domingo, 2 de octubre de 2016

EL DESORDEN DE MIS NOMBRES



Uno de los principales quebraderos de cabeza -en mi caso- al empezar a planificar una novela es ponerle nombre a los personajes. Intento buscar alguno que encaje en la imagen mental que tengo o que cuadre con la personalidad que quiero darle, pero ha llegado un momento en el que, son tantos los personajes que he creado, que voy a tener que hacer una lista para no repetir.

Al menos para no hacerlo sin querer.

Os voy a contar una curiosidad. O una idiotez de las mías, más bien.

Hace unos años escuché una historia. No sé quiénes eran los protagonistas, porque no presté mucha atención a eso, solo me quedé con la anécdota.  Dos escritores establecieron un juego. Consistía en que uno empezaría su nueva novela siempre con la última palabra de la última novela que el otro publicase. No recuerdo si tenía que ser exactamente por esa palabra, o si servía simplemente que la primera frase de la novela la contuviera, pero el caso es que me quedé con la anécdota. Me pareció un juego divertido, personal e íntimo y reconozco que me dio mucha envidia no poder jugar. Ni tengo ni he tenido, ni tendré, alguien con quien compartir algo tan especial. Conozco un montón de escritores, pero algo así me parece casi más de almas gemelas y creo que de eso no tengo.

En este punto dudé de la veracidad de la historia. ¿Y si no era cierto? ¿Y si quien lo contó se confundió y no eran dos escritores, sino uno, que jugaba consigo mismo?

Ahí fue cuando se me ocurrió la idea de los nombres.

¿Qué tal si los nombres de los personajes iban enganchando de alguna manera mis novelas? Fue entonces cuando empecé a repetirlos a propósito, de tal modo que en la última de mis novelas, La chica de las fotos, me sugirieron cambiar uno porque se parecía a otro y me negué: había una razón para que estuviera en la novela y no quise renunciar a este juego particular que me traigo conmigo misma.

Ana, Raúl, Miranda, Luisa, Darío... son solo algunos de los que se repiten. Algunas veces con guiño incluido, que solo podrás captar si has leído las dos. Esto es de La chica de las fotos. 

—Él te ha pedido zumo de naranja, tostadas y café. Ya está preparado —dijo Luisa—. Ella quiere un huevo duro, que tardará un poco todavía, y una infusión que no tenemos, hierba luisa. Yo creo que se la ha inventado. Ya le pondré lo que me dé la gana, que para eso me llamo Luisa y soy la que controla las hierbas.

¿Recordáis a qué se dedica Luisa en Brianda? Es partera, pero también es una mujer que conoce el uso medicinal de las plantas y lo aplica. Por eso incluí esta pequeña broma y por eso no podía (ni quería) cambiar el nombre al personaje.



sábado, 24 de septiembre de 2016

LA AMIGA ESTUPENDA DE ELENA FERRANTE



Como voy siempre a mi bola, esta tetralogía (Dos amigas) la había pasado por alto hasta que llegué al eterno dilema de Círculo de Lectores. Como ya se está convirtiendo en habitual, no había manera de elegir un libro, pero en el peor de los sentidos. La revista se ha vuelto un horror desde hace tiempo y escoger algo es cada vez más complicado. ¡Cuánto añoro los tiempos en los que lo difícil era descartar! Recuerdo lo que me costaba renunciar, o esperar al siguiente número. Eso ya se ha acabado, ahora lo normal es que pida sin convicción y fracase.

Y no es que sean precisamente libros muy baratos, ni está la economía como para fracasar.

Es más que posible que acabe borrándome antes de un año, porque llevo demasiado tiempo dándole otra oportunidad, pero no hay mejoría. Sintiéndolo mucho, dejaré de pertenecer a un club del que primero fueron socios mis padres y después yo. Si me mantengo es por la agente, para que no pierda trabajo, pero cada vez se me hace más cuesta arriba hasta mirar la revista.

¿Dónde están los buenos libros? ¿Por qué entro en una librería y me quiero comprar la mitad y mirando la revista sufro? ¿Quién elige los libros que se ofertan y con qué criterios? Mi último desastre fue Maestra. Horrible. Y no metí la pata con otro porque lo había leído en digital y fue igual de horrible (a los blogs les ha parecido una obra de arte, aunque a mi madre y a mí nos resultó infumable y casi me fío más de ella).

Y después del desahogo, que para eso este es mi blog y escribo lo que me da la gana, vamos al libro.

La amiga estupenda, de Elena Ferrante.

