martes, 26 de mayo de 2015

LA CHICA DE LAS FOTOS de MAYTE ESTEBAN





Sinopsis:

Rocío, camarera de pisos de un hotel rural y escultora en sus ratos libres, vive al borde de un ataque de ansiedad: el día de su boda está a la vuelta de la esquina, faltan muchos detalles por concretar aún y su novio no ayuda. Para colmo, se encuentra con que tiene que trabajar horas extra en el hotel. Todo debe estar impecable para la llegada de Alberto Enríquez y Lucía Vega, la pareja de actores de cine más rutilante del momento. Cuando aparecen, a Rocío le ocurre algo que no logra entender. Es verdad que Alberto tiene un físico imponente y una mirada terriblemente sexy, pero lo que empieza a sentir es desconcertante e inoportuno, y por ello lo trata de manera fría, hasta brusca.

Alberto enseguida descubre que Rocío no es la típica muchacha encandilada por un famoso y justo eso es lo que llama su atención. Sin embargo, algo se le escapa: ¿por qué Rocío evita mirarlo a los ojos? Impaciente por descubrirlo, idea mil maneras de tropezar con la esquiva camarera. Con lo que no cuenta es con que la prensa sensacionalista es capaz de cualquier cosa con tal de lograr una exclusiva.


* * *

¡Ya está en preventa!

Pincha aquí para verla en la página

Desde ya mismo podéis descargar mi nueva novela, LA CHICA DE LAS FOTOS y el 4 de junio se transferirá automáticamente a vuestros lectores electrónicos. Al menos desde Amazon, y hablo de esta página porque es la que más controlo.

Tenía muchísimas ganas de poder contaros esto. Han sido muchos meses desde que puse la palabra fin (mentira, nunca la pongo) a esta historia.

Sé que todas las novelas tienen dos maneras de verse. La primera, la importante, leyéndolas y empapándonos de la historia que nos cuentan. Hay otra, cuando conoces detalles del proceso de creación, que te hacen mirarla con otros ojos.

Yo dejo que la primera la descubráis y os pido una cosa: hacedlo también para mí. Contadme lo que os ha parecido, porque me ayudará a aprender, que es en definitiva para lo que estoy aquí. Supongo que con todo lo que me habéis ido diciendo de las otras he construido el camino que me ha llevado a ser finalista en el HQÑ, pero sabéis también que soy inquieta y que no me voy a quedar parada.

No puedo.

La segunda historia me corresponde contarla a mí. Os diré que esta novela la empecé en las navidades de 2011. Por aquel entonces descubrí que no sabía poner la raya. He aprendido leyendo pero nunca me había fijado en detalles que no estaba haciendo bien. Leyendo en un blog supe que lo estaba haciendo muy mal y se me ocurrió que una manera divertida de aprender era empezar a escribir una historia en la que me tenía que obligar a seguir las reglas.

En quince días tenía las cuarenta mil primeras palabras.

Ya, ya sé que suena excesivo, pero estábamos de vacaciones y tenía mucho tiempo libre y muchas ideas en la cabeza, además de otra cosa: ninguna intención con ella. Eso es lo mejor, porque te libera de presiones absurdas y me permitió ir avanzando con paso seguro. Una palabra detrás de otra la historia fue tomando cuerpo y creció de forma sorprendente.

Después, un frenazo.

Tenía otras cuestiones en mente, meterme en el lío de publicar en Amazon, por ejemplo. Dos novelas pugnaban por ser la primera: Detrás del cristal y El medallón de la magia. Ganó la segunda, quizá porque la primera lectura cero de la primera no fue hecha por la persona más indicada (no volveré a contar esto porque no quiero ni acordarme de lo que estuve a punto de hacer con ella). Publiqué El medallón, le siguieron La arena del reloj y Su chico de alquiler y con esas tres tuve más que suficiente. Me estaban pasando tantas cosas y todas tan alucinantes que esta novela se quedó perdida.

