De entrada tengo que decir que no lo creo en absoluto, que
si existieran y fuera tan sencillo, habría más bestsellers que parados en la
cola del INEM. Ya sé que es absurdo, pero hoy cuento esto en el blog por una
razón. El otro día, en una de mis miles de excursiones investigadoras por
Google, tropecé con un artículo que resumía las diez reglas para escribir un
bestseller. Pensaba que no iba a ser capaz de encontrar de nuevo el artículo
que leí -es algo que me suele pasar, encontrar algo y después ser incapaz de
volver a ello-, pero esta mañana parece que los hados me son favorables y aquí
está:
¿Por qué lo traigo al blog? Porque, también uno de estos
días, empecé a bromear en Twitter con dos amigas sobre alguno de los puntos, y
les prometí que buscaría el artículo y resumiría los puntos. En realidad esto
es como mis excursiones investigadoras, algo sin ningún valor práctico, pero
para pasar el rato sirve. Yo tengo mis peros a algunos de los puntos.
¿Empezamos?
1.- El libro debe ser una novela porque es el género que
prefieren los lectores.
Bueno, esto es cierto pero no es una verdad categórica. Ayer
mismo, día del libro, tuve la ocasión de tener en mis manos muchísimos
ejemplares que sacaron a la calle para aprovechar el tirón del día. No solo
había novela entre los más vendidos, de hecho seguía estando un libro que ha
sido uno de los más demandados desde hace ya unos cuantos años: El secreto.
Primera conclusión: escribir una novela puede darte más
posibilidades para acabar siendo bestseller, pero no hay que descartar otros
géneros.
2.- La prosa debe ser sencilla, que permita leer con
fluidez. No debe llamar la atención sobre sí misma, interrumpiendo la acción.
Cierto. Las novelas más vendidas de los últimos tiempos no
es que sean precisamente literatura, pero claro, es que no es de literatura de
lo que estamos hablando, sino de libros que se venden bien, ¿no?
3.- Debe de ser entretenimiento, una obra de la que sea
fácil olvidarse y que no afecte a la vida del lector de forma duradera.
Aquí me quedé pensando un poco. ¿Me acuerdo de, por ejemplo,
El Código da Vinci? Anda, pues es cierto, apenas recuerdo nada, pero puede ser
que yo tengo una pésima memoria o que, desde que lo leí, he leído cientos de
libros y este no ha sido de los que he archivado en una de las mejores
estanterías de mi mente. Ay, pero también me acordé de El Principito... Las dudas, llegado a este punto, se multiplican. No es que sea fácil de olvidar.
4.-Debe decir lo que la gente ya sabe y acepta, pero no de
manera extraña.
¿Entonces para que hago el esfuerzo de
leerlo –y el de comprarlo, que no son precisamente baratos-, si ya sé qué me va
a contar? No lo sé, sigo dándole vueltas
5.- Las descripciones deben ser breves, alternándolas con
detalles del pasado de los personajes y con acción. .
A mí esto, en bestsellers y en general, me parece bien, que
no se enrollen. Prefiero que no haya descripciones a esas que son un coñazo,
que se dedican a hacer una lista interminable de elementos que decoran el
espacio. Ya sé que también están las otras, las literarias, las que te asombran
por la capacidad del autor para dibujar con palabras. Pero resulta, mira por
dónde, que estas aparecen poco y más bien en libros que no son bestsellers.
6.- Los capítulos no deben pasar de quince páginas. La
novela completa debería tener unas 60.000 palabras si es para niños y 100.000
si se trata de una novela de adultos.
Eso lo leí hace años en otro blog, y la verdad es que me he
ido fijando en ello. Siento disentir, las novelas juveniles que triunfan son
tochos de más de cien mil palabras y algunas de adultos son más cortas. Supongo
que las medias nos gustan mucho, pero también se van modificando con el tiempo.
7.- Los capítulos deben terminar con un gancho, una acción
no resuelta, un peligro, que se resuelva en el capítulo siguiente.
Ahí estoy completamente de acuerdo. El espíritu cotilla del
ser humano impide que nos quedemos con las ganas de saber, a veces incluso
renunciando a horas de sueño. No está nada mal que el autor sepa mantener
nuestra atención. De hecho, creo que es algo que debe hacer. Un narrador de
historias tiene que saber mantener a la audiencia entretenida. Eso, desde los
juglares de la Edad Media, lo tenemos claro.
8.- El protagonista no tiene que tener un carácter muy
complejo para que el lector pueda imaginarse en su lugar con facilidad.
No me había parado a pensarlo, pero en mi caso no funciona.
Prefiero los personajes con peso, que evolucionan, que se debaten en dudas, que
sienten… ah, que no es literatura, es un bestseller, se me olvidaba de nuevo.
9.- Una gran campaña publicitaria.
Ayuda. Mucho. Muchísimo. Me atrevería a decir que es algo
completamente definitivo. Fenómenos “literarios” actuales no se explican sin
esto de por medio, igual que no entiendes que otros libros no hayan salido del
anonimato.
10.- Autor/a guapo/a, joven y con una biografía interesante.
Aquí me mató el artículo, pero porque considero que algo de
razón lleva, que muchas veces nos dejamos influir por factores externos.
Alguien nos parece atractivo y le prestamos más atención que a otra persona
gris o anodina, que tiene más que aportar, pero que no se “vende” tan bien.
Conclusión: nadie tiene ni puñetera idea de por qué un libro
se cuela en las listas de los más vendidos y permanece en ellas durante mucho
tiempo. Puede que haya rasgos comunes, elementos que se repiten y que inducen a
pensar que hay determinados factores que propician el encuentro entre el libro
y la cartera del lector, pero nada, nada es defintivo.
Mil palabras.