martes, 4 de marzo de 2014

MARÍA JOSÉ MORENO Y MAYTE ESTEBAN EN LA LIVRERÍA.

Pues ya está confirmado, el próximo viernes 21 de marzo estaré de nuevo en La Livrería para encontrarme con quienes quieran acercarse a charlar sobre Detrás del cristal. 

Como la otra vez no iré sola. Si hace unos días Antonia J. Corrales me presentaba a mí, ahora me toca el turno de introducir a una de las autoras que más admiro, María José Moreno.

A las seis de la tarde empezaremos con la presentación de Bajo los tilos, una novela que os animo a leer porque estoy segura de que os dejará magníficas sensaciones. De la mano de su autora iremos conociendo, no solo la trama sino también cualquier cuestión que os surja sobre su proceso de escritura porque viene dispuesta a haceros pasar un rato ameno y estoy segura de que estará encantada de contestar a vuestras preguntas.

¡Aprovechad que vive en Córdoba y no la vemos muy a menudo por aquí!

Después pasaremos a hablar de Detrás del cristal. Las lectoras del club se lo han leído ya así que supongo que también tendrán una batería de preguntas para mí. (No me lo pongáis muy difícil).

Finalmente, tendremos un ratito para firmar libros, charlar un poco y tomarnos algo. Los que la conocéis, sabéis ya la La Livrería es un lugar especial, que combina el espacio propio de una librería con una cafetería, un rincón para niños (muy útil si venís acompañados de pequeños porque se lo pasarán en grande), sala de exposiciones, sala de conferencias... Es un sitio mágico, comprometido con la cultura y con los creadores, que nunca dejará de sorprenderme.

Ya sabéis, el viernes 21 de marzo, cita en La Livrería. Id haciéndonos hueco en la agenda.


viernes, 28 de febrero de 2014

LA VOZ NARRATIVA: EL SONIDO DEL ALMA.


La voz narrativa es aquella que adopta el narrador a la hora de contar una historia. En los manuales se habla de tres tipos de voces: la del narrador homodiegético, la del autodiegético y, finalmente, la del exdiegético.

La voz se elige al empezar cualquier relato. En el primer caso, el narrador cuenta la historia desde dentro, a partir de su interior y se presenta en primera persona, aunque no siempre participando en la historia como protagonista de la misma. Es en el segundo cuando se convierte en narrador-protagonista, manteniendo esa primera persona o incluso hay veces de uso de la segunda. En el tercero, el narrador toma distancia con la historia, usando la tercera persona y narrando los hechos desde la distancia.

Eso dice la teoría.

Sin embargo, en todas las novelas, para mí hay otra voz: la voz del autor, lo que escuchamos los lectores cuando enfrentamos un libro. Es, o debería ser, única, personal e intransferible. Un rasgo esencial para distinguirlo del resto.

Pongamos un símil con la música. Si yo escucho una canción, la que sea, interpretada por Malú, sé que es ella porque reconozco sus giros, su tono, su manera de terminar cada frase. Da igual que ella cante algo que no forma parte de su repertorio porque inmediatamente lo hará suyo y yo, como espectadora, podré darme cuenta de que es Malú la que está interpretando esa canción.

Otro más. A la hora de contar un cuento, Caperucita por ejemplo, y aunque la historia sea la misma en esencia, cada uno le aportará sus matices. Puede que finjamos en un momento la voz del lobo feroz para darle más dramatismo, o incluso usemos un tono más agudo para las intervenciones de la niña, pero cuando estemos narrando, se nos oirá a nosotros mismos.

Pasa igual en la escritura. Cada uno, elija el narrador que elija, cuente la historia que quiera, tiene su propia "voz" que otros que nos hayan leído antes son capaces de reconocer de inmediato como rasgo de nuestra personalidad. Al principio, mientras aprendemos a escribir, podemos experimentar hasta encontrarnos pero una vez que la tenemos nuestra voz es nuestro sello, algo precioso que hay que cuidar y mimar.

Es el sonido del alma de cada escritor.

¿Permitirías que alguien te dijera cómo tiene que sonar tu alma?


Reflexión de un viernes gris.

lunes, 24 de febrero de 2014

BOY FOR RENT

Así es como se va a llamar Su chico de alquiler en inglés. Ya está concluida la traducción, aunque le queda la fase de revisión necesaria, pero en esencia el trabajo está hecho. La traducción ha corrido a cargo de Jessica Sequeira, una chica californiana que tiene el inglés como lengua materna, lo que me inspira mucha confianza. He leído algunos fragmentos y a mí me suena bien, pero voy a contar con la ayuda de personas que manejan el idioma para tratar de anular los pequeños fallos que siempre se nos escapan.

Poco más puedo contar, que cambiará de portada es quizá lo más significativo. Abandonamos las zapatillas y damos paso a otra imagen de cuya composición se encargó Iván Hernández y que me gusta muchísimo.

No sé el tiempo que queda para ponerla en marcha definitivamente, pero ir, va.

¡Como una moto!

