viernes, 19 de octubre de 2012

TRES LIBROS EN AMAZON


A veces me pregunta la gente que de qué van mis novelas. Y casi siempre, irremediablemente, me quedo sin palabras. ¿Cómo hablar de un hijo sin correr el riesgo de exagerar sus virtudes? Las madres tendemos a ello, a ver sólo lo bueno y siempre tengo miedo de convertirme en una madraza de esas que van por la vida con venda en los ojos. No, no es mi estilo. ¿Cómo lo hago entonces?

Se me ha ocurrido una idea mejor que liarme a parlotear.

¡Tiembla mundo, que voy!

En Amazon existe una opción de compra… peculiar. Igual que cuando vas a una tienda y te pruebas unos zapatos, para ver si te quedan bien, si te resultan cómodos o a los dos minutos ya no los soportas, Amazon te ofrece la posibilidad de descargarte un fragmento significativo de una novela. Igual que esos zapatos, la pruebas y eres tú el que decide si se la queda (si compra el libro entero) o si no.

Lógico, ¿no?

Así debería ser siempre, poder decidir antes de gastar el dinero.

Pues igual que no hay nada mejor que probarse unos zapatos para saber si a uno le quedan bien o no, si le gustan o no, si son cómodos o entran ganas de estamparlos, igual, igual, se puede hacer con mis libros.

¡Probadlos!

Es muy fácil.

Si ya eres cliente de Amazon y tienes kindle, no tengo que decirte cómo.

Si no eres cliente, registrarse es sencillísimo. Un correo, una contraseña y compras en un click.

¿Y si no tienes kindle? Pues tampoco pasa nada, te puedes descargar la aplicación de lectura gratuita que se instala en un momento. Es más incómodo, pero los probadores también lo son. Ya cambiarás algún día el ordenador por tu lector y estarás más feliz que una lombriz, como yo, que a día de hoy, desde que me lo regalé a principios de verano, me he merendado 26 libros. Además, para quienes se animan finalmente a comprar existe la posibilidad de dejar comentarios en los libros. Podemos darle pistas al futuro lector sobre las sensaciones que deja la novela, y de este modo quienes lleguen después que nosotros sabrán algo más del libro que una simple sinopsis.

Ya, ya sé que casi todos los que atravesáis el espejo ya os habéis leído mis novelas, pero digo yo que conoceréis a una o dos personas que lean.









Fijaos, entre los tres, cuestan menos que un paquete de tabaco. O una caja de bombones. O las chuches del domingo.

Pero es aún mejor, no hay que comprar el libro si no quieres, sólo probarlo descargando ese fragmento que se deja de prueba...

¡Contádselo a quien se os ocurra!

Os nombro, desde ya, mis agentes literarios.

¿Cómo podría pagaros?

Supongo que no dejando de escribir...

miércoles, 17 de octubre de 2012

SIN PAGA, NADIE PAGA (AQUÍ NO PAGA NADIE) DE DARÍO FO.



El otro día fui al teatro. Era una actividad que tenía abandonada y que quería recuperar. Durante años asistí a representaciones teatrales de manera muy frecuente pero en los últimos tiempos no había podido hacerlo y sentada en el patio de butacas del teatro Infanta Isabel de Madrid me sentía casi tan nerviosa como los actores. Era como si yo también formase parte del espectáculo (de hecho, creo que en el teatro el público es tan importante como la compañía que ocupa el escenario) y fuera mi vuelta a escena. Bueno, más bien al patio de butacas…

Llegamos con tiempo, incluso de más a pesar de que costó lo suyo encontrar un sitio donde abandonar el coche (que aún tenía ruedas), más que nada porque en los tiempos convulsos que vivimos, tropezamos con una manifestación que obligó a dar vueltas por calles de Madrid por las que jamás había pasado y durante un tiempo tuve la sensación de que con tanta vuelta sería incapaz de orientarme para ubicar el teatro. Menos mal que no iba sola.

