domingo, 10 de enero de 2021

YA NO PUDE ESQUIVARLO MÁS

 Decíamos en los deseos de fin de año que a 2020 no podía seguirle otro año peor, pero también hay un dicho "no escupas hacia arriba, que te dará en plena cara". Lo tuve muy presente en mi mensaje, no porque sea una pesimista redomada, no lo he sido, ahora ya no sé en qué me estoy convirtiendo.

Lo que sí soy es muy pesada con las normas. 

Las respeto, sobre todo si creo en ellas, y procuro inculcar eso a los que me rodean. Por eso, desde que empezó toda esta puta locura en la que se han convertido nuestras vidas, tengo la casa regada de botecitos de gel, hay mascarillas para surtir un consultorio, me lavo las manos, no salgo apenas, mantengo la distancia e incluso he renunciado a ver a las personas que quiero con toda mi alma porque no soportaría ponerlas en peligro.

Lo he hecho todo bien y, sin embargo, el 2 de enero di positivo. No me llega la energía para estar enfadada, solo para plantearme si tanto esfuerzo merece la pena. 

A ratos me digo que sí, que algún día podre volver a dar un beso de verdad. Que repondré los abrazos que ya me están haciendo falta. Que volveré a pasear sin mascarilla y que un café en una terraza volverá a ser un placer cotidiano y no algo extraordinario. 

A ratos me angustio en esta espera interminable y no consigo ver ese futuro que anhelo. En días como hoy, en los que la tarde me ha dejado sin fuerzas, en los que respirar cuesta un poquito, en los que la cabeza está tan revuelta como el estómago, a ratos me pregunto para qué pelear.

Sé que esta confusión es producto del cansancio que provoca mi batalla interna. Que probablemente he perdido ya tantas cosas irrecuperables que no soy capaz de relajarme y ver que siempre hay un cielo azul por encima de las tormentas y que nada es irremplazable porque el mundo es inmenso y tiene mucho que ofrecer. A un amor, le acaba siguiendo otro. A un libro terminado, enseguida se le pone sustituto. A una pasión que se apaga la sustituye una nueva y el mundo sigue.

Siempre que sigamos vivos.

Y, como pienso seguir viva, esto terminará acabando.

jueves, 7 de enero de 2021

LA BIBLIOTECA DE LOS SUEÑOS IMPOSIBLES

 La primera novela que he leído este 2021 es de Lin Rina, un fantástico libro muy feelgood que me regalaron el año pasado, pero que se me despistó en mi biblioteca digital y no la vi sino hasta que me recordaron que la tenía.


Sinopsis:

A finales del siglo XIX, Animant Crumb es una chica de 19 años rara: le gusta leer y detesta la manía que tiene su madre, como cualquier otra madre de su clase, de buscarle el mejor marido. La pelea con la señora Crumb es constante, pero Ani consigue una tregua cuando su tío le propone que viaje a Londres para ser la asistenta del bibliotecario con más malas pulgas de todas las Islas Británicas: Thomas Reed. Y la verdad es que lo es, pero debajo de esas capas de misterio y malhumor, Animant irá encontrando a un hombre con gran sensibilidad. Además, descubrirá que tienen mucho más en común de lo que pudiera parecer.

Esa no es la sinopsis editorial, he decidido reescribirla y también voy a matizar otra cosa, hablar de que sigue las huellas de las grandes damas de la literatura clásica como Jane Eyre es un poco exagerado, supongo que es cosa de la editorial para vender, pero no es muy acertado. Animat es un personaje atractivo, envolvente, te vas leyendo la novela sin darte cuenta porque es muy agradable, pero jamás podrías confundir este con un libro clásico.

No es una historia de amor de las que nacen a fuego lento y que culminan en fuegos artificiales. Sí es verdad que vamos viendo cómo los personajes encajan poco a poco, pero el final es tan, tan, tan precipitado, hay tan pocas escenas de verdadera intimidad entre ellos (conversaciones que no sean telegráficas, no me estoy refiriendo a otra cosa), que cuando acaba el libro te quedas pensando que te falta alguna página.

¿Significa esto que no me ha gustado? Para nada, me ha gustado mucho y ha sido una lectura muy agradable para empezar este año, pero le pasa como a muchos libros de editorial, que no sé por qué se empeñan en vender algo que no está dentro. Bueno, claro que lo sé, pero es un error porque los lectores no somos tontos. 

(Los que compran solo bestsellers de tapa dura para regalarlos porque son gordos y van a quedar bien, esos sí, pero no los voy a contar como lectores sino como consumidores de libros para otros).

