Este año ha sido muy intenso para El espejo de la entrada. Ha sido el primer año de vida de este blog, aunque no coincida esta cronología con su fecha de nacimiento, allá por marzo del 2008. Varias veces he comentado que, los dos primeros años, mi blog se mantuvo fiel a mí misma, convirtiéndose en un refugio en el que escribía para unos únicos ojos: los míos. A veces pasaba meses sin visitarlo, por pereza, por dejadez o por olvido. Sin embargo, cuando a partir de la navidad de 2010 se fueron sumando seguidores mi curiosidad creció y, con ella, este espacio que ahora se ha convertido en parte de mi rutina. Siempre ando pensando algo nuevo que escribir para colgar aquí y además, gracias a él, he conocido a gente muy creativa y muy especial que enriquecen mi propia vida.
He hecho una lista con algunas de las cosas que han tenido su presencia en el blog durante este año. ¿Os apetece contarme las vuestras? Ahí os dejo mi selección.
Mejor libro: Crónica Insignificante de Emilio Casado Moreno. Me dejó tantas sensaciones que bloquearon mis palabras al empezar la reseña. Para mí se merece estar entre los más vendidos del año aunque no sea el caso. Ahora, eso sí, como el talento se abre paso por los caminos más insospechados, ya tiene premios. Para empezar es una de las novelas Fuera de Serie 2011, y desde hace poco se puede conseguir en Amanzon.
Sorpresas en e-book: El color de la maldad, de Armando Rodera y La biblia de los caídos de Fernando Trujillo Sanz. Una apuesta diferente. Otras novelas que están encontrando su propio camino para llegar a los lectores.
Adictivo: El eterno olvido, de Enrique Osuna. Las pruebas te van arrastrando en la lectura y no puedes dejarlo. Otra que está en Amazon.
Imprescindible: Habitaciones Cerradas, de Care Santos. Un libro con una estructura muy poco frecuente. Cargada de secretos y sorpresas que me encantó desde el principio.
Un género nuevo para mí: novela negra. Nunca me había atraído, pero El documento Saldaña, de Pedro de Paz consiguió mantener mi interés hasta el final. Descubrí a este escritor a la vez que al género, así que espero leer pronto La senda trazada.
Una decepción: lo siento, Cazadores de sombras. Me costó un triunfo acabarlo, aunque reconozco que es más culpa mía que del propio libro.
Libros juveniles: selecciono dos, Rubí y Juntos. Buenas sensaciones tras la lectura.
Mi reto: La metamorfosis, Frank Kafka. Le perdí el miedo, por fin. Y no me decepcionó, aunque, como siempre, entendí lo que me dio la gana.
Una sorpresa personal: Su chico de alquiler. La vida es curiosa. Si me hubieran preguntado cuál de mis libros elegiría para que lo leyeran extraños, éste hubiera sido el último... Gracias a quienes se tomaron su tiempo en leerlo, reseñarlo y después contarme su opinión.
Lo malo de este año... sin duda, la pérdida de amigos. Se me han escapado tres.
Javi, amigo de la infancia, compañero de juergas adolescentes, padrino de mi sobrino, una sonrisa eterna, empeñado en ponerle a mi persona un adjetivo que creo que sólo veía él. Javi se puso enfermo y en cuatro meses nos dejó. Siempre recordaré la presentación de Su chico de alquiler por él, el batallón de preguntas que me lanzó no sé si para que perdiera el miedo o para ponerme más nerviosa. Ese día, cuando nos fuimos a tomar algo para celebrarlo, ni me imaginaba que nos estábamos despidiendo para siempre.
Satur se fue un mes después que Javi, exactamente por la misma enfermedad. Era compañero de la universidad de mi hermana, pero también mi amigo. Tan buena persona que soy incapaz de quedarme con una sola cualidad suya. Quizá también, su sonrisa permanente.
La última en marcharse fue Barby, bloggera, amiga, cómplice de mi aventura literaria, firme creyente de mis posibilidades, guardiana de mis próximos proyectos. Barby me prometió que cuidaría de mis “niños literarios” y como el ángel que estoy seguro de que ahora es, sé que lo cumplirá. Quizá ella haya sido de lo mejor de este año. Mi cuarta seguidora, empujón necesario, para mí que soy una indecisa en todo lo que he logrado. Por ella, me he atrevido a presentar una novela a una editorial. Seguro que saldrá mal, pero se lo debía. Ella fue valiente, siguió sus sueños sin importarle lo que pudiera perder en el camino. Yo tengo que aprender de eso. Y si lo consigo, mi novela será para ella.
