domingo, 8 de diciembre de 2013

QUIERO SER CANTANTE

               -Quiero ser cantante.
               La afirmación me pilla tan desprevenida que hago un apunte sin pararme a pensar. Cuando las palabras abandonan mi boca es cuando empiezo a intuir lo absurdo de la conversación que se aproxima.
               -Ya, pero es que desafinas.
               -Bueno, pero quiero ser cantante porque es lo que más me ilusiona en la vida.
               -Desafinas mucho. –La crítica viene cargada de la sinceridad que sólo te brindan las personas que te quieren.
               -Pero quiero ser cantante, sueño con ello todos los días.
               Respiro, resignada: por este camino no llegamos a ninguna parte. Cambio de estrategia antes de que el bucle en el que hemos entrado se retuerza tanto que acabemos mareados.
               -¿Tú escuchas música?
               -No, nunca escucho música. No tengo tiempo. La vida es maravillosa y ofrece tantas cosas que acaparan mi atención que no me da tiempo a escuchar música.
               Pestañeo. ¿Alguien que quiere ser cantante no escucha música?
               -¿Cantas a diario? –pregunto sin acabar de recuperarme del desconcierto.
               -Tampoco, sólo de vez en cuando, si me apetece.
               -Me temo que para ser cantante hace falta ensayar. –No quiero ser cruel, todavía sigue hablando el cariño por mí.
               -Tengo un oído fabuloso, no me hace falta.
               -No es cierto, desafinas... un poco. –Me voy suavizando, ya estoy segura de que no escucha nada de lo que le digo.
               -Pero yo quiero ser cantante. Nada te da derecho a robarme la ilusión.
               Es verdad.
               Tiene toda la razón.
               Nada me da derecho a robarle a nadie sus sueños. Ni siquiera el intentar servir de colchón para el desencanto que no tardará en hacer su aparición.

               -Pues canta…

jueves, 5 de diciembre de 2013

ENCASILLAR: LO INJUSTO QUE RESULTA


Desde que empiezas a estudiar literatura, una de las cuestiones esenciales, de hecho es por donde se empieza, es la catalogación de las obras en géneros. Así, las obras literarias se clasifican en tres grandes grupos: narrativa, lírica y dramática, incluyendo algunas veces el género del ensayo en un epígrafe aparte y otras como un apartado de la narrativa.

Después, una vez entrados en harina, la narrativa, de la que me voy a ocupar ahora, se subdivide en muchas categorías más: romántica, erótica, policíaca, suspense… y paro porque me podría eternizar y no es el tema del que quiero hablar. Lo que quiero contar es que esto es un arma de doble filo porque, si bien es cierto que sirve como orientación a la hora de elegir o analizar una lectura, nos condiciona, nos llena de prejuicios que a veces nos apartan de novelas que nos podrían gustar muchísimo y que, sin embargo, descartamos en origen porque deducimos, por experiencias previas lectoras, que no nos van a aportar lo que buscamos.

Tremendo error.

Cuando publiqué Detrás del cristal, uno de los primeros comentarios que recibí fue del autor Félix Jaime Cortés, amigo personal, uno de mis autores referencia en esto de la autoedición, de cuando empecé. Él fue uno de los motores necesarios para que no me rindiera, para que siguiera adelante con mi sueño aun cuando parecía que no me iba a llevar a ninguna parte. Por eso, al final de la novela, cuando menciono en los agradecimientos a mis autores incondicionales, su nombre estaba ahí.

Félix se leyó la novela por compromiso, eso lo tengo claro desde el principio, y quiero que veáis lo que publicó en su reseña, un párrafo que resume la esencia de esta reflexión que os traigo hoy. Yo, al catalogar la novela en Amazon, me vi en la necesidad de ponerla en una categoría y aterrizó en romántica. Y, consecuencia de eso, éstas fueron las palabras de Félix:

«No me gustan las novelas románticas. Los que me conocen, aunque sea de manera superficial, lo saben de sobra, y al que no lo sepa, se lo digo ahora. Leí la novela de Mayte porque me la recomendó encarecidamente una persona a la que le encantó, y porque en cierto modo me sentía obligado al figurar como uno de los autores a los que se refiere Mayte en los agradecimientos del final del libro. Con estas premisas comencé a leer (…)

He llegado a la conclusión de que Mayte hace literatura. Literatura de verdad, con mayúsculas, comprometida con la razón, con el alma, con el sentimiento. Leyendo a Mayte da la impresión de que cuando escribe lo hace desde el mismo fondo de su alma, y eso es algo que muy pocos, poquísimos autores son capaces de conseguir, y sobre todo, de transmitir. "Detrás del cristal" es una muestra de su buen hacer. Pudiendo ser clasificada en el género romántico, en caso de que alguien fuera capaz, o sintiera esa necesidad a veces injusta que sentimos muchas veces de clasificar las cosas, la novela desborda sin embargo los clichés del género, y se convierte en algo más».

