Sinopsis:
Cuando despertó, Ricardo Herrero no reconoció la cama en la que había dormido. En el armario había ropa de hombre, pero no era suya. Trató de recordar cómo había acabado allí y, para su sorpresa, se percató de que había olvidado todo su pasado. Lo más extraño, sin embargo, fue salir a la calle para preguntar en qué ciudad estaba y que nadie le ayudase. La gente le ignoraba de una manera abiertamente deliberada. Entonces, una voz habló a su espalda. Cuando se volvió encontró a una chica jovial de unos veinte años que vestía un chándal rosa chicle y calzaba zapatillas de Barbie.
"—¿Dónde estamos? —le preguntó
Ella se encogió de hombros.
—¿Cómo es posible que no lo sepas?
—Tampoco me parece que tenga demasiada importancia."
En ese momento no tenía forma de saberlo, pero La Ciudad y aquella chica iban a cambiar su vida de un modo definitivo y para siempre.
Mis impresiones:
No es la primera vez que leo algo de Javier Nuñez. Hace unos meses leí un relato de terror y, aunque no se trata de mi género favorito, reconocí en él que sabe mantener el pulso y la tensión de la historia, además de que maneja el lenguaje a la perfección. Tenía ganas de ver cómo se manejaba en un relato más largo y he llegado a esta novela, la última que ha publicado en Amazon.
Así que en la última semana he leído la novela, La ciudad tras la penumbra, una historia que no sé cómo catalogar. Está en ciencia ficción, fantasía y terror, pero no sé si es exactamente solo eso. La novela plantea un dilema. Ricardo, un joven, despierta un día en una cama que no es la suya, en un apartamento que no reconoce, en una ciudad extraña que tiene una particularidad: todos sus habitantes parecen ignorarle. ¿Todos? No. Hay una muchacha, una joven en torno a los veinte años, Leticia, jovial y alegre, que sí le sonríe y no esquiva sus preguntas, pero que tampoco le ayuda mucho porque no tiene ninguna respuesta para ellas. Parece una niña pequeña, vestida con ropas infantiles y que pinta dibujos de niño, atrapada en el cuerpo de una mujer.
Ricardo, desorientado por no poder recordar nada de su pasado, pero a la vez estando seguro de que no pertenece a ese lugar, trata en vano de escapar de la ciudad extraña en la que se encuentra y a la que no sabe cómo ha podido llegar. En la primera parte de la novela, narrada en tercera persona, todo son preguntas sin respuesta, sucesos cada vez más extraños a los que Ricardo trata de aportar algo de luz sin conseguirlo. El lector, mientras, se pregunta con él qué pasa, y es en la segunda parte cuando averiguamos qué ha sucedido. Entonces, con él, también llegan las dudas sobre si aquello que ha vivido es real, las implicaciones que tiene y la necesidad de seguir aclarando dudas para no volverse loco.
Del resto, mejor no cuento nada porque sería todo un spoiler y ya sabéis que no lo hago. Inciso: una reseña no es un examen para ver si os habéis leído el libro, que leo por ahí algunas que son para dar a quien las escribe por destripador de novelas. Bien está contar algo, pero todo, todo, todo, no, que esto no es un examen de secundaria...
Sigo.
Lo que sí os diré es que la historia es interesante, está muy bien escrita (¡gracias, aún queda gente autoeditándose que merece la pena!) y te hace pensar. Plantearte cuestiones que la ciencia no puede resolver y que solo podemos ficcionar a partir de la imaginación. Desde cero completamente, Javier Nuñez crea un mundo, una explicación para un hecho médico que, a día de hoy, sigue siendo un interrogante y lo convierte en una novela que ha logrado, al menos conmigo, mantener la atención durante todo el tiempo de la lectura.
Los personajes principales de esta historia giran todos en torno a Ricardo Herrero. Sara, su novia, Leticia, la muchacha que encuentra en esa ciudad, sus padres, Luis y Amalia. Frente a estos secundarios de primer orden, existen otros personajes de los que se sirve para conducir la trama: el conductor del autobús, la anciana del bosque, la enfermera, el doctor, los extraños ciudadanos de ese lugar sin nombre cuyo final no se atisba en el horizonte... Todos ellos están perfectamente descritos, no cuesta nada imaginarlos, así como la ciudad.
Os animo a que os sumerjáis en esta historia. Es distinta a lo que había leído hasta ahora y explorar siempre es bueno.
Abre la mente.