viernes, 20 de abril de 2012

GENERACIÓN KINDLE


¿Sabéis qué es? Es como se autodenomina un grupo de escritores que ya hace un tiempo que se mueve en internet y que han encontrado en Amazon el portal adecuado para dar salida a sus obras. Se llama Kindle, como el dispositivo lector para el que están configuradas las obras que se cuelgan en esta página. La idea de adoptar un nombre generacional es interesante, pero creo que es muy pronto para afirmar si esta generación son todos los que están o están todos los que son. O somos, que yo también ando por ahí.

Mucho se puede hablar de las características que tiene que cumplir un grupo literario para ser considerado generación. Muy resumido podrían ser estas:
- edades próximas
- movidos por un acontecimiento
- reacción similar ante los problemas de su época.

En cuando a las edades próximas, me he fijado que en este grupo hay gran variedad, el abanico que separa a unos autores de otros es incluso superior a los veinte años. La proximidad de edad, entonces, se nos cae. El acontecimiento aglutinador podría ser la popularización de la plataforma digital en la que todos publicamos, Amazon y el contacto a través de las redes sociales como Facebook, pero lo de la reacción similar ante los problemas de nuestra época… ahí es donde creo que esto se desmorona. Por la variedad de géneros, de temática de las obras… Además, falta algo en esa lista previa que hice: lazos de amistad, tan importantes en generaciones literarias que todos tenemos en mente, como la del 98 o la del 27. Puede que entre algunos de nosotros exista en el mundo real, pero la amistad, en este grupo, es virtual en la mayoría de los casos.

El mundo editorial, la maquinaria que hasta hace poco era el único modo de llegar a los lectores, es bastante lento y se está quedando obsoleto. Desde que el autor termina el manuscrito, lo registra y lo pone en la mesa de una editorial, hasta que recibe una respuesta pueden pasar meses, años, o incluso toda la vida, porque hay algunas que ni se molestan en contestar. Demasiado tiempo para una época en la que el mundo se mueve a la velocidad de la luz. Demasiadas negativas también, todo hay que decirlo.

Internet, las herramientas que pone en nuestras manos, han suprimido largo proceso de espera al que obligaban las editoriales y con algunos conocimientos básicos de informática es posible convertir nuestros escritos en novelas y en tan solo unos minutos colocarlos en uno de los portales con mayor difusión mundial sin pasar por el frustrante trámite del rechazo.

En este proceso de publicación, los filtros sobre la calidad de la obra los decide la conciencia de cada uno. Los habrá que no acepten que nadie le ponga o le quite una coma a su novela, los que la revisen concienzudamente hasta que no quede ni un error, los que antes de lanzarse (como yo) hayan dejado que la obra pase por los ojos de más de una docena de lectores… Ninguna de las opciones considero que sea mejor o peor, supongo que tiene más que ver con la seguridad en uno mismo que con los resultados que cada método te vaya a reportar. ¿Quién me dice que el criterio de un taxista que se ha leído el manuscrito en sus ratos perdidos esperando clientes en el aeropuerto es mejor que el de un escritor que confía en cada una de sus líneas? Nadie, por supuesto.

Pero esta facilidad, la inexistencia de profesionales del tema me da que pensar. Pienso comparando, como siempre. Me acuerdo de los años en los que los profesionales del ladrillo (los albañiles de toda la vida, vamos) fueron sustituidos por mano de obra más barata que entraba a raudales en nuestro país. Fáciles de contratar, baratos, y que acababan los pisos en un santiamén. ¿A qué precio al final? Voy a hablar de algo que conozco. Mi propia casa. Mi terraza, hasta la reforma, tenía baldosas sueltas en varios tonos de teja. Aleatoriamente dispuestas. Acabaron todas destrozadas y a la simpática vecina de abajo no se le ocurrió otra cosa que ponerme una denuncia por las filtraciones de agua… Mis cuartos de baño, alicatados de aquella manera, resultó que debajo de una gruesa capa de gotelé (¡dios cómo lo odio!) que tenía que ir sólo en el techo, tenían azulejos. Para recuperarlos hubo que hacer una labor de limpieza que un poco más y me lleva el tiempo que tardaron los romanos en construir el acueducto. Al tratar de quitar la horrorosa pintura original de algunas habitaciones (más gotelé) se acabó cayendo el yeso de las paredes… Desistí.

¿No acabará pasando eso con estas obras? Puede que al principio, a simple vista, hayan quedado muy aparentes pero tras un tiempo, cuando la moda o las tendencias cambien, ¿no se les acabará cayendo el yeso? ¿No acabaremos descubriendo más mediocridad de la deseable? ¿No habrá sido exagerado hablar de generación tan pronto?

