lunes, 8 de enero de 2018

ENHEDUANNA, LA PRIMERA POETISA.



Cuentan de ella que fue una princesa, la hija de Sargón I de Acad, y que nació allá por el 2285 a. C. en Mesopotamia, en lo que hoy se conoce como Irak.

Enheduanna, la bella sacerdotisa de la luna del cielo, de la que no estamos seguros ni de que este fuera su verdadero nombre, sí es la primera mujer de la que se tiene constancia de que escribió poesía. Cuenta Eduardo Galeano que le cantaba a la luna, la diosa Inhanna, su protectora, y que para ella la escritura era como concebir el mundo, como un parto con el que se daba la vida.

Un principio para el mundo. El punto de inicio de todo.

Dicen que esculpía himnos en cuneiforme, en tablillas de barro que transformaba en peticiones a los dioses para que favorecieran las campañas militares de su padre y que el hecho de que ella firmase sus himnos es señal de la alta estima en la que se tenía a las mujeres en aquella época tan lejana.

¡Cuántos tiempo ha pasado desde que Enheduanna pisó por última vez este mundo! Y, sin embargo, los sentimientos siguen siendo los mismos porque no podemos escapar a lo humanos que somos, por mucho que el tiempo no se pare. La princesa, la mujer, ha sido casi olvidada. No conocemos su aspecto, nada quedó registrado de cómo era, pero sí sabemos de la poetisa, de sus emociones, que permanecen esculpidas en el barro de aquellas antiguas tablillas.

Es la primera escritora de la que tenemos constancia, aunque haya quedado sepultada bajo toneladas de nombres de escritores -casi todos hombres- que llegaron después y haya hecho falta excavar para rescatarla del olvido. Yo la encontré por casualidad en una enciclopedia antigua y he querido dejarle un pequeño hueco el blog.

Porque las pioneras siempre se merecen un respeto.

Los pocos datos que he encontrado de ella son de la enciclopedia del estudiante de Santillana impresa en 2005 y la Wikipedia.



Algunos de sus títulos:

Exaltación de Inanna
Himno a Nanna
Los himnos del templo

domingo, 7 de enero de 2018

LOS CORRALES DE COMEDIAS



Acaba de empezar el siglo XVI y el gremio de artesanos de Madrid prepara la fiesta del Corpus con una representación. Ellos mismos, esos que en sus horas de trabajo se dedican a labrar los metales o a curtir pieles, durante unas horas se convertirán en actores. No habrá decorado, no habrá un escenario fijo: tan solo el humilde carro que después se usará en la procesión, con la pared de la iglesia al fondo.

Ni siquiera sabrán esos artesanos, aficionados a entretener a sus congéneres, que están sentando las bases del teatro que en un siglo será el mayor espectáculo del que disponga la capital. Pero han dado un paso de gigante, ha sido tal su éxito que, a mediados de siglo, ya existirán espacios donde se cobrará una entrada para verlos contar historias sobre un rudimentario tablado: los corrales de comedias. En ellos, el público se separará por clase social, puesto que los pudientes, incluido el rey, tendrán reservados los corredores de las plantas. Y por sexos: las mujeres al fondo, en la cazuela, y los hombres en el centro del patio. Ellas son espectadoras de segunda y tampoco tienen presencia en la escena. De hecho, los papeles femeninos hasta la segunda mitad del siglo los representarán hombres disfrazados...

Un escritor puede contar las cosas tal como sucedieron o darles una vuelta. A veces, solo con esto, aparecen historias inolvidables. La ficción, ante todo, es ficción. O debería serlo…


viernes, 5 de enero de 2018

BASTA CON VIVIR DE CARMEN AMORAGA



Sinopsis:

Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola, enfadada y amargada, siente como una herida la felicidad del resto, y para protegerse del dolor no encuentra otra forma que vivir dentro de una coraza que oculta sus verdaderos sentimientos.

Durante unas vacaciones forzosas, Pepa se ve obligada a reflexionar y a tomar consciencia de los errores que la han llevado a estar donde está. Justo cuando comienza a reconciliarse con sus recuerdos, empieza a observar a una chica embarazada que toma el sol a diario en un banco de la misma plaza en la que Pepa pasea a su perro. Esa joven es Crina, que vive una tragedia ante los ojos impasibles de una sociedad que no quiere verla.

