viernes, 11 de septiembre de 2015

VIRGINIA WOOLF (1882-1941)




“Cada secreto del alma de un escritor, cada experiencia de su vida, cada atributo de su mente, se hallan ampliamente escritos en sus obra”.

Hace unos meses tropecé con un artículo en el que se hablaba de esta escritora británica, perteneciente a la corriente modernista, y me dije que en cuanto tuviera tiempo tenía que indagar más sobre ella. Quería saber algo más de la vida y obra de una escritora con la que me sentí muy identificada en algunos pasajes de ese artículo. ¿Por qué? Pues porque reconocí en las suyas, algunas de las inquietudes y las dudas que a veces me asaltan desde que escribo (y sobre todo desde que publico lo que escribo). En ningún momento creo que nos parezcamos más allá de este pequeño matiz, pero quería conocerla un poco más. Incluso un poco más allá de sus libros, de los que reconozco solo haber leído Al faro y hace tanto tiempo que apenas lo recuerdo.

De ella dicen que no tuvo reparos en experimentar con la estructura espacial y temporal en la narración, y que convirtió el monólogo interior en una potente herramienta para explorar el subconsciente de los personajes. Con él se aproximaba a sus pensamientos y los exponía libres de la censura de un narrador externo.

La formación de Virginia, más que provenir de escuelas, se forjó en el ambiente en el que creció, frecuentado por gente vinculada a la literatura, ya que su padre, Leslei Stephen, era crítico e historiador. Al morir este se trasladó al barrio de Bloomsbury, en Londres, donde se relacionó con intelectuales como Forster, Keynes o Russell, formando lo que ha pasado a la historia como el grupo de Bloomsbury.

Antes de la publicación de la novela que la consagró, La señora Dalloway, ya casada con Leonard Woolf, escribió algunos textos en los que se empezaba a vislumbrar la ruptura con la narrativa de su momento, pero ninguno de ellos tuvo el éxito de esta novela o Al faro. Es con ellas con las que empieza a brillar su prosa poética y su rompedora originalidad estructural.

Sin embargo, algo tuvo un peso enorme en su ánimo siempre. Fue una persona depresiva. El proceso lo desencadenaría la temprana muerte de su madre, cuando apenas tenía 13 años, seguida dos años después por la de su hermana Stella que había asumido su papel. Estos dos hechos hicieron mella en la personalidad de la niña y, aunque en apariencia se recuperó, años después, tras el fallecimiento de su padre, la depresión hizo otra vez aparición en forma de una crisis mucho más virulenta que las anteriores. Lo que padeció se conoce como trastorno bipolar y afectó en gran medida a sus relaciones sociales, aunque mucho menos a su producción literaria.

Varios factores influyeron en el final de su vida, aunque se piensa que la fría acogida que tuvo la biografía que escribió de su amigo Roger Fry pudo ser el desencadenante de su trágico final: se ahogó en las aguas del río Ouse, después de llenar los bolsillos de su abrigo de piedras. Fue en marzo de 1941, aunque nada se supo de ella hasta que apareció su cadáver en el mes de abril.

Virginia dejó una nota para su marido, al que amaba profundamente, una nota con frases cortas, mal escrita según su propio criterio, en el que expresaba cómo se sentía:

“No puedo luchar”
“No puedo leer”
“No creo que dos personas pudieran ser más felices de lo que hemos sido tú y yo”

jueves, 27 de agosto de 2015

LA NOVELISTA FINGIDA DE RAFAEL R. COSTA

La novelista fingida de Rafael R. Costa participa en el II Concurso de Autores Indies de Amazon



Sinopsis:

Barbara L. Shackleton, antes Rita Amber, consiguió un éxito abrumador con su primera novela. Se vendieron millones de ejemplares y la historia fue llevada al cine, con buen presupuesto y una otoñal Bette Davis como estrella rutilante.
Durante unos años vivió de esa fama y hasta mereció el Premio Pulitzer de 1972. Cuando sus millones de lectores, así como su editor, le piden la segunda parte se refugia en su mansión de Long Island.
Allí se abastece de una docena de máquinas de escribir, y compra muñecas antiguas a las que corta el cabello con unas tijeras para hacerlas parecer a la protagonista de su libro.
La inesperada visita de un conocido hará que la novela que la llevó a la cumbre literaria muestre sus secretos. 