También he perdido a mi abuela, y aunque por su edad fue diferente, nunca te acostumbras a que se vayan las personas que quieres. Viví con ella 27 años.
Un deseo: que el día que me decida a dar un paso esté en el próximo año, que mi próxima novela complete el círculo y abra otra etapa diferente en mi vida. Lo estoy necesitando.
Gracias por las catorce mil visitas y por los comentarios que dejáis tras ellas. Para alguien como yo las palabras son siempre la mejor medicina.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
sábado, 24 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
OCHO AÑOS
Me parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde ese 23 de diciembre en el que nos conocimos, cuando le di el primer beso. No os voy a contar cómo fue nuestro encuentro, sólo un par de palabras para definirlo: rápido e intenso. Un momento de los que se agarran a tu memoria para no soltarse de ella nunca. Hoy, mi princesa, cumple ocho años.
Felicidades, Aitana. Te quiero.
¿Te apetecen unos bombones?
jueves, 22 de diciembre de 2011
EDUCAR, GABRIEL CELAYA.
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertas distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya
Hoy se despedía Mari Carmen, una de las profesoras de Aitana, tras 42 años en la enseñanza y al final de la función de navidad le han leído este poema. Me he emocionado por lo que me toca, porque escucharlo me ha recordado por qué me gusta mi trabajo. Y se me ha escapado alguna lagrimilla incontrolada.
Etiquetas:
Celaya
miércoles, 21 de diciembre de 2011
WILLIAM
Hay veces en las que uno desea que se lo trague la tierra, y hoy es uno de esos días. William, frente al párroco, está a punto de pronunciar unas palabras que son mentira, se va a ligar a una promesa eterna que detesta, sólo porque no es capaz de superar ese sentimiento de culpa que le embarga. Mira a la mujer, mayor que él, que lleva un ramo entre las manos y un hijo en su vientre y tiembla. ¡Cómo se arrepiente de la torpeza a la que le empujaron sus veinte años! ¡Cómo echa de menos a la joven de la que le ha separado su mala cabeza!
No escucha apenas, contesta sin emoción, mientras en su mente imagina el amor que jamás vivirá, eternamente enlazado a la responsabilidad que lo ha empujado aquí. Ya en la calle sigue sin escuchar. Sonríe, besa, abraza y come, pero no lo disfruta. Se ha metido en un túnel oscuro y no sabe cómo saldrá. Él, tan lleno de sueños, siente que se le escapan. Ya no irá a Londres, seguro. Se quedará en Strafford para siempre. Sólo le quedan la pluma y la tinta, poner en un papel sus deseos, que hablen por boca de otros. Tal vez escribirá sobre un muchacho enamorado de una mujer prohibida para él. Quién sabe si en algún momento alguien considerará esta una buena historia para ponerla sobre un escenario.
A veces, leerse biografías, inspira pequeños relatos. Acabo de terminar de leer una biografía de Shakespeare, un autor que me encanta.
No escucha apenas, contesta sin emoción, mientras en su mente imagina el amor que jamás vivirá, eternamente enlazado a la responsabilidad que lo ha empujado aquí. Ya en la calle sigue sin escuchar. Sonríe, besa, abraza y come, pero no lo disfruta. Se ha metido en un túnel oscuro y no sabe cómo saldrá. Él, tan lleno de sueños, siente que se le escapan. Ya no irá a Londres, seguro. Se quedará en Strafford para siempre. Sólo le quedan la pluma y la tinta, poner en un papel sus deseos, que hablen por boca de otros. Tal vez escribirá sobre un muchacho enamorado de una mujer prohibida para él. Quién sabe si en algún momento alguien considerará esta una buena historia para ponerla sobre un escenario.
A veces, leerse biografías, inspira pequeños relatos. Acabo de terminar de leer una biografía de Shakespeare, un autor que me encanta.
martes, 20 de diciembre de 2011
LUNA DE OTOÑO DE JULIA ZAPATA RODRIGO
El otro día acabé con mis libros pendientes. Desde hace un tiempo pertenezco a un grupo de Facebook de autores y bloggers en el que se reseñan las obras de los primeros. Me invitaron a entrar porque pertenecía a los dos grupos, aunque de la primera premisa he hecho más bien poco uso. No así de la segunda, algunas de las reseñas que han aparecido en este espejo se han colado ahí, para difundir la obra de autores que están empezando y así contribuir a que alguien cumpla su sueño, el de poner la palabra escritor detrás de su nombre.