Crina llegó a España engañada por su propia pareja, que la vendió a una red de trata de blancas, y ahora esa red planea vender al bebé que espera. Pepa, inmersa en el proceso de rehabilitación de su invalidez emocional, es la única persona que puede ver más allá de lo que se ve, y decide volcarse en ayudar a esa desconocida.

Mis impresiones:

Esta novela ha sido el regalo que he recibido estas navidades. Me lo ha hecho Margalida Ramon, a quien conozco a través del blog desde hace al menos siete años y la verdad es que fue toda una sorpresa encontrarme con el paquete en casa, una felicitación de Navidad que llegó tarde, acompañada de un libro que me apetecía leer. Había caído en mis manos el principio a través de un tuit y me gustó cómo empezaba. Lo comenté y Marga ha hecho que mi deseo se cumpla.

Basta con vivir es una novela que está escrita en presente. Los capítulos cuentan por separado las historias de los dos personajes que se mencionan en la sinopsis, Pepa y Crina, presentándonos dos vidas completamente distintas. Pepa es una mujer hermética y malhumorada a la que una serie de disgustos encadenados le rompieron el corazón y no ha hecho ningún esfuerzo en salir de la coraza en la que se protege del mundo, sino que se ha pasado la vida quejándose de su suerte y culpando a los demás. Crina era una joven estudiante de medicina que llegó a España engañada por el que ella creía que era su novio. De un día para otro, su vida feliz se convierte en el infierno de verse convertida en una prostituta. Cuando ambas coinciden, Crina está embarazada, al cuidado de unas personas que la mantienen en un piso hasta que dé a luz, momento en el que le quitarán a su hijo.

Es una novela lenta. Esto, que lo he contado porque aparece en la sinopsis y no desvelo nada, podría resumir las 250 primeras páginas de una novela de poco más de 300. No se trata de un libro en el que predomine la acción, sino que se basa en las emociones, sobre todo las de Pepa, que es la verdadera protagonista del libro. Asistimos a su renacer como persona, nos cuenta cómo se ha ido autodestruyendo durante toda la vida y cómo, en un momento dado, decide darse una oportunidad y salir del círculo vicioso en el que lleva años dando vueltas a lo que no pudo ser en el pasado.

La escritura tiene algunos párrafos brillantes, otros se recrea en la lengua coloquial, usando recursos que en algún momento me han recordado a la forma en la que está narrada Patria, ese lenguaje que transcribe los pensamientos del personajes. Esto aporta fluidez y hace que resulte menos denso el libro, que como digo está hecho de emociones, recuerdos, fragmentos de unas vidas contadas a saltos. Los demonios de Pepa se exponen ante nosotros y, a través de lo que se nos cuenta, vamos reconstruyendo a esa mujer rota que, cuando conoce a Crina a través del panadero, un jubilado que camina con un andador, encuentra el camino para recomponerse. En algún momento, su amiga Paqui le dice que de todas las actividades a las que se ha apuntado, la que más le gusta es el voluntariado. Porque ayudar a los demás, en el fondo, es muy egoísta. Lo hace porque es la manera se sentirse bien con uno mismo.

Y parte de esto puede ser lo que le sucede a Pepa al ayudar a Crina. Ese corazón roto con el que ha vivido tantos años se empieza a reconstruir al poner la tragedia de otro ante sus ojos, la de Crina, la de una mujer joven que está aterrada porque le van a quitar a su bebé. Eso sí que es grande, y no que te deje en plena juventud tu novio Ramón -al perro que tiene le ha puesto ese nombre-, o que tengas cáncer, o que tu padre se muera, o que tus amigas, las muy hijas de puta decidan todas tener sus hijos a la vez ahora que tú no puedes. Y te quedes sola y perdida, sin ganas de vivir.

La parte final de la novela tiene un ritmo más acelerado, porque pasan más cosas y la historia da un par de giros muy interesantes.

Lo que menos me ha gustado ha sido lo largas que son algunas frases, secuencias infinitas de oraciones subordinadas aunque responden a la perfección a esa intencionalidad coloquial. A mí me agotaban.

Es una novela interesante que recomiendo.

martes, 2 de enero de 2018

HAY ESPERANZA


Era 28 de diciembre, pero los alumnos de segundo de Bachillerato del IES Hoces del Duratón no gastaron una broma, sino que hicieron algo excepcional. Ya había sido original que organizasen hace unas semanas un torneo de fútbol sala para ayudar a la financiación de su viaje de fin de estudios a Mallorca, pero no se han quedado ahí. Han seguido ideando para que no sean las típicas papeletas –que también las han hecho- las que les ayuden a lograr el objetivo.