Mis impresiones:

Este verano he leído muy poco. Eso es algo ­extraño en mí, porque en verano es cuando más tiempo suelo tener para dedicarle a la lectura. Ha habido diversas circunstancias que han ido entorpeciendo mi rutina y la cuenta lectora ha quedado más que escasa.

Sin embargo, La novelista fingida la quería que leer por varias razones. La primera es que me apasiona cómo escribe Rafael R. Costa. ­Leí primero El caracol de Byron y me encantó la manera en la que fluye su discurso, la magia con la que construye los personajes. Después, cuando me acerqué a La interpretadora de sueños, las sensaciones fueron nuevamente maravillosas. Cuando un autor te gusta, ni te lo piensas: el mismo día en el que publicó esta nueva novela, me hice con ella.

Rafael R. Costa estructura La novelista fingida en cinco partes y empieza la narración por la que titula «El sombrero de Bette Davis». Es un inicio in extrema res porque, aunque nos deja unas pequeñas preguntas que tendremos que ir resolviendo a la largo de la historia, en este capítulo nos adelanta que Barbara L. Shackleton, a pesar de vivir en su lujosa mansión, es una estrella literaria en declive que brilla menos que la noche lúgubre en la que comienza la narración. El éxito espectacular de su novela publicada por HarperCollins, de la que se vendieron miles de ejemplares, que se tradujo a muchos idiomas, de la que incluso se hizo una película protagonizada por Bette Davis es solo un recuerdo del pasado. El fracaso de su segundo libro ha ido dejándola al margen del mundo editorial y  empezamos a intuir que ha tenido mucho que ver en la muerte de la joven Alice Bruma. Stephan Wells, un poeta enamorado de Alice, que ha pasado años en la cárcel por ello, ha venido a reclamarle que es una impostora y tiene la manera de demostrar que es la culpable de la muerte de Alice.

La llegada de la policía y la «amable detención» de Barbara se queda en suspenso para el lector. El autor, en el segundo capítulo, decide llevarnos de la mano al principio de la historia, al momento en el que las dos protagonistas de la historia se conocen.

La novelista fingida nos cuenta mucho en el mismo título. Barbara L. Shackleton no es el nombre real de esta mujer que aparece en la vida de Alice Bruma el mismo día en el que el hombre pisa la luna, mientras están en Central Park. Es Rita Amber, una joven sin escrúpulos que está intentando construirse una nueva biografía y ve en Alice el modelo perfecto. Enseguida busca la manera de coincidir con ella, incluso en Unnameable Book’s,  la pequeña librería en la que Alice trabaja mientras escribe su novela. El primer paso para convertirse en quien Barbara desea, será ganarse su confianza.


La novela es la historia de una timadora, de una impostora que tiene la imagen perfecta que le permite venderse, pero el mismo valor literario que un jarrón de los chinos (la comparación, hablando de una novela de alguien que escribe tan bien como Rafael, es para darme un bofetón, pero no estoy en mi mejor verano, ya lo he dicho). El autor se esmera en que conozcamos a la que era Rita Amber y esa otra que quiere ser, la novelista por la que se hace pasar. Y lo hace muy bien, pintando todos los matices de una personalidad enferma. Yo no he logrado empatizar nada con este personaje, aunque sí con Alice, la verdadera novelista, la que escribe con tanta pasión que sus dedos en el teclado crean una melodía armoniosa cuando se sienta delante de la máquina de escribir y se olvida de que el mundo existe.

A ellas dos les acompañan un puñado de personajes secundarios, necesarios para contar la historia, entre los que destaca Stephan Wells, el poeta, a quien Barbara le causa siempre una tremenda desconfianza. Rafael no los esboza, los recrea en palabras y dibujos con los que llena sus cuadernos de notas. Estoy acostumbrada a verlos cuando los comparte y creo que son tan bellos casi como sus novelas. Le he robado una foto para que podáis verlo. 