Dicen de la autora que no se sabe nada. La envuelve un aura de misterio total, tanto que podría ser hombre o mujer, no se sabe la edad que tiene, de dónde es, o qué dedica su tiempo libre, además de escribir. Eso me gusta. Me encanta que haya alguien que haya tenido la suerte de poder escapar de esto que nos está pasando a los escritores en la era de las redes sociales y de internet. Que pueda permitirse el lujo de no tener que mantener perfiles, ni presencia y pueda dedicar su tiempo a escribir, a regar las plantas o a mirar de qué color son las nubes en el mes de octubre. O en marzo, que igual da.

Entran ganas de escribir una novela de alguien así...

El que no conozcamos nada fiable y además estemos seguros de que así es, nos deja a los lectores la posibilidad de imaginar, establecer hipótesis, apostar si queréis, sobre la identidad de Elena Ferrante.

¿Jugamos?

Yo creo que es hombre, que tiene 75 años y nació en el sur de Italia. Probablemente en Nápoles, conoce demasiados detalles para que solo se haya documentado sobre el lugar. Creo que tiene un montón de hermanos, probablemente... cuatro, sabe hablar dialecto, le gusta la pizza y cuando estudiaba usaba lo que nosotros llamábamos bibliobús a menudo. No creo que naciera en la opulencia, apuesto a que vivió en un barrio humilde...

Mejor lo dejo.

Esto me lo he inventado todo, en realidad solo sospecho una cosa: que no es una mujer. Pero bueno, no hay que hacerme mucho caso, porque esta es una impresión subjetiva, mía, personal y sin valor alguno, basada solo en un detalle muy tonto. Me puedo equivocar y lo mejor es que no pasa nada. El mundo no girará para el otro lado, ni habrá una guerra, ni la deuda pública se incrementará ni siquiera en un uno por mil. Habré cometido un error de percepción y ya está.

Vayamos a la novela, a mis impresiones, como siempre, ya repito siempre que no me da la gana de hacer reseñas como mandan las normas. A este paso, con tanto preámbulo, he perdido a la mitad de lectores...

Hablando de preámbulos, ha sido un poco lo que me ha pasado con el libro. Me ha parecido un preámbulo larguísimo. Esto es curioso, porque no ha sido así hasta que he llegado a la última página y me he encontrado con una historia que se ha dejado las puertas abiertas de par en par. No me vale con que me digan que es porque forma parte de una tetralogía, eso no es excusa para que el libro se cierre de alguna manera. Se pueden cerrar puertas sin echar la llave y seguiría estando abierto, pero cerrado de algún modo. En este libro, si me hubieran puesto más páginas, las habría seguido leyendo, empapándome del montón de anécdotas que conforman esta novela y no variaría el resultado final.

Sé que la autora ha decidido que la etapa de la infancia se acaba con la boda de Lila, porque se trata de un hecho que en cierta medida va a marcar al personaje, va a cambiar a esa muchacha para siempre y dejará cualquier resto de la niña que era.  Sin embargo, en una novela como esta, reflexiva en toda su extensión, he echado en falta que en este momento tan esencial del libro hubiera "algo más". Es como si una carta muy importante me la hubieran dejado sin firmar. El acontecimiento con el que arranca este libro, el detonante (la desaparición de Lila), nunca más se vuelve a mencionar. A mí, personalmente, me ha faltado redondeo en eso. Por más que se me diga que hay más libros después, este es un libro. Debería poderse leer por sí mismo. No digo que no se pueda, digo que si no me responde la principal cuestión con la que me agarró para que lo leyera, a mí me parece que está incompleto.

A mí.

Por lo demás, la novela está muy bien escrita. Tiene momentos sublimes, frases para recordar de las que los locos de las frases nos guardamos y perfila muy bien los personajes de Lila y Lenú. Con trampas del narrador, necesarias para lograr el efecto que busca.

Lenú es la que nos cuenta la historia de la infancia de esas dos amigas. Ella es, su voz, la que estaremos escuchando a lo largo de toda la novela, en una narración en pasado y en primera persona. El texto se sujeta en sus pensamientos, echando mano muy pocas veces del diálogo. A mí me gusta el diálogo, que los personajes se retraten a sí mismos y no que lo haga el narrador. Este nos puede engañar, puede hacernos creer lo que no es, y en el caso de un narrador en primera persona... incluso puede marcar con sus ideas a los otros personajes de cara al lector.

Lila es mala.

Lenú es buena.

