. Nela es un personaje que no esperaba cuando abrí la novela. Es una historia paranormal donde lo inusual está tratado con tanta naturalidad que tú, como lector, lo insertas tranquilamente en la realidad que ha creado la autora, como si fuera lo más normal. Se presentó al concurso organizado por Amazon y El Mundo, y me hubiera encantado que quedase finalista. De momento, su premio son los miles de lectores que atesora, a los que se siguen sumando a diario porque sigue entre las más vendidas de Amazon.

Un hotel en ninguna parte, de Mónica Gutiérrez. Me enamoré del hotel en El bosc de les Fades en cuanto puse un pie en el camino que necesita un arreglo para que los clientes no se pierdan. Yo me iría a vivir allí, para llevarle el té a un gruñón escritor Premio Nobel o para probar los menús que se servirán cuando lleguen los clientes en temporada alta. Es un libro con una escritura original a través de correos sin respuesta, que te acaricia y que tiene la magia de una mujer que sabe transportarte donde quiera (siempre que no tengas la sensibilidad de un taladro y los mails solo los leas en la oficina).

Un amor para Rebeca,de Mayte Uceda. ¿Sabéis cuando una novela te atrae desde el segundo uno? Pues eso me pasó con la novela de Mayte. Ella estaba entre mis eternos pendientes del Kindle, esos libros a los que nunca llegas. Los ángeles de la torre se iban atrás cada vez que elegía una lectura. Y llegó Rebeca, con su sencilla portada, con su sinopsis atractiva y la leí. Sin listas. Sin pensar en los libros que me esperaban desde hacía meses en la mesita de noche. No necesité demasiadas páginas para darme cuenta de que estaba ante una novela que iba a dar guerra. Ahí sigue, consagrando a su autora, mi tocaya, transportándote a Escocia (aunque a mí a veces me lleva a Irlanda, cosas de esta cabecita mía que se lía con los nombres).

Memento Mori, deCésar Pérez Gellida. Es la reseña de la que me siento más orgullosa. Cuando la escribí no tenía ordenador, se me había roto y funcionaba con el de mi hijo. Un verdadero suplicio porque tenía instalada publicidad emergente que me ha costado meses enterarme de cómo se quita. Por eso hice algo que no hacía desde hace años: escribir a mano. Curiosamente empecé a dejarme llevar y, en lugar de seguir el esquema habitual que uso para las reseñas, lo reventé, me reinventé y me lo pasé genial con ella. Igual que con la novela. César es otro de los autores a los que he descubierto este año, con una voz narrativa muy personal que tengo que seguir escuchando en otras historias que tengo en mi estantería.

La ciudad de los ojos grises, de Félix G. Modroño. Un libro pendiente  desde 2012 al que por fin he podido llegar. Un libro que va de menos a más, en el que una ciudad es tan protagonista que logra trasladarte a ella a través de una sobresaliente ambientación. Oficialmente es mi último libro terminado este año.

El amo del fuego, de Enrique Osuna. Una novela que me da mucha rabia que se haya perdido en el maremágnum de Amazon. Es una historia fantástica ambientada en la Prehistoria, con una parte muy fuerte de reflexión sobre nosotros mismos y nuestro papel en la Tierra, sobre qué estamos haciendo con el planeta y con nuestras vidas. Enrique lo aborda desde un brillante sentido del humor y creo que el libro se merecía alguna lectura más de las que ha tenido.

Un millón de gotas, de Víctor del Árbol. Ha sido casi, mi libro del año. Digo casi porque mi libro del año, por razones obvias es el mío. Es uno de esos libros que te sacuden. Me gustó la historia. Me cautivaron las frases. Me dolió. Víctor escribe como querría escribir algún día, por eso, tras leer esta novela, estuve unos días tirando todo a la basura, hasta que comprendí que un gorrión nunca puede cantar como un ruiseñor, por mucho que se esfuerce y volví a aceptar mis palabras.

Lo malo es que los Reyes me van a traer otro libro suyo, ya veremos cómo lo supero.

Además de estas lecturas, todas en el blog, hay una cero, de la que no puedo hablar aún. Su autor me tiene muy sorprendida. Es la voz narrativa más potente que he escuchado en años. He visto su evolución desde que empezara a escribir y a esto le llamo yo aprender. Ojalá al finalizar 2015, si estoy aquí, si tengo ganas de hacer un resumen, pueda deciros que hablaba de una novela que ha sido todo un éxito y de un autor que camina a lo grande.


Sed felices, si os dejan.