La historia la ambienta en Nueva York y arranca en 1969, y en todo momento la he visualizado en blanco y negro. Suena a Embraceable you, sabe como un cóctel bien preparado y recuerda a una película del mejor cine en blanco y negro negro.

Desisto en el intento de poner un vídeo en el blog, no sé por qué ya no me sale. Dejo el enlace por si queréis escuchar cómo suena.



La novela participa en el concurso de novelas indies de Amazon en este verano de 2015, concurso que termina al finalizar agosto. Sinceramente le deseo que sea una de las finalistas elegidas para la evaluación final por parte del jurado porque es una novela muy interesante, muy bien escrita y con un final cerrado. 

Además, el autor sortea una ilustración de las que ha hecho de la novela entre todas las personas que la hayan leído y participen en el sorteo que tiene activo en Facebook.


viernes, 21 de agosto de 2015

DESMORALIZADA



Vengo desmoralizada.

He conocido a Alberto, segundo de ESO, un excelente estudiante. Me ha estado contando cosas de su instituto e irremediablemente hemos llegado a los libros. De los dos que ha tenido que leer este curso, uno era Rebelión en la Granja de George Orwell. Me ha parecido bien, un libro que tiene dos lecturas y que sirve muy bien para ampliar conocimientos de historia.

Estupendo hasta que le he preguntado cómo lo habían trabajado.

Pues nada, la profesora les dio el título y el autor, un plazo para entregar una ficha del libro (resumen y datos técnicos como el número de páginas) y otra para hacer un examen.

En este punto mi cara se ha debido parecer a ese emoticono al que se le abren mucho los ojos y se le descuelga la mandíbula, pero he seguido preguntando, por si acaso me estaba adelantando.

"¿Qué has entendido del libro?"

Alberto me ha contado que transcurre en una granja, donde los animales se rebelan contra un granjero injusto y, poco a poco, los cerdos se van haciendo con el control de la granja, siendo tan malos como era el granjero.

"¿Y qué más?" No quería volver a adelantarme.

Le he preguntado si han dedicado algún día a explicar esa otra lectura que tiene Rebelión en la granja, esa en la que descubrimos que el autor ha escrito realmente una fábula en la que está haciendo una crítica al régimen soviético de Stalin.

Alberto me ha mirado con la cara del emoticono de antes. No sabe, por supuesto, quién fue Stalin, ni se había enterado de que existía la posibilidad de que hubiera otra manera de entender el libro.

Mientras tomaba un aperitivo con su madre y otra amiga, le he explicado que los libros tienen muchas veces -o sería lo deseable- dos lecturas. Una, la simple, la que está en la superficie. El resumen de lo que hacen los personajes y poco más, eso que ha valorado su profesora a la hora de puntuar el examen. Pero, si el autor es un poco inteligente, siempre deja caer otra lectura más profunda.

Es evidente que a Alberto no le han enseñado a abrir los ojos. No ha podido hacer otra lectura porque ni siquiera intuía que se pudiera.

Ahora me pregunto, ¿tampoco ha aprendido a hacerlo su profesora? ¿No ha tenido una miserable hora para explicarles el libro? ¿No sería mucho más rentable en cuestión de aprendizaje dejarse de exámenes y diseccionar el libro en clase? ¿Es ella una de esas lectoras que no son capaces de leer entre líneas? ¿Alguien así educa a nuestros hijos? ¿Estoy pidiendo demasiado?

Me temo que sí, que cada día veo más claro que leer se leerá, pero la comprensión de lo que se lee se está convirtiendo en una quimera.

Y me da mucha pena.

viernes, 14 de agosto de 2015

¿Y SI DE VERDAD TE QUIERO? DE VICTORIA VILCHEZ




Sinopsis:

Laura es la reina de los «¿Y si...?», y ahora está a punto de casarse. Pero, ¿y si Sergio no fuera el hombre de su vida? 

Sus dudas no hacen más que aumentar cuando conoce a Leo, un encantador y sexy policía que la hará enfrentarse de una vez por todas a su enfermiza indecisión. Ambos se irán descubriendo el uno al otro y tendrán que luchar contra el deseo irrefrenable que los sacude cada vez que están juntos. 

