jueves, 18 de septiembre de 2025

BENDITO KARMA




Llevo toda la tarde pensando en este concepto. Leí una vez que el karma es una ley natural, que se asemeja a la gravedad. No es que el universo "castigue" por nuestras malas acciones, sino que nuestras acciones tienen consecuencias. Las buenas atraen lo bueno y las malas, lo malo.

No sé por qué, pero me he dado cuenta de que en mi caso, cuando lo menciono, hablo más de karma para lo malo que para lo bueno, igual porque leí Maldito karma hace muchos años y tampoco es que yo tenga mucha experiencia en filosofías que no sean de andar por casa.

El caso es que reconozco haber pasado tiempo deseando que el karma actuara contra alguien que me hizo daño. Fue tanto el dolor que me causó, que en algún momento quise que esa persona lo sintiera también. Como si la vida, igual que en aquel libro, tuviera que darle una lección.

Sin embargo, cuando por fin el karma entró en acción y esa persona se enfrentó a algo parecido a lo que provocó, me di cuenta de que no me alegra. 

A mí, el alma se me llena de pena con las desgracias de todo el mundo, hasta las de las personas que han sido bastante capullas conmigo.

Creo que no estoy programada para regocijarme de los desastres ajenos, por más que en algún momento sea humana, esté dolida y llegue a pensar que ojalá alguien acabe tomando su propia (amarga) medicina que en un momento se tomó la libertad de administrarme a mí. 

No, señor.

Lo que yo necesitaba no era la caída de esa persona, sino entrenar mi propia capacidad para levantarme y seguir adelante a pesar de todo. Pase lo que pase. Haya provocado el desastre quien lo haya provocado. Lo importante era aprender a apartar lo que me hace daño y mirar en otra dirección.

La verdadera justicia no tiene nada que ver con el karma, no es ver caer a quien nos hizo daño, sino convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos a pesar del dolor que quien sea nos haya causado.

Yo me he dado cuenta de que no necesito que nadie sufra para sentirme bien. Mi paz y felicidad depende de la persona que soy yo.

Bendito karma que me ha enseñado que todo, siempre, tiene dos caras.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

SUPERADAS LAS 50.000 PALABRAS

Ayer 2 de septiembre hizo cuatro meses que puse la primera palabra en la novela que estoy escribiendo. Ayer, también, superé las 50.000 palabras.

Aún no he terminado, me queda completar un capítulo, el epílogo y la nota histórica, pero no creo que se vaya mucho de esa cifra de palabras.

Me han dicho que es demasiado corta para ser una novela, pero a veces se considera novela a partir de 40.000, así que, aunque corta, es una novela.

No una novelette, esas no llegan a las 20.000 palabras.

¿Podría alargarla?

Pues claro, contando cosas irrelevantes, metiendo toda la paja que se me ocurra, podría prolongarla hasta que tuviera una longitud más estándar, pero si algo he aprendido a lo largo de estos años de escritura (que ya son para tener un máster) es que las historias no tienen una longitud establecida. Las hay que se cuentan con pocas palabras, sin que les sobre ni falte nada, y otras que necesitan muchas más páginas porque, de otro modo, parecen inconclusas.

Esta novela corta está siendo una maravilla en lo que se refiere a los momentos de escritura. Estoy disfrutando mucho, jugando con el lenguaje, con los personajes de otro siglo, metiéndome hasta el cuello en las emociones que vive mi protagonista en uno de los dos hilos argumentales de los que consta la novela.

El otro día me paré a pensar en algo: nunca había seguido este esquema. Después de cinco minutos de reflexión me di cuenta de que no es cierto, pero hace tantísimo tiempo de la última vez que lo había olvidado.

En aquella primera aproximación a lo que he hecho ahora, no escribí los dos hilos de manera simultánea en el mismo archivo, como ahora. Fue en La arena del reloj y me guardé para mí, en la primera copia impresa de la novela (impresa en mi impresora) todo el hilo en el que era mi propia voz la que hablaba, que escribí en una noche.