La novela está narrada en primera persona con la voz de de Animant. Son 47 capítulos y un prólogo y tienen títulos individuales que empiezan por el orden que ocupan, siguen todos igual y rematan con una especie de resumen rápido del contenido del capítulo. Algo así:

    1. Primero, o cuando mi tío vino de visita.
    2. Segundo, o cuando mi butaca de lectura se mudó a Londres.
    (...)
    46. El último, o cuando me fui.
    47. El último de verdad, o cuando ocurrió todo.

Al ser una novela ambientada en una biblioteca, esperaba que hubiera alguna referencia más a libros de la época. No digo que no las haya, pero muchas veces son ensayos y me han quedado un poco lejanos. No he encontrado que los libros fueran un protagonista más de este libro, los noté más como un complemento.

La historia que cuenta la novela fluye divertida. Si bien el ritmo no es rápido, la traducción ha hecho un buen trabajo (hay que reconocérselo, hay traducciones que son para darse un tiro en un pie) y se disfruta. Yo quería seguir leyendo, quería que me contase cómo funcionaba la máquina de clasificar y me apetecía ir cada mañana con Animant a su trabajo. Es una novela muy feelgood y muy agradable. No sé si es por todo lo que nos rodea en este último año, mi propia situación personal o qué, pero este año no me apetecen en absoluto historias truculentas. Ni leídas ni en películas. Las voy a esquivar con toda mi energía y me voy a concentrar en los libros bonitos y buenos que son muchos.

He empezado bien 2021, a ver si con la siguiente novela tengo la misma suerte.

martes, 22 de diciembre de 2020

JAMES EN LAS TRINCHERAS (LA COLINA DEL ALMENDRO)

Las trincheras, a medida que avanzaba la guerra, se convirtieron en ciénagas infectas en las que los soldados malvivían, compartiendo el espacio con el barro, los gusanos, las ratas, la nefritis, la gangrena y la multitud de infecciones que provocaba toda aquella falta de higiene. La muerte, compañera indeseada de todo conflicto, rodeaba a los hombres y les robaba también el descanso en un lugar donde el insomnio se volvió crónico. Por las noches, cuando las tinieblas servían de protección y cesaba el ruido de las ametralladoras enemigas, era el momento de dar sepultura a los muertos y trasladar a los heridos en las ambulancias. Estas llegaban por caminos de tierra con las luces apagadas, sorteando los obstáculos como podían. (...) James se había acostumbrado al ritmo del puesto. Dormían cuando podían, casi siempre hacia la mitad del día y en función de cómo evolucionasen los heridos, pero estaba a cubierto de la intemperie y, aunque hacía frío, aquello parecía el paraíso comparado con la primera línea del frente, donde había pasado los últimos meses. La amenaza de la muerte se había distanciado un poco en su ánimo, había mejorado su salud, pero no se sentía bien. Mary no había contestado a su última carta. Se preguntaba qué podía haberle sucedido, o también, en otros momentos, si algo de lo que le escribió pudiera haberle molestado. La verdad era que no lo recordaba, las palabras de aquella carta se habían perdido en su memoria. No así las que ella le mandó, que seguía guardando con celo al lado del corazón y releía sin descanso, como salvavidas improvisado en aquel mar de desesperación. —Estás muy pensativo —le dijo Elsie, cuando lograron terminar por fin la tarea de aquella noche. Por fortuna, no habían tenido que amputar ningún miembro, que siempre era lo más desagradable. —Estoy cansado —contestó él. —Todos lo estamos. Esto está durando mucho más de lo que nos contaron, y la sensación que tengo es que tardaremos en ver el final. Eso, si llegamos vivos. Miró a los ojos al doctor, que a su vez se perdió en las pupilas grises de Elsie. «Si llegamos vivos». Lo había pensado mil veces, que quizá nunca volvería a casa, a Londres, que jamás se sentaría de nuevo en una mesa con mantel y cubiertos de plata y que, probablemente, no tendría la oportunidad de que Mary le perdonase. —¿Quieres un té? —preguntó Elsie. —Sí, gracias —contestó él. Elsie puso agua a calentar y después agarró una manta. Aproximó una silla a la del doctor y colocó la tela sobre las piernas de ambos, algo que James agradeció con una media sonrisa. No había con qué calentar aquel sótano que hacía de improvisado hospital, y las madrugadas se volvían gélidas. En el sótano, solo se escuchaban los gemidos de algún herido que pasaba la noche inquieto por las heridas y sus respiraciones, por lo que ambos empezaron a hablar casi en susurros. —¿Tienes ganas de volver a Londres? —preguntó Elsie. —Tengo ganas, sobre todo, de que esto acabe. _________________________________________________________ Lo dice James Payne de la Primera Guerra Mundial, en La colina del almendro. Cuando lo escribí, no me imaginaba que la sensación de James la íbamos a entender todos de una manera insoportablemente real. Esta novela es preciosa, de esas que se merecen no leer en vertical. ¿Le das una oportunidad?