Bueno, más bien como un vespino destartalado, vosotros me entendéis...

viernes, 21 de febrero de 2014

CONTANDO PALABRAS

Mi compañero de letras (y amigo) Josep Capsir, en su blog, contaba ayer detalles de su última novela, la que está escribiendo en estos momentos y me dio la idea de esta entrada. La verdad es que llevo tiempo dando vueltas a contar qué estoy escribiendo, he redactado unos cuantos borradores para el blog pero al final, antes de publicarlos, me rajo y los suprimo.

Es que no sé cómo contar sin contar...

A no ser que haga como él, y lo que cuente sean palabras. Tengo tres proyectos en marcha.

1

El primero de ellos está terminado, es la novela que finalicé este verano. De vez en cuanto entro y retoco alguna coma pero poco más. Este es su estado:


Casi, casi, casi, 200 páginas de sentimientos desbordados, muy cerca de 100.000 palabras.
Mi novela más larga hasta ahora.

2


El segundo proyecto está en ese momento en el que el boceto está terminado del todo, la novela parece escrita pero... le falta entrar con pico y pala para eliminar cosas que sobran y completar algunas que faltan. Aún hay escenas que matizar, que repensar, que decidir. No está terminada, ni mucho menos.


Es un poco más corta pero pudiera acabar siendo más larga. Juego con estereotipos, algo que siempre evito pero... a saber qué saldrá, ¡que soy yo!

3

El tercero... no quiero ni pensar lo que me queda para terminarlo porque me deprimo. Me gusta cómo está escrita esta novela, muchísimo, y no quiero bajar el listón así que si no me veo en forma para entrar a ella la abandono. La estoy escribiendo para mí, así que como soy muy exigente tendré que ponerme las pilas. Con nadie lo soy tanto como conmigo misma. Si me dicen que valore una novela procuro encontrarle lo bueno (aunque no paso por alto lo que no acabo de ver claro) pero jamás soy tan dura como si se trata de un trabajo mío.


Tiene más páginas que las demás simplemente porque la letra es más grande. Creo que la elegí así para animarme a mí misma, para ir viendo que crecían las páginas, y ahora no la quiero cambiar porque de alguna manera me ayuda a entrar en la historia de un primer vistazo.
Ya, sé que esto es una bobada pero me pasa.

Así que ya os he contado algo... 
¡PALABRAS!


lunes, 17 de febrero de 2014

PUESTA DE LARGO DE DETRÁS DEL CRISTAL EN LA LIVRERÍA.

Viernes, 14 de febrero, 2014.

El día amanece con una temperatura mucho más suave que los anteriores, sin rastro de una helada o de la nieve que nos ha estado acompañando desde el lunes. Apenas el sol despunta en el horizonte, deshaciendo suavemente las sombras de la noche, cuando ya estoy levantada, dando vueltas por la casa. Sé que si quiero controlar los nervios, que no se apoderen de la situación, es necesario que me organice, así que aparco el café de las nueve de la mañana, para dejar lista la intendencia diaria. Hoy tengo que salir y no quiero olvidarme de nada. La mañana se va diluyendo entre maletas, comidas, mensajes... Las horas siguen su secuencia en el reloj y acortan la distancia con mi cita.

Es el día.

Hace solamente dos que Detrás del cristal está en librerías y tiene su puesta de largo en sociedad, un encuentro con lectores en Madrid, en La Livrería. Está previsto que sea un acto muy breve, un retazo de la novela para proponerla como próxima lectura del club que tiene esta librería tan especial, el previo al plato fuerte del día que será la charla que protagonizará Antonia J. Corrales con los lectores de As de corazones, la maravillosa novela que ya han leído.

Durante el viaje a Madrid apenas hablo. Leo un rato. Observo la carretera. Trato de memorizar el camino aunque sé que es tarea inútil, que la próxima vez que intente recorrerlo se me habrá olvidado por completo. Casi sin darme cuenta estoy bajando del coche y poniéndome el abrigo (y un gorro que abandono porque mi pelo liso se obstina en expulsarlo de mi cabeza). En muy poco tiempo estoy frente al escaparate de La Livrería.

* * *




Es complicado explicar lo que siento. Muchas veces soñamos imposibles, nos permitimos que el cerebro recree situaciones que jamás se van a dar, le damos permiso para que fantasee, conscientes de que entre esto y la realidad hay un abismo de distancia que es perfectamente salvable porque los puentes en los sueños no necesitan vigas consistentes, sino que están hechos de retazos de imaginación que sólo se sostienen porque son, justamente, irreales. Sin embargo, ahí, en el escaparate de una librería de Madrid, mi sueño de niña está, precisamente, detrás del cristal, tan palpable y firme que no encuentro la emoción correcta que tiene que salir en este momento de mí.

No sé si toca dar saltos de alegría.

No estoy segura de si es momento de llorar de emoción.

No soy capaz de pensar si esto debería inmortalizarlo con una foto.