¿Quién repite esto varias veces en la novela? Lenú, por supuesto, la protagonista-narradora. Y a mí... a mí la sensación que me ha quedado es que Lila no es tan mala, ni tan perfecta como la pinta a veces nuestra narradora, ni tan lista, ni tan mala como la ve Lenú. Ni ella es tan buena y tan imperfecta como se ve a sí misma.O como quiere hacernos creer que se ve... Lo que sí me ha parecido todo el tiempo es que tiene envidia de Lila y esa envidia es tan grande como la admiración por su amiga. Esa competición que nos cuenta entre ambas creo que es más una competición de Lenú hacia Lila, algo que está en su cabeza más que en la realidad.

Nunca he estado convencida de que Lila compita con Lenú, Creo que ella no siente la misma necesidad de la narradora.

"Veremos quién se sale con la suya". Esa frase, dicha en ese primer capítulo del que nunca más se sabe por la narradora, cuando decide contar la vida de Lila (quien ha decidido por su parte desaparecer y hacer desparecer todas sus cosas como si no hubiera pasado por el mundo), es la que me condicionó la visión del personaje.

No la sentí como rabia ante la desaparición, sino como un reto. "Tú te has ido, pues te jodes, yo no voy a dejarte ir como quieres. Voy a hacer algo para quedar por encima de ti y es contar tu historia." Es como he visto desde el principio a este personaje. Envidiosa más que buena. No niego que lo sea, que sea una niña estudiosa y de buenos resultados, pero ella misma nos dice que no brilla como su amiga genial (me gusta más la palabra que se usa en el título en italiano que la de la traducción). Lila es inteligente. Lila tiene luz y la refleja y todos se dan cuenta. ¿Puede un niño crecer bajo la potencia de la luz de otro sin resentirse de alguna manera?

Por cierto, aún le doy vueltas a por qué Lenú llama Lila al personaje si tiene otro nombre, Lina, que es como la llama el resto. Eso no lo he entendido.

Por lo demás, el retrato que hace de un barrio pobre de Nápoles durante los años posteriores a la segunda guerra mundial me parece interesante como documento histórico, esa función que a veces tiene la literatura de ser el reflejo de la sociedad, incluso con más fuerza que los tratados de historia. Es más interesante para un italiano, obviamente, pero también para quien es curioso y quiere saber. En el retrato del barrio vemos la violencia que se mascaba, las venganzas, las costumbres y la normalidad con la que se aceptan palizas o que se tiren las cosas por la ventana en medio de discusiones.

Me ha encantado la frase de la contraportada:


Es verdad esto que dice. Cuando la historia está amoldada a ti, es el momento en el que puedes contarla, cuando la entiendes y te la explicas. Y no me refiero solo a la gente que se dedica a escribir, sino a cualquier cosa que nos pase en la vida. Muchas veces necesitamos que pase el tiempo y que esa historia nos recorra para poder sentirla, para que se asiente dentro de nosotros y estemos listos para dejarla salir.

Es más, creo que algunas historias que llevamos muy dentro nunca lo consiguen.

¿Me ha gustado el libro después de todo lo que he dicho? Sí. Y me ha durado muy poco entre las manos, señal de que sí me estaba llenando, pero tampoco he sentido ese entusiasmo que he visto por ahí, sobre todo porque me guío por sensaciones en las lecturas y las mías llevaban muy lejos del análisis más o menos común de esta novela. No tenía expectativas, los he leído después de leer la novela, incluso cuando ya tenía más que perfilada mi opinión.

¿Seguiré leyendo las demás? Sí. Las he pedido para no romperme la cabeza con la dichosa revista en los últimos meses y además me apetece.

¿No me entero de lo que leo? Es probable, pero como las lecturas, las sensaciones, el blog y mis pensamientos son míos, me los quedo.

De todas maneras no tengo otros.


Nota: no pude con el segundo y suprimí la colección. Esta autora, pasado muy poco tiempo, al empezar la siguiente lectura, se volvió cargante, repetitiva y el personaje de la protagonista me ponía tan nerviosa que tuve que dejarlo. No suelo rendirme con personajes complicados, es más, me gustan como reto, pero este en concreto no podía con él. Es autora, no autor, como sugerí, en eso estaba equivocada. Lo pensé por ciertos detalles narrativos, pero es obvio que me equivoqué. El desapasionamiento en los detalles fue lo que me confundió.

domingo, 18 de septiembre de 2016

RECAPITULANDO

Los primeros quince días de septiembre una de mis novelas, Su chico de alquiler, ha entrado en una de las promociones que Amazon organiza, descontar el 50% del precio habitual de la novela. Eso, si queréis, puedo hacerlo yo el día que se me crucen los cables, pero no resulta nada efectivo porque lo sabría yo y los pocos a los que les llegaran mis promociones en las redes (de bastante poco alcance).

