Con Detrás del cristal hice apuestas. Fuertes.
La
primera de ellas fue plantear una situación incómoda para el lector, sobre todo
para su empatía con mi protagonista. El punto de partida de la trama es algo
que nadie en su sano juicio haría, pero pensé que esto es ficción y, por lo
tanto, algunas licencias que en la vida real nunca me permitiría como ser
humano, podía usarlas para plantear el punto de inicio de la narración. Mi
misión en adelante, como narradora, sería conseguir que le perdonasen su
"locura".
La
segunda fue llenar la novela de casualidades que iría engarzando poco a poco
hasta hacerlas coincidir. Piezas sueltas que formarían el puzle de esta
ficción.
Estas
dos apuestas, a la vista del resultado un año después, no han sido tan locas.
La mayoría de los lectores han entendido que se trata de una novela y no la
crónica de una vida real, han seguido el juego y me han dejado contar una
historia que, tras el tono de comedia, esconde algo más.
Porque
había una tercera intención.
Es la
más ambiciosa, la que no sabía si habría sido capaz de lograr que se entendiera
y, sin embargo, desde las primeras reseñas, me di cuenta de que los lectores la
habían captado a la perfección. Con esta apariencia de ligereza, para quienes
quisieran mirar un poco más allá de las palabras, había un hilo conductor, un
pensamiento que hilvana la novela: el miedo a cometer errores que nos paraliza
incluso para intentar ser felices, aunque lo tengamos al alcance de la mano. Y
la posibilidad de cambiar eso si te das una oportunidad.
Está permitido
equivocarse. Lo cobarde es no intentarlo.
Lo
escribí en la portada.
Casi un
año después, analizando los vaivenes del libro, los comentarios recibidos, su
propia biografía, intensa, inesperada, y el vuelco que todo esto ha supuesto en
mi vida, os voy a hablar de las casualidades.
Siempre
os digo que de cada una de las palabras que me han ido llegando a través de
comentarios, tanto en Amazon, como en mi correo, en Twitter... aprendo. Los
proceso, medito, valoro si lo que me cuentan me convence y me replanteo muchas
cosas, pero hubo uno que me molestó especialmente. Lo voy a reproducir porque
no tengo miedo a que se vean las críticas que recibo. Sé que muchos autores
hablan solo de las buenas y nunca se atreven a mostrar las malas pero a mí no
me importa.
1 de 8 personas piensan que la opinión es útil
2.0 de un máximo de 5 estrellas detras del cristal, 6 de
julio de 2013
Por
Bueno se trata de una novelita muy poco creible. Los resonajes deben estar
en el mismo metro cuadrado porque si no es imposible tanta coincidencia, además
las reacciones son absolutamente ilógicas. Para pasar el rato y que no sea muy
largo.
No
corrijo las faltas de ortografía de la crítica, aquí que cada palo aguante su
vela.
Motivadora,
¿verdad? En tres líneas desmonta lo que me costó años tejer sin apenas decir
nada de la novela acaba rematando que es simplemente para pasar un rato cortito.
Pero
bueno, a lo que iba que no era esto exactamente.
Antes
os he dicho que aposté por las coincidencias porque en la ficción es divertido
ir encajando situaciones. Como narrador obliga a pensar y al lector, muchas
veces, le hace gracia. Incluso los hay que juegan a adivinar cómo se resolverán
(bueno, lo digo por mí que soy lectora antes que otra cosa y juego a eso cuando
leo las novelas de otros). Pero es que, además, en mi vida las casualidades han
sido tantas y tan maravillosas en algunas ocasiones que, ¿por qué no usarlas en
la ficción? Ni se me pasó por la cabeza que lo hubiera hecho tan rematadamente
mal.
Tras
meses de meditación profunda (bueno, mentira, cinco minutos tardé en decidir
esto) aviso que voy a poner las que me dé la gana en cuanta novela tengo ya
escrita y las que escriba a partir de ahora. Le recomiendo a quien esté detrás
de ese nick mutante (es que ha cambiado alguna vez, supongo que tendrá una
razón) que no me lea más, que voy a seguir llenándolo todo de hechos que se
cruzan, personas que se conocen y, además, para más disgusto suyo, mis
personajes seguirán reaccionando igual que lo han hecho en las otras novelas,
con esa carencia de lógica que le parece que tienen.
Las casualidades
relacionadas con la novela son mil. Lectores que han llegado a mí sin saber que
me conocían en persona. Lectoras que se convierten en amigas porque la historia
se ha convertido en un nexo común. Gente que ha tropezado (mira Nolitasita, qué
extraño) con algo que le recordaba muchísimo a su propia vida. Y más, muchas
más, como esta, de hace tres días. La novela en estos momentos está en el top
de Amazon de España y de México y mirad lo que pasó:
Lo que
a mí me confirma que las casualidades son la sal de la vida. Lo que me anima a
seguir haciendo lo que he hecho hasta ahora: exactamente lo que me da la gana.
Por
cierto, ya que hablo de un comentario negativo, uno de mis comentarios en
Amazon de cinco estrellas, es falso. Me lo plantaron hace unos días como medida
de apoyo a autores que habían sido víctimas de un troll. Ni yo tuve nada que
ver en esa guerra, ni pido jamás comentarios, ni los doy si a cambio sin haber
abierto el libro, así que está denunciado. Quiero que me lo quiten porque no es
mío. No he protestado ni uno solo de los malos pero ya van dos veces que pido
que se me retire uno de cinco estrellas. La otra vez lo logré, espero tener la
misma suerte ahora.
¿Soy
tonta? No lo sé, prefiero ser coherente conmigo misma. Espera... ahora que lo
pienso, quizá es que yo, como mis personajes, carezco de lógica.