lunes, 21 de diciembre de 2020

COSAS QUE (NO) ME PASAN

 Durante estos meses que llevamos siendo víctimas del virus, me han pasado algunas cosas: he publicado una novela y un relato, autopublicado otra novela y otra de mis obras de editorial se ha tirado siete meses en el top de Amazon. He vuelto a experimentar qué es que te llegue feedback positivo y motivador todos los días, lo cual es de agradecer muchísimo.

Y también que se siga diciendo de mí que soy una autora que no le suena de nada ni siquiera la gente que dice leer con asiduidad el género que frecuento (lo que me recuerda que puedo poner todo el spam que me dé la gana porque no voy a molestar en realidad a nadie).

Pero durante estos meses de enclaustramiento involuntario, no me han pasado otras cosas.

A lo largo de este tiempo, varios de mis compañeros escritores, de los que tengo en el entorno más próximo y que también destacaron en el top, me han ido contando cómo recibían ofertas editoriales y varios agentes literarios se han interesado por ellos.

Mira que pensaba que en este mundo me había pasado de todo, bueno y malo (véanse solo los dos ejemplos que he puesto arriba), pero lo del agente literario no me ha sucedido nunca. No me he encontrado ningún correo de ninguno volviéndose loco para que trabajásemos juntos.

Hace tiempo me puse a investigar cómo se hace para llegar a un agente y descubrí que es más complicado de lo que parece, porque no eres tú quien lo tiene que buscar, son ellos los que te buscan a ti si te ven con potencial. Supongo que eso les ahorra mucho trabajo: solo tienen que fijarse en quienes destacan y pasar por alto a todos aquellos que lleguen de otro modo.

Es como un "reservado el derecho de admisión", pero a lo literario.

Al final, en la lista que llevo de las cosas que no me van a pasar después del tiempo que llevo publicando, además de lo de la adaptación cinematográfica y la traducción a otros idiomas he tachado lo del agente. No pasa nada, todos sabemos que hay techos que no se pueden romper a cabezazos y yo el mío ya lo toqué. Todo lo que me suceda en adelante será repetido y poco importante.

Lo dije en Facebook, después de leerme un especial sobre Delibes: solo soy un pececito insignificante en un mar saturado de tiburones.

Bastante será conseguir que no me devoren. 


domingo, 13 de diciembre de 2020

DICHOSO HIGHLANDER DE JOANA ARTEAGA

 



Sinopsis:

LECCIÓN NÚMERO UNO PARA APRENDER A VIVIR: hazlo, aunque dé miedo.

Georgia Danvers se perdió en París y hace tiempo que necesita saber cómo vivir.

Cómo volver a sostener un pincel.

Cómo dejar de tener miedo.

Necesita un cambio de aires y entender que, aunque los nuevos comienzos pueden ser aterradores, también suelen venir cargados de esperanzas.

De propuestas de trabajo interesantes.

Del verde de Escocia.

De lecciones de vida.

Y, quizá, con suerte, de un dichoso highlander que se empeñe en que la luz vuelva a encenderse en su interior.

Georgia comprobará entonces que la vida se abre paso en Skye, entre leyendas sobre hadas y princesas, un mural en un castillo ancestral, secretos del pasado y un amor que parece desafiar todos los miedos.

Cuando dos corazones destrozados se encuentran, ¿puede el amor sanarlos o acabará por condenarlos completamente?


Mis impresiones:

Antes de que empieces a leerlas, vuelve atrás y lee la sinopsis. Sé que muchas veces, al hacer un copia pega de las sinopsis que extraemos de las plataformas digitales, mucha gente se las salta. En este caso estarías cometiendo un error, porque en la sinopsis de esta novela está la esencia de su prosa. No solo es un pequeño marco de lo que te vas a encontrar para darla a conocer. Hay la misma cadencia de frases, ese ritmo y esa poesía que envuelve a la novela.

Voy a empezar a contar algo por el principio.