Eso que él señala de Detrás del cristal es lo que me pasa a mí con muchas otras novelas que leo y que encuentro, injustamente, enmarcadas en categorías que no se ajustan a lo que en realidad son. La última de ellas, una de las que me duele encontrar en romántica sin que lo sea, es As de corazones. Quizá el título pueda llevar a pensar que lo es. Quizá la sensación subjetiva de que ha sido escrita por una mujer, Antonia J. Corrales, nos lleve a pensar que se trata, simple y llanamente, de una historia de amor pero nada más lejos de la realidad. Es muchísimo más, desborda cualquier clasificación en este sentido y lo malo de esto es que estoy segura de que habrá personas como Félix a quien no le gusten las novelas románticas (hombres sobre todo) que no se tomarán la molestia de empezar a leerla y que, si lo hicieran, si rebasaran esa barrera subjetiva, disfrutarían con su lectura y sentirían su conciencia sacudida con esas reflexiones sobre el mercado financiero, o la Iglesia, que alejan a esta novela del género donde tan injustamente ha acabado catalogada.


Otro ejemplo: Sonríe, de Mel Caran. Si yo fuera cuadriculada, si mi cerebro estuviera lleno de prejuicios tontos, jamás me hubiera puesto a leerla. Y me la habría perdido, porque detrás de una novela erótica (que lo es y que generalmente no me gustan) descubrí un plus, una historia sobre la diferencia de edad en una pareja cuando la que es mayor es ella, que me fascinó por la frescura de los diálogos y por la capacidad de la autora para mantener mi atención en todo momento. Sobrepasaba el género, liquidaba de un plumazo la trivialidad que muchas veces encuentro en estas novelas y me convencía haciéndome creer que se trata más de ficción contemporánea con tintes de erotismo.



Una novela, un trabajo de años, con algo tan nimio como una clasificación que no se ajusta a ella, se pierde diluida entre miles de títulos pero, además, pierde potenciales lectores porque, sencillamente, ni se acercarán a la estantería donde la coloquen en las librerías. Desafortunadamente el librero-lector entró en extinción hace ya tiempo y ahora quedan los reponedores, que colocan los libros igual que se coloca el tomate frito o las lechugas, en sus estantes correspondientes. Sin la referencia de alguien que nos diga, "no, no te fíes de la estantería donde está, lee que no te vas a arrepentir", nos perderemos lo que contienen.

En el caso de la mía, sigo con ella porque es la que más conozco, uno de los temas que abordo es el de los malos tratos. Está presente en toda la historia, desde la primera página y no se me ocurre nada menos romántico. Es cierto que destaca menos que la otra historia más amable, la que sirve de motor de arranque a la novela, pero yo quería que fuera así porque está tratado de la misma manera que se trata este tema en la sociedad en la que vivimos: sabemos que hay gente que vive maltratada, la vemos a diario en nuestro entorno pero por cobardía, porque nos refugiamos en nuestros propios problemas, por no buscarnos líos o por lo que sea miramos para otro lado. Vemos el sufrimiento de las víctimas cuando nos miran a los ojos pero sólo nos paramos a pensar en él cuando ya es tarde. Hacemos como mi narrador, que se comporta como esa prensa maldita a quien solo le importan las víctimas cuando ya no hay tiempo, cuando se convierten en un titular con el que captar la atención del público de nuestra cadena, al que minutos después le venderemos un desodorante que conseguirá que las mujeres (o los hombres) caigan rendidos a sus pies.

Al clasificarla, yo misma, perdida entre las categorías, la puse en romántica. ¿Esto es romántica? No lo creo, es otra cosa, algo que de hecho me ha valido críticas muy crueles por parte de quienes conocen el género y que no han encontrado resueltas sus expectativas porque no he seguido las instrucciones del género. Consecuencia de esto es que en la nota de prensa que salió de la editorial cuando se anunció mi fichaje me "vendieron" como autora de romántica.