La publicación de Detrás del cristal, su éxito inmediato en 2013, el contrato con Ediciones B y el lanzamiento en papel para 2014 siguieron, y La chica de las fotos siguió escondida entre los proyectos inacabados. Incluso escribí otra novela ATCLV, que sigue esperando su oportunidad (no seáis pesados, la tendrá, yo creo en ella firmemente, pero dejadme que lo siga intentando un poco más).

El verano pasado me puse como meta terminar dos novelas. Una fue Brianda, el origen del medallón, con la que quería dar por cerrada la aventura en Amazon que empezó dos años antes. La otra, esta chica a la que un paparazzi mete en el lío de su vida. Como no sé escribir novelas de una en una fui saltando, ocupando mi tiempo en ambas a partes iguales.

Cuando la terminé y le hice la revisión pertinente, no me lo pensé.

Había visto ya el certamen HQÑ y pensé que, tanto la trama como el estilo en el que está escrita, encajaban a la perfección en lo que buscaban. Como estoy loca, pero solo a medias, le pedí a una amiga (Yas) que se la leyera. Su entusiasmo, contagioso, me hizo cerrar los ojos y enviarla.

Siempre creí en ella.

Es algo que a veces sucede, te convences de que las cosas pueden pasar y ocurren. Cuando la editora, María Eugenia Rivera, me llamó, mi cabeza era un hervidero. Alegría. Sorpresa. El pensamiento de que mi mente estaba enfocada en esto y había sucedido... No sé. Fue un subidón, en un momento más que oportuno porque me estaba planteando, en serio, dejar esto de una vez.

¿Qué vais a encontrar? Pues una historia romántica, o dos, quién sabe. Una pequeña reflexión sobre la prensa rosa y los pocos escrúpulos que de vez en cuando se gastan. Un estreno. Líos. Risas. Un adolescente que me encanta...

Os dejo que seáis vosotros quienes me lo contéis.

¡Pero hacedlo!

Es importante para mí.

Muchas gracias al equipo de HarperCollins Ibérica por confiar en mí y sobre todo a María Eugenia Rivera, mi editora, que siempre está disponible para cualquier pregunta tonta que se me ocurra. También quiero darle las gracias a Mónica Sota por la portada. ¡Me encanta!

martes, 19 de mayo de 2015

EL MEDALLÓN DE LA MAGIA EN EL CEO VIRGEN DE LA PEÑA (SEPÚLVEDA)

El lunes 18 de mayo estuve en Sepúlveda. Visitar esta villa castellana es un placer. Cada uno de sus rincones está lleno de historia y es siempre agradable pasear por sus calles empedradas, después de degustar un cordero asado, el plato del que se sienten orgullosos sus habitantes.

Pero no fue una visita turística el motivo por el que estuve allí. Fue otro más literario, fui al CEO Virgen de la Peña, el centro de enseñanza obligatoria de Sepúlveda, donde los alumnos de MAE leyeron El medallón de la magia. Tuvimos un encuentro en el que pudieron preguntar sobre todas las cuestiones que les habían llamado la atención de la historia y sobre el proceso de escritura de una novela.

Siempre que me enfrento a una charla, una firma o cualquier encuentro con lectores reconozco que me pongo muy nerviosa. La escritura es una actividad solitaria y reflexiva, todo lo contrario a encontrarte frente a un auditorio. Esto supone un choque puesto que las respuestas a las preguntas no permiten un mínimo de reflexión si quieres que el acto mantenga la fluidez adecuada. Sin embargo, con los chicos yo estoy siempre como pez en el agua. Con ellos me siento muy cómoda y en este caso tuve la sensación de que, después de un principio en el que estaban más cortados, a medida que avanzaba el acto iban perdiendo la timidez y preguntando cada vez más.

Lo pasé muy bien. Recordé el principio de toda esta aventura en la que estoy inmersa y volví a situarme en ese tiempo en el que tome la decisión (inconsciente del todo) de convertir mi afición en otra cosa. El medallón de la magia y Brianda para mí son dos novelas mágicas, no solo por el tema que tratan, sino porque la primera me cambió la vida y la segunda me ha hecho aprender de verdad lo que significa escribir, trabajar un relato hasta dejarlo como quieres.