Para quien no lo sepa, escribí esa novela con mi padre en sus últimos meses de vida. Él me contó sus recuerdos para que se quedaran en alguna parte y mis hijos y mi sobrino pudieran conocerlo en el futuro. Era como una carta para ellos, una charla en papel que supliera lo que jamás iba a poder intercambiar con ellos cuando fueran mayores y capaces de entenderlo.

Esta vez, las dos voces las he escrito tal y como las leerá el lector (si esta novela tiene alguno) y se van dando la mano para contar una historia desde dos perspectivas diferentes.

No, no repito lo mismo con dos narradores, los dos hacen avanzar la historia. 

No sé si es una novela para todo el mundo o si nos la he escrito al protagonista y a mí, pero a estas alturas me da igual todo.

Escribo porque lo necesito.

Lo que digo de mi protagonista es un poco extraño. Vivió en el siglo XIX, en un entorno que no es el mío y yo no iba a contar su historia. Yo me estaba documentando para otra cosa cuando sentí que me tocaba en el hombro y me pedía, con exquisita educación, que contase su historia.

No he sido capaz de imitar su voz, a pesar de que he leído muchísimas cartas suyas, pero creo que he logrado atrapar sus emociones. 

Fue un hombre apasionado de su profesión, pero muy poco dado a excesos en lo personal.

Hay una frase suya, de sus últimas horas, en ka que habla de secretos de familia. Nadir sabe a qué se refería y es aquí donde entra mi ficción. 

Por supuesto, avisaré al lector de lo que no es cierto y, si por casualidad algún club de lectura quiere leerla conmigo, creo que puedo hacer la mejor exposición de todas las wue he hecho hasta ahora.

¿Sabéis por qué? Porque aunque no nos dedicamos a lo mismo, él se parece mucho a mí. Le dolía lo mismo que me duele a mí, se emocionaba con las mismas cosas. 

Me voy, me estoy empezando a emocionar.


sábado, 30 de agosto de 2025

TIEMPO DE PERDER




Sinopsis:

A los cincuenta y pocos, Sofía lo ha perdido todo: el trabajo que le dio independencia, a su madre, a su marido y hasta la posibilidad de sostener con dignidad la vejez que se aproxima. Lo que empezó siendo un acto de amor —cuidar a los suyos— la ha llevado a una soledad asfixiante, a una pensión que no alcanza y a una última renuncia: dejar partir a su perro porque no puede costear el tratamiento de su enfermedad. En Tiempo de perder, Mario Zaragoza nos sumerge en el retrato íntimo y desgarrador de una mujer obligada a despedirse no solo de quienes amaba, sino también de quién era. Una novela que conmueve por su verdad y que interpela a todos los que, como Sofía, alguna vez se han sentido al borde del abismo.

Reseña:

Con Tiempo de perder, Mario Zaragoza entrega una de sus novelas más intensas y conmovedoras. Escrita en primera persona, la voz de Sofía nos conduce por capítulos breves, como fogonazos: unas veces con un lenguaje evocador, casi poético; otras con la crudeza de quien ya no puede permitirse adornos. La obra combina la intimidad del diario con la fuerza de una confesión, y se sostiene en recursos narrativos que potencian la cercanía: silencios significativos, repeticiones como eco del dolor, metáforas precisas que iluminan lo cotidiano y una estructura fragmentaria que refleja la fractura interior de la protagonista.

El jurado destacó “la capacidad del autor para convertir la experiencia de la pérdida en literatura de primer nivel, el retrato honesto y sin concesiones de una mujer enfrentada a su despojo, y la brillante tensión entre lirismo y verdad desnuda”.

Tiempo de perder es, en definitiva, una novela que se lee con el corazón encogido y que invita a una reflexión profunda sobre lo que significa vivir —y sobrevivir— cuando ya casi no queda nada.


