jueves, 22 de mayo de 2025

EL VERANO Y EL CONCURSO

Todos los veranos, desde que Amazon se sacó de la manga el concurso de novela (esos juegos del hambre literarios, más bien), las ventas de ebooks de quienes no jugamos a eso se precipitan al abismo.

He tenido una gráfica ascendente este año, hasta llegar a un mes de abril como los de hace años y en mayo... una venta y 3333 páginas.

Es verdad que no cuenta ni una sola de mis novelas de editorial en esto, ni lo que se vende en librerías, pero da igual porque yo sé leer aun sin los datos y tampoco es que vayan bien. 

Solo hace falta ver que tengo medio millón de citas estos meses (literarias, se entiende) y me han borrado de la lista de la más importante. 

Me dicen que haga algo para solucionarlo. ¿Yo? ¿Qué voy a hacer? ¿Poner una pistola en el pecho a los lectores para que me lean?

¡Anda ya!

Yo estoy aquí porque me gusta escribir, me sobrepasan los trapicheos, pero sí es verdad que veo algunas cositas que hacen que me hierva la sangre. Luego, cuando se me pasa, me digo que da igual, que por fortuna yo tengo otros medios para vivir y no necesito chanchullos. Que me importa más ese tiempo que disfruto mientras escribo que contárselo al mundo (aunque no me queden más huevos que sostener mis redes si quiero seguir teniendo la oportunidad de publicar) y que mi comida y mi refugio, por fortuna, me los gano de otra manera.

Pero me sigue dando coraje que escribir, eso tan maravilloso que debería ser el motor de quienes buscan dedicarse a contar historias, sea lo de menos ya. Es vender, y a veces hasta a mí me frustra, pero no por gilipolleces como envidia (no puedo sentir envidia de gente que no me gusta cómo escribe), sino porque no puedo entender la deriva de este barco que navega derechito al naufragio.

Ni el Titanic, oiga...



sábado, 17 de mayo de 2025

LAS PALABRAS SON PUENTES

Escribir y yo, qué dos... Llevamos una vida entera de relación tormentosa, de esas tan atenticas que es imposible dejarlas, aunque a veces te hagan daño.

Empezó cuando era tan pequeña ni siquiera sabía las normas de ortografía, aunque supiera cómo contar una historia tan bien como si, desde que era un bebé, alguien me hubiera leído cuentos todas las noches.

Pero no fue así, nadie me leyó, lo hice yo sola en cuanto aprendí y descubrí que el mundo era infinitamente mejor con libros. Sin embargo, me faltaban historias, no las encontraba por más que me esforzase, así que decidí escribirlas yo.

Con el arrojo de no conocer el fracaso, que en la infancia te impulsa como un cohete, lo hice y fue tan emocionante que soñé que quería hacerlo siempre. Ese era mi deseo para cuando fuera mayor, juguetear con palabras, transformar ese lienzo en blanco del papel en el soporte de sentimientos, emociones, risas, paisajes...  

Sin tierra a la vista y sin buscarla siquiera, mi barco navegó sin rumbo, hacia donde le llevara la corriente.  Daba igual si escribía sobre niños aventureros, una distopía en el espacio, vaqueros del oeste, biografías de personas anónimas o novelas de aprendizaje. Me emocionaban las cartas infinitas de amor, las de despedida, las listas de deseos o de promesas, incluso los discursos de encargo y las presentaciones de ocho años de programas de radio.

De tanto navegar, acabé recalando en islas extraordinarias y fue así como parí La colina del almendro y La lectora de Bécquer, entre otras.

Justo después de esta última el invierno más duro encapotó mi cielo, quizá por culpa del cambio climático o por el humo del progreso, y las palabras se replegaron dentro de mí. 

El ancla se clavó en el fondo del puerto y me bajé del barco. 

Un dia de febrero de este año, desperté de ese letargo de tristeza. 

Mis palabras, obrando su magia, han empezado a tender puentes con gente que no hubiera conocido de otro modo, gente que me ha sostenido y que ha logrado el milagro: devolverme al mar.

Y en él estoy ahora, bajo el cielo luminoso de Portici, a los pies del Vesubio, maravillándome por todo lo que me devuelven mis sentidos. Tengo a mi lado a un compañero de aventura divertido y tan parecido a mí que le he cogido cariño. 

Tanto que voy a pasar el verano con él. 

