Quería hablar
con Armando Rodera, al que conocí hace ya un año a través de su blog “Aventuras y
desventuras de un escritor novel”, de toda su experiencia desde que empezó
esta aventura literaria y, pensando en su última novela, “La rebeldía del alma”, le he citado en un lugar poco frecuente
para una tertulia: la cafetería del hospital.
Llego primero
y me siento a esperarle con mi tablet en las manos, mientras me tomo un café
despacio. No es que se retrase, es todo un caballero y nunca lo haría, es que
yo he querido venir un poco antes para repasarme las preguntas, para que
después la charla fluya sin interrupciones. Antes de ponerme a ello me doy un
paseo por las páginas digitales de El
color de la maldad y un escalofrío me recorre la espalda al recordar a
Jasón, el despiadado asesino en serie que trae de cabeza a los protagonistas de
la novela. De todos sus personajes creo que es el que más se ha asentado en mi
memoria. Le tengo que preguntar cómo se le ocurrió alguien tan perverso. Lo
anoto en una servilleta porque soy tan desastre que descubro que me he dejado
el cuaderno en el coche y abandonar mi café no me apetece. Cambio de archivo y
mi mirada recorre el principio de El
enigma de los vencidos, la primera novela que escribió. Tengo ganas de
verla en papel, ya no queda nada para que salga la edición con Ediciones B, porque estoy segura de que
caerá una segunda lectura. Finalmente llego a “La rebeldía del alma”, su
criatura más joven. He pasado antes por la puerta que daba a la UCI y no he podido evitar
pensar que, tal vez, en alguna de las camas haya alguien que esté en el mismo
estado que Susan, la protagonista. Nunca sabremos a ciencia cierta si las
personas en coma escuchan, aunque… me da miedo sólo pensarlo. Una vez, al lado
de alguien en coma, ante mis palabras de cariño recibí la respuesta de una
lágrima. Nunca tuve la oportunidad de preguntar qué sintió en esos momentos.
Vuelvo a la
realidad y me doy cuenta, horrorizada, que con mi cuaderno se han quedado las
preguntas que tenía dispuestas. Tengo que tomar la decisión rápido: salgo de la
cafetería y las voy a buscar o definitivamente tendré que improvisar. Me
levanto y al mirar hacia la puerta una palabra me golpea en el cerebro: tarde.
Armando ya está aquí, incapaz de hacer esperar a nadie en una cita.
Me saluda con
una sonrisa y se sienta enseguida en la mesa que ocupo. Le pregunto qué quiere
tomar y me lo indica, así que me levanto y se lo traigo. Hoy es mi invitado.
Instalados el uno frente al otro, tras los saludos de rigor, empiezo a
preguntar según me va pareciendo, saltándome el guión previsto, más que nada
porque no lo tengo.
-¿Cómo se te ocurrió el argumento de
“La rebeldía del alma”? No es frecuente que la protagonista de una novela se la
pase entera en coma…
Buenos
días, Mayte. Es un placer poder charlar contigo y quiero agradecerte la
oportunidad que me brindas para que tus lectores y seguidores puedan conocerme
también un poquito. Desde luego, nunca me hubiera imaginado que esta tertulia
se celebraría en la cafetería de un hospital. Pero sí, es cierto, es el lugar
ideal para hablar de mi última novela.
Ya
había escrito las dos novelas que tú conoces, y tenía a medias otro thriller.
Entonces pensé en buscar nuevos retos, en embarcarme en un proyecto diferente.
Algo más intimista, reflexivo e introspectivo, pero sin abandonar la fluidez en
las tramas y ese punto de intriga que te haga seguir leyendo con avidez. Sin
utilizar un estilo tan directo y contundente como en mi novela policíaca,
diferenciando claramente la parte reflexiva y la de acción propiamente dicha al
introducir dos narradores tan distintos.
Quería
introducir además un trasfondo de drama y problemas familiares, aparte de la
trama de novela negra que subyace por detrás como leiv motiv de la historia. Lo
de narrar desde el punto de vista de una persona en coma surgió después. Sabía
que era un proyecto arriesgado que al principio me tomé como un reto, un
ejercicio literario. Finalmente quedé satisfecho con el resultado y decidí
publicar la novela, con unos resultados que jamás me hubiera imaginado.
Quiero seguir hablando de ésta, su
última novela, antes de pasar a temas generales de su reciente carrera como
escritor. Han sido muchas las cuestiones que me han llamado la atención del
libro.