Ahora en serio: 

Esto que acabo de poner ahora mismo lo acaba de generar una IA (menos la portada, que le he hecho con Canva en cinco minutos). Mario Zaragoza no existe (a lo mejor hay alguno) y tampoco ha ganado ningún premio, pero quería hacer este experimento porque creo que tenemos que pararnos a reflexionar un poco sobre las capacidades de la inteligencia artificial y lo que supondrá para nosotros.

No sé cuánto hace que la manejamos con soltura en nuestros dispositivos, ¿dos? ¿tres años? No creo que haga más, y ya es capaz de hacer algo como esto: plantear una novela que genera expectativas aunque no exista, aunque no haya ningún señor que se haya dejado la vista y la espalda escribiéndola.

En cinco puñeteros minutos.

Mientras esto sucede, yo sigo tomando mis notas en libretas, volviéndome loca para organizar la trama, luchando para que cuando se publique, se vea en Amazon, para que no pase sin pena ni gloria y mi dolor de espalda pueda permitirse un masaje o mi vista, gafas nuevas.

¿Por qué he escrito esta entrada?

Es por algo que me ha pasado esta semana he leído algo generado por una IA. Por un mínimo sentido del pudor me he inventado otra para ilustrar esta entrada. Ya bastantes charcos piso, no quiero empaparme más peleándome con el humano que está detrás de semejante disparate.

La descargué de Amazon y apuntaba maneras, y de hecho lo hice porque el principio estaba retocado por un humano y no se notaba que era IA, pero a partir de el 20%... ¡Ay, madre! Es que tenía todos los vicios de la inteligencia artificial, había cosas sin sentido ni lógica alguna.

¿Por qué lo leí hasta el final? ¿Es que soy imbécil?

Llamémosle curiosidad.

Estaba en el hospital y, a pesar de que no suelo hacerlo, quise llegar al final para valorar con toda sinceridad lo que me había parecido: un puro producto vacío de alma humana.

Sí, le puse una mala reseña, yo que siempre me las ahorro porque me da pena tirar el trabajo de alguien solo porque a mí no me haya gustado, pero eso no computa para las IAs.

Al ir a Amazon vi que el autor ha subido 12 novelas en la misma línea y seguro que a poco habrá doce incautos que se comerán gato por liebre. Quizá alguien se dé cuenta de que esto no es normal, alguien se haya tomado la molestia de investigar o, como yo, esté tan entrenado en sintaxis que sea capaz de encontrar patrones donde la gente solo ve palabras y lo descubra. Pero colará y lo hará cada vez más.

Y espera que se ponga de moda... 

Entonces, empezará el Tiempo de perder para quienes escribimos. Ahora estamos en el momento previo de Sofía, la protagonista ficticia de este libro imaginario: cuidando al enfermo, pero pronto tendremos que sacrificar a nuestra mascota y nos veremos en la indigencia, porque nuestra vida habrá desaparecido.

Por lo menos, la vida como la hemos entendido durante mucho tiempo.

La vida en la que escribir tenía un sentido y nos daba sentido.


martes, 12 de agosto de 2025

NUEVO RICO, NUEVO POBRE, MI SERIE DE ESTE VERANO

 

La trama de esta serie juega con un tema clásico: el cambio de vidas. Todo comienza con un error médico cometido hace 30 años por una enfermera ebria que intercambia a dos bebés recién nacidos en una pequeña clínica rural de Colombia.

Una de las madres, Antonia Mancera de Ferreira, es de clase alta y el parto le pilla de excursión. La otra, Esperanza Romero de Galindo, vive en un ranchito en la zona y es de condición humilde.

Los padres, varias veces a lo largo de la vida de los niños, muestran su desconfianza a que sean sus hijos por lo poco que se parecen a ellos, pero no es hasta que la enfermera está a punto de morir cuando, arrepentida, busca a Antonia y le confiesa lo que hizo. Esta, que hace 15 años que está viuda, busca a su verdadero hijo y acaba descubriendo que vive en una pensión del barrio Bosquecitos de Bogotá con su padre Leonidas (también viudo). 