Así que, en lugar de atravesar la puerta, como aún no es la hora, opto por dar un paseo que dé respuesta a mis dudas o, tal vez, que me deje sin tiempo para tenerlas. Disfruto en compañía de Alex y Alberto de las calles llenas de tráfico y de gente. El sonido de la ciudad no me estresa sino que pone banda sonora a este paseo que finalmente conduce de nuevo mis pasos a la Livrería.

Allí, tras saludar a Pepa, me espera la primera sorpresa de la tarde. Hace años conocí a través de las redes a una persona vinculada a Turégano, el pueblo de Segovia donde viví. En estos años hemos ido hablando pero no nos hemos visto en persona hasta ahora. Descubrimos en la conversación a una la amiga que tenemos en común, le firmo el libro y se marcha antes de que llegue nadie más porque un tren la espera. Sólo quería saludarme y llevarse un libro a casa y yo me alegro mucho de que haya hecho el tremendo esfuerzo de dar un rodeo para verme. (Marta, el tuyo es el segundo ejemplar que he firmado de Detrás del cristal, quiero que lo sepas).

Poco a poco van llegando amigos y desconocidos que empiezan a animar la librería. La primera, como la otra vez que vine, es María Alonso. Ya sí la conozco así que no hace falta que nadie me indique quién es y al saludo le precede una sonrisa.  Poco a poco, a medida que va entrando gente, resulta complicado atender a todo el mundo. Voy de un lado a otro, saludo a Alicia y a Óscar que llegan temprano, a Tere a la que no esperaba pero que me hace mucha ilusión que esté conmigo (por cierto, gracias por el boli, mira que venirme sin ninguno...), le firmo su libro a Paquita que se tiene que marchar volando. Llegan Félix Jaime y Violante Martín, y sigo vigilando la puerta porque no he visto a Antonia Corrales. En ello estoy cuando veo entrar a Eduardo Perellón. Me dijo que trataría de venir y aquí está, me alegro tanto que no puedo evitar darle un abrazo.

Llegan las mujeres del club de lectura (los hombres en esto, lo siento, suspendéis por goleada, todos los clubs que conozco tienen mayoría femenina), aparece Cita Franco y no necesito nada más que su sonrisa para reconocerla. Y más gente que, entre el barullo, no registro.

Por fin veo a Antonia charlando, no sé cuándo ha entrado, y la interrumpo un instante para darle un beso. Y otro a Andrés, pero esta vez es a mí a quien interrumpen y me separo de ellos.

De pronto, entre la gente, reconozco a Juan Carlos y Maribel y voy a saludarlos. Siempre que hay un acto de libros acabo coincidiendo con él y es para mí entrañable verle de nuevo. Lo que no me espero es que traiga un regalo: una preciosa agenda para que anote lo que quiera. Ha hecho una para Antonia con la portada de su libro pero la mía no ha podido ser porque era demasiado precipitado así que tiene la imagen de la Gioconda de Leonardo. ¡Me encanta! El arte es mi otra pasión, el Renacimiento mi debilidad, así que no ha podido dar más en el clavo.

Un poco después de las seis y media bajamos las escaleras que conducen a la sala donde nos vamos a reunir y lo primero que hacemos es colocar las sillas en forma de U. Pepa opina que así será más familiar y creo que tiene toda la razón. Cuando finalmente estamos listos, Antonia empieza con una presentación sobre mi trayectoria. Lo hace tan bien (¡es Antonia!) que cuando acaba me quedo sin palabras, pero tras un titubeo arranco hablándoles de la novela, contando sin contar, que es lo más difícil del mundo cuando no estás delante de un teclado que te permita rectificar.

En ello estamos cuando veo entrar a Sonia y Fj Rohs. No me lo puedo creer, Sonia hace unas horas me ha dicho que le duele la cabeza, que no se encuentra bien, pero yo creo que ha sido una argucia para que no la esperase. ¡Y vaya si no la esperaba! Me hace muy feliz verla allí, sonriendo desde el fondo, acompañándome en este día crucial de mi biografía.

La charla avanza, pasamos a As de corazones y empiezan a instalarse en la sala, de manera imaginaria, Samantha, Ayala, Bastián, Cósimo... los personajes de la novela que cobran vida en boca de los lectores. Creo que interviene todo el mundo, es tan buena la sensación ahí que nadie se siente cohibido. Nos fríen a fotos pero no será nada en comparación con lo que sucederá cuando subamos arriba.

Sin querer nos pasamos la hora y algunos de los presentes se tienen que marchar, así que firmo sus libros allí mismo, para que puedan (en algunos casos) acudir a sus cenas románticas en este día de los enamorados.
Una vez arriba siguen las firmas, voy conociendo a las lectoras del club y algunos nombres van ajustándose a las caras de sus propietarias: Begoña, Valeria, Gema (con la que comparto un charla muy agradable), Mari Carmen... Firmo libros, más fotos, mil sensaciones que no quiero dejar marchar pero que, finalmente, se tienen que acabar porque, poco a poco, todo el mundo se va yendo. Recuperan sus vidas pero me han dejado el regalo de este día que estoy segura de que no voy a olvidar.

Tenemos una cita pendiente.

Otra vez en La Livrería.

Esto no ha hecho nada más que empezar...