La mayoría de las veces, cabeza y corazón no van de la mano, y Laura no tiene ni idea de a qué parte de ella debería hacer caso.

Mis impresiones:

Esta novela me la compré el día en el que estaba en promoción con kindle flash. No sabía nada de ella, no tenía ninguna referencia y apenas le eché un somero vistazo, pero me apeteció y la compré. Luego hice eso que digo siempre que no tengo que hacer y que no volveré a hacer, pero que no puedo resistir: empezarla sin acabar el libro anterior.

Pues me la tuve que leer...

Esta historia está escrita en un tono desenfadado, desde el punto de vista de Laura, la protagonista. Si bien es una novela fácil de seguir, en ella hay algunas frases que me han gustado mucho y que he ido tuiteando, porque he descubierto la manera de compartir los subrayados de kindle en Twitter. Si veis en mi perfil una frase seguida de un enlace, eso es que estoy leyendo una novela y alguna de sus frases me ha dicho algo -a veces incluso es algo que no está en el contexto de la historia sino que me lleva a un pensamiento mío- y he sentido el impulso de dejarla ahí.

Laura está a punto de casarse con Sergio, el chico con el que lleva tres años embarcada en una relación que nunca ha sido explosiva, y mucho menos desde que pasaron el primer año, ese en el que hablan las hormonas y las reacciones químicas en nuestro organismo. A poco de la boda, Laura empieza a tener millones de dudas, su cabeza se llena de "¿Y si...?", la coletilla que le pone a todas sus preguntas internas. En ello está cuando Leo irrumpe en su vida.

Leo es... perfecto. Agente de la autoridad, guapo, simpático, de sonrisa encantadora, amable, generoso, correcto, educado, cachas... vamos, un chico de esos que solo existen en nuestros mejores sueños. Tropieza con Laura un día para ponerle una multa cuando tiene un poco mal aparcado a Cooper. (Cooper es el coche de Laura, que tiene nombre). En primer encontronazo entre ellos está listo y la química entre los personajes no se hace esperar. Solo será la primera vez porque, días después, Candela, la hermana de Laura, planea unos días en un pueblo de Burgos, en casa de un amigo, y ese resulta ser Leo.

Y no, no es una casualidad que acaben en su casa, pero tendréis que descubrir vosotros cuál es la razón leyendo el libro.

Lo que más me ha gustado de la novela no es que Leo sea perfecto. Lo que más me ha gustado es que la autora sabe crear ese clima mágico de sincronía entre la pareja protagonista, que maneja la tensión sexual perfectamente y que nunca pierde la elegancia en las descripciones de cualquier encuentro entre los dos. No hay escenas de sexo, por lo menos de las que suelen aparecer en la literatura de ahora, y hay más química entre los personajes que en muchos libros eróticos. Y eso me ha gustado porque eso sí es real, si se da en la vida. A veces, si tenemos suerte, tropezamos con alguien que hace que nuestro corazón se descontrole, que se nos aflojen las piernas y digamos tonterías para encubrir nuestro nerviosismo. A veces, con infinita suerte, nos enamoramos a la vez que otra persona lo hace de nosotros y entonces todo merece la pena.

La novela no se centra en una trama compleja sino más bien en las dudas de Laura y el nacimiento de los sentimientos hacia Leo. Un detalle interesante, para mí, ha sido la teoría de los primeros besos que él le expone. Me ha parecido muy acertada y muy tierna, además de que creo que lleva mucha razón.

¿Qué teoría?

Leed...

Creo que ¿Y si de verdad te quiero? es una novela que se lee con gusto, que hace que muchas veces te rías con las cosas que le pasan a Laura, que me ha enseñado un lugar que desconocía, y del que he buscado fotos porque me parecía que tenía que ser precioso. Y sí... lo es. Y como no me pilla muy lejos de casa, quizá planee una excursión no tardando.

