viernes, 19 de febrero de 2021

MANEJAR LA FRUSTRACIÓN




Una de las cosas que hay que aprender a manejar cuando decides publicar un libro es la frustración. Casi más que las palabras, casi más que el marketing, hay que saber cómo enfrentarse a muchos de los contratiempos que nos vamos a ir encontrando.

No es nada sencillo.

Conozco gente que se ha rendido, que se ha dicho un día que no tenía necesidad de pasar por esto, ha recogido los bártulos y se ha ido a su casa a ser feliz. Conozco gente que ha requerido de tratamiento psicológico, porque no es nada fácil no tomarse como personales algunas de las cosas que nos llegan a través de los libros (algunas son personales, siempre hay gente que usa lo que más duele para hacer daño a otros, es una de las leyes más antiguas de la selva, y esto es una selva).

Conozco a gente que va y viene, que desaparece cuando ya no puede más y regresa cuando le puede eso que tenemos todos dentro, que nos hace vibrar cuando estamos escribiendo, aunque sea una simple entrada de blog.

Conozco a otra que se quiere ir siempre, pero que no termina de hacerlo porque le puede la responsabilidad de compromisos adquiridos, y va ensanchando sus espaldas y cargando con cada vez más peso. No sé qué será de ellos cuando sea tanto que acaben vencidos. 

Nunca te dicen que, cuando escribas, lo primero que tendrás que aprender es a manejar la frustración, esa que deriva de que cualquiera, de manera anónima y en apenas cinco minutos -o tres, a veces no hacen falta más-, tiren todo tu trabajo de años con media docena de palabras que algunas veces son hasta mentira. Gente que no te conoce, pero opina, que es gratis y está al alcance de todos.

¿Por qué lo hacemos?

Me lo pregunto todos los días tres o cuatro veces, y en mi caso ni siquiera es por las recompensas externas. Sí, me leen. Sí, me llega mucho de lo que hago sentir, pero a veces escribimos para quienes queremos y de las personas que más quiero solo me lee una. 

Sé que si escribes me entiendes.

Sé que si solo lees, tal vez no.

Sé que somos seres raros que no sabemos trazar líneas y no rebasarlas si sabemos que nos hacen daño, pero es que hace tiempo que siento que esto es como una adicción: por mucho que sepas que te va a matar, no la abandonas.

Por mucho que sepas que eres carne de francotiradores, sigues.

MI PORTÁTIL Y YO

 


Si alguien viera mi portátil seguro que podría carita de pena. Está roto por setecientos veinte sitios: una esquina, se abre la zona de la pantalla, se me han borrado la mayor parte de las letras, no funciona la batería (ni encuentro repuestos), no va el wifi, me apaño con un USB externo que hace esa función, no va bien la cámara, he roto ya tres veces el cable que conecta la pantalla con el teclado...

Y seguro que me dejo cosas.

Podría decir que no estoy contenta con él, que me ha dado muchos problemas, pero estaría faltando a la verdad: mi portátil es la caña. Si está así es porque lo tengo desde septiembre de 2014. No ha sido un ordenador mimado, de esos que se tienen pero no se tocan, qué va... De él han salido montones de novelas, las que están publicadas y las que tengo en espera. He escrito varios cientos de entradas de este blog. He pasado muchas horas haciendo promociones en las redes sociales. He charlado con amigos. He visto comentarios. He lidiado con enemigos (bueno, esto es un poco hiperbólico, hay gente que me ha ido poniendo zancadillas una detrás de otra, pero no tienen entidad de enemigos, pobrecillos, bastante tienen con lo tontos que están...)

Y no me ha dado un solo fallo de los importantes.

Sigue siendo rápido, sigue teniendo un montón de memoria (los archivos de texto, que es lo que yo hago, no ocupan apenas) y quisiera seguir con él para siempre. Con todas sus taras, con sus miles de defectos, pero me gustaría no tener que estar embarcada en la tarea de buscarle sustituto.

Lo he hecho estos días.

De hecho, me compré otro, muy cuqui, que tuve que devolver a los dos días porque se ponía borrosa la pantalla.

He decidido retomar la búsqueda, aunque yo no soy de buscar aventuras, solo acabo embarcada en ellas por accidente, porque no queda más remedio o porque a veces uno necesita renovar el aire porque se ahoga y abre las ventanas un rato largo. No querría cambiar mi portátil, pero se va haciendo necesario.

Aunque duela desprenderse de todo lo que ha significado para mí.

lunes, 8 de febrero de 2021

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE TENER UN KINDLE FLASH EN AMAZON

 Creo que a estas alturas no hay que explicar qué es un kindle flash de Amazon para los libros digitales, pero por si acaso queda alguien que no lo sabe es una promoción que dura 24 horas, en la que un libro se reduce de precio hasta en un 80%.

