No hace falta que cuente cómo llegué a Nivaria. Los que sois asiduos de este blog sabéis ya que participé en un sorteo en Facebook y tuve la inmensa suerte de conseguir uno de los dos ejemplares que se ofrecían. En un par de días tuve la novela en casa, dedicada personalmente por Óscar, y debo deciros que me hizo muchísima ilusión.
Tenía entonces un libro entre manos y alguno más pendiente para su lectura, pero no lo pude evitar. Abrí sus primeras páginas, empecé a leer y me atrapó. Aunque traté de resistirme, perdí la batalla. No me la he leído de un tirón, ha sido un proceso tranquilo, porque esta novela creo que debe leerse con calma, saboreando cada palabra. Está repleta de frases que llegan, de esas que te obligan a reflexionar.
Su estructura, al principio, me descolocó. El narrador va contando dos momentos del pasado de Mara, la protagonista, y durante los primeros capítulos estaba un poco desconcertada, lo reconozco. Sin embargo creo que es muy acertado este enfoque, porque la actitud de la protagonista no se entendería sin conocer ese pasado suyo, las muescas que en su alma ha ido dejando la vida. El que las dos historias se alternen ofrece tiempo al lector para conocer al personaje. Mara, es una fotógrafa palentina que viaja a Canarias para ejercer su profesión en un hotel. En principio, parece una mujer fuerte e independiente, pero en el fondo vive inmersa en el miedo y el dolor. Dolor por el pasado, que pesa en ella como una losa y miedo a dejarse llevar por lo que la vida le va ofreciendo. La historia de Jimena, su madre, su fracaso vital, impiden a Mara una visión más optimista. Cree que está condenada a cometer sus mismos errores y trata de evitarlo a toda costa. Cuando se olvida de ello y se permite vivir, las cosas se tuercen, como si quisieran confirmarle sus sospechas. Vuelve a colocarse la coraza que dejó abandonada durante unos meses, huye y se resigna. Pero la historia, por supuesto, no acaba ahí… Para descubrirla creo que lo mejor que se puede hacer es abrir la novela y dejarse conquistar por ella.
De este libro me resultó sorprendente el hecho de que el autor eligiera un personaje femenino como protagonista de su historia. En las primeras novelas, no sé si es sólo percepción mía o se trata de algo generalizado, me he ido dando cuenta de que los autores muchas veces escogen como protagonistas personajes de su mismo sexo, incluso con edades parecidas a las suyas, supongo que porque resulta siempre más sencillo buscar en nuestras propias emociones, las que hemos sentido alguna vez, para crear con verosimilitud. Sin embargo, Óscar elige una mujer y encuentra las palabras justas para transmitirnos su sensibilidad. El tono de la novela, siempre pausado, suave, lo logra con un narrador omnisciente que conoce todos los detalles, y que es el dueño casi absoluto de la narración. Quizá el hecho de que el diálogo tenga menos importancia es lo que le permite reflexionar y lo que nos obliga a nosotros, los lectores, a hacerlo con él.
Tan protagonistas como los personajes y la misma historia son los escenarios de la novela. El autor los conoce de primera mano y ha sabido transportarnos a ellos. Nos sirve de guía para conocer Tenerife, Marruecos, Lisboa y Palencia.
Nivaria, el título, hace referencia al nombre que dieron los romanos a Tenerife, y se llama así por la nieve que suele coronar el pico del volcán. Mara es en cierta medida como la montaña, fuerte y con un interior ardiente que se recubre de frialdad para protegerse, como el Teide lo hace con la nieve de su cumbre.
El libro me ha gustado mucho, la verdad. Ha sido una sorpresa y una delicia acercarse a sus páginas, disfrutarlas y sentir a los personajes que desfilan ante nuestros ojos. Es la primera novela de Óscar R. Arteaga y, sinceramente, espero que no sea la última. Sólo una pequeña frase, para ir abriendo el apetito por esta novela:
''Sigo aquí, no he ido a ninguna parte, y si lo hiciera no hay duda que vendrías conmigo porque nuestro destino es el de estar juntos, por siempre, contra eso ni tú ni yo podemos luchar. ''