Antes de que llegaran las cartas no se había dado cuenta de que estaba muerta.
La primera no tenía importancia, era una simple reclamación, algo que no había salido como ella esperaba y buscó alguien que le diera una respuesta satisfactoria a sus dudas. Tardó en llegar y los argumentos de la persona que le contestó no terminaron de convencerla, por lo que optó por contestar. Así, despacito, día a día, se fueron sucediendo. Cartas formales, centradas en el tema que había iniciado esa extraña relación. Poco a poco, la persona al otro lado introdujo en ellas matices sin importancia. El atentamente de despedida, se convirtió en un abrazo. El adiós, otro día, pasó a transformarse en un beso y, sin querer, sin planearlo, los dos fueron abriendo su alma. Ya no importaba el principio de aquella historia. Lentamente se había convertido en otra cosa, la necesidad imperiosa de no sentirse tan solo.
Todos los días, a partir de entonces, la rutina se transformó. Empezaba el día con alegría, abordaba sus tareas con otro talante, sabiendo de antemano que, cuando llegase al buzón, encontraría una carta. Su recompensa. Nunca se habló en ellas de sentimientos. No se lo permitió. Demasiada soledad encima, demasiados fracasos que desbordaban su capacidad vital como para permitirse uno solo más. No sabía que ya había empezado el camino lento de su propia destrucción.
Un día la carta no llegó. El buzón le devolvió un vacío, negro, oscuro, que apagó la luz en su interior. No se dio cuenta, pensó, quizá, en un retraso del cartero. Volvió a mirar varias veces y, cuando se convenció de que era inútil, decidió esperar hasta el día siguiente. Nada. Tampoco al otro, ni siquiera una semana después.
La rutina, esa que siempre había marcado sus tiempos, se volvió insoportable. Los días se movían lentos y aunque la esperanza le hacía volver al buzón, ya no había alegría en el gesto sino un miedo terrible a la confirmación de su soledad.
Las personas se mueren por muchas causas. Ella, murió de tristeza. Murió por la ausencia de esas cartas que la mantenían en pie. Se rindió a la evidencia de que, de algún modo, llevaba mucho tiempo muerta.
Tres días después de su entierro, el cartero puso en el buzón una carta.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
viernes, 2 de diciembre de 2011
PRIMER SORTEO EN EL ESPEJO DE LA ENTRADA: EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE.
Hola todos.
Para celebrar el primer año de funcionamiento del blog (que no su primer año de vida), os traigo un sorteo que espero que os haga la misma ilusión que a mí.
Los que leísteis la entrada, La relación autor lector, sabréis que uno de los escritores que ha colaborado ha sido Eloy Moreno. Cuando le pedí que me diera su opinión, él me propuso sortear un ejemplar de su novela, El bolígrafo de gel verde, entre mis seguidores. La idea me encantó, sobre todo porque a quien gane le llegará el ejemplar DEDICADO por él. Como muchos de los que atravesáis el espejo venís de lejos, le pregunté si el sorteo podía ser INTERNACIONAL y... me dijo que sí. Eso supone que TODOS, viváis donde viváis, podéis conseguir la novela.
Las reglas del sorteo son sencillísimas:
1º- dejar un comentario en esta entrada, pidiendo vuestra participación. Si habéis leído el libro, podéis decir alguna palabra que según vosotros lo defina. Si no, lo que os sugiere.
2º- enviar un correo aquí, con vuestros datos. No hace falta una dirección postal, eso sólo se lo pediré al ganador. Es para que os pueda decir el número con el que participáis en el sorteo. Si no os funciona el enlace, podéis poneros en contacto conmigo a través de la página CONTACT@.
3º- hacerlo antes del 15 de diciembre, fecha en la que se cierra el concurso.
Para que sea todavía más sencillo no es necesario ser seguidor del blog, pero me haría ilusión que lo fuerais, la verdad...
El nombre del ganador se publicará el día 17 de diciembre en este blog y avisaré al ganador.
¿A qué estáis esperando? Creo que es una oportunidad fantástica de conocer esta novela, si es que todavía no lo has hecho.