Esto tiene unas ventajas, como es que se produzca un incremento brutal de las ventas, lo que va a repercutir en las posiciones del ranking de Amazon (a más ventas, más cerca de los cien primeros que son los únicos libros que se ven) y, por supuesto, más motivación para el autor porque ve que su trabajo no cae en el olvido.

Las ventas llegan porque Amazon envía a diario un correo a sus clientes informando de estas ofertas. Nada de lo que pueda hacer un autor, spam o promoción pagada, puede superar a día de hoy la efectividad de estos correos.

Igual salir en la tele, pero ya sabemos que en este país solo crean lectura los libros de planeta...

Hasta hace relativamente poco, el kindle flash diario era de una sola novela, de manera que si resultabas elegido era como si te hubiera tocado la lotería. En mi primer kindle flash con una novela autoeditada, que es de la que yo puedo tener datos, se descargaron casi mil ebooks. Una pasada, ¿verdad?

No sé cómo, con las cifras que tengo (las que veo y las que me manda la editorial, en los perfiles estos de Instagram cuando alguien comparte mi novela, el ochenta por ciento de los comentarios dicen que no les sueno de nada...).

A lo que iba, que me disperso.

Desde hace tiempo, Amazon ha puesto 4 novelas diarias en esta promoción, por lo que la cosa se reparte un poco. En este caso sé que no se llega a los 500 así como así, lo sé por datos indirectos, no porque me haya sucedido. 

Pero es que, como a la plataforma le da igual que el libro sea tuyo o de otro, lo que está haciendo desde hace tiempo es incrementar el número de flash diarios. De 1 pasó a 4, a de 4 a 10 y estamos ya teniendo algunos días de 11. A ellos les da exactamente lo mismo, pero a nosotros, como autores, no sé si empieza a no compensarnos.

Me explico.

Cuando tienes un kindle flash, los siguientes días se produce una caída lógica de ventas y posiciones. (Eso no sucede tanto si junto al flash tienes kindle unlimited, Prime Reading y una oferta de precio, que es como decir que la novela va dopada, pero esto es excepcional, así que lo obvio).

 Si has conseguido entrar en el top 100, igual te mantienes dos o tres días, si has llegado a la parte alta, y sigues vendiendo algún ejemplar, pero si no ha sido así el caso, olvídate de vender nada en un par de semanas, porque la gente que lo estaba "esperando" o que tenía curiosidad, ya se ha hecho con él y si no has conseguido ser visible (y con 11 es complicado), la has cagado Maripili... Otra vez te lo tienes que currar muchísimo para recuperar la posición en la que estabas.

Vale, que sí, que has vendido igual lo que no ibas a vender en meses, pero a veces un kindle flash te quema una novela. (Y también pasa con Prime Reading, pero de eso ya hablaremos).

Otra cosa que sucede cuando tus ventas proceden de compras compulsivas como estas es que no se lee. Se queda ahí, muchas veces pendiente para los restos. Si tú estás aquí por dinero, felicidades (oye, hay un altísimo porcentaje de gente autopublicando a los que se la sopla la literatura y eso hay que respetarlo). Si tú estás aquí porque amas la escritura y quieres compartir tu historia, pues igual no es tan bonito.

A lo mejor también te cae algún comentario procedente de esas lecturas, pero por experiencia te digo algo: tanto cuando la has tenido en kindle flash baratísima como cuando la has regalado (aquí pasa mucho más), prepárate para que también llegue alguno malo. Hay quien disfruta machacando el trabajo de otros (esto no sé si respetarlo yo mucho).

¿Compensa entonces un kindle flash? Regular. Si caes en uno de cuatro y te ponen con ensayos rarunos, pues a lo mejor sí. Si te ponen un día de 10 con novelas, es posible que vendas unos poquitos y tu novela se condene al olvido.

Con tu beneplácito, porque diste tu consentimiento.

sábado, 6 de febrero de 2021

UN FRAGMENTO DE BRIANDA




Para esta tarde, un fragmento de Brianda:



—¿Sabes qué voy a hacer? Para que dejes de estar triste te voy a regalar esto.

Se quitó un curioso colgante del cuello. Perteneció a su familia desde siempre, desde que tenían recuerdos. Un artesano platero había plasmado en aquella pequeña joya un intrincado juego de soles y lunas, y era lo único de valor que el aya poseía, además del amor incondicional de Luis.

—Mi abuela me contó una leyenda sobre este medallón.

—¿Sí? ¿Qué leyenda?

—Es la leyenda de una niña, una preciosa muchacha que tuvo la terrible desgracia de nacer sin vista...