Pozo Azul. Covanera. Burgos





lunes, 10 de agosto de 2015

UNA CHICA DE ASFALTO DE CARLA CRESPO




Sinopsis:



Claudia es una urbanita de libro, incapaz de vivir en un lugar sin tiendas, restaurantes y salones de peluquería y manicura, jamás sale de casa sin maquillar y en su armario no abundan los atuendos sencillos. Su trabajo como subdirectora de una sucursal bancaria le permite llevar esa vida hasta que la trasladan a una aldea perdida en los bosques de Navarra.



Arturo tiene un duro trabajo por delante en su esfuerzo por sanear las cuentas de la granja heredada de sus padres. Su caserío es grande y está acondicionado en dos viviendas individuales, por lo que decide alquilar una a la nueva empleada del banco sin saber la que se le viene encima. Claudia es demasiado parecida a otra mujer de asfalto que le rompió el corazón dos años atrás.



¿Serán capaces de no dejarse llevar por los prejuicios? ¿Querrá Claudia cambiar toda su vida por amor? ¿Sabrá Arturo escuchar a su corazón? Su felicidad dependerá de ellos, porque puede dártela quien menos te lo esperas.


Mis impresiones:

Tenía el libro de Carla Crespo entre mis pendientes desde que saliera a la venta, pero por una cosa o por otra lo iba dejando hasta que llegó mi amiga Alicia, con quien siempre coincido en lecturas de este género, y me preguntó si lo había leído. Le dije que aún no y ella me recomendó que no dejase pasar. Adelantó un montón de posiciones para ser leído.

La historia está contada en primera persona, bajo la perspectiva de dos narradores diferentes: Claudia y Arturo, los protagonistas de la novela. Claudia es una chica de ciudad, trabajadora de banca, que por una reestructuración en su empresa se ve obligada a dejar su Valencia natal para trasladarse a un pueblo de Navarra. La idea no le hace ninguna gracia, está segura de que echará de menos el calorcito de su tierra, las tiendas, el barullo urbano y todo lo que ha sido su vida hasta el momento. Incluso a Santi, un amigo con el que mantiene una relación sin compromiso. Sin embargo, no puede hacer otra cosa que aceptar el traslado.

Sin saber muy bien dónde se mete, llegará a ese pueblo donde conocerá a Arturo.

Arturo es un joven soltero que se dedica a las labores de granja. Tiene cierta tendencia a ir a todas partes vestido con un mono azul de faena muy poco limpio, pero eso no le resta atractivo. Al principio sabemos poco de él que se dedica a cuidar del ganado que heredó de sus padres, junto con el caserío, y que tiene problemas económicos. Es por ello por lo que decide alquilar la parte de arriba de la vivienda, esa que sus padres acondicionaron para él, pero que no ha llegado a usar. Y ahí es donde aparece Claudia en su vida.

El primer encuentro entre los dos no parece que vaya a llevarles a muy buen puerto, aunque sí es cierto que entre los dos hay una atracción irresistible.

El lenguaje de la novela es sencillo y directo, el hecho de que esté escrita en primera persona nos acerca a los pensamientos de los protagonistas y hace que los sintamos como alguien a quien pudiéramos conocer. Además, los secundarios de la novela están muy bien. El que más me ha divertido es el director de la pequeña sucursal bancaria en la que aterriza Claudia, un hombre que, lo que es trabajar, trabaja poco, y que le tiene cierto pánico a su controladora esposa. Ellos dos evolucionan a lo largo de la novela y nos van a dar alguna sorpresa.

Alicia llevaba razón, Una chica de asfalto es una novela que se disfruta, en la que te metes enseguida y te dejas llevar. Poco a poco vas conociéndolos a los dos, vas siendo testigo de la transformación de Claudia, quien se acaba enamorando de la tranquila vida rural y descubres el secreto de Arturo. Para los lectores de la novela romántica va a ser una historia fantástica, de las que dejan un buen sabor de boca.

Otra novela de Carla Crespo, que leí y reseñé hace tiempo, también te la recomiendo si no la has leído: No reclames al amor. Seguro que la disfrutas.

Por cierto, en OCTUBRE, Una chica de asfalto estará en papel en las librerías.