Una de nuestras autoras del Siglo de Oro más desconocidas es María de Zayas. Fue una mujer adelantada a su tiempo, cuyas obras se publicaron en vida y que se ganó el respeto de grandes autores como Lope de Vega. Fue tanto su éxito que incluso un autor francés tradujo sus libros y los hizo pasar por suyos. Sin embargo, en el XIX, el academicismo decidió hacer con ella lo mismo que se hace con muchos de los trabajos realizados por mujeres: minusvalorarlos, silenciarlos, esconderlos... prentendiendo con ello, supongo, que su memoria desapareciera.
Se lo merecía, al parecer, por deslenguada, por hablar de sexo sin tapujos, por quejarse de que las mujeres no se educasen en las mismas condiciones que los hombres.
María de Zayas era buena. De ella nos han llegado, a pesar de esos señores, obras muy variadas. Y poemas. Este soneto me fascina, creo que es tan hermoso como los que tratan el mismo tema que escribieron Lope de Vega y Francisco de Quevedo. ¿Qué es el amor?
Esto decía...
Amar el día, aborrecer el día
Amar el día, aborrecer el día,
llamar la noche y despreciarla luego,
temer el fuego y acercarse al fuego,
tener a un tiempo pena y alegría.
Estar juntos valor y cobardía,
el desprecio cruel y el blando ruego,
tener valiente entendimiento ciego,
atada la razón, libre osadía.
Buscar lugar en que aliviar los males
y no querer del mal hacer mudanza,
desear sin saber qué se desea.
Tener el gusto y el disgusto iguales,
y todo el bien librado en la esperanza,
si aquesto no es amor, no sé qué sea.
María de Zayas y Sotomayor.