Brayan (o Brallan juraría que cuando empieza la serie el padre insiste en que lo escriban con dos eles), el verdadero hijo de Antonia, es un joven de clase baja, perezoso y un poco vago, pero con buen corazón. Su obsesión es que él no pertenece a ese lugar, que él tiene que ser rico.

El otro muchacho que nació ese día es Andrés, un hombre de la alta sociedad. Es el niño que debería de haber ido a parar a los brazos de Leonidas, pero que por el error de la enfermera es criado por Antonia. Estudioso, inteligente y trabajador, se ha convertido en el presidente de la exitosa compañía de paquetería y está acostumbrado a una vida de lujos. Su peor defecto es que es arrogante, duro e indiferente con sus empleados y con su entorno. Es insoportable y hermético, lo que hace que, cuando quiera echar mano de sus amigos, descubra que no los tiene.

La razón por la que los padres deciden intercambiar sus vidas, y que el "nuevo rico", Brayan, aprenda a manejar una empresa, y el "nuevo pobre", Andrés, tenga que adaptarse a una realidad llena de necesidades y carencias, es una idea loca que se les ocurre a Antonia y Leonidas: quieren darles una lección de vida para que corrijan sus defectos.

Tras ese punto de partida, sabemos que las vidas de Brayan y Andrés ya se habían encontrado, porque la novia de Brayan, Rosmery, es la secretaria de Andrés. A partir del momento en el que Andrés y Brayan son forzados a intercambiar sus vidas, se desatan una serie de enredos, risas y situaciones complicadas que mantienen la atención del espectador.

Hay dos versiones de la serie, la original de 2007, producida por Caracol Televisión, y la de 2025, un remake modernizado.



En esta primera versión, Brayan está interpretado por el actor Jhon Alex Toro. Al principio me parecía que sobreactuaba mucho, pero la verdad es que al personaje de Brayan esa actuación le va como anillo al dedo. Para mí ha sido el motor para ver la telenovela, es que cuando le pillé el punto, no podía dejar de reírme con él.

Tanta “malicia indígena” me mantuvo sonriendo.

Los que no me gustaron nada, pero son esenciales para entender la trama, son Fernanda Sanmiguel, la supermodelo interesada que pasa de ser novia de Andrés a novia de Brayan cuando la fortuna cambia de manos, y el “tinieblo” de esta, el “primate Mateo” como le dice Brayan, un López Ferreira que trata de hacerse con la fortuna de la familia de Antonia.

El personaje de Andrés está interpretado por Martín Karpan, es el millonario que de repente se ve sin un peso y al que la vida le va bajando los humos. Es muy tierna la interacción progresiva con el perro sarnoso (Chanda) que vive en la pensión la Caridad y tiene mucha química con Rosmery (que de novia de Brayan pasará a novia de Andrés).

Como vemos, los guionistas intercambiaron todo.

También me encantaron María Cecilia Botero en el papel de Antonia y Hugo Gómez en el personaje de Leonidas Galindo.



La nueva producción de Caracol Televisión, que se estrenó en febrero de 2025, mantiene la esencia de la historia original, pero con un elenco y una ambientación actualizados. Aunque las dos series conserven la misma historia, hay grandes diferencias, porque los años que han pasado han provocado tantos cambios en la sociedad que no se podía hacer exactamente igual. Por ejemplo, en la primera versión solo los multimillonarios tienen móvil... Ese pequeño detalle supongo que obligó a cambiar la trama, muchas partes no funcionarían con verosimilitud en una historia con una comunicación fluida como la de ahora. Además, en la nueva aparece un personaje, Adi, la asistente de IA del multimillonario. La interacción de Brayan con ella es muy divertida también. En esta versión de 2025, los inversores son cataríes, mientras que en la primera eran americanos y las empresas no se llaman igual: la primera era Mundo Express y la segunda Card Smart.

