La primera novela que he leído este 2021 es de Lin Rina, un fantástico libro muy feelgood que me regalaron el año pasado, pero que se me despistó en mi biblioteca digital y no la vi sino hasta que me recordaron que la tenía.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
jueves, 7 de enero de 2021
LA BIBLIOTECA DE LOS SUEÑOS IMPOSIBLES
martes, 22 de diciembre de 2020
JAMES EN LAS TRINCHERAS (LA COLINA DEL ALMENDRO)
Las trincheras, a medida que avanzaba la guerra, se convirtieron en ciénagas infectas en las que los soldados malvivían, compartiendo el espacio con el barro, los gusanos, las ratas, la nefritis, la gangrena y la multitud de infecciones que provocaba toda aquella falta de higiene. La muerte, compañera indeseada de todo conflicto, rodeaba a los hombres y les robaba también el descanso en un lugar donde el insomnio se volvió crónico. Por las noches, cuando las tinieblas servían de protección y cesaba el ruido de las ametralladoras enemigas, era el momento de dar sepultura a los muertos y trasladar a los heridos en las ambulancias. Estas llegaban por caminos de tierra con las luces apagadas, sorteando los obstáculos como podían. (...) James se había acostumbrado al ritmo del puesto. Dormían cuando podían, casi siempre hacia la mitad del día y en función de cómo evolucionasen los heridos, pero estaba a cubierto de la intemperie y, aunque hacía frío, aquello parecía el paraíso comparado con la primera línea del frente, donde había pasado los últimos meses. La amenaza de la muerte se había distanciado un poco en su ánimo, había mejorado su salud, pero no se sentía bien. Mary no había contestado a su última carta. Se preguntaba qué podía haberle sucedido, o también, en otros momentos, si algo de lo que le escribió pudiera haberle molestado. La verdad era que no lo recordaba, las palabras de aquella carta se habían perdido en su memoria. No así las que ella le mandó, que seguía guardando con celo al lado del corazón y releía sin descanso, como salvavidas improvisado en aquel mar de desesperación. —Estás muy pensativo —le dijo Elsie, cuando lograron terminar por fin la tarea de aquella noche. Por fortuna, no habían tenido que amputar ningún miembro, que siempre era lo más desagradable. —Estoy cansado —contestó él. —Todos lo estamos. Esto está durando mucho más de lo que nos contaron, y la sensación que tengo es que tardaremos en ver el final. Eso, si llegamos vivos. Miró a los ojos al doctor, que a su vez se perdió en las pupilas grises de Elsie. «Si llegamos vivos». Lo había pensado mil veces, que quizá nunca volvería a casa, a Londres, que jamás se sentaría de nuevo en una mesa con mantel y cubiertos de plata y que, probablemente, no tendría la oportunidad de que Mary le perdonase. —¿Quieres un té? —preguntó Elsie. —Sí, gracias —contestó él. Elsie puso agua a calentar y después agarró una manta. Aproximó una silla a la del doctor y colocó la tela sobre las piernas de ambos, algo que James agradeció con una media sonrisa. No había con qué calentar aquel sótano que hacía de improvisado hospital, y las madrugadas se volvían gélidas. En el sótano, solo se escuchaban los gemidos de algún herido que pasaba la noche inquieto por las heridas y sus respiraciones, por lo que ambos empezaron a hablar casi en susurros. —¿Tienes ganas de volver a Londres? —preguntó Elsie. —Tengo ganas, sobre todo, de que esto acabe. _________________________________________________________ Lo dice James Payne de la Primera Guerra Mundial, en La colina del almendro. Cuando lo escribí, no me imaginaba que la sensación de James la íbamos a entender todos de una manera insoportablemente real. Esta novela es preciosa, de esas que se merecen no leer en vertical. ¿Le das una oportunidad?
lunes, 21 de diciembre de 2020
COSAS QUE (NO) ME PASAN
Durante estos meses que llevamos siendo víctimas del virus, me han pasado algunas cosas: he publicado una novela y un relato, autopublicado otra novela y otra de mis obras de editorial se ha tirado siete meses en el top de Amazon. He vuelto a experimentar qué es que te llegue feedback positivo y motivador todos los días, lo cual es de agradecer muchísimo.
Y también que se siga diciendo de mí que soy una autora que no le suena de nada ni siquiera la gente que dice leer con asiduidad el género que frecuento (lo que me recuerda que puedo poner todo el spam que me dé la gana porque no voy a molestar en realidad a nadie).
Pero durante estos meses de enclaustramiento involuntario, no me han pasado otras cosas.
A lo largo de este tiempo, varios de mis compañeros escritores, de los que tengo en el entorno más próximo y que también destacaron en el top, me han ido contando cómo recibían ofertas editoriales y varios agentes literarios se han interesado por ellos.
Mira que pensaba que en este mundo me había pasado de todo, bueno y malo (véanse solo los dos ejemplos que he puesto arriba), pero lo del agente literario no me ha sucedido nunca. No me he encontrado ningún correo de ninguno volviéndose loco para que trabajásemos juntos.