Creo que hacen falta profesionales en todas partes, en la construcción de casas y en la elaboración de libros. Evitarían, por ejemplo, errores de base. No voy a criticar a nadie más que a mí misma. Sigo con las analogías. Si tú vendes gasolina, ¿quiénes serán tus clientes? Obviamente, los que tengan dos cosas: coche que la necesite y dinero para pagarla, ¿no? Bueno, pues yo, que soy muy lista, no lo pensé. Elegí vender gasolina a gente sin coche y sin tarjeta de crédito. Mi novela no va mal, de hecho se ha colocado un montón de veces el número dos de su categoría (el uno se resiste y yo tan contenta porque no pierdo la apuesta del tatuaje) pero esto tiene que parar. ¿Por qué? Pues porque, de momento mis "clientes" han podido ser gente que me conozca pero mis potenciales clientes, el público que encaja con el perfil de mi libro, que yo sepa, ni tienen tarjeta de crédito ni un kindle. Son muy jóvenes. Eso, alguien con experiencia, con criterio, lo habría visto antes. El libro se acabará perdiendo en las listas que varían a cada hora. Listas que, por otro lado, no significan nada. ¿Quién decide la calidad? ¿El número de ventas? No estoy tan segura. De hecho, ni siquiera en papel, editados al modo tradicional, estoy segura de que el número de ejemplares vendidos vaya parejo a la calidad.

Por eso, sigo diciendo que es muy pronto para hablar de generación.

Estamos en medio de una tormenta, las aguas se mueven de manera violenta y hasta que el temporal no amaine nada ocupará el lugar que le corresponde. Amazon ha entrado con la fuerza de un tsunami, haciendo temblar las bases en las que se sustentaba un gran negocio. Creo que el sector editorial está reaccionado de manera muy lenta y esto les tiene que hacer pensar. Hace muy poco he leído que Kodak reaccionó tarde a la revolución digital y acabará desapareciendo. Yo espero que los libros en papel no desaparezcan nunca, lo espero y creo que no lo harán, pero también creo que no hay que menospreciar los cambios.

Tomen nota.

Enlace de la página de Esteban Navarro con los autores de la generación kindle.

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miércoles, 18 de abril de 2012

PRESENTACIÓN EN MADRID DE LA SOMBRA DE LAS HORAS

Pues ya no queda nada para que Luis Miguel Morales Peinado, nuestro amigo Román, presente su libro. Será mañana jueves 19 de abril, a las ocho de la tarde en Onder Bar, calle Las fuentes, 10 (metro ópera).


Yo no podré estar, pero te deseo una cosa, Román: que te lo pases muy bien.

lunes, 16 de abril de 2012

CARTA DE UNA DESCONOCIDA de STEFAN ZWEIG


Sinopsis:
Un afamado y mujeriego escritor no reconoce la caligrafía de la carta que recibe una mañana. Para su sorpresa, la remitente es una mujer desesperada, dispuesta a declararle, antes de morir, su amor secreto y casi obsesivo, escondido durante muchos años.



Llevaba tiempo queriendo leer algo de este autor, porque siempre que leía sobre sus libros todo eran halagos. Sin embargo, no había tropezado con él. En realidad fue una absoluta torpeza mía porque el libro no he tenido ni que comprarlo: estaba en mi propia casa.

Hace años, con un periódico, venían unos libros, una colección que se llamó "Clásicos del siglo XX". Son unos libros encuadernados en pasta dura que coloqué en una estantería de casa, en la habitación de mi hijo. En estantería que está bastante mal situada para ver los títulos de los libros si no te asomas a propósito. Y para hacerlo hay que subirse encima de una mesa, lo que no es demasiado sensato. Nunca les he hecho mucho caso, sobre todo porque varios eran títulos repetidos, novelas u obras de poesía que ya había leído. Este pasado fin de semana, haciendo limpieza de trastos (juguetes básicamente) mis ojos se posaron en la estantería. Le hacía falta sacarlo todo, limpiar y revisar. Cuando, después de trepar, los libros fueron pasando por mis manos fui recordando experiencias lectoras. Hasta que tropecé con Carta de una desconocida. ¿Cómo es posible que nunca me hubiera fijado que lo tenía? ¿Por qué no lo leí? Eso lo sé. Por la fecha de edición, cuando llegó a casa, una de dos, o estaba al final de un embarazo difícil o ya tenía un bebé en mis brazos, con la consiguiente merma de tiempo libre que supone. No es fácil leer mientras estás cambiando pañales.