—Eso es horrible, Margarita, ¿cómo se las arreglaba para mover-se?

—Espera... La niña vivía con sus padres y estos se encargaban de que no le pasase nada. La ayudaron a entrenar a sus manos para que funcionasen como ojos.

—¿Las manos?

—Cierra los ojos. —Margarita tomó la mano de Luis y la pasó por su rostro—. Ahora, sin abrirlos de nuevo, ¿qué ves?

—Tus mejillas, si muevo la mano un poco más arriba puedo sentir tus ojos, tus cejas, el pelo...

—¿Lo ves? Tus manos se han transformado en tus ojos ahora.

—Pero no sabría nunca de qué color tienes el pelo, o cómo es tu sonrisa...

—Conocerías mi risa y la suavidad de mi cabello. Tenemos más sentidos, además de la vista. Pero deja que siga con la historia. La niña, a pesar de su ceguera, creció feliz y aprendió muchas más cosas de las que sus padres esperaban. Era buena, obediente, discreta, un encanto de muchacha, pero ningún hombre se acercó a pretenderla cuando creció. Nadie se atrevía a casarse con una mujer lisiada, con alguien que creían poco capaz de encargarse de un hogar, por más que sus padres les asegurasen que la chica podía. Y estaba a punto de cumplir veinte años...

—Yo te querría, aunque no vieras.

—Ya lo sé, mi amor. Deja que termine. El padre de la muchacha, preocupado porque él y su mujer se estaban haciendo mayores, decidió acudir a una bruja. Quería darle el mejor regalo por su cumpleaños, que viera por primera vez el mundo.

—¿Has dicho bruja?

—Sí, una bruja. Le pidió que crease un hechizo para devolverle la vista a su hija y que, de ese modo, consiguiera un marido que se ocupase de ella cuando él y su mujer faltasen. La bruja se rio del hombre. Le dijo que era imposible arreglar algunas imperfecciones de la naturaleza, tales como la ceguera o la sordera. El pobre hombre, desesperado, le prometió todo su dinero si encontraba un modo. La bruja, tentada por la avaricia, le contestó que en una semana tendría algo para él. Transcurrido ese tiempo, el buen hombre acudió a su cita con una bolsa llena de monedas y la bruja, a cambio, le entregó este medallón de plata.

—¿Servía de algo?

—Según le contó la bruja al desesperado padre, el medallón no le devolvería la vista.

—¿Y lo aceptó, a pesar de todo?

—Sí, porque le dijo también que estaba hechizado. ¿Ves estas cuatro lunas? Representan los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, aire y tierra. Quien domina los cuatro, domina el mundo. Quien está bajo su protección, está a salvo de peligros. Si te fijas, también hay siete soles.

—¿Siete? Yo no veo tantos...

—El mismo medallón es uno de ellos y en el centro hay dos superpuestos. Representan los días de la semana. A quien lleve en el cuello este medallón, los cuatro elementos de la naturaleza le protegerán los siete días de la semana. 

—¿Qué pasó con la niña?

—La niña, claro. El padre pensó que la bruja le había timado, que quizá le estaba dando demasiadas monedas tan solo por un imposible, pero tampoco quería enfadar a la hechicera, así que se llevó el medallón y se lo regaló a su hija por su cumpleaños. Era bonito, aunque un poco caro.

—¿Volvió a ver?

—No, la niña nunca recuperó la vista, pero el día de su cumpleaños ocurrió algo asombroso. Un muchacho, un campesino que había sido vecino suyo toda la vida, se presentó en su casa y les pidió a sus padres permiso para cortejarla. Al cabo de un tiempo se casaron, formaron su propia familia que enseguida se llenó de hijos. El medallón puede que no tuviera que ver, o tal vez sea en realidad mágico. Puede incluso que la bruja no fuera ni siquiera una bruja.

—Lo que me has contado, ¿es cierto?

—A mí me lo contaron así cuando me lo regalaron. Pero no estoy muy segura de que esto sea capaz de hacer nada especial. Yo perdí a mi hijo al nacer, aunque enseguida te encontré a ti. Por eso quiero que lo tengas.

—¿Tu colgante? ¿Para mí?

—¿Quién más puede tenerlo sino tú?

—No, es tuyo.

—Nadie lo heredará cuando yo muera, tesoro. Yo quiero que sea para ti.

—Tú nunca te vas a morir —dijo el niño, notando que se le hacía un nudo en la garganta—. ¡No lo quiero! 

—Hagamos un trato. Cuando me muera, tú lo llevarás por mí. ¿Me lo prometes?

El niño aceptó, pero en su fuero interno, deseó que eso jamás ocurriera. No podría vivir sin Margarita.


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