-En esta novela, al contrario de lo
que sucede con “El enigma de los vencidos” o “El color de la maldad”, los
escenarios que has elegido no son autóctonos. Te has trasladado a Estados
Unidos. ¿Por qué tomaste esa decisión?
Por
varios motivos. Como comentas, mis dos primeras novelas están ambientadas en
España, con personajes y lugares muy reconocidos para cualquier habitante de
nuestro país. Como “El color de la maldad” lleva varios meses triunfando en
Estados Unidos, pensé que podría intentar cambiar de registro y averiguar si
otro tipo de escenarios funcionaban tanto aquí como allí. En mi cuarta novela,
todavía sin terminar, sí introduzco una ambientación más internacional. En el
caso de “La rebeldía del alma” no me preocupé en exceso por la ambientación de
lugares o costumbres, los puntos fuertes de la novela son otros. Entre la relación
de las protagonistas y el punto de vista al narrar, pensé que quizás debía
ambientar la novela en un lugar alejado de mí para poder escribirlo desde otra
perspectiva.
En la cafetería entran dos señoras.
No hablan. Sus semblantes serios me hacen pensar que algo muy malo les ha
ocurrido. Inmediatamente después, tras ellas, veo llegar a un joven cargado con
un peluche al que adorna un tremendo lazo. Me imagino que su visita tiene que
ver con motivos más alegres, probablemente el nacimiento de un bebé. Curiosos
lugares los hospitales, donde la vida y la muerte se dan la mano todos los
días. Las dos señoras, la presencia imaginaria de ese niño, me devuelven a la
historia central de La rebeldía del alma.
Pienso en Susan y en Denise, en su relación, y surge otra pregunta.
-Uno de los "miedos" que
tenías antes de que la novela viera la luz era la condición sexual de las
protagonistas. ¿Crees que la sociedad no ha madurado todavía en este aspecto?
Efectivamente,
no te equivocas. No quería predisponer a nadie a priori, ni a favor ni en
contra, ya que sólo cuento la historia de dos personas que se quieren, fuera de
todo morbo, erotismo o sexualidad. Es una vuelta de tuerca más para una
historia de por sí diferente, pero la verdad es que los lectores son inteligentes
y se han dado cuenta perfectamente de lo que quería contar en esta novela. Creo
que la sociedad cada día está más evolucionada en el sentido que comentas, pero
todavía queda camino por recorrer.
-“La rebeldía del alma” es una
novela de acción y reflexión. Casi cincuenta y cincuenta. ¿Lo planeaste así o a
medida que avanzaba la escritura fue madurando esta idea?
En
un principio no lo tenía planeado, Mayte. Pero claro, era muy difícil narrar
toda la historia desde la perspectiva de una persona que está postrada en la
cama. Por eso utilicé la tercera persona en visión múltiple para contar todo lo
que sucedía fuera de las paredes del hospital, pero que de algún modo tenía
relación con la trama principal, embarcándome en diálogos y acciones más
propios de la novela de intriga. En el caso de lo narrado por Susan, la
protagonista, quise buscar ese tono más intimista para que ella misma nos hablara
desde un punto de vista más personal: sus miedos, sus ilusiones, sus sueños,
sus éxitos y fracasos, su relación con los demás personajes de la novela, etc.
Estoy muy a gusto hablando con
Armando, extrayendo detalles de la novela que ya he leído, compartiéndolos con
quien mejor conoce a los personajes: su autor. Puedo decirle lo que pienso y
saber sus motivaciones a la hora de escribir. Hay un detalle de la novela que
comenté en mi reseña, hace unos meses, y que vuelve a mi mente. Lo planteo y
quiero que sea él quien me dé una respuesta a la pregunta que me he hecho
varias veces.
-Una de la cosas, pocas, que no me
convencieron del todo (voy a ser mala) es que tu asesino es… demasiado educado.
En un momento de cabreo monumental está "hasta las narices" y a mí,
que soy una mal hablada, me sonó como flojo para salir de los labios de una
persona que va por ahí matando gente. Fijo que yo habría puesto una frase mucho
más contundente. Dime que no soy la única rara que se ha fijado en ese detalle…
Bueno,
Mayte, no sé si eres rara o no, ja, ja, pero es la primera vez que me comentan
ese detalle. Te lo explico brevemente, también hay varios motivos. Como bien
sabes, en mi novela policíaca Jasón es un despiadado asesino que no tiene
reparo en matar de los modos más crueles, detalle que a determinadas personas
no les ha gustado, aunque la intrahistoria de ese personaje pueda justificarlo.
En
este caso quería alejarme de ese libro, ya que no es una novela negra al uso.
