SINOPSIS
Ambientada en la Barcelona modernista, Habitaciones cerradas es una historia de secretos ocultos que traspasan las fronteras invisibles del tiempo. A caballo entre el pasado y el presente, la historia nos cuenta fragmentos de la vida de una familia acomodada de finales del XIX, la del pintor Amadeo Lax, y la de sus descendientes en el XXI.
MI OPINIÓN
Habitaciones cerradas es una novela con mayúsculas, perfectamente escrita y con una estructura para nada habitual. Lo que más me ha sorprendido de esta novela es eso, la estructura que elige para contarnos la historia. La autora siembra el relato de diferentes documentos (fichas de cuadros, correos electrónicos, cartas, artículos de prensa...) que no inserta dentro de la narración de ningún modo. Esta fluye en un continuo flash back: nos presenta fragmentos de la historia pasada de la familia Lax mezclados con acontecimientos que se suceden en el presente. La sensación constante es que Care Santos nos deja piezas de un puzzle que nosotros debemos completar para comprender el relato, como de hecho ocurre cuando finalizamos la lectura.
Al principio pensé que, cuando hablaba de la primera generación, lo hacía con tiempos verbales pasados y cuando volvía al ahora lo hacía con el presente, pero pronto descubrí que no es así exactamente. Otras veces hace algo que también es poco frecuente: el narrador que parecía omnisciente dos líneas antes, pide atención, en presente, al lector, para que escuche con él, para que juntos sigan descubriendo qué pasa. He llegado a pensar que siempre que usa el presente lo que busca es activar la atención del lector, hacerle cómplice, espectador de primera línea de esa historia que llega desde otro tiempo, que ha estado oculta y que necesita del presente para solucionarse. Al final descubrí quién hablaba realmente y por qué era así. Tenía la sensación de que alguien me contaba una historia tal y como se recuerda todo, yendo hacia adelante y hacia atrás, sin demasiada lógica, porque no hay vida o historia que se recuerde con precisión. A lo sumo reconstruimos y muchas veces olvidamos cosas que es necesario retomar en algún momento.
El título para mí no sólo hace referencia a habitaciones cuyo acceso ha estado bloqueado mucho tiempo, sino también a secretos inconfesables de los protagonistas que necesitan tiempo para salir a la luz. En la portada aparece una escalera, y mientras leía pensaba que la autora me hacía ir subiendo y bajando sus escalones constantemente.
Los personajes están muy bien trazados, pero como la autora no sigue una línea temporal hay que ir construyéndolos mentalmente mientras se va leyendo. Me ha gustado en especial el de María del Roser Golorons, la madre del pintor, una mujer muy diferente a lo que te imaginas cuando piensas en alguien de su posición y de su tiempo.
En conclusión, esta es una novela que hay que leer. Si siempre me resulta difícil decir algo de un libro, lo justo para despertar interés, sin desvelar nada, en este caso es más complicado porque todo el libro está plagado de secretos que salen a la luz cuando se derriban muros, a veces invisibles. No quiero estropear ninguna intriga, así que lo dejo aquí para que las descubráis.
Otra cosa que me ha llamado la atención, y mucho, ha sido esta frase que a cualquiera le podría resultar anodina:
"Esta novela se escribió en Mataró, Madrid, Turégano y Como entre abril de 2009 y noviembre de 2010."
La razón: Turégano. Viví allí durante cinco años y, aunque no es mi pueblo de verdad, lo siento mío, no sólo porque mi hijo nació en este hermoso lugar, sino porque fueron cinco años en los que fui muy feliz. Y he escrito mucho allí, con el castillo al otro lado de la ventana de la habitación de Alex. Me gustó saber que esta historia se gestó en un lugar que llevo en el corazón y que ha sido también escenario en alguna de mis novelas.
Leedlo con tiempo y calma. No es sólo un libro para pasar el rato. Es un Libro.