Hay que
generar polémica.
Esta es
la conclusión a la que llego leyendo post en los blogs, o estados en las
distintas redes sociales. Cuanto más borde y más ácido seas, más seguirán tus
palabras, más retuits obtendrás y más visitas generarás para tu sitio web. A la
gente no le gustan las buenas noticias. No le gusta que seas feliz y tengas la
desfachatez de contárselo. No le gusta que te guste un libro y lo alabes.
No.
Prefieren
hacerse eco de lo deprimente, de lo absurdo, de lo controvertido, meter
constantemente el dedo en los ojos de quien sea para ver cómo reacciona el
atacado y alimentar la hoguera de la mala baba.
Lo
peor, es que entramos en ese juego.
Y no
estoy hablando solo de los ataques gratuitos a los que nos enfrentamos quienes,
por hache o por be, de pronto destacamos en esto de la escritura, que daría
para mucho.
Hoy hablo
de otra cosa. He leído un post sobre las reseñas literarias en los blogs, la
razón por la que han proliferado los sitios que ofrecen comentarios de libros
para que los lectores tengan cierta orientación a la hora de elegir una
lectura. Es verdad que los hay que se han abierto con el único fin de que las
editoriales alimenten gratis las estanterías de casas particulares y que sus
reseñas no tienen nada de reseñas, pero también es cierto que hay gente honesta
en este mundo, que la generalización que se hace me parece tristísima.
Conozco
blogs que hacen análisis pormenorizados de los libros, disecciones dignas de un
cirujano, de diez quizá en un examen pero no son los que más frecuento porque
quizá restan magia a la hora de ponerte a leer: te lo han destripado entero.
Conozco
otros que cuentan perfectamente sin contar, que analizan desde un punto de
vista tan sutil que, si no has leído el libro, tampoco es problema porque han
sabido darle el punto justo para hacer ese análisis sin destrozar las
sorpresas.
Conozco
otros que simplemente son sensaciones lectoras, lo que personalmente aportó
cada novela al reseñador que esconde el blog.
Desde
hace seis años soy de las que simplemente aporta sensaciones lectoras porque cuando
abrí este espejo no sabía ni que existían blogs de reseñas. Tampoco he querido
entrar en el juego de pedir libros a nadie. Me compro los que me apetecen,
salvo algunos que me han llegado solos a través del correo con la petición de
que les hiciera una crítica. Un limitadísimo porcentaje de ellos lo ha logrado
porque para que aparezca un reflejo en el espejo primero hay que convencerme a
mí. No se trata de hacerle la pelota a nadie, hay personas que probablemente
pensaron que sus libros estarían aquí porque me conocen y aunque los he leído
no me han convencido y no voy a dar en público mis razones. Son mías y estoy en
mi derecho de guardármelas, ¿no creéis?
Ha habido también malos momentos, situaciones personales que aplazaron un comentario y para cuando me encontré mejor ya no tenía frescas las sensaciones y los dejé correr.
Creo que cada
uno de estos blogs, en su estilo, está aportando algo, empujando o frenando una lectura pero hay
algo importante que no se ha dicho en ese post: nadie obliga a nadie a leer lo
que publicamos.
Entonces, ¿hoy se han levantado con ganas de polémica?