Sinopsis:
Maite, una joven anticuaria que viene acarreando cierto sentimiento de culpa desde la desaparición en el pasado de un miembro de su familia, va a ver su rutina alterada. Un día llega a su tienda, que dirige con su socio Adrián, un extraño amuleto corazón egipcio, de la época del faraón Akhenatón.
Maite, Adrián y el conocido arqueólogo Mauricio Varona, además del equipo de éste, inician una expedición a Egipto en busca de la tumba de la reina Nefertiti, esposa del faraón. Pero todo se complica con muertes inesperadas, hallazgos de cadáveres, desconfianzas, envenenamientos, identidades desconocidas, que el lector va descubriendo y destapando de la mano de Maite.
Mi
opinión:
Éste
fue mi primer regalo de este último cumpleaños, que me entregaron unos días
antes porque soy una impaciente. Llevaba tiempo deseando leer el libro de
Antonia Romero porque ya había tenido el placer de leerla antes. Empecé a
conocer su trabajo a través de otra de sus novelas, Peso cero, que me llamó más
la atención al principio y que no me decepcionó en absoluto. Tienes su reseña
aquí, por si quieres echar un vistazo. Fue uno de los libros que más disfruté
este verano.
La Tumba compartida narra la historia de Maite, una anticuaria que de pronto ve su
vida envuelta en un doble dilema. Por un lado, un programa de televisión le ha
devuelto a su hermano, perdido hace mucho tiempo, y por otro, la llegada de un
amuleto a su tienda de antigüedades, que parece más una imitación que algo
auténtico, y que desencadena una expedición a Egipto, para tratar de encontrar
la tumba de Nefertiti. A partir de ahí su vida sufre un vuelco, se ve envuelta
en muertes inesperadas, traiciones, secretos guardados durante años…
El
libro está estructurado en dieciocho capítulos, un epílogo y unas páginas
finales que rematan la historia de una forma deliciosa. Cada uno de los
capítulos comienza con un fragmento de textos de las pirámides y en ellos,
Antonia, hábilmente, va entrelazando la aventura arqueológica con los
sentimientos de Maite. Los cambios de giro en la historia, sobre todo en la
última parte, son constantes, dejando al lector desconcertado en muchas
ocasiones, sin saber muy bien a quién atribuirle el papel del "malo".
El
mosaico de personajes que nos muestra el narrador en tercera persona es amplio.
Conocemos así a Víctor, el hermano perdido de Maite, un hombre normal, con una
vida tranquila y estable a quien de pronto todo se le pone patas arriba cuando
su hijo Marc, que está viendo la televisión, le cuenta que cree que es él la
persona a la que buscan en el programa. Marc es otro personaje que me ha
gustado mucho, un chico apasionado con Egipto que a lo largo de la historia
tendrá su importancia. Sin pretenderlo sirve de nexo de unión entre la
anticuaria y el arqueólogo Mauricio Varona, un personaje que durante el relato
fui incapaz de saber si me caía bien o mal. Supongo que ahí está parte de su
encanto, de hecho, todos los personajes están muy bien construidos.
La relación de Maite con su socio, Adrián, finiquitada desde hace tiempo para ella al comenzar la novela, y la presencia en su vida de Mauricio, establece un triángulo entre los personajes, apasionados de la arqueología. Los datos que aporta Antonia sobre el antiguo Egipto son amplios y quienes sienten interés por las primeras civilizaciones de la Historia, seguro que los disfrutarán.
Me ha gustado
mucho Helena, la madrastra de Víctor, y cómo Antonia ha sido capaz de unir
perfectamente dos historias tan aparentemente dispares como la búsqueda de la
tumba de Nefertiti con la historia actual del hermano encontrado. En realidad podrían considerarse dos caras de lo mismo, búsquedas del pasado para entender por qué las cosas sucedieron de un modo u otro.
Os
animo a que le deis una oportunidad. Además, ya no hay excusa posible. Existe
en formato digital pero también podéis, como he hecho yo, leerlo en papel.
Desde febrero está disponible en tapa blanda, en Ediciones B.