Las sensaciones de la lectura de esta Carta de una desconocida, no han podido ser mejores. En serio. El relato es sencillo y muy corto, no creo que completase una hora de lectura, pero me ha inundado de emociones. Siempre digo que los libros tienen sus momentos y creo que este ha llegado en el mejor. Lo he vivido, me he plantado en la piel de la protagonista, he sido capaz de entender su obsesión, aunque racionalmente sea una locura y harto imposible. Los delirios del amor no duran tanto como para llenar una vida, eso es más locura.

Nunca sabemos los nombres de ninguno de los protagonistas porque, en realidad, no interesan. Sólo nos interesa esa historia de amor y olvido, ese dolor de la protagonista, que no ha sido capaz de amar a nadie más que él en su vida. Ha sacrificado todo por un sentimiento que nació cuando no era más que una niña de trece años.

El vocabulario del relato es muy sencillo, sin grandilocuencias y el uso de diferentes tiempos verbales hace que nos convirtamos en la mujer que sufre y ama o en aquel que recibe la misiva. Sólo en cuatro párrafos, los dos primeros y los dos últimos, el narrador sale de la historia, usando la tercera persona. Es aquí donde conocemos al escritor: primero su desconcierto al encontrarse con la carta y finalmente la tristeza de no ser capaz de recordar con claridad a quien tan intensamente le amó. Me guardo un detalle que descubriréis nada más empezar a leer, pero es que creo que ya he contado bastante. El desencadenante de la carta, la razón por la que la desconocida decide ponerse en contacto con el escritor y, por supuesto, el final.

Insisto. Leedlo. Espectacular

jueves, 12 de abril de 2012

ECOS EN LA RED

En este blog siempre he reservado espacio para los libros autoeditados, consciente, por mi propia condición, de lo complicado que resulta llegar al público cuando no tienes detrás de ti gente que empuje tu proyecto y que lo haga visible a ojos de los demás. No lo he hecho sólo por esa razón. Existe otra más poderosa. Entre los autoeditados hay gente con mucha calidad que merecen nuestra atención y obras cuya lectura nos puede aportar muchas cosas positivas.

Curiosamente, con quien menos he insistido he sido conmigo misma. Salvo en el caso de mi última novela, El medallón de la magia, cuyo proceso de publicación pudisteis seguir paso a paso, en los otros casos, los ecos en la red de las novelas se han quedado ocultos en una de las páginas de este blog. Hoy quiero hacerlos visibles, compartirlos porque me he dado cuenta de que ya son unos cuantos.

La arena del reloj es casi protagonista de esta página. Es una novela-biografía muy diferente a cualquier otra cosa que hayáis podido leer, sé que muchos ya sabéis de lo que hablo. Me siento orgullosa de este libro por lo que significa en mi vida, lo que contiene, lo que me ayudó en su momento y las oportunidades que me ha ido brindando desde que decidí, tal vez de manera inconsciente, dejarlo accesible. Me devuelve, siempre, más de lo que puse.

Su chico de alquiler, a pesar de la sencillez de la historia, para mí tiene la enorme importancia de haber sido la pionera. Su atractiva portada me hizo visible para los blogs y sé que hay muchas personas que han pasado un buen rato leyendo una historia ligera, un chick lit muy cortito que sólo tenía la ambición de entretener.

Esta página de mi blog, EN OTROS BLOGS, os llevará a lo que os cuento. En ella he ido recopilando las reseñas que han salido y alguna que otra cosa que en su momento me llamó la atención.

miércoles, 11 de abril de 2012

NO CORRESPONDENCIA

Hay momentos en la vida en los que se produce un fenómeno extraño: lo que sentimos no se corresponde con lo que estamos viviendo. ¿Os ha pasado? Es como si el cerebro se desconectase de alguna manera y fuera incapaz de registrar la realidad circundante, moviéndose por una paralela.

La no correspondencia es difícil porque impide disfrutar plenamente de los éxitos, por pequeños que sean, de las cosas sencillas que hacen que nuestro paso por aquí merezca la pena. O al contrario, maximiza lo cotidiano, engorda hasta los más mínimos detalles haciéndonos creer que nos podemos comer el mundo. Nos mantiene en un equilibrio inestable, caminando por una navaja demasiado afilada.

No lo había pensado así cuando empecé a escribir, pero estoy pensando en la no correspondencia en el amor. El dolor de quien siente solo es inmenso, pero yo, que no puedo dejar de pensar, me he intentado poner en el otro lado, en el de la persona que recibe ese amor que es incapaz de corresponder. Cuando uno ama el tiempo cura. Cuando uno ama está vivo y en cualquier momento puede reorientar ese sentimiento hacia otra persona. Pero, ¿qué pasa cuando eres amado y no puedes dar al otro lo que necesita? Tiene que ser doloroso saber que, aunque no quieras, estás haciendo daño a una persona que te quiere.

Hay que dormir por las noches, porque si no se escriben cosas muy raras...