Sin destripar el argumento, diremos que los delitos que se pueden cometer en
esta novela son de otra índole y los personajes también. Los crímenes de esta
novela son debidos a otros temas. Además, también me han comentado en alguna
ocasión (lectores no españoles, aquí estamos más que acostumbrados) que en “El
color de la maldad” hay escenas y frases algo fuertes. Y cómo en “La rebeldía
del alma” los personajes no son españoles, no quise incidir demasiado en esa
cuestión.
-En esta novela la presencia
femenina, que en las otras es casi anecdótica, es la protagonista absoluta. ¿Querías
cambiar el punto de vista al contar una historia?
Sí,
era una parte más del ejercicio literario que en un principio quise acometer.
En mis otras novelas los personajes femeninos tienen su importancia en la
historia, pero no son protagonistas absolutos. Pero además, aquí quise meterme
en la piel de diversos personajes femeninos y narrar la historia desde su punto
de vista. Pretendía que el que leyera la obra pudiera involucrarse en la
historia sin tener en cuenta si el escritor era hombre o mujer, huyendo de los
extremos para que no quedara ni cursi ni demasiado masculino. Por lo que me
comentan las lectoras he conseguido mi objetivo y superado la prueba con nota,
así que estoy más que satisfecho.
Un mensaje en mi móvil nos interrumpe. Se me ha
olvidado apagarlo, como siempre. En realidad no es importante, lo dejo de lado
para atenderlo en otro instante. A veces, cuando faltan letras en las palabras
me pongo muy nerviosa. A veces, los mensajes, emplean un lenguaje que me puede.
Entre mis pensamientos, el lenguaje se pone el primero de la fila.
-Alternas primera y tercera persona,
dependiendo de si se trata de acción o reflexión, lo que me gustó mucho cuando
la leí. ¿En qué tiempo verbal crees que eres más tú, estás más cómodo?
En
“El enigma de los vencidos” utilicé la primera persona y me sentí cómodo. En la
policíaca comencé con narrador omnisciente y me hacía un lío. Cambié después a
tercera persona con visión múltiple y me costó cogerle el tranquillo, pero
ahora lo manejo mejor. Y en esta novela (al igual que la que tengo por
corregir), alterno la primera y la tercera. Creo que en primera persona me
siento más cómodo y me manejo mejor, pero claro, tiene sus limitaciones porque
el narrador sólo puede contar lo que ve o lo que siente él en relación a esas
escenas contadas.
Nos interrumpe una discusión. Un
energúmeno le está echando la bronca a la chica de la cafetería porque le ha
dado mal el cambio. Nos miramos perplejos, tampoco es para tanto. Hay gente que
se altera a la mínima. Sigo preguntando.
-En tu primera novela publicada, “El
color de la maldad”, Jasón es un ser que no parece humano. ¿Cómo se te ocurrió
alguien así?
He
leído mucha novela negra y también bastantes thrillers psicológicos, sobre todo
anglosajones. Quise acercarme a ese estilo literario, alejándome de la novela
negra tradicional española, más proclive a la denuncia social. Con tan claros
referentes visuales y literarios como “Seven” o “El silencio de los corderos”,
el personaje de Jasón no podía ser de otro modo. Yo quería lograr un psicópata
de esas características, asumiendo todos los riesgos que conlleva. Un asesino
en serie con una psiqué muy compleja, que no se intenta justificar, pero que se
explica en parte en la trama debido a su azarosa vida. Un ser con el que mejor
no toparse, y por el que muchos lectores me han felicitado en lo literario, a
pesar de sus sanguinarias andanzas.
Armando y yo tenemos en común varias
cosas: nos apasiona escribir y nos hemos metido de cabeza en esta aventura
literaria nueva, que es la autoedición digital. Cierto es que los resultado son
completamente diferentes, pero disfruto tanto los suyos como si fueran míos
porque he tenido la suerte de conocerlos desde el primer momento. Creo que quiero que me hable sobre ello…
- Y ahora cuéntame, ¿cómo está
siendo toda esta experiencia en la autoedición digital?
Gratificante
y muy satisfactoria, no lo voy a negar. Hace apenas un año yo era un escritor
novel que buscaba hacerse un pequeño hueco en el mundo editorial. Hoy sigo
siendo novel, pero por lo menos he visto recompensado tantos años de esfuerzo.
Mis tres novelas publicadas en digital tienen muy buena acogida a ambos lados
del Atlántico: “El color de la maldad” es el thriller policial más vendido en
Estados Unidos desde hace siete meses, y “La rebeldía del alma” se encuentra
entre los veinte libros más vendidos en Amazon España casi desde que se
publicó. Y lo mejor de todo, “El enigma de los vencidos” fue publicado en
papel en unos días por Ediciones B, una gran editorial, el sueño que llevaba
tanto tiempo esperando cumplir.
