viernes, 12 de agosto de 2011

LAS TRAMPAS DEL LENGUAJE

El lenguaje está lleno de trampas, no sólo es necesario conocer la ortografía para decir lo que quieres decir, hay que entrenarse un poco con la sintaxis, encontrar tu estilo propio, para que lo que cuentas no sea sólo una anécdota sino que tenga alma. O para que en el examen de historia demuestres lo que sabes y no escribas otra cosa absolutamente distinta, responsable de que tu nota no pase del dos.

El mundo de blogger es infinito. Hay espacio para todo: diseño gráfico, manualidades, cocina, música, arte, historia... Cada uno vamos eligiendo los temas que más nos interesan y creando pequeños grupos en los que compartimos aficiones, sueños y, sobre todo, palabras.

Lo que más me gusta son los libros. Leer, escribir, expresarme a través de palabras ha sido siempre mi refugio para los buenos y los malos tiempos. Por eso mi mundo virtual se ha ido acomodando al real, y he ido descubriendo a gente que, como yo, lee o escribe. Algunas veces me he llevado grandes sorpresas: gente anónima que cuelga sus escritos y nos regala relatos de mucha calidad comparten espacio con otras personas a las que el talento les pasó un día por su lado sin dejarles huella alguna. O simplemente son víctimas de las trampas del lenguaje.

Sin embargo hay algo que no me gusta nada: encontrarme relatos en los que faltan letras (por esa simplificación que empleamos al escribir, que al final se traslada sin remedio a nuestro propio pensamiento), ni tampoco con faltas de ortografía que no se le perdonarían a un niño de tercero de primaria. Mucho menos libros, presuntas novelas en las que no hay erratas, hay errores de base, palabras empleadas en lugar de otras porque hemos asumido que son sinónimos cuando no es cierto. Hace poco leí en un relato un sustantivo que había sido empleado sustituyendo a una preposición y un adverbio. No una, varias veces. Las letras eran las mismas, pero un espacio entre ellas hubiera bastado para que aquello no sonase chillón (por cierto, esta expresión, "sonar chillón" es una figura literaria, sinestesia se llama, mezclar sensaciones de dos sentidos diferentes para lograr un efecto sorprendente, una de las "cosas inútiles" que enseño).

En realidad empecé a escribir esta entrada porque ayer me enfadó que una de mis alumnas me gritara (no estaba enfadada, habla así) que es absolutamente ridículo estudiar lengua, o literatura, o las figuras literarias, porque no sirve para nada en la vida. Es mejor saber química, o física, o logaritmos. Yo no pienso lo mismo. Sé hacer logaritmos, pero todavía no he encontrado una conversación interesante en la que se pueda hablar de ellos. Sin embargo sí que he hablado horas con gente del Quijote (por cierto, hay quien opina que es malo!!!) o de la novela picaresca, o de la importancia de las obras literarias para conocer mejor la sociedad que las produjo.

Sin querer me he ido desviando del tema. En realidad estaba tratando de decir que si no conocemos el lenguaje en toda su extensión y esto incluye la sintaxis, las figuras literarias, caeremos en sus trampas. Y esquivarlas es tan fácil como ser un poco más exigentes con nosotros mismos, no dejarnos vencer por la comodidad que supone escribir algunas letras menos o pararnos simplemente a escuchar en clase del lengua en lugar de quejarnos.

Para comunicarnos hablamos. Usamos el lenguaje. Los logaritmos pueden ser importantes en nuestra vida durante algún tiempo pero la lengua lo es siempre.

Me sumo a la campaña de Olga con su banner.

martes, 9 de agosto de 2011

PEREZA VERANIEGA

Hace días que estoy perezosa. Creo que mi musa se ha tomado unas vacaciones, así que he pensado que voy a recuperar algunas de las entradas de cuando este blog era un desierto en el que sólo había dos almas (yo misma y el único seguidor que tuve los dos primeros años, los demás habéis llegado después de navidad).

LOS ESPEJOS

INTERNET, GRAN HERMANO Y LA VERDAD. 24 de diciembre y en vez de hacer la cena, yo reflexionando...

LAS NUEVAS NORMAS DE LA RAE.

3 x 1

viernes, 5 de agosto de 2011

¿QUÉ VES?

El otro día les hice esta misma pregunta a personas que se pasan por el blog de manera habitual, a las que tengo en mi entorno:
¿Qué ves en la cabecera del blog?

Me respondieron que veían unas rosas y unos trazos negros. En realidad esos trazos forman una imagen, no sé si os habéis dado cuenta. Las personas objeto de la improvisada encuesta no se habían fijado.

¿Alguien podría decirme qué cree que representan?

Hace calor y estoy perezosa para ponerme a escribir, pero me apetece el juego y encotrarme la recompensa de vuestros comentarios. Os dejo tiempo y más tarde os lo cuento.

miércoles, 3 de agosto de 2011

UNA FRASE DE LA NUEVA NOVELA.

No está al principio, ni al final, no entenderéis nada, ni os podréis imaginar tampoco el argumento. Ni siquiera donde transcurre la mayor parte de la trama. Es sólo una frase, la presentación de un personaje clave en esta novela. Las fechas tampoco os pondrán sobre aviso porque da igual en el fondo cuando naciera para el desarrollo de esta historia.


"Alonso de Esteban nació en 1621 en la ciudad de Toledo, el mismo año en el que Felipe IV, hijo de Felipe III y Mariana de Austria, con tan solo dieciséis años, era coronado rey de España. Era hijo de un matrimonio de campesinos, descendientes de aquellos judíos que en 1492 se convirtieron para no ser expulsados de la península por los reyes Católicos."


 
Voy con calma, tomándome mi tiempo para decidir sobre este libro. Es curioso que me resulte tan complicado decirme que está terminado, registrado y listo para que se enfrente al mundo. Siento que él está preparado pero no estoy segura de mí misma.

martes, 2 de agosto de 2011

ASÍ COMIENZA... LA ARENA DEL RELOJ

El principio de LA ARENA DEL RELOJ


"Cuando ya has vivido parte de tu vida sientes la necesidad de mirar hacia atrás, de recordar acontecimientos que marcaron tu pasado y condicionaron lo que entonces era tu futuro. Novalis decía que la vida debe ser una novela que inventamos y yo creo que todas las vidas, por sencillas que parezcan, llevan escondida una novela.
A veces, cuando mis alumnos me preguntan por qué hay que estudiar Historia siempre les digo que la Historia así, con mayúsculas, forma siempre parte de nuestra propia historia personal, porque los acontecimientos que afectan al conjunto de la sociedad también tienen su reflejo en nuestras vidas, en las de nuestros antepasados, de modo que lo que hoy es nuestra historia, la de cada uno, depende en buena medida de cómo esos acontecimientos afectaron a nuestros antepasados, o a nosotros mismos.
Si miras hacia atrás en el tiempo verás que en tu vida han pasado muchas cosas, pero también la Historia ha avanzado y muchas de esas cosas que hoy tengo que enseñar a mis alumnos, que están en los libros de Historia, fueron para ti hechos que viviste de cerca, el mismo día que sucedieron.
Cuando me cuentes tu vida vamos a hacer un ejercicio: ¿Dónde estaba yo el día que...? ¿Cómo influyó eso en mí? ¿Qué ocurrió que hizo variar mi destino? Verás como la Historia es también tu historia y que una vida, aparentemente normal, es también una novela. La novela de tu vida."