Para celebrar el primer año de funcionamiento del blog (que no su primer año de vida), os traigo un sorteo que espero que os haga la misma ilusión que a mí.
Los que leísteis la entrada, La relación autor lector, sabréis que uno de los escritores que ha colaborado ha sido Eloy Moreno. Cuando le pedí que me diera su opinión, él me propuso sortear un ejemplar de su novela, El bolígrafo de gel verde, entre mis seguidores. La idea me encantó, sobre todo porque a quien gane le llegará el ejemplar DEDICADO por él. Como muchos de los que atravesáis el espejo venís de lejos, le pregunté si el sorteo podía ser INTERNACIONAL y... me dijo que sí. Eso supone que TODOS, viváis donde viváis, podéis conseguir la novela.
Las reglas del sorteo son sencillísimas:
1º- dejar un comentario en esta entrada, pidiendo vuestra participación. Si habéis leído el libro, podéis decir alguna palabra que según vosotros lo defina. Si no, lo que os sugiere.
2º- enviar un correo aquí, con vuestros datos. No hace falta una dirección postal, eso sólo se lo pediré al ganador. Es para que os pueda decir el número con el que participáis en el sorteo. Si no os funciona el enlace, podéis poneros en contacto conmigo a través de la página CONTACT@.
3º- hacerlo antes del 15 de diciembre, fecha en la que se cierra el concurso.
Para que sea todavía más sencillo no es necesario ser seguidor del blog, pero me haría ilusión que lo fuerais, la verdad...
El nombre del ganador se publicará el día 17 de diciembre en este blog y avisaré al ganador.
¿A qué estáis esperando? Creo que es una oportunidad fantástica de conocer esta novela, si es que todavía no lo has hecho.
Suerte!!!
Etiquetas:
concurso,
el boligrafo de gel verde,
eloy moreno
jueves, 1 de diciembre de 2011
¿POR QUÉ NO?
Es sólo una parte de la pregunta: ¿por qué no te ofreces a algunas editoriales para reseñar sus novedades? Me lo sugirió un amigo que sabe de la pasión que despiertan en mí los libros y el interés que pongo en cada uno de ellos. Así, me dijo, podrás leer sin que eso afecte a tu economía. Le respondí que no, que de momento quería seguir haciendo lo que hago, hablar solo de los libros que me apetecen. ¿Estoy dejando pasar de largo algo? Quizá. Puede que mi blog no se convierta jamás en un punto de referencia literario, ni que logre una cantidad inmensa de visitas pero no siento que me esté perdiendo nada. Me los regalen o no, sabré arreglármelas para seguir leyendo. Alguien que creció en una biblioteca no puede vivir de otro modo.
Algo que me frena es el tema de las puntuaciones a libros, tan habituales en muchos blogs. ¿Por qué hay que puntuar el arte? Arte es cualquier cosa que despierte emociones pero como esto es absolutamente subjetivo, ¿quién soy yo para decir que un libro no cumple esa condición? Cada persona es un mundo y las sensaciones que nuestros sentidos captan, por mucho que sean iguales, se procesan de modo muy distinto. Por eso prefiero estas reseñas mías, tan poco técnicas, tan llenas de sensaciones subjetivas. No pretenden ser más que mi propia verdad.
Además, últimamente me están gustando mucho más los libros autopublicados, y esos jamás llegarán a través de una editorial. Sabéis que no puedo resistir la tentación de abrir un libro. Tampoco a los que llegan hasta mí, porque me los enviáis a través del correo electrónico o porque, sencillamente, la suerte o la casualidad los ponen en mis manos. Nunca me voy a negar a darles una oportunidad, porque he descubierto novelas muy interesantes de este modo, mucho más que algunas que se exponen en los escaparates de las librerías con el sello de superventas.
Así que aquí seguiré, leyendo lo que quiera, escribiendo lo que necesite sacar de mi cabeza, dejando este espejo a la vista de todo el que lo quiera atravesar. Y ofreciendo mi propio reflejo, tan verdad o tan mentira como lo son todos los reflejos de los espejos de la entrada.
