Sé que la gente de mi edad no
suele leer lo que se cataloga como novela juvenil, pero yo no le pongo pegas a
ningún género siempre que cumpla dos requisitos: el primero, básico, que esté
bien escrito; el segundo, esencial, que la historia me enganche. En este
sentido, con la tercera novela que leo de Fernando Trujillo Sanz sabía que las
dos premisas se iban a cumplir porque ya he leído libros suyos antes y conozco
su manera de expresarse y el tremendo gancho que es capaz de ejercer en ti. De
hecho, siempre que he terminado uno de sus libros, me he quedado con las ganas
de seguir leyendo otro. No todo el mundo es capaz de conseguir esto, de dejarte
satisfecho con una historia que está perfectamente terminada y, a la vez,
abrirte el apetito sobre otro de sus libros.
SINOPSIS
El
difunto tío Óscar era un hombre inmensamente rico. Eso era prácticamente todo
lo que Lucas sabía de él, dado que nunca habían cruzado más de dos palabras en
algunas reuniones familiares. Eso, y que le encantaba un coche antiguo, un
Escarabajo del año ochenta y uno, al que había dedicado muchísimo tiempo. Por
ello, nadie de la familia entendió que en su testamento el tío Óscar le dejara
a Lucas su joya preferida. Pero el legado es mucho más que un coche. Poco a poco,
el Escarabajo conducirá a Lucas y a sus amigos hacia un misterio que deberán
desvelar a toda costa. Nada es casual en este enigma, y las inexplicables
propiedades del Escarabajo son la clave de su solución.
Opinión
El secreto del tío Óscar empieza con
el reparto de una herencia. En principio, los familiares que están en la sala,
escuchando al notario, esperan que los bienes vayan a parar a su viuda y sus
dos hijos, pero las cosas cambian cuando el viejo Volkswagen Escarabajo de
Óscar le es asignado a su sobrino Lucas. El coche no es un simple coche
antiguo, es su posesión más preciada, y el que no haya ido a parar a uno de sus
hijos despierta recelos familiares.
Lucas, muy pronto, empieza a
observar que el coche es un tanto especial: los arañazos desaparecen y, aunque
no está muy seguro del todo, cree que por las noches se cambia de sitio en los
aparcamientos. Pero los misterios no quedan ahí. El coche, que en algunas
ocasiones parece pensar por sí mismo, envuelve a Lucas y sus amigos en una
aventura en la que tendrán que descubrir un secreto familiar. Un secreto que
lleva implícito ser cómplices en algo terrible.
Los personajes de esta novela son
bastantes, algunos de ellos viejos conocidos de otras novelas (que no voy a
decir cuáles son para que lo descubráis vosotros). Entre ellos destaca el
protagonista, Lucas, estudiante de Ingeniería de caminos. Junto a él, su
inseparable compañero de mus, Carlos, la responsable Silvia y Nuria, la hermana
de Carlos. Entre los cuatro logran comprender el misterioso lenguaje con el que
el coche se comunica con ellos. La familia de Lucas, su tía Claudia y sus
primos, Sergio y Rubén, serán esenciales para la resolución de la trama. Me ha
gustado como están dibujados los universitarios porque me ha hecho recordar mis
tiempos de facultad, las horas y horas en delegación de alumnos (no teníamos
cafetería) jugando partidas de mus. Ya no me acuerdo, abandoné las cartas hace
mucho, pero en su momento jugué bastante. La situación que cuenta el libro,
aunque envuelta en un tono fantástico, consigue ese punto de verosimilitud que
te hace meterte en la historia y seguirla con interés hasta el último momento.
Un, le llamaré desde ahora "momento Trujillo", en el que sientes dos
cosas: que la historia ha acabado y que, por otro lado, acaba de abrir una
puerta, la de tus deseos de volver a leerle.
Aunque esta, como el resto de sus
novelas, se puede conseguir en formato digital, ha sido la primera que he leído
en papel. Forma parte de la colección que ha sacado B de Books, de autores que
han triunfado en internet y que han dado el salto al formato tradicional de
edición de libros. Creo que quizá por eso he tardado en leerla menos que las
otras.
Para quienes todavía no conozcáis
a este autor os dejo unos cuantos enlaces de obras suyas que se pueden
conseguir en Amazon, a unos precios más que razonables. Vamos, que no hay excusas
para empezar a descubrir su mundo.