A Mari Carmen le dije que aquí pondría libros para que se fuera leyendo, libros de esos que no te decepcionan. Supongo que cuando no tienes tiempo para elegir tú solo y no te apetece dejar nada a medias necesitas que alguien te oriente. Son libros que leí hace tiempo, de los que nada más diré el título y autor. Y que los dos últimos me los ha traído a la cabeza el próximo estreno de la serie de Antena 3. No sé si la veré, no me gusta nada Belén Rueda.
El barón rampante. Ítalo Calvino. (Mi madre lo tiene en su impresionante biblioteca)
La princesa de Éboli. Almudena de Arteaga.
Esa dama. Kate O´Brien. Es también sobre Ana de Mendoza, y me gustó más que el otro.
domingo, 10 de octubre de 2010
LOS INTERESES CREADOS
Jacinto Benavente.
He pasado de la prosa al teatro, a lo mejor porque tardo casi lo mismo que asistiendo a una representación, y me hacía falta entretenimiento para no pensar en lo que me sucede realmente. Con esta obra he aprendido que algunos temas que se trataban hace un siglo siguen ahí, sin visos de desaparecer.
En Los intereses creados, Leandro y Crispín, los protagonistas, se van inventando una historia sobre su pasado que les permite vivir como reyes, mientras que en realidad son sólo dos delincuentes. Al final, en lugar de recibir un castigo, todos encubren sus faltas porque han creado tal trama de intereses que, si alguien abre la boca, sale también perjudicado. Veo en las noticias alusiones al caso Malaya y, de repente, me doy cuenta de por qué esa bola creció tanto.
En un momento, Jacinto Benavente dice que en esta vida no hay que crear afectos, que lo que hay que crear son intereses. Y creo, ahora, que debería aprender un poco de los maestros y aplicarlo al día a día. Aunque fuera solo para no llevarme tantos palos.
He pasado de la prosa al teatro, a lo mejor porque tardo casi lo mismo que asistiendo a una representación, y me hacía falta entretenimiento para no pensar en lo que me sucede realmente. Con esta obra he aprendido que algunos temas que se trataban hace un siglo siguen ahí, sin visos de desaparecer.
En Los intereses creados, Leandro y Crispín, los protagonistas, se van inventando una historia sobre su pasado que les permite vivir como reyes, mientras que en realidad son sólo dos delincuentes. Al final, en lugar de recibir un castigo, todos encubren sus faltas porque han creado tal trama de intereses que, si alguien abre la boca, sale también perjudicado. Veo en las noticias alusiones al caso Malaya y, de repente, me doy cuenta de por qué esa bola creció tanto.
En un momento, Jacinto Benavente dice que en esta vida no hay que crear afectos, que lo que hay que crear son intereses. Y creo, ahora, que debería aprender un poco de los maestros y aplicarlo al día a día. Aunque fuera solo para no llevarme tantos palos.
LOS PAZOS DE ULLOA.
Emilia Pardo Bazán.
Hay veces que me parece que la tienda y la biblioteca están muy lejos (días en los que me vence la vaguería) y me busco lectura entre los libros de una colección que compré hace mucho con un periódico. Todos ellos son libros con una edición super barata, libros de aquellos que nos mandaban leer en nuestros tiempos de estudiantes de secundaria, y que en ese momento odiamos sólo por el hecho de tenerlos que leer por obligación. Este es uno de ellos.
Me ha sorprendido, en esta segunda lectura, que me gusta el estilo de esta mujer increíble, y soy capaz de ver con otros ojos ese mundo que era el suyo, pero que ahora nos resulta tan lejano. Algunas de sus reflexiones son tan inteligentes que fue capaz de darse cuenta, muchos años antes de que ocurriera, de que este país iba derechito hacia el desastre. Para su fortuna se murió en el 21, y no tuvo que vivirlo en primera persona. Después, con lo que nos cayó, no le hubieran dejado contarlo. Ni la censura ni la edad, pensándolo bien.
Los Pazos de Ulloa, escritos en un estilo comprensible, retratan la Galicia de finales del XIX, el caciquismo, la crueldad de la sociedad vista a través de los ojos del protagonista, el párroco Julián. Es un personaje imposible hoy en día pero hay temas en el libro que no han caducado.
Hay veces que me parece que la tienda y la biblioteca están muy lejos (días en los que me vence la vaguería) y me busco lectura entre los libros de una colección que compré hace mucho con un periódico. Todos ellos son libros con una edición super barata, libros de aquellos que nos mandaban leer en nuestros tiempos de estudiantes de secundaria, y que en ese momento odiamos sólo por el hecho de tenerlos que leer por obligación. Este es uno de ellos.
Me ha sorprendido, en esta segunda lectura, que me gusta el estilo de esta mujer increíble, y soy capaz de ver con otros ojos ese mundo que era el suyo, pero que ahora nos resulta tan lejano. Algunas de sus reflexiones son tan inteligentes que fue capaz de darse cuenta, muchos años antes de que ocurriera, de que este país iba derechito hacia el desastre. Para su fortuna se murió en el 21, y no tuvo que vivirlo en primera persona. Después, con lo que nos cayó, no le hubieran dejado contarlo. Ni la censura ni la edad, pensándolo bien.
Los Pazos de Ulloa, escritos en un estilo comprensible, retratan la Galicia de finales del XIX, el caciquismo, la crueldad de la sociedad vista a través de los ojos del protagonista, el párroco Julián. Es un personaje imposible hoy en día pero hay temas en el libro que no han caducado.
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