Algo que me frena es el tema de las puntuaciones a libros, tan habituales en muchos blogs. ¿Por qué hay que puntuar el arte? Arte es cualquier cosa que despierte emociones pero como esto es absolutamente subjetivo, ¿quién soy yo para decir que un libro no cumple esa condición? Cada persona es un mundo y las sensaciones que nuestros sentidos captan, por mucho que sean iguales, se procesan de modo muy distinto. Por eso prefiero estas reseñas mías, tan poco técnicas, tan llenas de sensaciones subjetivas. No pretenden ser más que mi propia verdad.
Además, últimamente me están gustando mucho más los libros autopublicados, y esos jamás llegarán a través de una editorial. Sabéis que no puedo resistir la tentación de abrir un libro. Tampoco a los que llegan hasta mí, porque me los enviáis a través del correo electrónico o porque, sencillamente, la suerte o la casualidad los ponen en mis manos. Nunca me voy a negar a darles una oportunidad, porque he descubierto novelas muy interesantes de este modo, mucho más que algunas que se exponen en los escaparates de las librerías con el sello de superventas.
Así que aquí seguiré, leyendo lo que quiera, escribiendo lo que necesite sacar de mi cabeza, dejando este espejo a la vista de todo el que lo quiera atravesar. Y ofreciendo mi propio reflejo, tan verdad o tan mentira como lo son todos los reflejos de los espejos de la entrada.
domingo, 27 de noviembre de 2011
INDECISIÓN
El buen escritor reinventa el mundo, suscitando en el lector emociones desconocidas o aletargadas, y mostrando la faz profunda de lo cotidiano, aquella que, por costumbre, ya no puede ver.
Fernando Lázaro Carreter.
Qué hermoso sería ser capaz de hacer esto, proponerse despertar las emociones de quienes se acerquen a leer nuestras palabras y lograrlo. Una vez, lo sé, fui capaz de hacerlo pero con trampa, lo reconozco. No inventé. Con La arena del reloj fue fácil. Cómo te escondes del dolor, cómo te las arreglas para que no te inunde y contagie a todo lo que haces cuando es tan grande, tan nuevo, tan difícil de manejar. Al fin y al cabo, desde el siglo XV llevamos dándole vueltas a este tema en literatura. Es un libro difícil, de los que te gustan para siempre o los que no eres capaz de soportar. Justo como yo, carente de ese término medio que me haga encajar perfectamente en este mundo en el que vivimos. En lo único que soy exactamente así es en mi reflejo, esa imagen que tienen sobre nosotros los que nos ven a diario sin conocernos. Ni alta, ni baja. Ni guapa, ni fea. Ni tonta, ni la más lista. Invisible casi siempre.
Me puse un reto, un libro* que tocase a quien se atreviese a sumergirse en sus páginas, pero esta vez inventando, partiendo de cero. Está hecho y sé que lo he logrado con el pequeño círculo que siempre está ahí dispuesto a darme su opinión. Sin embargo, ha habido un "pero". Diminuto aunque desconcertante. Un matiz que se me había pasado por alto. Suficiente para que un proyecto de años no salga a la luz. La indecisión que siempre me acompaña de la que nunca voy a ser capaz de deshacerme. Podría corregirlo pero, fíjate tú por donde, no quiero. Se me olvidaba que también he sido una rebelde.
*Ese libro del que hablaba sin hablar era Detrás del cristal. Ese pero fue alguien que me sugirió que estaría mejor en la papelera de reciclaje (y a punto estuve de tirarlo). Por fortuna lo hice al contrario: rescaté el libro y tiré a la papelera a la persona. 10/01/2016
Etiquetas:
La arena del reloj,
Mayte Esteban
viernes, 25 de noviembre de 2011
NIVARIA, de ÓSCAR R. ARTEAGA

No hace falta que cuente cómo llegué a Nivaria. Los que sois asiduos de este blog sabéis ya que participé en un sorteo en Facebook y tuve la inmensa suerte de conseguir uno de los dos ejemplares que se ofrecían. En un par de días tuve la novela en casa, dedicada personalmente por Óscar, y debo deciros que me hizo muchísima ilusión.