El 28, organizaron un concierto muy personal, puesto que no se trataba de ningún artista conocido, sino que fueron ellos mismos los que se atrevieron a subirse a un escenario. Y, doy fe de primera mano, porque en el pasado lo hice, que no es nada sencillo tomar la decisión de exponerte frente a la gente que te conoce, con los focos en la cara y toda la atención para ti. Hay que ser muy valiente.
Parte de la recaudación será para ellos, para su viaje, y otra parte se la donaron a la Asociación de Alzheimer y otras Demencias de Cantalejo.

Algunos de estos chicos llevan tomando clases de música desde que eran muy pequeños y pensaron que podía ser buena idea organizar este concierto. Pasarlo bien a la vez que sacaban algo de dinero, contribuir a una causa social que es importante y la verdad es que creo que el resultado fue muy bueno.

Yo estuve allí, sentada en las filas de detrás.



El concierto lo presentaron Raúl y Sandra Casla, y lo primero que hicieron fue dar paso a Esther Muñoz, la secretaria de la Asociación, para que hiciera una introducción sobre la enfermedad. La pillaron con el pie cambiado porque no se imaginaba que tuviera que salir al escenario, me lo contó a la salida, y casi estoy por afirmar que fue la que estuvo más nerviosa de todos. Agradeció a los chicos que se hubieran ofrecido y contó que cuando se lo dijeron no salían en la Asociación de su estupor porque se les hubiera ocurrido. Nos contó que llevan poco tiempo y necesitan algunos empujones, así que cualquiera causa como esta les viene fenomenal.



Lo primero que hicieron fue proyectar un pequeño documental que hablaba de la enfermedad.
La verdad es que hay que tomar conciencia de ella, porque es tan dura que no solo enferman las personas que la padecen, sino que sus familiares acaban sufriendo el mal del cuidador. Por eso son tan necesarias estas asociaciones, para que por lo menos den un respiro a las familias y, también, para asesorarlas legalmente. El Alzheimer incapacita y a veces es necesario tomar medidas legales cuyos trámites no todo el mundo conoce. Esa guía es necesaria y, sobre todo, un alivio para quienes ya están sufriendo por ver cómo las personas que quieren se deterioran día a día. La Asociación está abierta a la inscripción de nuevos socios.

Una vez terminada esta introducción, empezó la música. Cuatro de los alumnos de Segundo de Bachillerato fueron los protagonistas de este evento:

Samuel San Antolín cantó desde canciones clásicas hasta contemporáneas, incluso se atrevió a cantar una al piano que él mismo tocaba: Comiéndote a besos, de Rozalén. Nos dijo que era la primera vez que hacía eso en público y yo le digo que puede repetir. Pregunté por ahí y esta fue la canción que más gustó de las que interpretó, tal vez porque todos la conocían.



Vanesa Muñoz se dedicó al género que más le gusta, el flamenco, y su repertorio fue muy variado, versionando canciones de Manuel Carrasco y Antonio Orozco entre otras. En algunas de ellas la acompañaba a la guitarra su profesor de la escuela de música.



Celia Pastor actuó al piano, instrumento que toca desde que tenía 6 años y al que se quiere dedicar. Ha adquirido ya un enorme dominio de la técnica. Tanto que la última de las canciones que cantó Samuel ella la interpretó al piano. Para mí fue uno de los momentos más bonitos y creo que es una pena que no se les ocurriera hacer alguna canción los tres juntos, ellos dos y Vanesa, porque hubiera quedado muy chulo.



Elena de Francisco tocó la dulzaina, poniendo el toque autóctono a la noche, con temas del cancionero de Agapito Marazuela. Y seguro que a alguien le sorprende, pero a mí me emocionó –y eso que no soy ni de Segovia-. Me emocionó porque Elena, que estaba nerviosísima, casi tanto como Esther, una vez que se puso a tocar, acompañada por su hermano y su primo, disfrutó como una enana. Desde donde yo estaba veía cómo le brillaban los ojos y lo que estaba disfrutando encima del escenario.


