Este libro me llamó la atención desde el principio, reconozco que básicamente por la portada. Lo vi en la estantería de una librería y pasé los dedos por la imagen encerrada en una burbuja. La sensación táctil y la que da la postura del personaje, de estar encerrada en un mundo transparente, me encantaron. Pero sigamos. Un día estuve a punto de comprarlo, pero me decanté por otro, y lo dejé entre los pendientes. Hace más o menos una semana, por fin, lo traje a casa. Enseguida empecé a leer. Al principio, no sé, me quedé perpleja. Había leído que Disney tiene comprados los derechos para una película, y no lo entendía. Me parecía un libro difícil para una película, la verdad. Al principio.
Juntos cuenta la historia de Cassia, una adolescente que vive en un mundo muy diferente al nuestro, La Sociedad, donde hay normas para absolutamente todo. Cassia es dócil, acepta la vida en esa burbuja que cree segura porque es lo que ha vivido siempre y porque piensa sinceramente que es lo mejor. O acaso porque no piensa. Cuando las autoridades la emparejan (hasta en eso están dirigidos) se pone contenta porque el chico es Xander, su mejor amigo. Sin embargo no tarda en descubrir que ha habido un error en su emparejamiento. Ky, otro de sus amigos, había sido elegido para ella, pero las autoridades deciden que no es adecuado. A partir de aquí Cassia comienza una investigación, prohibida en su mundo, para saber más de ese chico que en principio estaba destinado a ella. Y se enamora de él.
El libro, escrito en presente y en primera persona, empieza siendo tan aséptico como esa Sociedad de la que nos habla. Las frases tienen una ausencia absoluta de poesía, son vulgares hasta el aburrimiento. Sin embargo, al igual que la protagonista que descubre algunos poemas prohibidos, el lenguaje empieza una evolución, derivada de eso y de todas las preguntas que le genera a Cassia el supuesto error que se ha cometido con ella. Abundan entonces las metáforas y el libro deja de ser superficial. Cassia empieza a cuestionarse si el mundo que creía perfecto lo es en realidad. Va descubriendo que no es así, que tiene grietas, enormes, porque la libertad no existe. No hay, por ejemplo, libertad para amar. El recurso de la pregunta retórica convierte al personaje en muy humano y muy adolescente. Esta etapa de crecimiento personal, fascinante como ninguna, genera muchas preguntas que Cassia no puede trasladar a nadie por miedo a estar cometiendo una infracción.
Ha habido momentos de la lectura realmente inquietantes. Las personas de La Sociedad se han especializado, de manera que sólo saben hacer una cosa. Es básico para controlarlas: así jamás serán capaces de sobrevivir por sí mismas. Un hecho que obliga al lector a pensar. Otra de las lecciones que deja este libro es que debemos ser conscientes de lo que tenemos. Vivimos en un mundo que no nos protege de todo, pero a cambio tenemos la libertad de leer lo que queramos (aunque no coincida con la mayoría), de acumular los objetos que nos dé la gana, o deshacernos de ellos cuando dejen de emocionarnos. Los personajes de Juntos han sido privados de casi todo. Llevan uniformes de diario y sólo a veces pueden vestir de otro modo. Pienso que nosotros nos acercamos a eso cuando vestimos ropa de las mismas marcas o nos empeñamos en hacer todos lo mismo. Creo que hay que ser valientes. Hay que aprovecharse de la diversidad que existe para crecer como individuos únicos, no como uno más de la masa. Es cierto que eso entraña el riesgo de darte algún que otro tortazo en la vida, pero no importa. Te levantas, sacudes el polvo de tu chaqueta, y sigues. Es la única manera de ser feliz. No me gustan las ovejas que se acomodan al rebaño para sentirse protegidas. Prefiero ser la negra, la rebelde, la que decide por sí misma. ¿Y tú? ¿Dejas que los demás decidan por ti o sabes tomar ya tus propias decisiones?