viernes, 28 de febrero de 2014

LA VOZ NARRATIVA: EL SONIDO DEL ALMA.


La voz narrativa es aquella que adopta el narrador a la hora de contar una historia. En los manuales se habla de tres tipos de voces: la del narrador homodiegético, la del autodiegético y, finalmente, la del exdiegético.

La voz se elige al empezar cualquier relato. En el primer caso, el narrador cuenta la historia desde dentro, a partir de su interior y se presenta en primera persona, aunque no siempre participando en la historia como protagonista de la misma. Es en el segundo cuando se convierte en narrador-protagonista, manteniendo esa primera persona o incluso hay veces de uso de la segunda. En el tercero, el narrador toma distancia con la historia, usando la tercera persona y narrando los hechos desde la distancia.

Eso dice la teoría.

Sin embargo, en todas las novelas, para mí hay otra voz: la voz del autor, lo que escuchamos los lectores cuando enfrentamos un libro. Es, o debería ser, única, personal e intransferible. Un rasgo esencial para distinguirlo del resto.

Pongamos un símil con la música. Si yo escucho una canción, la que sea, interpretada por Malú, sé que es ella porque reconozco sus giros, su tono, su manera de terminar cada frase. Da igual que ella cante algo que no forma parte de su repertorio porque inmediatamente lo hará suyo y yo, como espectadora, podré darme cuenta de que es Malú la que está interpretando esa canción.

Otro más. A la hora de contar un cuento, Caperucita por ejemplo, y aunque la historia sea la misma en esencia, cada uno le aportará sus matices. Puede que finjamos en un momento la voz del lobo feroz para darle más dramatismo, o incluso usemos un tono más agudo para las intervenciones de la niña, pero cuando estemos narrando, se nos oirá a nosotros mismos.

Pasa igual en la escritura. Cada uno, elija el narrador que elija, cuente la historia que quiera, tiene su propia "voz" que otros que nos hayan leído antes son capaces de reconocer de inmediato como rasgo de nuestra personalidad. Al principio, mientras aprendemos a escribir, podemos experimentar hasta encontrarnos pero una vez que la tenemos nuestra voz es nuestro sello, algo precioso que hay que cuidar y mimar.

Es el sonido del alma de cada escritor.

¿Permitirías que alguien te dijera cómo tiene que sonar tu alma?


Reflexión de un viernes gris.

4 comentarios:

  1. ¿Cambiar mi voz? ¿Con qué fin? ¿Éxito? ¿Dinero? ¿Complacer a alguien?

    Uf... prefiero no pactar con el diablo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué buen símil! No se me había ocurrido pero es cierto, dejar que alguien interfiera en tu voz narrativa (me refiero a algo que vaya más allá de una corrección meramente ortográfica o alguna confusión gramatical), dejar que te intenten corregir tu estilo, al final es un arma de doble filo, un verdadero pacto con el diablo.

    Se me está ocurriendo un Premio Nobel que bajó el nivel estrepitosamente cuando dejaron de corregir su estilo.

    Un beso, Anónimo.

    ResponderEliminar
  3. Una reflexión muy acertada Mayte.

    Es cierto que cada autor tiene su estilo propio y eso se nota en los primeros párrafos de cualquiera de sus obras.

    A mí personalmente me gusta que la gente de mi alrededor me de su opinión y haga críticas constructivas de lo que he escrito. Incluso hago modificaciones basándome en lo que comentan. Pero se suele quedar ahí. Cambiar mi propia voz... nunca.

    Un abrazo
    Juan

    ResponderEliminar
  4. Bonita reflexión. Cada autor tiene su voz, su sonido y su forma de acercarse a los lectores, por supuesto que igual que una canción con las letras podemos reconocer un autor. Si se cambia se pierde la esencia y la identidad.
    Besos

    ResponderEliminar

Si dejas tu comentario, entenderé que aceptas formar parte del reflejo de este espejo. Gracias por tu visita.