Uno de los libros que me llegó fue Luna de otoño de Julia Zapata Rodrigo. Cuando recibí todos los ejemplares que los autores me proporcionaron decidí echar un vistazo a cada uno, para saber por donde empezar. Me encontré con relatos de distintos géneros y como no quería mirar reseñas anteriores, me puse a leer. Uno de los libros captó mi atención por encima de los demás, porque el estilo de escritura me resultaba muy cómodo, muy parecido al mío. Había otro que no podía abrir, otro que tenía que leer teniendo el ordenador conectado a internet (lo que supone un trastorno al no poder pasarlo a la tablet) y este libro.
SINOPSIS
Cuando las piedras del camino van creando llagas en los pies y no vemos una luz que nos guíe, que nos dé esa fuerza para seguir adelante, muchas veces nos rendimos y nos resignamos a vivir lo que nos ha tocado sin arriesgar más.
Nos olvidamos que para conseguir algo hay que luchar y seguir luchando, y no cesar en el empeño.
Sofía, la protagonista de Luna de Otoño nos da una lección de superación, una mujer marcada por el pasado que sueña con un futuro mejor. Utilizada hasta la saciedad, manipulada por la persona que ama.
Enclaustrada en una vida que no desea, y obligada a renunciar a su sueño.
Anulada y poniendo en duda su valía, como mujer madre y esposa.
Sofía nos adentra en su mundo, en su corazón. El corazón de una mujer que quiere vivir, volver a amar a sentir, pero sobre todo quiere ser ella misma sin ser coaccionada por nadie.
En su camino se cruza esa persona que la despierta de su letargo, para ella es una bocanada de aire fresco, una ventana al exterior que la depura, que le aporta color e ilusión a su triste y patética vida.
Aunque el camino hasta llegar a él ha sido bastante complicado... no lo será menos el intentar conseguir su merecida felicidad.
Pero Sofía es fuerte y aunque derrame muchas lágrimas y haya momentos en que el sufrimiento la deje abatida, luchará por conseguir el puesto que merece en la vida, aunque para ello tenga que renunciar a algo muy valioso.
Una historia de amor, de luchas internas, ilusiones, traiciones y dolor...que no dejará indiferente a nadie.
"Luna de otoño, una historia que conmoverá el corazón del lector".
Empecé a leer unas páginas de Luna de Otoño y, a pesar de que tiene un estilo muy pausado, sin darme cuenta me había merendado ochenta páginas. Fui de un libro a otro pero, al cabo de un par de días, volví y lo leí del tirón.
Luna de otoño narra la vida de Sofía en un tono intimista. Julia ha elegido un narrador en tercera persona para contarnos las circunstancias infelices que han hecho que esta muchacha, mujer madura para cuando termina el libro, haya acabado donde está. Toda una serie de desdichas, enfermedades, pérdidas, malos tratos, han ido poniendo al personaje en situaciones límite. Desde una violación cuando apenas tenía cinco años, a su primer amor con un personaje, Diego, que no es precisamente un dechado de virtudes. Cuenta cómo se enamoró de su marido y cómo, la rutina, acabó asfixiando esa relación hasta hacerla insoportable. Sofía busca en todo momento libertad y acaba encontrándola a través de su afición a la pintura, retomada tras años de haber abandonado y la pantalla del ordenador, cuando tropieza, ya mayor, con Adrián, más joven que ella y se enamora de él. La historia entre ambos, nada sencilla por otro lado, acabará por concederle un poco de valor para salir del círculo vicioso que le ha arrastrado siempre, donde la depresión y la desesperación han ganado casi siempre la batalla a la alegría. Pero Sofía no se rinde, busca la manera de escapar de lo que parece que va a ser siempre su destino. Busca, en definitiva, vivir.
El narrador, cómplice siempre de los pensamientos de Sofía, se mueve entre el presente y el pasado, a veces sin una lógica aparente, pero creo que todo el libro son los recuerdos de Sofía, y cuando recordamos nuestra mente danza caótica.
El libro de Julia está editado por Círculo Rojo y se puede conseguir en la librería de la editorial, a través de internet. Un euro de cada una de las ventas de este libro Julia Zapata Rodrigo lo dedica a la fundación Dravet. El síndrome de Dravet, anteriormente conocido como Epilepsia Mioclónica Severa de la Infancia (SMEI), es un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza por una epilepsia severa que no responde al tratamiento.
Si queréis sabe más:
http://www.dravetfoundation.eu/
Espero que os animéis a leerlo, si es que no lo habéis hecho ya.
