Sinopsis (extraída de Amazon):
El hombre está lleno de miedos, Champalám lo sabe y es consciente de ello, como cualquiera de nosotros.
La carga emocional de perder a su única hija le transporta a un mundo incómodo y solitario, donde todo se confunde y desordena hasta límites insospechados, y donde encontrar la verdad, ligada a la muerte, puede resultar la única salida.
Quién ha dicho que no se puede morir dos veces...
Mis impresiones:
La
verdad es que me fijé en esta novela en abril
de 2012, pero inmersa y despistada como estaba entre mis proyectos del año
pasado, se quedó en la eterna lista de
pendientes que sin darnos cuenta vamos acumulando. Llegaron otras novelas,
se cruzaron en el camino y se fue diluyendo el deseo de acercarme a ella hasta
que el título se perdió en mi memoria.
De
hecho, cuando volví a tropezar con ella,
me parecía nueva.
Ángeles de cartón cuenta una historia compleja,
que abarca varios planos, por lo que contar el arranque, como hace la sinopsis,
es como no desvelar absolutamente nada. Champalám,
el protagonista, nos es presentado por un narrador en primera persona como un
hombre que, por circunstancias que desconocemos, después de una vida acomodada
ha acabado viviendo en la calle. Le acompaña Casca, un mendigo casi de carrera, que sabe buscarse la vida y en
el que se apoya no solo para no perderse en ese mundo de soledad que es tener
el cielo como techo, sino para conseguir algo de dinero, necesario para
sobrevivir. El aspecto elegante de Champalám, vestido de traje aunque con el
nudo de la corbata a medio hacer y su perenne maletín no ayudan a despertar la
compasión de la gente, así que es Casca, casi siempre, quien se encarga de la
intendencia.
La
principal obsesión de este hombre es
la búsqueda de su hija Ángela, lo
único que le mantiene en contacto con la vida puesto que lo demás parece haber
dejado de importarle. Registra todo lo que le pasa en un cuaderno de anillas,
al que acompaña un eterno boli BIC,
compañero de soledades y de confidencias y una fotografía de su pequeña.
Un día
en el que todo se complica para Champalán, aparece en su vida Menta, una chica que le recuerda a su
hija desaparecida y que le conduce a un mundo en el que descubre facetas de sí
mismo que no espera.
Es
complicado contar un libro sin contarlo pero en este caso es todavía más,
porque los cambios de giro, las sorpresas que depara la narración no deben
serle desveladas al lector. Creo que siempre es necesario pero en este caso más
si cabe por lo complejo de la historia.
Algo
que sí puedo contar y que de hecho es lo que me animó a leerla es la excelente prosa del autor. Es muy
cuidada, casi como si se tratase de poesía, sin resultar lenta en ningún
momento.
Ángeles de cartón, además, es una novela que fue
premiada en su día. Resultó finalista en el concurso de Creación Literaria 2009
organizado por la plataforma Bubok, seleccionada entre más de 240 novelas.
Y la
tienes en Amazon, por menos de un euro…