sábado, 7 de febrero de 2009

LOS ESPEJOS.

Hoy sigo sin cumplir promesas, pero me encuentro delante de este espejo y me apetece decir que sigo en ello, que escribo de nuevo sobre un espejo y una mujer, esa que Velazquez situó de espaldas para que siempre la veamos a medias, difusa. 

Así es como me gustaría verme a veces, difusa, porque ha llegado el tiempo en el que el espejo no me devuelve el reflejo de mi misma sino de la persona en la que el tiempo me está convirtiendo. Y no me reconozco. Menos mal que por dentro sigo encontrándome en cada reflexión, en cada pensamiento. 

Soy yo, la misma de siempre.


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