Mentiría si dijera que esto está siendo fácil. Perseguir los sueños tiene la dificultad añadida de que son intangibles, que no se pueden agarrar con las manos y prenderlos a tu cuerpo, que se queden contigo para siempre.
En el camino se van dando pasos, algunos hacia adelante, y otros te obligan a retroceder, a pararte, incluso hay momentos tan complicados que puedes sentir la tentación de abandonar.
Merece la pena cuando encuentras manos a las que agarrarte, que tiran de ti cuando la tentación de sentarte a mirar el paisaje es muy fuerte.
Tengo un plazo, unos días más para dar por concluida la cuarta aventura, para dejar ya a mis personajes solos, que sean ellos, a partir de ese momento, quienes caminen. Me queda poco para presentaros a Ana y Andrés.
Y a Raquel.
Y a Pedro.
Y a Pablo...
Lo reconozco, estoy asustada. Reconozco que como Ana, me siento a veces más cómoda Detrás del Cristal.