Este verano, superando mis prejuicios por las novelas de higlanders, descargué la que había publicado Joana Arteaga, con la que se presentó al concurso de Amazon, Maldito highlander. No había encontrado en este tipo de novelas, que me venden uno de los tópicos más manidos de la romántica, mucho atractivo en el pasado, pero yo había leído ya a Joana y quería saber qué me iba a contar. La verdad es que ella situaba esa circunstancia del personaje en un segundo plano, se trataba de una historia contemporánea en la que el origen del personaje -de los dos, en realidad-, no tenía más importancia que ese paisaje maravilloso que aparecía de vez en cuando en la novela. Era un elemento más.

Fue la primera vez que oí hablar de la isla de Skye, me gustaron los personajes, me pareció una trama muy agradable y muy entretenida, que me duró un suspiro. Por supuesto, cuando poco después Joana publicó Bendito highlander, la historia de la hermana mediana de la protagonista, ni me lo pensé.

 

Isla de Skye
Isla de Skye

Si la primera historia me gustó, la de Charlotte me encantó. Me gustaron muchísimo más los personajes, su pasado, la historia que tenían que afrontar juntos... fue una lectura estupenda que cerré con la sensación de que James, el protagonista de esa novela, iba a ser de esos que se convierten en tu personaje del año. Tengo debilidad en la romántica por los protas masculinos que son buenas personas. Los malotes se los dejo a la gente a la que le gusta que le traten mal, yo prefiero gente herida, pero con el corazón más grande que Escocia. Y James era de esos.

Cuando salió a la venta Dichoso highlander, la tercera parte, yo ya no sabía qué esperar. La segunda novela había sido mejor que la primera para mí, así que, el que Joana consiguiera superar eso, me parecía casi un milagro. Demasiado grabado en el subconsciente (y en nuestras propias experiencias lectoras) tenemos eso de "segundas partes nunca fueron buenas". Pero había sido así, lo había hecho y quedaba descubrir si en la tercera sucedía igual.

¿Pero yo para qué dudo de Joana? Es grande, siente cada palabra que escribe y así es casi imposible fallar.

A ver cómo os cuento algo de esta historia sin desvelar nada. 

Georgia es un personaje que empieza la novela sumida en un mar de confusión. Hay algo que no nos cuenta que le ha hecho daño, eso lo sabemos, algo que mantiene sus manos firmes en la decisión de no tocar un pincel, algo que ha sido su pasión hasta entonces. En París, que es donde ha vivido, ha dejado a la que fue y la que es ahora no le gusta. En medio de esa confusión acude a un hospital a visitar a alguien de su familia y en la máquina de café se encuentra con Kian, quien tiene pinta de haber sufrido un accidente. Lo corroboran su camisón de hospital y las múltiples magulladuras que adornan su cuerpo. Georgia necesita dinero para la máquina, ha salido corriendo y solo tiene euros, no las libras que la máquina requiere. No le gusta pedir, pero tiene hambre, sueño y se muere por un café.

Kian, al darse cuenta, le ofrece sus monedas a cambio de un beso.

En esta primera escena nos encontramos con un caradura encantador, pero eso solo es una fachada. Kian es muchísimo más. Es alguien que ha pasado media vida caminando por un filo, con el abismo a un lado y sus propias ganas de vivir al otro, y ha desarrollado una filosofía de vida que, después, cuando la casualidad (que al final no lo es tanto) vuelva a ponerlos uno frente al otro, le irá enseñando a Georgia.

Un corazón estropeado intentando sanar un corazón herido.

En esta novela hay leyendas, paisajes extraordinarios, hadas legendarias, un castillo, un mural que tiene que hablar de una vida y muchos personajes para enamorarse en cada página. De los que ves desde el principio y de los que hace falta un tiempo para comprenderlos.

De verdad, no puedo contaros más, solo que me ha transportado a Skye, he sentido vivos a los personajes, Kian me ha conmovido como hace tiempo que no lo hacía un personaje y he llorado. Un montón. El final de la novela se deslizó ante mis ojos provocando un nudo en las emociones que se acabaron desbordando.

Y eso es aterradoramente bonito.

Os la recomiendo, con las otras de la trilogía o ella sola, como queráis, pero leedla. Si tenéis unlimited está gratis, si no, son tres euros que os aseguro que serán una maravillosa inversión.

No me quiero olvidar, la portada es obra de Nere Gurutxeta, que también hizo la portada de la última novela de Pilar Muñoz y alguna de Roberto Martínez Guzmán. Un perfecto complemento para una historia inolvidable.