Finalmente, encontramos el Infanta Isabel.

La representación comenzó puntual y los actores empezaron a mostrarnos la obra. Sabía, como todos los que llenaban el teatro, que se trataba de una comedia. Yo, prudente, esperé para reírme cuando las palabras de los actores me condujeran a este estado, pero había un espectador, dos filas más atrás, que no lo hizo. Se había aprendido que allí se venía a reír y se lo tomó como un trabajo. Durante los primeros minutos se dedicó a carcajearse a destiempo y en un momento me di la vuelta tratando de encontrar la razón por la que interrumpía la tranquilidad con su reacción demasiado fuera de lugar. Por suerte, a medida que iba avanzando la obra, surgieron muchos momentos en los que el resto del respetable, menos alterado que este señor, acompañaron con carcajadas los distintos gags (a tiempo) y no se volvió a notar la presencia de este alegre ciudadano. Ya sí se reían cuando era normal hacerlo y me pude olvidar de él.

La obra, Sin paga, nadie paga (aquí no paga nadie) es de Darío Fo. Fue escrita en los años 70 pero las cuestiones que plantea son tan actuales (no sé si habrá alguien en este momento que no sepa que estamos en crisis) que el texto sólo ha necesitado una mínima revisión para convertirse en algo absolutamente del presente. La revisión de esta divertidísima sátira social ha sido hecha por el mismo autor y su mujer, Franca Ramé, y los actores que interpretan a los personajes son Pablo Carbonell,  María Isasi, Marina San José, Carlos Heredia e Israel Frías.

El argumento parte de la subida de los precios exagerada que día a día tienen que hacer frente los habitantes de un país en crisis. Ante la situación, un grupo de personas decide llevarse de los supermercados los productos básicos, entre ellos, Antonia (María Isasi). Sin embargo, tiene un problema ya que su marido, Juan, (Pablo Carbonell), es muy estricto y está segura de que no lo va a entender. Su desatada imaginación inventa una historia surrealista para evitar que descubra que ella ha sido una de las que se ha marchado del super sin pagar, que acaba haciéndole creer y que desencadena todos los equívocos, que no son más que la excusa para hacer una crítica a la situación actual. Aunque como digo, la obra fue escrita hace casi 40 años, se convierte en algo muy actual debido a todo lo que estamos viviendo en estos momentos.

Los actores estuvieron muy bien, me gustó cómo en algunas ocasiones puntuales incluso improvisaban (Pablo Carbonell salió del paso cuando una parte del atrezzo se movió de más con la soltura que le dan tantos años vinculado al mundo del espectáculo). Genial también es ver a Carlos Heredia interpretar hasta cuatro personajes diferentes. No sé si como dijeron se trata de una compañía "cutre de bajo presupuesto" pero el caso es que me pareció de lo más divertido.

Los noventa minutos de representación se me hicieron cortos y me quedé con ganas de volver pronto al teatro.

A la salida hice otra cosa que hacía siglos que tenía olvidada: quedarme en Madrid, pasear de noche por sus calles, ir a tomar algo con amigos y volver a casa de madrugada. Nada especial para quienes lo repitan cada fin de semana pero un soplo de aire fresco para alguien como yo, que ha ido perdiendo la costumbre.

martes, 16 de octubre de 2012

LORENZO SILVA, PREMIO PLANETA 2012.


Esta mañana me he despertado con la noticia de que el escritor Lorenzo Silva ha sido el ganador de la 61 edición del premio Planeta por su novela La marca del meridiano. Finalista del mismo premio ha sido la periodista Mara Torres, con la novela La vida imaginaria.

Lorenzo Silva tiene una impresionante trayectoria literaria, no sólo por los premios que ha ido acumulando (recibió el Premio Nadal del año 2000 por su obra El alquimista impaciente y fue finalista de ese mismo premio en 1997 con La flaqueza del bolchevique, una novela que posteriormente fue llevada al cine), sino porque a día de hoy es ya una autoridad en lo que a novela negra se refiere. Su aguda crítica se deja ver en los artículos de prensa en los que colabora y en las entradas de su blog personal.