Cuando llegué habían preparado un escenario, lo cual me sorprendió mucho.



El director del centro, Patricio Pérez, preparó el equipo de sonido y, micrófono en mano, me presentó brevemente, dejando que fuera yo quien les contara cómo había llegado hasta allí, hasta estar frente a ellos en ese salón de actos. Intenté ser concisa, pero va habiendo tantos datos ya en mi biografía que me voy a tener que plantear, en serio, para futuras ocasiones, reducir esta parte, puesto que la que más me gusta es la siguiente, cuando se empieza a hablar del libro y ellos comienzan a preguntar.



Me preguntaron muchísimas cosas. Una de ellas, si creía en la magia, me dio opción a leer un párrafo de la novela. No, no creo en la magia como está planteada en el libro, pero sí en la magia de las palabras, y eso aproveché para contarlo de alguna manera en el medallón:

Siempre imaginó que los conjuros estaban hechos de grandes palabras, palabras hermosas que, al estar unidas por las reglas gramaticales, provocaban aquellas mutaciones de la realidad con las que le costaba tanto convivir. Pensaba que eran algo parecido a los poemas de los grandes escritores, que tenían la virtud de despertar emociones. Un poema de Quevedo, o de Góngora, su eterno enemigo, eran mucho más prodigiosos. Por eso, cada vez que se escuchaba recitar un conjuro, no entendía cómo era posible que aquellas palabras tan burdamente trabadas pudieran modificar la realidad. Sin embargo lo hacían. 

Además de preguntas sobre el libro, les interesaban otras cuestiones. Me dio mucha pena tener que contestar negativamente a una de ellas, cuando uno se interesó por saber si se puede vivir de la escritura. Pero no iba a mentir, de momento creo que son muy pocos los privilegiados que se pueden mantener solo de las palabras que escriben en sus libros. Ojalá fuera posible para mí, pero no, a día de hoy no es posible. De todas maneras les hablé de una frase que siempre repito:

Lo imposible solo tarda un poco más.

El éxito en todas las empresas de la vida creo que está en la paciencia para esperar por ellas. Si no la tenemos, si abandonamos los sueños, entonces es cuando no se cumplen. Hay que esperar el momento y estar ahí para cuando llegue.

Entre las preguntas destacó una que siempre me hacen,  los escritores a los que admiro. Son tantos que sería más que injusto hablar de unos y dejarme a otros, así que aproveché para leer otro fragmento de la novela, donde hablo de otro libro, uno imprescindible en la historia de la literatura. No sé si hay que haberlo leído, pero sí al menos conocerlo y valorar su importancia. Por eso, como este libro lo escribí para mi hijo, lo incluí:


Alonso se había sentado en una butaca frente al lecho. Velaría su sueño toda la noche, feliz por tener, por fin, una tarea diferente. Después de tantos años sin poder hablar nada más que con espíritus hostiles a los que, por lo común, sólo dirigía improperios, era magnífico hablar con un ser humano, cuidar de Amanda en lugar de los libros. De esos, que se ocupara el nuevo, que para eso había sido convocado. 
Pensó que cuando llegó allí apenas sabía leer. Juntaba las letras pero era bastante lento. Durante el confinamiento en la biblioteca tuvo siglos para practicar y aprender del saber antiguo que había recopilado Brianda. No había estado tan mal. Además también había libros de aventuras con los que disfrutó muchísimo, aunque estaba seguro de que, si alguien se hubiera tomado la molestia de escribir las que vivió con su amo, hubieran sido casi más emocionantes. 

