El caso es que esta cosa (la entrada se la estoy dedicando a propósito a la persona que se pone de los nervios si alguien usa la palabra cosa), ha llevado a hablar de otras cosas y los ojos se nos han puesto como esas cosas en las que comemos. Sí, esas redondas donde se echan las lentejas.
Mira que somos gente que no se sorprende por las cosas, pero esta nos tiene locos. Hablando de cosas y cosas, que al final no importan tanto como el hecho de que, esas cosas, nos han hecho pasar un rato estupendo al teléfono.
Cuando he colgado, se me ha ocurrido esta entrada. ¿Por qué? Pues la cosa en sí no ha sido, ha sido por la palabra cosa. Por este lenguaje tan pulido y tan... cosita... que me está saliendo. Igual tiene premio si las cosas funcionan tal como lo que estamos viendo. Igual con esta cosa de texto me dan el Nobel de Literatura.
O una patada en el perdín por cansina.
Lo que son las cosas...