No sé si lo seré algún día, lo dudo porque aunque aproxime, me pienso seguir saltando los clichés del género cuando me venga en gana ya que pretendo, simplemente, contar historias con mi voz, pero lo que sí sé es que me va a costar mucho, como le está costando a Antonia J. Corrales, convencer a la gente de que no lo soy, o a Mel Carán de que su novela es algo más que erótica. Y, ojo, que esto no es menospreciar a ningún género en absoluto: tiene mucho arte saber manejarlos, un arte que a mí se me resiste por otro lado. Yo no acierto a lograr la tensión sexual necesaria, no me salen las escenas cargadas de erotismo con soltura, no me entran ganas de pintar protagonistas super guapos y super ricos porque como no me los encuentro a diario, y creo que yo soy más cronista de la realidad que me rodea, me cuesta dibujar sus mundos. Y a veces, muchas, los finales felices me los salto porque tampoco es que se prodiguen en la vida real.

Lo único que os pido con esta entrada es que le deis una oportunidad a cualquier novela, independientemente de lo que una etiqueta te haga creer que es.


Muchas novelas son, en esencia, ficción con matices de realidad, realidad vestida de ficción y la vida, por mucho que nos empeñemos no admite etiquetas.

Vosotros (si es que alguien lee esto), ¿encasilláis?

miércoles, 4 de diciembre de 2013

NINA DE EMILIO CASADO MORENO

Hoy es el día.

Tras más de dos años de espera, ya está aquí la novela de Emilio CasadoMoreno, un inquietante thriller cuyo principal ingrediente es la ausencia de memoria de la protagonista, Nina, personaje que da título a la novela, una mujer que al despertar no recuerda nada de lo ocurrido el día anterior. Desde ese punto de partida el autor va contándonos su historia, reconstruyendo los vacíos, hasta descubrirnos la verdad que se esconde detrás de tan inusual trastorno.

Un sanatorio para enfermos mentales sirve de marco para la novela que estoy segura que hará pensar.

A partir de hoy está disponible en Amazon en dos formatos, en ebook y en papel.

Esta es la sinopsis de la novela, para que vayáis abriendo boca.

Pincha en la foto para ampliar

Emilio Casado Moreno es autor también de Crónica Insignificante y A cualquiera le gustaría tener alas, dos novelas que también están disponibles en Amazon y en Bubok. 

Ahora que toca preparar las Navidades, preparar obsequios... estoy pensando que no necesito que venga nadie a regalarme nada y me puedo hacer un regalito por haber sido buena. Un libro de papel, para alguien como yo, siempre es el mejor regalo. Seguro que no fallo.

Lo anoto en mi lista aunque... yo ya lo he leído.





¿Te atreves tú a conocer a Nina?

Puedes conseguir la novela pinchando en los siguientes enlaces.
A la izquierda, el formato digital, 0,99€.
A la derecha, formato papel, 14,81€.

lunes, 2 de diciembre de 2013

LIBRO SOLIDARIO DE LA MANO DE MARCOS CHICOT


Hoy le voy a ceder la palabra a Marcos Chicot, autor de la novela El asesinato de Pitágoras, una apasionante historia que fue finalista del Premio Planeta y que se convirtió hace unos meses en número uno en las listas de ebooks en Amazon. Como consecuencia de eso, la editorial italiana Duomo Ediciones se interesó por ella y hoy ya está en papel en las librerías. 

Pero hoy no venimos a hablar de El asesinato de Pitágoras sino de otro proyecto en el que Marcos está muy implicado. Como no lo voy a explicar mejor que él, le cedo la palabra.

Marcos Chicot:

Os traigo un proyecto solidario y literario. Se trata de un libro de cuentos en apoyo a la Fundación Garrigou. La Fundación Garrigou financia proyectos de educación para personas con discapacidad intelectual, y presta cobertura al colegio de educación especial María Corredentora, al que asisten niños con síndrome de Down (como mi hija Lucía) y otras discapacidades.

Cuatro escritores premiados (Lourdes Ventura, Paloma Orozco, Pepa Roma y yo), hemos escrito cada uno un cuento para niños y los niños con síndrome de Down del colegio han hecho las ilustraciones. Ha quedado un libro de cuentos precioso, un regalo ideal para Navidad o un cumpleaños. Su precio es de 10 euros, y el importe va destinado íntegramente a la Fundación Garrigou.

