martes, 8 de noviembre de 2022

MI RETO DE NOVIEMBRE

Mi desafío de noviembre está relacionado con el NaNoWriMo, el Mes Nacional de la Escritura de Novelas, que nació hace varios años en Estado Unidos y al que se apuntan escritores de todo el mundo. El reto es escribir 50.000 palabras en 30 días.

Hay una página donde los participantes se apuntan y tienen que cumplir determinadas normas. A mí se me hacen bola, así que decidí que me apetecía retarme, pero por mi cuenta. Objetivo: 50.000 palabras en 30 días, pero a partir de ahí, libertad.

Tengo que decir que no es la primera vez que lo hago, creo que ya van dos. En ninguna de ellas he logrado completar la novela, aunque siempre he llegado a las palabras. 

Lo que hago es sentarme todos los días. A veces, por las mañanas ya tengo las palabras diarias (alrededor de 1.700), otras, no. Otras, la mayoría, las tengo por la mañana y por la tarde otras tantas. Lo que no me permito es fallar un solo día, aunque en los pocos productivos no pueda juntar ni 500 o pase que, las del día anterior, no me sirvan y las suprima.

Una de las condiciones del reto es tirar adelante. Tener un esquema, que conviene preparar en los días previos, y después prohibirse el corregir nada. Y aquí es donde a mí el reto se me atraganta y por lo que no me registro.

Si un árbol se tuerce desde el principio, de adulto no hay quien lo enderece.

Del mismo modo, si una novela toma un rumbo equivocado y no lo corregimos, al final es un árbol torcido. Habremos escrito 50.000 palabras, sí, pero daría igual si estuvieran en la papelera de reciclaje.

Yo, cada día, releo el capítulo anterior, refuerzo lo que me parece, cambio lo que no me convence y, solo después, sigo escribiendo. Me funciona y en realidad me da igual si los demás van mejor o peor que yo, el trato es únicamente entre mi historia y yo.

Una de las novelas que nació del Nanowrimo fue Con suerte... en Navidad, quizá la novela que más me ha divertido escribir porque me sentí más libre que nunca para poner lo que me dio la gana en ella. Más o menos para el puente de diciembre la tenía terminada, a falta de retoques, pero la Navidad se interpuso en mis planes y solo la terminé a principios de enero de 2021, unos días después de haber pasado el coronavirus.

Este año estoy en ello. Han pasado 8 días y a esta hora, una y media de la tarde, llevo 13790 palabras. Más o menos sale la media, pero espero superarla entre esta tarde y esta noche, que tendré un rato para ponerme con la novela.

Aún no sé cómo se va a llamar, aunque sí tengo clara la mayor parte de la trama. Cada vez me siento más cómoda, conozco más a los personajes y resulta más sencillo. Y, sobre todo, cada vez siento más ganas de sentarme (esta frase ha quedado un poco regulera, si fuera de la novela la suprimiría al día siguiente).

Seguiré, a ver dónde me lleva esto.


3 comentarios:

  1. Es que lo de prohibirse corregir, tiene que costar. ¿Y cómo se controla esto? Y seguro que te lleva a una buena historia, con personajes inolvidables, como siempre.
    Besotes!!!

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  2. El viernes 17, la vida me dio uno de sus bofetones y desde entonces no he escrito. Me he sentado varias veces, pero hay veces que no hay más remedio que reposar para que el dolor resulte un poquito más soportable.

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  3. Hay que reposar ahora Mayte. Lo siento muchísimo. Un fuerte abrazo.

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