Todos los años me suelo regalar algún libro, pero este año creo que voy a cambiar de opción. Creo que debería regalarme un kindle.
Vale, lo sé, tengo uno.
¿Para qué quiero otro entonces?
Pues porque lo comparto y eso de hacer turnos para leer, aunque siempre haya papel a mano, es un poco rollo, así que, haciendo cuentas, creo que me compensa. Un kindle sencillito equivale a cuatro libros en papel, más o menos.
Lo malo es que...
Como me compre otro kindle, al final también me compraré los cuatro libros.
¡Me conozco!