Este verano ha sido especial para mí. Ha sido un tiempo de pausa, de reflexión, de tomarme las cosas con mucha más calma de lo que suelo acostumbrar. Empujada por las circunstancias me dediqué más a mirar que a actuar, y en este tiempo de observación he visto, sorprendida, como uno de mis libros empezaba a tomar impulso por su cuenta. He sido generosa con él, le he tendido mi mano para que no le resultase tan complicado pero es cierto que sin el apoyo de muchas de las personas que os pasáis por aquí y muchas anónimas a las que nunca he visto, jamás hubiera sido posible.
Hablo de La arena del reloj.
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La iniciativa que Tatty propuso en su blog, El universo de los libros, hizo visible este pequeño relato; el apadrinamiento de la biblioteca Almudena Grandes me permitió compartir unas horas de charla directa con los lectores y la facilidad de las redes sociales y de internet ha hecho que mucha gente haya podido saber de su existencia, se lo hayan comprado y me hayan ido contando sus impresiones.
Paso a paso, grano a grano, La arena del reloj ha ido sumando cada día.
El pasado 23 de agosto me llevé una gran sorpresa. Entre los empujones estaba uno que apenas recordaba, pero que me ha reportado una inmensa alegría por lo que supone, porque ha puesto el libro visible, en primera línea del escaparate digital. Un día, lo que dura un post en un blog, pero suficiente.
Aunque siempre recojo en una página de este espacio (en otros blogs) los enlaces de cada referencia de mis libros que voy encontrando, quiero compartir, para quienes no habéis sabido de ello, el enlace del Blog Sin Tinta, de El País, donde apareció una pequeña referencia a este libro tan especial para mí y unas palabras que resumen mi trayectoria en este mundo de la autoedición.
http://blogs.elpais.com/sin-tinta/2012/08/ebooks-autoeditados-para-el-verano-2.html
La arena del reloj se ha pasado el verano batiendo sus propios records y a cada paso siempre ha estado presente un pensamiento imposible: me gustaría compartirlo con él. Hay veces que las cosas no pueden ser y tendré que conformarme con pensar que, de algún modo, sabe que me muevo recordando sus palabras.
Alguien me dijo que a un libro hay que darle aproximadamente seis meses para poder hacerse una idea de si funciona o no. Los seis meses en Amazon, a este paso, van a tener un excelente balance.