miércoles, 25 de enero de 2017

UN PEQUEÑO ANTICIPO...



Dentro de unas horas, cuando llegue la media noche, Entre puntos suspensivos estará disponible para su lectura digital. También lo estará para que podáis hacer una valoración de la novela, así que llegaré a esa otra etapa en esto de la escritura: el momento en el que sube el telón, los focos se posan en tu rostro y empieza el espectáculo. Para mí es un momento de nervios, no sé si encontraré silencio y plena atención del público, o los silbidos llenarán la sala incluso antes de que pueda pronunciar las primeras palabras.

(Lo digo por lo del otro día, igual no me dejan ni empezar antes de decir qué les parece)

Hace cuatro años que vengo publicando a principio de año y este es el primero en el que estoy sorprendida del montón de novedades que se presentan. Ganarse la atención de los lectores está quizá más complicado que nunca, pero no voy a dejar de intentarlo.

Porque quiero contaros una historia.

Porque me apetece que, mientras la leáis, vuestros problemas personales se hagan humo y solo os preocupéis de seguir lo que les pasa a Paula y a Javier. Le decía a una amiga que mis objetivos con esta novela son tres: entretener, hacer reír y emocionaros un poquito.

Espero conseguir alguno.

Os dejo con la primera escena de la novela. Para ir abriendo boca:


Capítulo 1
«Lo más valioso no es lo que tengo, sino a quién tengo.»
Anónimo

La puerta del despacho del inspector Muñoz se abre de golpe, alentando a una ráfaga de aire que hace que los papeles que reposan desordenados en su mesa salgan volando y aterricen en el suelo. El inspector, treinta y dos, pelo muy corto, ojos negros y brazos tan musculados que tiene que mandar que le hagan las camisas de encargo, se pone furioso. Tiene advertidos a todos en la comisaría que, antes de poner un pie en sus dominios, al menos se tomen la molestia de llamar con educación. Está a punto de gritar a quien ha osado entrar así; sin embargo, su primera intención muta al ver a la mujer que se acaba de sentar frente a él, sin haber sido invitada.
            —¿Vas a seguir mirándome con cara de idiota? —le pregunta ella.
Javier Muñoz espanta el desconcierto, deja de lado el comentario mental que ha hecho sobre lo que opina de lo bien que le queda el vestido que lleva y se cuelga la placa de manera imaginaria, recuperando el aplomo que ha volado con sus papeles. O más bien con la visión de quien tiene delante. Desde luego no es alguien a quien esperase en su despacho esta mañana.
            —Ya veo que has aprendido a llamar antes de entrar.
Lo dice con ironía, con intención de molestar a la visitante que ha provocado que los documentos del caso que estaba revisando se hayan mezclado por el suelo. Es uno que está a punto de prescribir, al que quiere echar un último vistazo antes de darle carpetazo. Ahora, cuando ella se vaya, tendrá que volver al principio. Es lo que esta mujer provoca siempre, desorden en su vida. Altera lo que creía listo para dejar en la estantería de los asuntos terminados y le obliga a regresar a un pasado del que nunca se ha deshecho del todo.
Con aparente tranquilidad, escondiendo de sus ojos la tormenta que se está formando en su cabeza, Javier empieza a colocar las hojas dispersas y se agacha para recoger del suelo las que han acabado allí. Cuando lo hace, desde debajo de la mesa, mira los zapatos de su visitante, las medias que realzan la perfección de sus largas piernas y observa perplejo cómo se levanta y sale del despacho. Unos toques impacientes en el cristal de la puerta le ponen en alerta y se levanta demasiado rápido, tanto que no puede evitar darse un golpe con el tablero de la mesa.
—¿Puedo pasar? —grita ella, desde fuera del despacho, tan fuerte que media comisaría tiene que estar mirándola.
            —¡Quieres no armar escándalo! —replica él, levantándose mientras se frota la cabeza.
Javier abre. A la vez que la deja entrar, lanza una mirada reprobatoria al exterior del despacho que provoca una reacción inmediata en sus compañeros de trabajo. Todos se apresuran a parecer muy ocupados. Después, cierra con cuidado, intentando retomar el control de la situación.
           —Me puedo sentar, ¿verdad? —pregunta la mujer. El tono está cargado de la misma ironía que minutos antes ha empleado él con ella.
           —¿Qué quieres, Paula? Me imagino que esta no es una visita de cortesía.
Con un gesto le indica la silla.
           —No —dice ella—. No es una visita de cortesía. Necesito tu ayuda.
Javier se apoya en el borde de la mesa, de pie, buscando una posición que la intimide. O, quizá, una en la que no acabe siendo él intimidado por ese vendaval que tiene delante. Se cruza de brazos y la mira a los ojos, intentando averiguar qué clase de ayuda puede necesitar Paula para haber aterrizado en su despacho.
          —¿Has matado a alguien? —le pregunta.
          —Eres idiota, idiota perdido. No estoy de broma.
          —No me digas más; has cambiado de idea y me vas a dejar a Valeria todos los fines de semana. Los necesitas para irte de viaje con ese novio italiano que tienes ahora. ¿Cómo se llamaba? ¡Andrea! Sí, bonito nombre para un tío…
         Paula se impacienta y además no cree que sea momento para meter a su hija en la conversación, ni tampoco a su pareja.
          —¿Ya?
          —¿Ya, qué?
          —Que si ya has dicho la tontería de turno y me vas a dejar hablar.
          —Habla.
         —Mi padre ha desaparecido.

