martes, 4 de agosto de 2015

CUANDO NO ESCRIBO



No sé si es el calor, estas olas que nos arrasan unas tras otras, sin darnos más allá de veinticuatro horas de tregua.

No tengo ni idea de si se trata del cansancio acumulado por un año donde los problemas han venido como esas olas de calor, casi sin dejarte que te recuperases de uno para embarcarte en otro.

No sé si es porque el cuerpo a veces dice basta, descansa, aunque tu cabeza se empeñe en que no, en que tú eres perfectamente capaz de enfrentar lo que te echen.

Se me acumulan las dudas que suenan a excusa.

Apenas soy capaz de avanzar en lo escrito. Abro el archivo, reviso los últimos párrafos, como he hecho siempre, y cuando trato de seguir, a las dos líneas encuentro un escollo que se me antoja insalvable.

Y desisto.

Intento evadirme leyendo y al rato vuelvo, segura de que esta vez lograré subir esa cuesta arriba imaginaria que se me ha plantado delante. No puedo. Otra vez me bloqueo, otra vez me exijo palabras que se niegan a buscar la manera de salir de dentro y me enfado conmigo por haberme vuelto tan torpe.

"Para que una novela sea buena, antes de escribirla tiene que parecer algo imposible de escribir".

La frase de Virginia Woolf rebota en mi cabeza. ¿Acaso es que esa historia que me he propuesto es imposible? ¿Sé, de manera consciente, que si no me exijo a mí misma mucho, ni siquiera a mí me parecerá digna de ser leída? ¿He perdido la motivación? ¿No hay ganas? ¿Es miedo? ¿Me he quedado sin los revulsivos que tenía para cuando aparecía el temido vacío?

Las dudas aletean en mi mente y no me dejan tranquila. Mientras sofoco la lucha interna, las palabras se esconden en algún rincón inaccesible y me esquivan.

Sé que no es la primera vez, sé que ha habido otros momentos en los que fui incapaz de enfrentarme a una historia, pero siento que esta pesa mucho más que las anteriores. Dentro de mí se está formando un vacío, ese que rellenaban los personajes y sus historias, al que no logro buscar sustituto.

Es absurdo, lo sé, pero cuando no escribo, aunque viva rodeada de gente, me siento muy sola.