Uno de los libros que me llegó fue Luna de otoño de Julia Zapata Rodrigo. Cuando recibí todos los ejemplares que los autores me proporcionaron decidí echar un vistazo a cada uno, para saber por donde empezar. Me encontré con relatos de distintos géneros y como no quería mirar reseñas anteriores, me puse a leer. Uno de los libros captó mi atención por encima de los demás, porque el estilo de escritura me resultaba muy cómodo, muy parecido al mío. Había otro que no podía abrir, otro que tenía que leer teniendo el ordenador conectado a internet (lo que supone un trastorno al no poder pasarlo a la tablet) y este libro.
SINOPSIS
Cuando las piedras del camino van creando llagas en los pies y no vemos una luz que nos guíe, que nos dé esa fuerza para seguir adelante, muchas veces nos rendimos y nos resignamos a vivir lo que nos ha tocado sin arriesgar más.
Nos olvidamos que para conseguir algo hay que luchar y seguir luchando, y no cesar en el empeño.
Sofía, la protagonista de Luna de Otoño nos da una lección de superación, una mujer marcada por el pasado que sueña con un futuro mejor. Utilizada hasta la saciedad, manipulada por la persona que ama.
Enclaustrada en una vida que no desea, y obligada a renunciar a su sueño.
Anulada y poniendo en duda su valía, como mujer madre y esposa.
Sofía nos adentra en su mundo, en su corazón. El corazón de una mujer que quiere vivir, volver a amar a sentir, pero sobre todo quiere ser ella misma sin ser coaccionada por nadie.
En su camino se cruza esa persona que la despierta de su letargo, para ella es una bocanada de aire fresco, una ventana al exterior que la depura, que le aporta color e ilusión a su triste y patética vida.
Aunque el camino hasta llegar a él ha sido bastante complicado... no lo será menos el intentar conseguir su merecida felicidad.
Pero Sofía es fuerte y aunque derrame muchas lágrimas y haya momentos en que el sufrimiento la deje abatida, luchará por conseguir el puesto que merece en la vida, aunque para ello tenga que renunciar a algo muy valioso.
Una historia de amor, de luchas internas, ilusiones, traiciones y dolor...que no dejará indiferente a nadie.
"Luna de otoño, una historia que conmoverá el corazón del lector".
Empecé a leer unas páginas de Luna de Otoño y, a pesar de que tiene un estilo muy pausado, sin darme cuenta me había merendado ochenta páginas. Fui de un libro a otro pero, al cabo de un par de días, volví y lo leí del tirón.
Luna de otoño narra la vida de Sofía en un tono intimista. Julia ha elegido un narrador en tercera persona para contarnos las circunstancias infelices que han hecho que esta muchacha, mujer madura para cuando termina el libro, haya acabado donde está. Toda una serie de desdichas, enfermedades, pérdidas, malos tratos, han ido poniendo al personaje en situaciones límite. Desde una violación cuando apenas tenía cinco años, a su primer amor con un personaje, Diego, que no es precisamente un dechado de virtudes. Cuenta cómo se enamoró de su marido y cómo, la rutina, acabó asfixiando esa relación hasta hacerla insoportable. Sofía busca en todo momento libertad y acaba encontrándola a través de su afición a la pintura, retomada tras años de haber abandonado y la pantalla del ordenador, cuando tropieza, ya mayor, con Adrián, más joven que ella y se enamora de él. La historia entre ambos, nada sencilla por otro lado, acabará por concederle un poco de valor para salir del círculo vicioso que le ha arrastrado siempre, donde la depresión y la desesperación han ganado casi siempre la batalla a la alegría. Pero Sofía no se rinde, busca la manera de escapar de lo que parece que va a ser siempre su destino. Busca, en definitiva, vivir.
El narrador, cómplice siempre de los pensamientos de Sofía, se mueve entre el presente y el pasado, a veces sin una lógica aparente, pero creo que todo el libro son los recuerdos de Sofía, y cuando recordamos nuestra mente danza caótica.
El libro de Julia está editado por Círculo Rojo y se puede conseguir en la librería de la editorial, a través de internet. Un euro de cada una de las ventas de este libro Julia Zapata Rodrigo lo dedica a la fundación Dravet. El síndrome de Dravet, anteriormente conocido como Epilepsia Mioclónica Severa de la Infancia (SMEI), es un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza por una epilepsia severa que no responde al tratamiento.
Si queréis sabe más:
http://www.dravetfoundation.eu/
Espero que os animéis a leerlo, si es que no lo habéis hecho ya.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)