¿Alguna
vez os habéis preguntado cómo multiplicaban los egipcios? Supongo que no, como
no es normal tampoco preguntarse dónde guarda la vecina los botones que se le
caen a las camisas, pero cuando os cuente el método que usaban, con el que
probablemente hicieron los cálculos para construir las pirámides, seguro que lo que os
preguntaréis es cómo habéis podido vivir todos estos años sin saberlo.
Ahí se
me ha ido la mano un montón, me temo.
El
método egipcio hace unos cuantos años que lo conozco pero siempre que se lo
explico a los chicos, aquellos días raros en los que apenas hay deberes ni
exámenes a la vista y los noto un poco dispersos, obtengo como recompensa toda
su atención y se afanan en resolver ellos mismos multiplicaciones,
sorprendiéndose de que sea casi tan rápido y tan sencillo como apretar las
teclas de la calculadora.
Bueno,
tampoco es eso. No es tan sencillo ni tan rápido pero es infinitamente más
sorprendente.
Como lo
más sencillo es empezar con un ejemplo, tomad lápiz y papel y seguidme.
Vamos a
multiplicar 18 x 11.
Para
multiplicar colocaremos números en dos columnas. En la de la izquierda nuestro
primer número, 18, y en la derecha el número 1. Después iremos doblando
sucesivamente las dos cifras:
18 1
36 2
72 4
144 8
No
seguiremos porque 8 + 8 = 16 y ya es mayor que 11, la segunda cifra de nuestra
multiplicación, por eso ya no nos hará falta. Ahora, con las cifras de la
derecha, buscamos sumar 11. Nos va a sobrar alguna fila, así que la tachamos.
Sumamos el resto de las cifras:
18 1
36 2
144 8
198 11
Y
ahora, la prueba de la verdad… Coged la calculadora (o usad la cabeza, lo que os resulte más fiable) y multiplicad 18 x 11. Sorprendente,
¿verdad? En realidad no hemos multiplicado en ningún momento, sólo hemos
sumado.
Ya sé que siempre hablo de libros en este blog pero hoy, por alguna razón, me apetecían más los números.