Hace tiempo me puse a investigar cómo se hace para llegar a un agente y descubrí que es más complicado de lo que parece, porque no eres tú quien lo tiene que buscar, son ellos los que te buscan a ti si te ven con potencial. Supongo que eso les ahorra mucho trabajo: solo tienen que fijarse en quienes destacan y pasar por alto a todos aquellos que lleguen de otro modo.
Es como un "reservado el derecho de admisión", pero a lo literario.
Al final, en la lista que llevo de las cosas que no me van a pasar después del tiempo que llevo publicando, además de lo de la adaptación cinematográfica y la traducción a otros idiomas he tachado lo del agente. No pasa nada, todos sabemos que hay techos que no se pueden romper a cabezazos y yo el mío ya lo toqué. Todo lo que me suceda en adelante será repetido y poco importante.
Lo dije en Facebook, después de leerme un especial sobre Delibes: solo soy un pececito insignificante en un mar saturado de tiburones.
Bastante será conseguir que no me devoren.
domingo, 13 de diciembre de 2020
DICHOSO HIGHLANDER DE JOANA ARTEAGA
Sinopsis:
LECCIÓN NÚMERO UNO PARA APRENDER A VIVIR: hazlo, aunque dé miedo.
Georgia Danvers se perdió en París y hace tiempo que necesita saber cómo vivir.
Cómo volver a sostener un pincel.
Cómo dejar de tener miedo.
Necesita un cambio de aires y entender que, aunque los nuevos comienzos pueden ser aterradores, también suelen venir cargados de esperanzas.
De propuestas de trabajo interesantes.
Del verde de Escocia.
De lecciones de vida.
Y, quizá, con suerte, de un dichoso highlander que se empeñe en que la luz vuelva a encenderse en su interior.
Georgia comprobará entonces que la vida se abre paso en Skye, entre leyendas sobre hadas y princesas, un mural en un castillo ancestral, secretos del pasado y un amor que parece desafiar todos los miedos.
Cuando dos corazones destrozados se encuentran, ¿puede el amor sanarlos o acabará por condenarlos completamente?
Mis impresiones:
Antes de que empieces a leerlas, vuelve atrás y lee la sinopsis. Sé que muchas veces, al hacer un copia pega de las sinopsis que extraemos de las plataformas digitales, mucha gente se las salta. En este caso estarías cometiendo un error, porque en la sinopsis de esta novela está la esencia de su prosa. No solo es un pequeño marco de lo que te vas a encontrar para darla a conocer. Hay la misma cadencia de frases, ese ritmo y esa poesía que envuelve a la novela.
Voy a empezar a contar algo por el principio.
Este verano, superando mis prejuicios por las novelas de higlanders, descargué la que había publicado Joana Arteaga, con la que se presentó al concurso de Amazon, Maldito highlander. No había encontrado en este tipo de novelas, que me venden uno de los tópicos más manidos de la romántica, mucho atractivo en el pasado, pero yo había leído ya a Joana y quería saber qué me iba a contar. La verdad es que ella situaba esa circunstancia del personaje en un segundo plano, se trataba de una historia contemporánea en la que el origen del personaje -de los dos, en realidad-, no tenía más importancia que ese paisaje maravilloso que aparecía de vez en cuando en la novela. Era un elemento más.
Fue la primera vez que oí hablar de la isla de Skye, me gustaron los personajes, me pareció una trama muy agradable y muy entretenida, que me duró un suspiro. Por supuesto, cuando poco después Joana publicó Bendito highlander, la historia de la hermana mediana de la protagonista, ni me lo pensé.
sábado, 5 de diciembre de 2020
ESTE MALDITO SILENCIO
Hay personas que tienen un mundo interior tan rico que no necesitan mucho para sentirse tranquilos.
Un libro.
Unas tijeras, papel y pegamento.
Un horno, harina, sal, agua y levadura.
Un cuaderno viejo y un bolígrafo...
Cualquier cosa llena, evade y distrae y son capaces de dedicarle horas y horas. Solo hay una condición: estar a solas. Que nada disturbe esa paz serena que nace de lo pequeñito y deja un sitio a los erráticos y locos pensamientos. Espacio y tiempo a solas y el silencio que habita ahí.
El virus lo robó.
Se ha llevado la libertad, encarcelada en un toque de queda, nos ha dejado sin poder ver a la familia, que es lo único que nos queda al final, se ha robado respirar y ver por la calle (a quienes llevan gafas, para quien el mundo es bruma ahora). Todo eso es duro por sí mismo. Suma que también se ha llevado a gente que apreciabas mucho.
A mi me ha robado mi silencio.
La casa ya nunca está vacía. Ya no tengo ni siquiera un sitio itinerante para mí y ya no existe ese silencio mágico. Ya no estoy a gusto en ningún lado y tampoco puedo buscarlo porque no me dejan ir a ninguna parte.
Aunque hay silencio, eso es cierto.
Es ese otro que aparece cuando no te queda nada que contar al otro, sabes que no le interesa lo que has hecho ese día y mucho menos cómo está tu corazón. Quéda ese silencio que ese compañero incómodo porque ocupa un lugar al que no había sido invitado. Y ya no quieres nada más que los días se vuelvan noches y vengan otros días y otras noches y esto acabe.
Que acabe de alguna manera.
Que se largue este maldito silencio y me devuelvan a la primavera.
Entonces, no existía este silencio.