Después de muchos meses pendiente de la última novela publicada, toca prestar atención a la siguiente, la que podréis leer cuando llegue febrero de 2017. Queda trabajo por hacer con ella, un trabajo en el que andamos sumidos ahora: crear una portada atractiva y que refleje de alguna manera la historia y revisar el texto hasta que no quede una coma fuera de lugar. Ese, al final, es casi el trabajo más importante, al que hay que poner los cinco sentidos.
El lector se merece todo el respeto del mundo.
Entre puntos suspensivos es una historia de amor. Para mí tiene algo especial, y es que no existe un antagonista como personaje en la novela. Estamos acostumbrados a que siempre haya alguien que se opone al protagonista para que consiga superar los obstáculos que se le presentan. Sin embargo, en esta novela el obstáculo está dentro de la misma protagonista. Es Paula la que se lo irá poniendo difícil a sí misma, y de rebote a Javier, el protagonista masculino de la historia.
Esta nueva novela que os presento tiene un poco de todo. Hay escenas de humor, momentos de amor y un catálogo de emociones que dificultan que ese amor encuentre el camino para dejar de moverse entre unos puntos suspensivos, que es lo que ha caracterizado la historia que desde hace años viven Javier y Paula.
Sigo guardándome un tiempo la sinopsis, pero sí os diré de dónde surgió la idea. En Su chico de alquiler, la primera novela que escribí, hay una frase que sirvió de detonante para empezar a escribir esta historia:
«Cuando una historia se termina hay que ponerle fin. O punto. Pero uno solo. Si se deja en puntos suspensivos no se puede empezar nada nuevo».
A partir de ella, de darle vueltas en mi cabeza, cuando empezó este 2016 sentí la necesidad de contar cómo continuaba la historia que planteé en esa novela de iniciación, lo que les pasaba a dos personajes a los que tengo mucho cariño, puesto que son los que me sirvieron de estreno en esto de la escritura.
He querido mantener el tiempo verbal de la otra novela, la forma de narrar, como un modo de unificar las dos historias, pero los personajes han sufrido un cambio. No es brusco, es una evolución lógica, puesto que por ellos ha pasado una década, les han pasado un montón de cosas que han ido dejando su huella en ellos y que los han ido conduciendo a donde están.
Hay una pequeña llamada de atención hacia la actitud que a veces tenemos ante lo que nos presenta la vida. Nada es eterno, nada se mantiene igual. Si dejamos pasar las oportunidades, lo más probable es que las perdamos para siempre. Aunque... la ficción siempre es ficción y no se rige del todo por las reglas del mundo real.
Os iré contando más cosas. Queda tiempo...
El lector se merece todo el respeto del mundo.
Entre puntos suspensivos es una historia de amor. Para mí tiene algo especial, y es que no existe un antagonista como personaje en la novela. Estamos acostumbrados a que siempre haya alguien que se opone al protagonista para que consiga superar los obstáculos que se le presentan. Sin embargo, en esta novela el obstáculo está dentro de la misma protagonista. Es Paula la que se lo irá poniendo difícil a sí misma, y de rebote a Javier, el protagonista masculino de la historia.
Esta nueva novela que os presento tiene un poco de todo. Hay escenas de humor, momentos de amor y un catálogo de emociones que dificultan que ese amor encuentre el camino para dejar de moverse entre unos puntos suspensivos, que es lo que ha caracterizado la historia que desde hace años viven Javier y Paula.
Sigo guardándome un tiempo la sinopsis, pero sí os diré de dónde surgió la idea. En Su chico de alquiler, la primera novela que escribí, hay una frase que sirvió de detonante para empezar a escribir esta historia:
«Cuando una historia se termina hay que ponerle fin. O punto. Pero uno solo. Si se deja en puntos suspensivos no se puede empezar nada nuevo».
A partir de ella, de darle vueltas en mi cabeza, cuando empezó este 2016 sentí la necesidad de contar cómo continuaba la historia que planteé en esa novela de iniciación, lo que les pasaba a dos personajes a los que tengo mucho cariño, puesto que son los que me sirvieron de estreno en esto de la escritura.
He querido mantener el tiempo verbal de la otra novela, la forma de narrar, como un modo de unificar las dos historias, pero los personajes han sufrido un cambio. No es brusco, es una evolución lógica, puesto que por ellos ha pasado una década, les han pasado un montón de cosas que han ido dejando su huella en ellos y que los han ido conduciendo a donde están.
Hay una pequeña llamada de atención hacia la actitud que a veces tenemos ante lo que nos presenta la vida. Nada es eterno, nada se mantiene igual. Si dejamos pasar las oportunidades, lo más probable es que las perdamos para siempre. Aunque... la ficción siempre es ficción y no se rige del todo por las reglas del mundo real.
Os iré contando más cosas. Queda tiempo...