Tenía entonces un libro entre manos y alguno más pendiente para su lectura, pero no lo pude evitar. Abrí sus primeras páginas, empecé a leer y me atrapó. Aunque traté de resistirme, perdí la batalla. No me la he leído de un tirón, ha sido un proceso tranquilo, porque esta novela creo que debe leerse con calma, saboreando cada palabra. Está repleta de frases que llegan, de esas que te obligan a reflexionar.
Su estructura, al principio, me descolocó. El narrador va contando dos momentos del pasado de Mara, la protagonista, y durante los primeros capítulos estaba un poco desconcertada, lo reconozco. Sin embargo creo que es muy acertado este enfoque, porque la actitud de la protagonista no se entendería sin conocer ese pasado suyo, las muescas que en su alma ha ido dejando la vida. El que las dos historias se alternen ofrece tiempo al lector para conocer al personaje. Mara, es una fotógrafa palentina que viaja a Canarias para ejercer su profesión en un hotel. En principio, parece una mujer fuerte e independiente, pero en el fondo vive inmersa en el miedo y el dolor. Dolor por el pasado, que pesa en ella como una losa y miedo a dejarse llevar por lo que la vida le va ofreciendo. La historia de Jimena, su madre, su fracaso vital, impiden a Mara una visión más optimista. Cree que está condenada a cometer sus mismos errores y trata de evitarlo a toda costa. Cuando se olvida de ello y se permite vivir, las cosas se tuercen, como si quisieran confirmarle sus sospechas. Vuelve a colocarse la coraza que dejó abandonada durante unos meses, huye y se resigna. Pero la historia, por supuesto, no acaba ahí… Para descubrirla creo que lo mejor que se puede hacer es abrir la novela y dejarse conquistar por ella.
De este libro me resultó sorprendente el hecho de que el autor eligiera un personaje femenino como protagonista de su historia. En las primeras novelas, no sé si es sólo percepción mía o se trata de algo generalizado, me he ido dando cuenta de que los autores muchas veces escogen como protagonistas personajes de su mismo sexo, incluso con edades parecidas a las suyas, supongo que porque resulta siempre más sencillo buscar en nuestras propias emociones, las que hemos sentido alguna vez, para crear con verosimilitud. Sin embargo, Óscar elige una mujer y encuentra las palabras justas para transmitirnos su sensibilidad. El tono de la novela, siempre pausado, suave, lo logra con un narrador omnisciente que conoce todos los detalles, y que es el dueño casi absoluto de la narración. Quizá el hecho de que el diálogo tenga menos importancia es lo que le permite reflexionar y lo que nos obliga a nosotros, los lectores, a hacerlo con él.
Tan protagonistas como los personajes y la misma historia son los escenarios de la novela. El autor los conoce de primera mano y ha sabido transportarnos a ellos. Nos sirve de guía para conocer Tenerife, Marruecos, Lisboa y Palencia.
Nivaria, el título, hace referencia al nombre que dieron los romanos a Tenerife, y se llama así por la nieve que suele coronar el pico del volcán. Mara es en cierta medida como la montaña, fuerte y con un interior ardiente que se recubre de frialdad para protegerse, como el Teide lo hace con la nieve de su cumbre.
El libro me ha gustado mucho, la verdad. Ha sido una sorpresa y una delicia acercarse a sus páginas, disfrutarlas y sentir a los personajes que desfilan ante nuestros ojos. Es la primera novela de Óscar R. Arteaga y, sinceramente, espero que no sea la última. Sólo una pequeña frase, para ir abriendo el apetito por esta novela:
''Sigo aquí, no he ido a ninguna parte, y si lo hiciera no hay duda que vendrías conmigo porque nuestro destino es el de estar juntos, por siempre, contra eso ni tú ni yo podemos luchar. ''
Etiquetas:
Nivaria,
óscar r. arteaga
Suscribirse a:
Entradas (Atom)