Creo que este será un recuerdo impagable para todos ellos y tengo la sensación de que puede inaugurar una tradición. Y lo que me parece más importante: creo que es esperanza. Esperanza en las nuevas generaciones, en gente que quiere hacer cosas en lugar de destruirlas, en chicos que, sin dejar de ser uno más en su tiempo, sin abandonar el teléfono móvil –ninguno lo suelta-, además son capaces de emplear horas y horas en llegar al dominio de un instrumento o a cantar sintiendo la música. Les queda por aprender, pero eso el otro día no importó, porque la idea era pasarlo bien, hacérselo pasar bien a las personas que allí estábamos y sacar algo de dinero para su viaje.

Estoy segura de que esto quedará como un recuerdo inolvidable, como todos los que atesoren cuando lleguen a Mallorca.

(Nota: como alguno se os ocurra hacer balconing nos presentaremos allí todas las madres, así que procurad evitarlo como sea).

(Nota 2: seguid pensando en cosas interesantes, un mercadillo de segunda mano, por ejemplo).


(Nota 3: gracias a Samuel y a Carmen que me han dejado las fotos para esta entrada. Yo no hice, estaba disfrutando de su actuación).

lunes, 1 de enero de 2018

AL ABRIGO DEL MAR DE BEATRIZ MANRIQUE




Sinopsis:

Astrid Sell es una joven educada en un entorno refinado y acomodado. Una dama con clase que entiende lo que se espera de ella conforme a su posición.

Román Guirao es un joven humilde que trabaja desde su niñez en la taberna familiar. Un hombre que sabe que las mujeres como Astrid están vedadas a los hombres como él.

El periodo estival, un paseo por la costa de Mojácar y el vuelo de un sombrero provocarán el encuentro de estos dos jóvenes cuyo amor deberá enfrentar sus diferencias sociales así como diversas adversidades que pondrán a prueba la veracidad, la lealtad y la fortaleza de sus sentimientos.

Una novela enmarcada en la sociedad almeriense de la última década del siglo XIX, cuya riqueza derivada de la minería, se convertirá en el escenario de la historia de dos personas con unos orígenes tan alejados como diferentes.


Mis impresiones:

Sabía que quería leer este libro desde que me enteré de que Beatriz Manrique publicaría de nuevo este año. Este verano he leído otras dos novelas suyas y, tanto a mí como a mi madre, nos encantaron, así que lo estaba esperando.

Si no habéis leído a Beatriz, os la recomiendo. Escribe historias muy bonitas, ambientadas a finales del siglo XIX y muy bien documentadas. Al final del libro, en realidad lo hace en todas sus novelas, tiene un anexo donde nos explica sus fuentes y algunas curiosidades, en este caso sobre la zona de Almería y las minas. Es un extra para saber de la época y a mí me acaba gustando también un montón porque aprendo cosas, como, por ejemplo, a quién le debemos el proceso de vulcanización del caucho y qué utilidad se le dio. Yo a este señor, Goodyear, solo lo asociaba con unas ruedas que les ponen a los F1.

Leedlo y sabréis de qué estoy hablando. Es algo que hoy en día es de uso cotidiano.

Al abrigo del mar es una historia de amor entre dos personas de diferente clase social. Ella es apenas una niña de 17 el verano en el que se conocen y él un joven de poco más de veinte. Astrid Sell, la mayor de cuatro hermanos de procedencia noruega y familia adinerada, se fija un día en la playa en Román Guirao, un joven pescador sin recursos. Y él de ella. Cada día, en sus paseos con Elsa, la niñera que cuida de ella y sus hermanos, Astrid tratará de disimular un interés que él, por su parte, no esconde. El ímpetu de la juventud, la adolescencia irreflexiva, acabarán haciendo que encuentren una manera de citarse en una cala cada madrugada y allí se enamoren. Al abrigo del mar...

Ha sido un placer su lectura. El narrador omnisciente cuenta la historia desde todos los ángulos posibles, haciendo saltos temporales del presente al pasado, y eso hará que podamos ir comprendiendo las razones del comportamiento de cada uno: puede que entre ellos haya algunos desencuentros, pero el lector siempre sabe que se aman por encima de todo. Bueno, de casi todo, porque hay una cosa que no contaré porque haría un spoiler.

Os la recomiendo si os gustan las novelas que, además de contar una historia, nos enseñan otro tiempo. Me ha gustado saber más sobre la zona de Mojacar y Almería a finales del XIX  y de los Cafés donde se ofrecían espectáculos musicales en el época.

Por cierto, feliz año.