-¿Qué es lo más agotador y qué es lo
más satisfactorio? Me imagino la respuesta, pero no soy capaz de controlar mi
lengua.
Lo
más agotador, sin duda, es la promoción. Tampoco me gusta nada corregir las
novelas y maquetar para ebook es también insufrible, pero es lo que toca. En
los tiempos que corren no sólo hay que escribir, sino hacer un poco de hombre
orquesta para asomar la cabeza en el mundo digital. La competencia es brutal y
cada vez hay más y mejores novelas en el mercado.
Lo
más satisfactorio, también sin dudarlo un segundo, es la relación con los lectores.
Es una sensación extraña saber que miles de personas de todo el mundo han
adquirido tus novelas con un solo click: un placer, pero también una
responsabilidad muy grande. Además, con las nuevas tecnologías y sobre todo
gracias las redes sociales, ese vínculo autor-lectores ha evolucionado, se ha
hecho más directo y todos podemos aprender mucho gracias a ello.
-Que los cambios están ahí es obvio,
que eres un pionero también, pero además vas a tener la posibilidad de
experimentar las sensaciones que se tienen al publicar en papel respaldado por
una editorial, Ediciones B. ¿Cómo imaginas que será ver tu “El enigma de los
vencidos” en, no sé, por ejemplo, en un expositor de un hipermercado? En mi
opinión, si llegas ahí estás en el camino de quedarte, al menos, en la memoria
de la gente. No todo el mundo va a las librerías pero sí que se pasan por los
hipermercados.
Pues
mira, no había pensado en los hipermercados, ja, ja. Sé que Ediciones B cuenta
con una gran distribución en librerías, tendré que preguntar por el tema de los
supermercados... Fuera de broma, estoy muy emocionado con mi primer libro en
papel, puedes imaginártelo. Intento estar tranquilo, pero creo que no lo llevo
demasiado bien, los nervios se van apoderando de mí según se acerca la fecha. Todavía
no sé cómo reaccionaré cuando vea mi libro en las estanterías de cualquier
comercio, sea o no especializado en literatura, pero seguro que será un momento
que no olvidaré en la vida. Prefiero no pensar demasiado en ello, cuando llegue
el día ya se verá.
Ahora quiero hablar del futuro.
Planes, proyectos. A ver qué me cuenta…
-¿Has probado con otros géneros que
no sean la novela?
He
escrito algún relato corto, incluso microrrelato, pero no es lo mío. De los
ripios poéticos de mi juventud ya ni me acuerdo. Y el año pasado estuve a punto
de lanzarme con un libro de no ficción que podía haber sido muy impactante,
pero por diversos motivos que no vienen al caso, al final se rechazó el
proyecto por parte de las personas interesadas.
Así
que seguiré con la novela, que es donde me siento más cómodo. Variando un poco
la temática, lo has podido comprobar, pero intentando siempre aportar ese punto
de intriga a las tramas para que el lector sienta ganas de seguir leyendo.
- ¿Dónde te imaginas dentro de un
año? Literariamente hablando…
Pues
no tengo ni idea, la verdad. No es que me lo imagine, pero sí que me gustaría
llegar a ello: seguir escribiendo, viendo más obras mías publicadas, sea en
digital o en papel y que los lectores sigan confiando en ellas; quizás algún
día ver alguna de esas obras traducidas a otros idiomas y tal vez, en un
futuro, pudiendo dedicarme sólo a escribir y vivir dignamente con la
literatura.
-Planes, proyectos… ¿en qué trabajas
ahora?
Tengo
en mente muchos proyectos, tanto literarios como personales y profesionales.
Ideas para media docena de novelas por lo menos y un cuarto manuscrito todavía
por revisar, con el que tengo que ponerme en serio. En los próximos meses
intentaré dar salida a alguna de estas ideas que hoy invaden mi cabeza.
Otro mensaje. Voy a tener que mirarlo.
Me recuerdan que tengo que hacer algunas cosas que están pendientes. Sin más
remedio voy a tener que despedirme de Armando.
-Me tengo que ir, me da mucha rabia pero me reclaman. Encantada de haber
compartido este rato contigo, Armando.
- Muchas
gracias por todo, Mayte. Ha sido un placer charlar contigo sobre todos estos
temas y espero que tus seguidores puedan conocerme un poco más gracias a la
entrevista.