viernes, 25 de abril de 2025

REMINISCENCIAS LITERARIAS EN LA LECTORA DE BÉCQUER.

En esta novela, aunque hay una trama que se desarrolla a principios del XX, donde Bécquer está presente a través de Ana, de su libro y sus pensamientos, hay muchos más detalles. Muchos más libros o autores de los que "bebo" para construirla.

Hoy solo hablaré de uno ellos: Fernando de Rojas. 

Sí, ese tipo de La Puebla de Montalban (Toledo) que escribió una de las obras cumbres de nuestra literatura, y el mejor personaje que conozco: Celestina.

Pero yo no me la quedo a ella en la lectora, sino que me valgo de Pleberio, otro de los personajes de esa obra, en concreto del monólogo final de la obra de 1499 (nada, antes de ayer). El padre de Melibea, expresa su profundo dolor tras el final su hija. Es un lamento desgarrador sobre la fragilidad de la vida, la traición de la fortuna y la impotencia humana ante el destino. Hay una carga emocional y una crítica social que yo adapto y pongo en la boca del padre de otro de mis personajes, como un juego de espejos literario, como una manera de hablar de hechos universales que no cambian da igual en el siglo que estés.




lunes, 21 de abril de 2025

LOS LECTORES DE LA LECTORA

Si algo voy a recordar de La lectora de Bécquer son los innumerables encuentros con lectores que, a lo largo de estos meses que lleva publicada, he tenido el placer de compartir. Es cierto que apenas me estoy moviendo fuera de Segovia, pero creo algo: los lectores del medio rural tienen el mismo valor que los de las ciudades y son muy acogedores.

Por eso, siempre llevo algo entre las manos para ellos. Ahora tocan marcapáginas artesanales. Todos estos están listos para los siguientes encuentros, y probablemente alguno más que me dé tiempo a hacer.

Sí, los he hecho yo, aprendí de pequeña y me relaja mucho la aguja de crochet, o ganchillo de toda la vida.



Aquí dejo las citas de abril y mayo, pero esto no se acaba. A mi lectora le queda cuerda para rato. Palabra de otra lectora.





sábado, 12 de abril de 2025

CHARCOS

¿No te pasa que alguna vez, cuando llueve mucho tiempo, te entran ganas de saltar sobre los charcos, aunque te pongas perdido?

Algunas madrugadas yo tengo ansia de charcos y salto sobre ellos sin medir las consecuencias. 

Ya estoy harta de medir hasta lo que me divierte.

Hoy tenía ganas de mojarme los pies y reír a carcajadas y eso he hecho, que bastantes lágrimas tiene la vida como para no darle un capricho al pecho de vez en cuando. Quiero llenarlo de aire limpio y risas francas, de las que curan el alma.

Y, qué narices, que hoy he terminado la novela 19 y estoy contenta, me debía un capricho. No todo va a ser portarse bien. 

Te pongo un cielo, para que veas la vida como yo esta noche, desde otra perspectiva. 



viernes, 11 de abril de 2025

CASI



 

Lo que más me maravilla de escribir es que puedo hacer lo que me dé la real gana.

¿Quiero matar a un personaje? Me lo cargo.

¿Quiero que mi novela transcurra en otro siglo? Allá voy.

¿Me apetece poner a hablar a alguien a quien jamás conoceré en la vida que me ha tocado? Nadie me lo impide.

¿Puedo hacer sufrir a un personaje o feliz a otro? Sin duda.

Durante muchos años me pregunté para qué demonios había venido a este mundo. No sentí que hubiera hecho nada especial salvo respirar regularmente y parir dos niños sin anestesia. En todo lo demás, siempre he sido un casi.

Casi la mejor de clase.

Casi periodista.

Casi pianista.

Casi la primera de mi promoción en la universidad.

Y así, hasta el infinito, hasta que de tanto decirla la palabra casi se desgastaba y se le veían hasta las costuras a la a.

Casi, casi.