Se titula, Las increíbles historias de Nacho, Lucía, Bubu y el Elfo que quería ser grande.

Esta es la portada y contraportada del libro, para que podáis identificarlo.



El libro se puede adquirir ya en Madrid en la librería Rafael Alberti (C/ Tutor 57), y a partir del 5 de diciembre en Barcelona en la librería Maite (Vía Augusta, 64).

Además, os cuento que yo estaré el miércoles 4 de diciembre a las 19:00 (hasta las 20:00) en la librería Maite de Barcelona, para hablar con niños y mayores sobre cómo se nos ocurren los cuentos a los escritores, responder a preguntas, firmar libros de cuentos, etc. Y también estaré en la librería Rafael Alberti de Madrid el sábado 14 de diciembre a las 12:00 (hasta las 14:00).

Os dejo el enlace al vídeo de la Fundación Garrigou, donde salen los niños dando las gracias a todo el que apoya a la Fundación, y por tanto favoreciendo su educación. Este es el enlace, y también va dedicado a ti:



¡Muchísimas gracias!

Ahí lo tenéis, una preciosa idea para regalar y además, para los que estéis en Barcelona, una magnífica oportunidad para conocer a Marcos, que además de ser un escritor excepcional, es una persona comprometida. Y muy amable.


Muchas gracias a ti por compartirlo.

viernes, 29 de noviembre de 2013

PREMIOS CHICK LIT ESPAÑA 2013: ¡NOMINADA!

Ayer estaba dando una vuelta por Facebook cuando tropecé con un enlace que conducía a la página que anuncia las nominadas a los premios Chick Lit 2013 en España. Me imaginé que entre ellas estaría Isabel Keats, autora con la que me une una amistad surgida en las redes y que hemos trasladado a la vida real, así que fui a mirar. Efectivamente, como imaginaba, Isabel estaba entre las candidatas.

Me emocioné.

Soy mucho de emocionarme.

Pensé que le iba a mandar un mensaje felicitándola (por teléfono, para que le llegase al instante) pero antes incluso de moverme de la silla observé estupefacta que no sólo ella estaba nominada sino que… ¡yo también! Vi con sorpresa que Su chico de alquiler (me han cambiado un poco el título pero se lo perdono) estaba nominada en las categorías de Mejor ebook y Mejor portada.




No me puse a dar saltos de milagro, pero se me olvidó mandar el mensaje a Isabel, como era mi primer plan. Corrí a compartirlo en mi muro de Facebook y al instante me llegó un mensaje que confirma de nuevo mi despiste ancestral: no estaba nominada en dos categorías, sino en ¡TRES! También aparece mi nombre entre las autoras revelación 2013.



Las votaciones para elegir a las ganadoras empiezan el próximo día 1 de diciembre y además de Isabel Keats, otros nombres conforman las listas: Megan Maxwell, Regina Román, Rebeca Rus, Olivia Ardey, Olga Salar, Yolanda Quiralte, Elena Martínez Blanco, Astrid Gallardo, Bárbara Darder, Elisabet Benavent, Connie Jet, Victoria Vilchez, Sylvia Martín, Marga N. Rotger y Gema Samaro (espero no haberme dejado a ninguna).

Es un placer y un honor compartir nominaciones con estas autoras, algunas de ellas ya consagradas. La ganadora del año pasado fue Megan Maxwell, el 1 de enero sabremos quién será la de 2013.

No sé qué deciros sobre esto, que me ha hecho ilusión, por inesperado, y sobre todo porque se trata de Su chico de alquiler. ¿Por qué? Bueno, porque es mi primera novela, porque todo lo que pasa con este libro es siempre sorprendente. Si fuera una persona, me imagino a Su chico de alquiler como esa chica que no es la más guapa, ni la más lista, ni la más estilosa… pero que chorrea encanto por los cuatro costados. Esa que se pide una beca Erasmus para irse a Inglaterra un año sin tener ni puñetera idea de inglés y vuelve hablando. Esa que cuando llega a una fiesta acapara las risas. Esa que no tiene miedo a nada y cuando no hay miedo lo consigues todo.

No espero nada de esto, de hecho, lo espectacular es estar ahí.

Os dejo el enlace por si os apetece mirar: http://premioschicklit.blogspot.com.es/


¡Feliz fin de semana!