Uno de los libros que más veces había releído versaba sobre las aventuras de un hidalgo modesto y maduro que llevaba su mismo nombre, enloquecido por los libros de caballerías que decidió salir a vivir sus propias aventuras, llevando como escudero a un humilde labrador. Mirando a Amanda dormida imaginó que el Alonso del libro debió ver en su imaginación a Dulcinea muy parecida a aquella preciosa criatura. Desde que la viese aquella mañana no podía dejar de pensar que era la mujer más hermosa que había visto jamás. Sus ojos verdes, que lo miraban todo con una curiosidad infinita, eran un lugar en el que le encantaría desaparecer para siempre. Tenía carácter, eso estaba claro, pero no le desagradaba en absoluto una mujer así. Le gustaría acariciar de nuevo aquel cabello que imaginaba suave y perderse en la blanca piel de su cuello. Tanto tiempo encerrado habían hecho mella en su entendimiento, como en el de aquel caballero andante y, mientras la miraba, empezó a imaginarla perdida entre sus brazos, gozando de aquellas sensaciones que en vida sólo compartió con la posadera y alguna mujer de mala vida de las que acompañaban a las tropas en Flandes.

El medallón de la magia lo escribí para mi hijo y con su ayuda a la hora de elegir escenarios. Me preguntaron si había visitado Toledo o Turégano para documentarme (claro que lo hice) y me hizo mucha gracia una de las preguntas: ¿Tú hijo te ve como una escritora? Sonreí y les dije que creo que mi hijo me ve como su madre.

Me quedo con ese ratito con ellos para guardarlo entre mis mejores recuerdos. Tengo una foto muy chula de grupo, pero como son menores me la quedo para mí, en privado. Os dejo otras en las que, no sé por qué, parece que estoy cantando. Supongo que estaba tan feliz que se me olvidó dejar de gesticular. 

Ah, si queréis, chicos, vuelvo otro día.





viernes, 15 de mayo de 2015

¿TÚ CÓMO ESCRIBES UNA NOVELA?

Me han hecho unas preguntas y llevo un rato intentando contestarme sin éxito. No digo contestarlas, sino contestármelas a mí misma.

¿Tú cómo escribes una novela? ¿La planificas? ¿Sigues un orden? ¿Escribes los capítulos seguidos o el final lo tienes casi antes de empezar?

Si soy sincera, no tengo método, tengo ganas.

Algunas novelas las he escrito desde el principio hasta el final. Otra en dos tiempos que se corresponden con las dos voces narrativas. Una más suprimiendo, en un arrebato, 80 páginas (y gracias a Dios desoyendo una primera crítica cero tras la cual estuve a punto de suprimirlas todas; hablo de Detrás del cristal).

ATCLV es un puzle. El final lo escribí casi al principio. El principio lo he escrito al final. Un poco lo mismo que hice con La Chica de las Fotos.



Esta semana he pensado que, dado que siempre hago las tonterías que me pasan por la cabeza, incluso escribir una historia hacia atrás en el tiempo (Brianda, hija, qué guerrita diste), ahora tenía que probar a poner orden desde el minuto uno. Armar una estructura e intentar moverme por ella, siguiendo un plan establecido. Después de todo estoy aquí porque quiero investigar, quiero saber de primera mano todo lo que pueda aprender de literatura (vivirlo para contarlo mejor). Reconozco que me pudo el impulso y ya tenía algo escrito, pero esta tarde he estado poniendo cimientos y vigas.

No sé qué tal, ya lo contaré.

De momento me siento rara.

sábado, 9 de mayo de 2015

CERRAR LA ÚLTIMA PÁGINA

Cerrar un libro que te ha encantado, aunque se te haya hecho un nudo en la garganta en más de una ocasión al pasear los ojos por sus páginas, provoca tristeza. Sabes que, aunque recuerdes un tiempo a los personajes, aunque seas capaz de evocarlos con nitidez, acabarán cediendo su lugar a otros.

Tarde o temprano.

Te apena que llegue el final de una gran historia, pero no se puede vivir eternamente entre las páginas de la misma novela. Cuando se acaba, cuando llega el instante de volver la contraportada y devolverla a la estantería, también es el momento de otra nueva. De darte de nuevo la oportunidad de sentir las emociones que siempre encuentras entre el blanco del papel y el negro de la tinta.

No se puede leer siempre la misma página de una novela, por muy bonita que te parezca. Los libros, como a veces pasa con la amistad, con las relaciones de pareja, los trabajos... llega un momento que se terminan.

Necesitas avanzar y escoges otro.