Pero llegó la escritura y dejé de sentirme un casi. Puede que para los demás lo sea, pero yo no lo siento así, siento que este es mi sitio. Siento que escribiré hasta que me fallen los ojos, y aun entonces lo estaré haciendo, porque las historias me las seguiré contando a mí misma cuando me esté quedando dormida por las noches.

Casi como si las escribiera.




domingo, 16 de marzo de 2025

NARCISISTAS

Tiktok es una red social curiosa. Lo mismo te sale alguien reformando una terraza, que otro fregando un baño hartándolo de jabón, una muchacha contando cómo el día de antes de la boda no tenía vestido o una señora largando sobre cómo era su vida cuando vivía bajo el influjo de un narcisista.

Y tú te quedas, engullendo como un idiota cualquier cosa que te pongan delante: fast food de la vida en píldoritas con una dosis máxima de 10 minutos.

Yo creo que el que diga que no tiene algo de cotilla, miente.

Ahí me quedé yo el otro día, entre fascinada y preocupada por lo que escuchaba de la biografía de esa mujer desgraciada que había tropezado con un tipo con el ego del tamaño de Murcia, y de lo que ha pasado con semejante ser humano.

"No me extraña que lo largué aquí, si es que es para contarlo", me dije.

No sé qué hora sería, igual las dos de la mañana, pero el caso es que di un bote en la cama, encendí la luz y busqué una libreta para anotar las cositas que había ido contando la señora acerca del elemento que le había amargado media vida.

Hace casi dos años que tengo una novela paralizada en un capítulo. Se me murieron de golpe las ganas de escribir a la vez que mi bailarina, cuando el tarro del amor en mi vida dio un bajón de tal calibre que me sentí vacía. Tanto que pensé que no merecía la pena ni molestarme en terminar lo que estaba haciendo en los días en los que se desató el caos.

Hasta que llegó esta señora, con su narcisista, y me mostró que solo estaba dormida, que solo necesitaba un estímulo para despertar, aunque fuera un vídeo de Tiktok en una de mis madrugadas insomnes.

Yo sé que hay quien dice que todo lo que le pasa a uno en esta vida tiene un fin, una explicación, aunque a veces tardemos mucho en encontrarla. Sé lo del efecto mariposa, también, y la verdad es que espero que esta pobre mujer no sufriera lo que sufrió con el cabestro ese solo para que yo entendiera que el personaje al que no lograba dibujar era un narcisista, pero el caso es que se me encendió la luz. 

Una luz potente de doscientos mil vatios que me ha tenido tomando notas los últimos días y haciendo progresos que ni me imaginaba.

Resulta que la respuesta la tenía delante de mis narices y, precisamente por tenerla tan cerca, no la veía. 

Igualito que cuando te pones las gafas: las llevas pegadas a la cara y no eres capaz de verlas. Ves a través de ellas, tal y como te muestran el mundo, pero no las aprecias.

Ese era el camino que se había interrumpido el final del peor diciembre de mi vida y por donde tenía que seguir, aunque hayan tenido que pasar dos primaveras tristes donde casi había perdido la fe en volver a escuchar música dentro de mí.

Pero la vida siempre te da oportunidades, o a lo mejor eres tú, cuando estás preparado. Ahora escucho la música, ahora mis dedos vuelven a saltar sobre las teclas y sonrío mientras lo hacen. Aquí estoy, aprendiendo todo lo que puedo de estos tipejos (y tipejas, he identificado a alguna en mi entorno) para ponérselo al personaje que me estaba quedando planísimo, pero que se ha redondeado definitivamente.

Y me lo estoy pasando pipa, porque como también estoy aprendiendo a contrarrestarlos, pobrecito la que le espera.

Literariamente, claro, no vayas a pensar otra cosa...

Espero que lo que le pasó a esa mujer desconocida, un día lo lea otra en mi novela, una que tenga a un ser en su vida de estos, y sea capaz de devolverle el daño, aunque sea riéndose de él.

Es lo que se merecen, ahogarse en la fuente donde se contemplan sin verse un solo defecto.