En condiciones normales hoy sería un día de fiesta para mí. Admiro a Lorenzo por cómo escribe, sigo su blog desde hace tiempo y en la Feria del Libro de Madrid viví un momento muy especial cuando mi hijo Alex, que es seguidor de Lorenzo a pesar de su corta edad, se acercó a la caseta para que le firmase su ejemplar de Niños Feroces, una novela que le encantó, que reseñó en su blog y que conserva en su memoria como una de las mejores que ha leído. Ver la cara de felicidad que tenía mi hijo y las palabras cariñosas que le escribió en la dedicatoria Lorenzo, así como leer el post que el autor hizo en su blog días después a las sensaciones que le produjo encontrarse con que, a pesar de los tiempos que vivimos, todavía hay esperanza, que quedan niños como él que serán un día adultos, preocupados por aprender, por formar su criterio y por crecer como personas en medio de estos tiempos convulsos, fue mágico.

El día 27 de este mes, dentro de las actividades de Getafe Negro, el festival de novela policiaca de Madrid, hay programada una mesa redonda a las ocho de la tarde, a la que han llamado Las leyes de la frontera, donde el autor conversará con el escritor Javier Cercas  (autor de Soldados de Salamina). Teníamos pensado ir, regalarle a Alex un recuerdo de esos que conservas siempre en la memoria. Queríamos escuchar la conferencia y pasar una tarde especial pero ya no sé si podremos.

Ayer me robaron las cuatro ruedas del coche.

Supongo que no soy la primera ni la última persona del mundo a quien le pasa esto, pero eso no me consuela. Sé que hay miles de cosas que te pueden pasar que son infinitamente peor que esto. Sé que es algo que se arregla con dinero. Sé que hay seguros. Sé que se me olvidará, que dentro de un tiempo sólo será un recuerdo difuso, una anécdota que contar.

Lo sé.

Pero a la vez, sé que me siento mal. Que cuando baje a mi garaje, que es donde me robaron, lo haré con miedo. Sé que durante un tiempo no dormiré tranquila por si se repite. Sé que es injusto, que me ha costado muchísimo comprar mi coche para que ahora llegue alguien y por la cara se apropie de parte de él.
Me da rabia que alguien, por avaricia, por quien sabe qué negocio oscuro hará con mis ruedas (me estoy imaginando que las venderá a través de internet), hoy no me sienta todo lo bien que me debería sentir y que, probablemente, tenga que privarle de ese recuerdo a mi hijo.

Indignada.

Dolida.

Cabreada.

Rabiosa.

Triste.

Así me siento, a pesar de que los adjetivos de hoy, deberían ser otros. Haré el esfuerzo mental de cambiarlos.

Si puedo.

lunes, 15 de octubre de 2012

JOSUÉ EL ERRANTE, MERCEDES PINTO MALDONADO.



Sinopsis (extraída de Amazon):

“Josué el errante” nos relata la dilatada y escabrosa vida de un judío que huye de Alemania a los diecinueve años, en los albores del nazismo, empujado por un amor imposible.

Educado en un ambiente judío ortodoxo, Josué necesitará sobrevivir a las situaciones más extremas como garimpeiro en África del Sudoeste para comprender que, más allá de culturas y religiones, existe el valor de la amistad. Kuaima, un nativo himba huido de la tiranía de su colono, y Carlos, un diplomático español que ha escapado del absolutismo religioso de su esposa, serán los amigos que le acompañarán. 

Abandonará a su familia en los peores momentos, traicionará a sus amigos, olvidará sus orígenes. Y todo por un valioso diamante que no sabe si tendrá destinatario.

Brevísima nota sobre mis impresiones del libro:

Esta reseña me la dejé sin hacer en su momento, así que las sensaciones, esas que comparto en ese blog, se han ido diluyendo. Sin embargo, guardé estas líneas que hoy comparto, para animaros a su lectura.