Sin embargo, haciéndolo ellos, resulta efectiva.

¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que la novela se vuelve visible en una de las páginas de la plataforma y es de ese modo, y supongo que a través de correos a los clientes, como obtiene una relevancia que en ningún caso yo le puedo dar.

Esto tiene consecuencias positivas y negativas.

Positivas:

Se obtiene esa visibilidad, que se traduce en muchas ventas que de otro modo no se producirían, así como lecturas en kindle unlimited, que repercuten, y mucho, en que se mueva dentro del ranking general.

En mi caso, la novela rozó el top cien, y nunca mejor dicho porque se quedó en el 101, se han multiplicado por treinta las ventas y las lecturas mucho más. Eso repercutirá, supongo, en que cobre algo más de lo habitual cuando llegue el pago de Amazon. ¡Bien! Septiembre es un mes de mierda, en el que hay que comprar los libros de texto, pagar el IBI, llega el seguro del coche y la hipoteca no se olvidan de pasarla. Esto no es más que calderilla, pero igual pago el teléfono con ello.

Muchas personas que no conocían la novela han sabido de ella. Siempre es bueno, porque así no se morirá aún. Además, dentro de unos meses saldrá a la venta otra que tiene relación con esta. No tienen más que ver que los personajes, pero si alguien tiene curiosidad por saber cómo han evolucionado en Entre puntos suspensivos, puede saciarla a mitad de precio.

Se sigue hablando de mí como autora sin que tenga que esforzarme. Y, creédme, mantenerme aquí es algo que me está costando un mundo. Tengo tentaciones de cerrar todo día sí y día también porque estoy agotada.

Negativas:

Estas son las de siempre. Esta es una novela que, por el título, genera unas expectativas que no cumple. No me siento culpable, la escribí hace muchos años, cuando no existía la literatura erótica tal y como la entendemos ahora. Le llegan lectores de ese género que, por más que en la sinopsis me empeñe en poner que es una novela JUVENIL no entienden que no haya sexo. Y se les caen todos los palos del sombrajo (gracias, papá, por la expresión que siempre usabas, me encanta). Y me dicen cosas que, si las pensaran antes de escribir, no tendría ningún sentido mencionarlas, pero ya se sabe que todo el mundo es libre de opinar (menos mi familia, que no pueden comentar en mis libros porque según Amazon no son objetivos. ¡No los conocen! Casi mejor que no opinen...).

Me llegan comentarios y, en mi caso, no son buenos. En esta promoción solo ha llegado uno de una estrella. No los pido nunca, me parece que hacerlo desvirtúa en gran medida el valor de lo que ofreces. Y no de cara a los lectores, que al final no son tontos y si leen pueden tener su propio criterio, sino con respecto a ti mismo. Si pides a quien te puede ofrecer algo positivo o que no van a darte uno negativo, al final te puedes creer que eres la leche escribiendo. De momento prefiero saber que eso no es cierto y que tengo muchísimo por aprender, por más que con esta novela poco pueda hacer que es la primera que escribí, hace tanto que casi ni me acuerdo.

¿Con qué me quedo?

Con esa visibilidad, con lo que me he entretenido estos días mirando las ventas (una costumbre que desde que publico con editorial apenas practico), con que me pague el teléfono (muy importante) y con que no se muera del todo.

Sigo escribiendo. Seguiré intentando aprender de todo esto, porque al final aprender es la única razón que me mantiene aquí.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

HASTA QUE VUELVA LA LUZ


Algo se para dentro cuando termino una novela. Una luz se apaga de pronto y me pierdo. Siento un vacío, después de sentirme plena. Suele ser así, un día subes arriba, a lo más alto de la montaña rusa y la misma gravedad, cuando acaba, te empuja a bajar sin frenos. Pero las cuestas no son infinitas, ni las que bajan ni las que suben, así que, después de resbalar sin control, de sentir la adrenalina fluyendo por las venas, toca otra vez la lentitud de la subida.

Estoy lista para ir a esta velocidad pausada, porque deja tiempo para pensar, para reflexionar sobre las sensaciones. Para prepararse, quizá, por si otra vez sucede que volverán las ganas y bajaré. No sé si la próxima vez tocará una zona de tirabuzón con rizo, de esas que vas dando vueltas y vueltas, o será solo bajar en línea recta. Esperaré.

Al final, todas las bajadas y todas las subidas se acaban pareciendo.