Para saber más.... Entre puntos suspensivos

jueves, 19 de enero de 2017

ESTO NO ES UNA COMPETENCIA

Ayer, mirando Facebook, saltó una publicación de mi amiga Margalida Ramon, a la que conocéis seguramente de su blog, Libros, exposiciones, excursiones... En ella, esta fotografía de un texto copaba todo el interés:


El mío, desde luego, se lo llevó a la primera, porque es algo que siempre he dicho y que siento de verdad. Me encanta que la gente que me rodea cumpla sus objetivos, que tenga éxito en lo que se propone y, llegado el caso, si se puede, contribuir a ello. Aunque solo sea con el apoyo que pueda prestar.

No entiendo la vida como una competición, salvo contigo mismo.

Desde que empecé a moverme en este mundo de la escritura, lo que más espanto me causó fue la competencia. El "quítate tú para ponerme yo" que poco a poco fui detectando y que chocaba frontalmente con lo que yo siento. Es más, no solo chocaba de lleno, sino que es una estupidez. ¿Cuántos lectores pueden "vivir" su pasión consumiendo libros solo de un autor? Yo, desde luego, no soy capaz.

Ni siquiera soy capaz de quedarme en un género, así que lo otro es más que ridículo para mí.

Entonces, ¿no me voy a alegrar de que a las personas que me rodean, que escriben, les vaya todo bien?

Sin embargo, esto no es así. A medida que fui dando pasos, me encontré con personas que no tienen ningún escrúpulo en darte un empujón para quitarte de en medio, no sea que hagas un poquito de sombra a su trabajo. Yo, que soy de encender luces, de ponerlas en otros antes incluso que en mí misma (porque siento menos pudor), me encontré desconcertada con actitudes que no sé si duelen ya, creo que no es eso, sino que descolocan.

¿Se puede ser feliz así?

Ayer, al ver esto, me tranquilicé. Siguen quedando personas que se alegran de lo bueno, que aportan algo positivo en lugar de centrarse en encontrar la manera de hundir al de enfrente. Creo que es el camino que quiero seguir, porque como persona me llevará mucho más lejos que cualquier treta maquiavélica (de las que ya hemos intercambiado opiniones en el blog y otras de las que seguro hablaremos en el futuro). Quiero rodearme de luz, de gente que la transmita y que no te la apaguen de un manotazo.

De personas.

Con eso me quedo.

lunes, 16 de enero de 2017

SORTEO DE SU CHICO DE ALQUILER EN PAPEL

Con motivo del lanzamiento de mi nueva novela, Entre puntos suspensivos (para lo que quedan menos de diez días) he decidido organizar un sorteo en el blog. Para participar es requisito indispensable comprar la novela en digital antes del 15 de febrero, día en el que se cerrará el sorteo.

Guardad los comprobantes de compra, porque os harán falta en el caso de resultar ganadores.

Ahora viene cuando os preguntáis por qué demonios el requisito es comprar la novela si estoy organizando un sorteo. Bueno, pues porque en realidad esto va al contrario. Voy a tener un detalle con las personas que se hagan con la novela estos días, y ofrecer la posibilidad de conseguir en papel un libro que hasta hace un par de días era una rareza, porque ya no estaba a la venta en papel: Su chico de alquiler.

Sortearé dos ejemplares en papel de la primera novela que escribí. Esa muy loca que comparte personajes con Entre puntos suspensivos, la novela que se publica estos días de la mano de HQN, primero en digital y después en papel.