A veces, si la última lectura ha sido muy buena, se sucederán las elecciones. Muchos libros se quedarán con el marcapáginas en el principio, incapaces de atraer tu atención lo suficiente. Si hay mucha suerte y eres de los que enseguida encuentras otro que ocupe su lugar, continuarás disfrutando de este extraño y maravilloso lado de la existencia que es leer.

Es tan extraño, se parece tanto a la vida, que a veces se confunden.

Claro, esto solo es cierto si te pasa igual que a mí.


martes, 5 de mayo de 2015

SIEMPRE A TU LADO DE MEL CARAN (Proyectos de amor y deseo. 2)

Siempre a tu lado es la segunda parte de Sonríe.


Sinopsis:

Tras unos meses de separación, Rebeca recapacita y decide regresar con Alan. Su relación vuelve a ser perfecta y todo parece que va sobre ruedas, hasta que la sombra del pasado de Alan asesta un duro golpe sobre la pareja. La vida de ambos se complica con acontecimientos inesperados, celos, problemas de salud, temores y dudas. Aunque sólo el amor verdadero es capaz de vencer cualquier contratiempo, las pruebas que el destino les pone son tan terribles, que les hará dudar de todo. Alan y Rebeca desean estar juntos, pero para ello, van a tener que pagar un precio muy elevado.

Mis impresiones:

En febrero llegó a las librerías Sonríe, la primera novela de Mel Caran. Todo lo que la ha rodeado lo he contado entusiasmada en el blog, porque esta no es una novela más para mí, sino que tiene una historia que trasciende lo literario: algo personal que me parece tan bonito que nunca dudo en compartirlo. Sonríe, la versión en ebook que Mel subió por su cuenta a Amazon, nos puso en contacto y las conversaciones entre dos extrañas en principio, se acabaron convirtiendo en diarias. Éramos dos desconocidas, dos personas que vivían a cientos de kilómetros y que no se habían visto jamás, pero el libro hizo de hilo conductor y, a través de él, nos convertimos en amigas. Ya sé que hay quien no lo cree, quien piensa que las personas que se conocen de manera virtual no pueden llegar a tener una amistad, pero os aseguro que el abrazo que nos dimos en febrero de este año, después de tener que esperar dos años, fue de lo más real.

Ambas llegamos en un momento vital especial para la otra; ambas encontramos en las palabras compartidas el apoyo que necesitábamos para seguir adelante en esta aventura literaria en la que nos embarcamos. Las dos publicamos nuestros libros casi a la vez y recorrimos el camino de la mano. Un principio para las dos que se hizo mucho más llevadero en compañía. Y todo eso gracias a unas novelas.

Mel Caran y Mayte Esteban

Aunque hoy sea el primer día en las tiendas de Siempre a tu lado, yo he tenido la suerte de poder leerla un poco antes. En ella, Mel Caran retoma los personajes que protagonizaron Sonríe. Alan y Rebeca, tras permanecer unos meses separados, vuelven a recuperar su relación. Han descubierto que se echan de menos, que lo que vivieron merece una segunda oportunidad y no la dejan pasar. La conexión entre ambos sigue siendo igual de intensa, pero la irrupción de un nuevo personaje, Terry hará que las dudas aniden en la mente de Rebeca. El atractivo que emana Terry no le resulta en absoluto indiferente. 

Mel vuelve a llenar la novela de escenas de alto voltaje, plagadas de erotismo y tensión, incluso diría que hay una en la que aparece un billar que os va a encantar. Y el final... Quienes habéis leído a Mel Caran sabéis que se puede esperar de ella cualquier cosa menos lo convencional. Le gusta jugar con el lector, proponer alternativas atrevidas y en Siempre a tu lado lo hace. Es, además, un homenaje, pero no voy a decir más porque os toca ser a vosotros quienes descubráis de qué se trata. Seguro, seguro, que no os lo vais a esperar.

Siempre a tu lado se lee en un suspiro, sigue ocurriendo como en Sonríe, que antes de darte cuenta te encuentras en mitad de la novela. 

Desde hoy está en librerías, físicas y online. Yo ya tengo hueco en la estantería para mi ejemplar en papel.



La primera novela de Mel Caran