No hay nada que me apetezca más que sentarme con Mariano y que me cuente su historia. Yo la voy a escribir, aunque se quede entre nosotros.

jueves, 15 de mayo de 2025

FALLO DEL I CERTAMEN DE RELATO ROMÁNTICO MAYTE ESTEBAN

Tengo el inmenso orgullo de anunciaros en nombre del ganador del I Certamen de Relato Romántico Mayte Esteban, organizado por el Ayuntamiento de Navares de las Cuevas y patrocinado por Caja Viva.

¡¡CARLOS PARRILLA ALCAIDE!!

El relato Espera, esperabas, Esperanza ha sido el favorito del jurado compuesto por escritores y lectores, una cautivadora historia que en cuanto encontremos cómo, compartiremos con vosotros. 

El próximo día 24 de mayo a las siete de la tarde será la entrega del premio en Navares de las Cuevas, donde contaremos con la presencia del autor.

Por otro lado, queremos destacar dos relatos que también nos han robado el corazón con una mención especial: Cartas en el frente, de Fátima Chamorro y El amor extraviado de Rocío Otero.

Gracias a los 89 participantes del certamen, a Eva por haberlo puesto en marcha y al jurado, por supuesto. ¡Y viva la literatura romántica! Tiene mucho que aportar.


Dejo el enlace del Nordeste de Segovia con el artículo aquí y unas capturas porque quiero que, cuando pasen los años, vea que fue cierto, que no me lo imaginé (que tengo mucha imaginación).










sábado, 10 de mayo de 2025

PRIMERAS LUCES DE LA NOVELA

Tengo la sensación de que llevo mas de un año preparando este lienzo y, aun así, quedan pequeños rincones imprevistos.

Hoy, por ejemplo, mientras revisaba lo escrito ayer, descubrí varios.

No importa, esto es dibujar con palabras, trazar en bruto y, después, cuando todo este bosquejo esté listo, ir aplicando capas de color hasta que la luz brille.

No se me ocurre método más fácil para rendirse que empezar por una esquina y avanzar seguido. Estoy de acuerdo en que la vida es así, en que los pasos se dan unos detrás de otros, otro esto es ficción y no tiene los mismos mecanismos.

Por ejemplo, en la ficción todo debe encajar, todo debe ser perfecto, porque esa es su magia y ese es el pacto con el lector.

Y si no lo entiendes, revisa tu capacidad lectora o si tu afición por juntar letras no es mas que eso, afición. Aún no te has formado para saltar al otro lado del espejo.

Otro día hablaré de los traumas y su uso literario, pero hoy solo he venido a decir que ya he puesto el capítulo 2.

Y me queda mucha tarde.

domingo, 4 de mayo de 2025

EL PRINCIPIO DE LA NOVELA

El primer fragmento ha acabado con unas mil palabras. He decidido que esta parte la voy a narrar en primera persona y presente, porque me interesan más las emociones que los hechos, pero el grueso de la novela no irá en este tiempo verbal. Irá en pasado y me valdré del narrador omnisciente para poder contar lo que me dé la gana.

Creo que mi personaje y yo nos parecemos mucho en eso, en la libertad que perseguimos, aunque reconozco que tuvo más suerte que yo en la vida.

Todavía no tengo claro si esto será un prólogo o un primer capítulo, aunque me inclino más por primer capítulo y escribir el prólogo cuando termine el resto de la novela. No sé, ahora solo estoy jugando con un boceto, dando las primeras pinceladas que, si no me gustan, cubriré con más capas de pintura.

Escribir es un juego, eso es algo que aprendí muy pequeña y ni siquiera este mundo feroz dominado por el poder del mercado me ha hecho cambiar de idea. No seré jamás nadie, pero siempre voy a ser yo. Eso nunca se me tiene que olvidar, porque la peor traición es la que nos hacemos a nosotros mismos. Yo quiero lo que quiero, nunca voy a ceder a lo que otros quieran por mí.

Por ejemplo, no quiero autopublicar, aunque me tenga que esforzar más y renunciar a un pago rápido. Todavía no tengo hambre.

He elegido un escenario interior, aunque el interior de mi personaje está en otro lugar: le rodea la oscuridad, mientras por dentro es todo luz.

Hoy quizá me adentre en el siguiente fragmento de esta historia que debo dejar aparcada unos días, mientras hago un viaje.