Esta novela repasa la vida de Josué, un judío nacido en Londres y trasladado en su infancia a Alemania, años antes de la Segunda Guerra Mundial. Su amor por Abigail, la hija de su maestro algunos años mayor que él, es correspondido pero la familia de la chica desea alguien mejor para ella y Josué se marcha en busca de fortuna. Ésta, esquiva, le regala sin embargo unos amigos que serán su auténtica familia: Carlos y Kuaima, dos hombres de religiones diferentes a la suya. Durante su trabajo de garimperio, buscador de diamantes en el río,  descubre lo mejor y lo peor del ser humano. En todo este proceso, en estos momentos de dureza extrema, Josué también se descubrirá a sí mismo. Irá madurando pero nunca olvidará ese gran amor que fue para él Abigail. Durante su estancia en África tallará un hermoso diamante para ella.

Entre las páginas que desgranan la vida de este hombre, encontramos la prosa de Mercedes Pinto, sencilla y profunda a la vez, sembrada de reflexiones que me han hecho en muchas ocasiones interrumpir la lectura. Comparto sólo una, muy breve: "donde hay un hombre hay un sueño, lo contrario es la misma muerte".

¿Quieres descubrir las demás? No te lo pienses.

Lectura de calidad por muy poco.

miércoles, 10 de octubre de 2012

LIBROS OLVIDABLES


No, no me he equivocado de título. Igual que hay veces que leemos libros inolvidables, otros podríamos ponerlos en esa categoría, la de aquellos que nos hicieron perder el tiempo porque además de no aportarnos nada de nada, supusieron tener que hacer un tremendo esfuerzo para terminarlos. ¿Os ha pasado?  A mí, por supuesto, sí. La diferencia es que ahora no termino ni uno que me esté costando. Cierro y a otra cosa, porque quizá el mundo es más rápido, con los libros digitales la oferta es mayor y ya no vivo en un sitio en el que encontrar novedades era una auténtica utopía. Ahora tengo la posibilidad de comprar con un click y estanterías repletas de novedades y clásicos al alcance de mi mano en cualquier centro comercial de los alrededores.


Estoy pensando ahora en otros libros olvidables. Son aquellos que en el momento de su lectura nos parecieron maravillosos pero que, con la perspectiva del tiempo han ido modificándose en nuestra percepción y si los abordas de nuevo te preguntas qué demonios le verías en su día a ese bodrio infumable que tú mismo le hiciste creer a tus sentidos que era literatura. Lo que te parecían frases brillantes se convierten por arte de magia en topicazos sin interés y la trama que te mantuvo atrapado, con el paso del tiempo te parece previsible, vacía y tramposa. Cuando me encuentro frente a uno de ellos me pregunto qué proceso mental estaba cociéndose en mi cerebro para que se me fuera tanto la pinza o qué me ha pasado por el camino para cambiar tanto. El tiempo ha hecho mella en ellos, los ha hecho caducar.

Quizá sea sólo eso.

Demasiado cercanos, demasiado actuales y en poco tiempo olvidables.

¿Os ha pasado también?

Claro que, para compensar, está el otro extremo, esos libros que nos hicieron leer en el instituto y que odiamos porque a la edad que los leímos odiar forma parte del vocabulario. Sobre todo lo que viene con una imposición detrás. Sin embargo ahora, libres de la presión del tiempo o de un examen sobre el contenido, los vemos de otro modo y da igual si los leemos una o veinte veces más. Mejoran como el buen vino. De estos tengo muchos ejemplos: La Celestina; El Buscón; San Manuel Bueno, mártir; Cien años de soledad… Mis ejemplares pierden hojas por desgaste y cada vez que me sumerjo en ellos descubro más y más matices y entiendo, ahora sí, por qué el tiempo no les afecta en absoluto.

Estos, sí, son inolvidables.