La manera de distribuir los puntos

Un punto por compartir el enlace del sorteo en público en Facebook, Twitter, Instagram, Google +... Me tenéis que dejar los enlaces para que pueda comprobarlo. Uno por cada red social, claro. Tenéis que ponerlos en los comentarios del blog.

Uno por decir que PARTICIPAS en el sorteo en un comentario en el blog, lo necesito para asignar el orden de los puntos. Recordad que si ganáis deberéis tener en vuestro poder el comprobante (un correo, una captura de pantalla...)

Uno más por ser personas humanas. Es que no se me ocurren requisitos.


El sorteo lo realizaré después del lanzamiento de la novela en papel, la semana siguiente. El nombre del ganador lo publicaré en las redes y tendrá una semana desde el día que se realice el sorteo para reclamarlo.

Para los demás, si no habéis leído Su chico de alquiler y os apetece tenerlo... pues os lo regalaré en digital si participáis. Igual que para el sorteo, tendréis que mostrarme un comprobante de compra de Entre puntos suspensivos. Solo tenéis que decirlo.



domingo, 15 de enero de 2017

LA MALA EDUCACIÓN DIGITAL. TEST.



A todos nos gusta que nos digan que somos personas educadas y correctas, que nuestros padres hicieron un buen trabajo con nosotros, pero eso no siempre es posible. Nuestras acciones nos delatan y, hoy en día, es en las redes donde más lo hacen. ¿Tú eres un maleducado digital?

Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, algo estás haciendo muy mal...

1.- ¿Escribes en los muros ajenos? 

Eso es como si entrases en casa de alguien que no conoces y le abrieras la nevera o los cajones de la mesilla. Ya, si encima de escribir lo haces poniendo enlaces de algo que quieres vender eres el colmo de la mala educación.

2.- ¿Etiquetas a tus contactos sin ton ni son, aunque lo que pones no tenga  que ver directamente con ellos o con su trabajo? 

Los jarrones con flores y las frases chulas hace mucho que no son bien recibidos. Mucha gente tiene reparos en quitar la etiqueta: piensa que tal vez solo la mantienen porque son más educados que tú.

3.- ¿Metes a gente de manera indiscriminada en grupos? 

¿Te imaginas que fueras el dueño de una tienda y empujases a la gente para que entrase en ella? Pues se siente exactamente igual. Una invasión a la intimidad que deberías tener en cuenta.

4.- ¿Mandas solicitudes de amistad y, cuando te aceptan, envías de inmediato un privado pidiendo a esa persona un me gusta para tu página o un enlace para venderle tu producto? 

Mal, mal, mal. Vas derechito al infierno digital, o sea, directito al bloqueo. Y con toda la puta razón.

5.- ¿Envías privados de manera persistente a personas que apenas conoces? 

Esto se ve también muy mal y puedes jugarte que te dejen de seguir. Tú mismo.

6.- ¿Entras en hilos para polemizar? 

Esto molesta mucho, y es también objeto de bloqueo, pero además masivo. No solo te caerá el de la persona a la que has invadido su post, sino también muchos de los que estaban comentando en el mismo. Malo, malo…

7.- ¿Copias cadenas indiscriminadamente, comprometiendo a los demás? 

Las cadenas son caca, no se hace. Las personas sensatas pasan de ellas, por muy buenas intenciones que tengan.

8.- ¿Compartes fotos de niños enfermos (o de adultos, o de perros) sin comprobar si lo que dicen es realmente cierto? 

Esto es muy feo. Si encima pides un Amén al final, puede que acabes achicharrado en el infierno digital por siempre jamás.

9. ¿Aceptas la amistad de alguien pero, al instante, le escribes un privado amenazando con que si te pide un me gusta o lo etiquetas lo bloquearás?

Como carta de presentación no me dirás que no es bastante cutre.

10.- ¿Alguien te pide un like para su página y se lo das, pero lo quitas a los cinco minutos?

Cobarde...


¿Conoces alguna práctica más? ¿Te molesta la mala educación en las redes? ¿Eres un modelo de educación exquisita o metes la pata a veces como todo hijo de vecino?

viernes, 13 de enero de 2017

BOOKTRAILER DE ENTRE PUNTOS SUSPENSIVOS





Javier, Paula, la desaparición de Mario y un viaje donde tendrán que enfrentarse a eso que sienten.

Puedes comprarla aquí Cuesta 2,89€, y es una historia cerrada y completa.

Dentro de trece días, estará disponible en tu lector digital.


¡Nos leemos!