Además, tiene la mitad de capítulos, porque se han eliminado algunas subtramas que no aportaban mucho a la novela, sino que la alargaban innecesariamente. 

La serie está en Netfix. 

Bueno, las dos.

¡Me encanta la canción que abre la novela! No sé cómo se llama, pero "Nadie sabe lo que tiene hasta el día que lo pierde" es una verdad como una catedral. Al principio, me la saltaba, pero acabé viendo la cabecera solo por la canción.

¿Cuál me ha gustado más? Sinceramente, la primera, la de 2007. No ha sido por la trama, que creo que está más ajustada en 2025, ni por la ambientación, la pensión es mucho más bonita en la nueva, es por los actores. En la primera, todos están soberbios. En la segunda, ni Andrés ni Rosmery me han convencido. Sin embargo, Fernanda Sanmiguel, sí.

El que me ha vuelto a cautivar es Jhon Alex Toro. Interpreta a Leonidas, que es uno de los personajes más bonitos de la novela; mira que lo hizo bien Hugo Gómez, pero es que él lo vuelve a bordar.

Pero, a pesar de que una me guste más que la otra, las he visto las dos y las volvería a ver. Últimamente no consigo que nada me mantenga mirando la televisión más de diez minutos, así que esto tiene que tener algo para que así haya sido.

La serie, para alguien de Castilla, tiene las dificultades propias de las palabras que no conocemos aquí, pero he de decir que no tardas nada en entenderlas. Eso sí, hubo una vez que mi hijo se quedó mirando la tele, en una de las escenas que protagoniza Jhon Alex Toro, y me preguntó si de verdad lo estaba entendiendo por lo rápido que habla.

¡Pues claro! 

La recomiendo. No he visto una telenovela desde el siglo XX, hará como 40 años, y pensaba que no iba a ver nunca más una, pero me equivoqué. 

Después de esta, lo intenté con otra y me aburrí en el capítulo uno.

Personajes principales.

Primero, el actor de 2007, después, el de 2025.

 

Andrés Ferreira (Martín Karpan, Juan Manuel Guilera)


 





Brayan Galindo (Jhon Alex Toro, Variel Sánchez)

 







Rosmery Peláez (Carolina Acevedo, Lina Tejeiro)

 





Fernanda Sanmiguel (Andrea Nocetti, Laura Barjum)

 




Antonia Mancera (María Cecilia Botero, Marcela Agudelo)


 





Leónidas Galindo (Hugo Gómez, Jhon Alex Toro)






Sé que este blog habla de libros, pero los libros cuentan historias y a las historias bien contadas, les hago sitio.


lunes, 4 de agosto de 2025

39718 PALABRAS

Mi intención era actualizar cómo voy con la novela el 2 de agosto, el día que hacía tres meses desde que empecé la novela.

No ha sido posible.

He pasado unos días un poco intensos, en los que se suponía que iba a estar descansando, pero que los he pasado apagando fuegos (traducción: llevando a médicos, colaborándole a un albañil, limpiando y desalojando el agua de una inundación en el garaje de mi madre).

No he escrito ni una palabra.

Pero, a pesar de esto, estoy contenta porque llevo 16 capítulos, cuatro horas de grabación de novela y casi 40.000 palabras.

Todavía me queda documentación por leer, así que es posible que tenga que ajustar algunas cositas antes de darla por concluida, pero no sé yo. Hice un pedido a IberLibro, a una librería de A Coruña, y hace ya una semana que se supone que debería haber llegado, pero no tengo noticias de ella.

Eso sí, cobrarla, el primer día.

Esta novela me está abriendo el apetito de Granada, pero también de volver a París. Y Roma. Y, sobre todo, Portici

Quiero notar en mi piel su luz.