Estos tiempos de pausa hay que aprovecharlos para tomar notas, para escribir algo aunque al final no merezca la pena, aunque acabe en el olvido de una papelera que se recicla de manera constante. Lo hago. Escribo. Y escribo distinto porque ya no escribo para nadie.

No quiero escribir para nadie más que no sea yo misma.

Me he cansado de perseguir lo que se me escapa, de buscar sueños inalcanzables, de dejarme la piel en cada palabra que trata de acercarme a un lector. No esas que se quedan en los relatos o en las novelas, sino las otras, las necesarias para que otros ojos se posen en las primeras. El precio del tiempo moderno, que obliga al escritor -pobre- a ser su propio publicista. Es agotador y distrae, quema mucho y mi piel arde ya desde hace tiempo. Tiene un tono que ya no es saludable, ya no es un bronceado atractivo, sino más bien un marrón preocupante. Tanto sol, acabaré enfermando, así que abro mi sombrilla, me siento debajo y me quedaré escuchando al viento que sopla entre los pinos de mi pinar. Lo que quiera contarme.

La cuesta, cuesta. No imaginaba que tanto, y mira que esta vez, con el bagaje de la experiencia, pensaba que sería capaz de domar miedos y emociones. Pero no, sigo igual, torpe para este tiempo de calma en el que me manejo muy mal.

Me siento egoísta por extrañar la luz. Es un solo foco el que necesitaba, lo justo para orientarme yo, no para que nadie me viera. Uno pequeñito. El menos destacado del escenario, pero no está oscuro. Me ha vuelto a tocar bailar en la sombra y me voy golpeando los dedos de los pies con las esquinas de muebles invisibles para mí. Y esta vez, en lugar de ahogar el grito, me entran ganas de chillar muy, muy fuerte.

Supongo que solo será hasta que vuelva la luz.

martes, 13 de septiembre de 2016

FORAJIDO DE MARISA SICILIA



Sinopsis:

Felicity McIntyre lleva una vida tranquila y rutinaria. Mantener limpia la casa, ayudar a quienes más lo necesitan, atender la escuela dominical, recriminar a los asiduos al saloon local que se pasen las horas muertas en la barra en lugar de estar junto a sus hijos y sus esposas...

Y es que si estás soltera, tienes treinta años y demasiado tiempo libre, y además los hombres de Carsons piensan que eres puritana, impertinente y molesta, no es que haya muchas perspectivas de que las cosas cambien, ni Felicity está dispuesta a alterar su modo de comportarse para conseguir un marido. Pero si un irlandés atractivo, peligroso y reclamado por la justicia se cruza en tu camino y pone todo tu mundo del revés, ¿qué otra cosa puedes hacer más que dejarte llevar por él?

Mis impresiones:

En apenas un par de horas tenía leído este relato que nos presenta Marisa Sicilia a través de Selección RNR. La verdad es que es una delicia leer a esta autora, trate el subgénero que trate, porque escribe tan bien que en cuanto te das cuenta, se te ha acabado el libro.

Lo necesitaba.

Necesitaba una historia que me sacase unas sonrisas, que me hiciera trasladarme a un escenario lejano y diferente al mío de todos los días y con esta lo he conseguido. En Forajido conocemos a un personaje particular, Felicity McIntyre, una mujer de treinta años que es toda una solterona en la sociedad en la que vive. Dedica sus días a ayudar a los demás, tal vez porque las cosas que le sucedieron en el pasado impidieron que su vida recorriera el camino más o menos establecido para las muchachas que en esa época vivían en el oeste americano.

Un día, el carácter impulsivo de Felicity, lo que más me ha gustado de ella, hace que se meta en un tremendo lío y acabe secuestrada por Tom Rafferty, un peligroso forajido perseguido por la justicia. El relato se articula en dos ejes a partir de ese momento: la persecución por parte del sheriff y la historia romántica que surge entre los dos personajes principales. Una historia llena de humor, amor y giros que Marisa Sicilia maneja como nadie.

Se me ha hecho corta, y no solo porque tenga pocas páginas (unas 88 según el lector) sino porque fluye y hace que apenas te des cuenta de que vas avanzando. De todas maneras, tengo que contar algo que leí en su blog: esta historia fue concebida como un relato de diez páginas, un relato para una antología. Al terminarla, le sugirieron que la alargase, y como creo que no hay que insistirle mucho, lo hizo. Para la antología escribió otra cosa y Forajido se convirtió en la novela corta que ayer por la tarde llegó a mis manos.

Felicito a la autora. De momento he leído tres de sus novelas y son todas distintas y todas me han gustado.