Sinopsis:
Mika hereda de su abuelo sus marionetas y un gran abrigo
lleno de bolsillos. Actúa ante otros niños, haciéndoles olvidar por un momento
la miseria del gueto. Pronto se ve obligado también a actuar para los soldados,
lo que le permite salir de allí. Tras la liberación, las marionetas quedan en
poder un soldado nazi confi nado en Siberia. Años después, y tras pasar por
varias manos, las marionetas volverán a Mika en su lecho de muerte.
Mi
sensación:
Este
libro es de mi hijo, pero como últimamente lee menos de lo habitual (la edad,
que no perdona a nadie y el verano de los 13 que hay que estrujarlo porque es
único) se le van acumulando lecturas que a veces se convierten en las mías.
Este libro reposaba pacientemente su turno en el montón que le espera y decidí
empezarlo yo.
Mi hijo
es de papel, el formato digital todavía no le convence, y mira que es raro, él
que no suelta el ipod en ningún momento del día…
Pero
vamos al libro.
Eva
Weaver distribuye la novela en tres partes. La primera cuenta la historia de
Mika, un niño polaco judío de doce años que encuentra en las marionetas una
manera de huir de la situación extrema en la que se encuentra cuando es
trasladado por los nazis al gueto de Varsovia durante la segunda guerra
mundial. Mika hereda un curioso abrigo de su abuelo, un abrigo lleno de
bolsillos, enorme, que esconden las marionetas que su abuelo empezó a hacer
antes de ser ejecutado en plena calle por intentar defender a una muchacha. Un
día Mika tropieza con Max, un soldado nazi que decide utilizar a Mika para
entretener a los soldados que están al otro lado del muro y eso le acaba
salvando de ser deportado. Mika, comprometido sobre todo con los niños que
sufren el abandono en el gueto, usará el abrigo y la facilidad que tiene para
salir cada noche del gueto para salvar a algunos que esconde en la amplitud de
la prenda. Las heridas que portará en el alma tras la terrible experiencia
vivida le acompañarán durante toda su vida.
En la
segunda parte Eva nos cuenta la historia del príncipe, la marioneta más
emblemática de Mika, que acaba en las manos de Max. Cuando termine la guerra
será quien acompañe al soldado a su destierro a Siberia y esta es la parte del
libro que más me ha impresionado porque cuenta la historia desde el otro lado,
desde la perspectiva de un soldado que pierde la guerra y que sufre el castigo
por sus crímenes. Max logrará escapar del infierno blanco pero también marcado
para siempre.
La
última parte está ambientada en el presente, en Nueva York, donde acaban las
marionetas. Serán los nietos de Mika y Max quienes traten de curar las heridas
a través de ese príncipe de cartón piedra.
Me ha
parecido un libro irregular, una primera parte muy extensa en la que
prácticamente se repiten los clichés que siempre hemos escuchado sobre las
víctimas de la guerra. Me ha gustado más la segunda, la de los que perdieron la
guerra y sufrieron el castigo que fue tan cruel como el que ellos mismos habían
infligido. La última, la de la reconciliación, me ha dejado un poco fría.
Creo
que el libro empieza bien pero no me ha llenado del todo. Esperaba algo así
como lo que te sucede con El niño del pijama de rayas y eso es lo que pasa por
esperar algo, que te acaba decepcionando.
¿Os ha
pasado con algún libro este verano?