sábado, 13 de noviembre de 2010

LAS NUEVAS NORMAS DE LA RAE

Mis alumnos me llegaron el otro día con una duda: ¿van a cambiar las normas de ortografía?

Yo, que a veces empleo tanto tiempo en preparar mi rutina, me había saltado las noticias durante varios días, y no sabía de lo que me estaban hablando.

Ellos, preocupados por saber si lo que habían aprendido les iba a servir, o necesitaban aprender cosas nuevas, sí que le habían prestado atención a la noticia.

Me contaron que la y griega, ahora se iba a llamar "ye" y que desaparecía la tilde de la palabra "sólo" cuando equivale a solamente. O eso habían entendido. Yo, aluciné. Por los cambios y porque les preocuparan.

No sé qué fue lo que me dejó más perpleja.

Siempre he tenido a los académicos de la lengua como personas cabales, atentos a los cambios de la sociedad, los que afectan al lenguaje, y siempre me ha parecido loable que se incluyan en el diccionario usos y palabras que están en la calle. Hasta ahí, me parece que se justifican los cambios. La lengua está tan viva como nosotros y ha evolucionado con los tiempos, de manera que hoy no hablamos ni parecido a como lo hacíamos en el XVII. Y eso, claramente, hay que regularlo.

Me pareció perfecto cuando incorporaron no hace mucho palabras como "muslamen" o cuando, hace años, acordaron que las mayúsculas debían llevar tilde. Me pareció sensato que desaparecieran como letras la "ll" y la "ch", porque siempre había pensado que, de igual modo, deberían existir la "pr", "br", "bl",... y no era así. Pero lo de la "y"... sinceramente, me parece innecesario. ¿Por qué cambiarle el nombre? Supuestamente para que tenga un nombre con una sola palabra. Supongo que después harán lo mismo con la uve doble, ¿no?
Para igualarlas todas.

En una sociedad que se interesa tanto por la igualdad habrán pensado que las letras también la merecen.

Con respecto a la palabra "sólo", me lo temía desde hace años. He encontrado en muchos textos escolares esta palabra sin tilde en multitud de ocasiones, y ahora sé que es porque desde 1959 la Academia acordó que la tilde de la palabra 'sólo' y de los demostrativos no era obligatoria y a partir de entonces dejó de añadirla en sus publicaciones. Ahora aconseja no usarla porque "es innecesaria", aunque matiza que "no se condena usarla". ¡Menos mal! Mira que si acabo en Alcalá-Meco por empollona... Porque en mis libros decía que tenía que ponerla...

El problema es que yo creo que, sin tilde, se corre el riesgo de dobles interpretaciones en determinados contextos.

Un ejemplo:
                                               Luis venía solo los martes.

¿Solo sin compañía? ¿Solamente los martes? Tendremos que hacerle la pregunta a quien exprese la oración...

Si la lengua ya es ambigua en muchas ocasiones, nosotros, con los cambios que se proponen, vamos a ponérselo todavía más fácil. Si ahora, tratando de ser claros, no nos entendemos, en adelante todavía menos.

Será que lo moderno, lo mejor, es que no nos entendamos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

PRIMERA PARTE

Ya sé que no es lo normal, ya sé que primero va lo primero y después, seguidito, lo segundo. Pero yo soy yo, y siempre voy contra corriente. Escribí un libro, una pequeña historia para mi niño que creció con él y se hizo novela. Hace un tiempo, no sé por qué, decidí retomarla. Y empezar por el principio. Así que así estoy ahora, inmersa en una segunda novela que es la primera parte de la primera. Un trabalenguas que no logra explicar ni a medias mi mundo interior. Adoro este mundo informático que te permite lanzar tus pensamientos más allá de tu cerebro. Para que crezcan al aire, para que no acaben volviéndote loco.

lunes, 1 de noviembre de 2010

TONTERÍAS

He descubierto que no me gustan las tonterías. Ni la gente tonta que vuelca sus frustraciones encima de ti para no reconocerse enfermo. No me gusta que jueguen conmigo, no soy una muñeca.

domingo, 10 de octubre de 2010

OTROS LIBROS PARA LEER.

A Mari Carmen le dije que aquí pondría libros para que se fuera leyendo, libros de esos que no te decepcionan. Supongo que cuando no tienes tiempo para elegir tú solo y no te apetece dejar nada a medias necesitas que alguien te oriente. Son libros que leí hace tiempo, de los que nada más diré el título y autor. Y que los dos últimos me los ha traído a la cabeza el próximo estreno de la serie de Antena 3. No sé si la veré, no me gusta nada Belén Rueda.
El barón rampante. Ítalo Calvino. (Mi madre lo tiene en su impresionante biblioteca)

La princesa de Éboli. Almudena de Arteaga.

Esa dama. Kate O´Brien. Es también sobre Ana de Mendoza, y me gustó más que el otro.

LOS INTERESES CREADOS

Jacinto Benavente.

He pasado de la prosa al teatro, a lo mejor porque tardo casi lo mismo que asistiendo a una representación, y me hacía falta entretenimiento para no pensar en lo que me sucede realmente. Con esta obra he aprendido que algunos temas que se trataban hace un siglo siguen ahí, sin visos de desaparecer.

En Los intereses creados, Leandro y Crispín, los protagonistas, se van inventando una historia sobre su pasado que les permite vivir como reyes, mientras que en realidad son sólo dos delincuentes. Al final, en lugar de recibir un castigo, todos encubren sus faltas porque han creado tal trama de intereses que, si alguien abre la boca, sale también perjudicado. Veo en las noticias alusiones al caso Malaya y, de repente, me doy cuenta de por qué esa bola creció tanto.
En un momento, Jacinto Benavente dice que en esta vida no hay que crear afectos, que lo que hay que crear son intereses. Y creo, ahora, que debería aprender un poco de los maestros y aplicarlo al día a día. Aunque fuera solo para no llevarme tantos palos.