Alberto Méndez.
Me leí el libro en una tarde de tormenta y creo que entre la climatología y la historia salí a la calle un poco deprimida. Los Girasoles ciegos habla de un tiempo oscuro de nuestra historia, repite acontecimientos que conocemos, describe un Madrid de posguerra triste y sombrío, y no deja casi ningún hueco a la esperanza. Lo mejor del libro es la prosa, poesía casi en algunos momentos, y lo peor que consintieran convertir esto en una película. Alguien dirá: ya la he visto; y jamás se tomará la molestia de abrir el libro sin saber que se está perdiendo la esencia de lo que escribió su autor.
Mi padre nació el mismo año que Alberto Méndez, lo deduzco por la edad que tenían ambos después de su muerte, y al leer este libro y recordar el suyo encuentro que la posguerra fue muy diferente para quienes la vivieron en el campo y quienes pasaron esta etapa en una ciudad como Madrid. Para mi padre hubo menos secuelas porque las noticias siempre llegaban tarde y mal, casi lo mismo que las oportunidades.
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